Dolorosos Recuerdos
[Teppei x Kuroko]
Ese reencuentro no era planeado. Habían hablado los de Seirin para volverse a ver después de estar casi 5 años sin contacto. Ahora todos tenían más de 20 años, entre ellos profesionistas, estudiantes de nivel superior, un Hyuuga que ya era padre del hijo que Riko acababa de darle. En fin, había mucho que ponerse a hablar. La charla era amena, recordar los viejos tiempos siempre era agradable. Kuroko ahora era un joven estudiante, había crecido muy poco pero su porte había cambiado, ahora lucía un poco más varonil. Delante de él estaba Teppei que de vez en cuando dirigía la mirada al peliceleste. Este tomaba su batido y el castaño pensaba que justo ese movimiento de sus labios contra el popote era seductor. Algunos recuerdos le invadían cuando cruzaban sus miradas de manera casual. Pequeños flashback de los juegos que jugaron, de los momentos que vivieron, de esos días de su juventud donde todo era más fácil. Aquella fiesta de graduación donde los senpais se despedían de sus compañeros ya que el camino se había terminado para ellos, ahora sería más difícil verse. Todos entre el bullicio, el escándalo, los gritos y las lágrimas. Un Teppei acercándose al oído de Kuroko “Es mi último día. ¿Me concederás un momento?” susurró y el otro entrecerró los ojos. Al descuido de la mirada de todos se tomaron de la mano como fugitivos y escaparon hacia un rato de libertad, cerrando la puerta de la bodega que tenían en el gimnasio tras de ellos para besarse con amor, los ojos de Kuroko estaban llenos de lágrimas mientras Teppei le rodeaba con los brazos para aferrarlo a su cuerpo, sabían que ese sería el último momento. Pronto Kiyoshi reaccionó volviendo a la realidad, ahora estaba ahí con sus amigos y el dueño de sus pensamientos húmedos frente a él, aunque ahora lucía mucho más grande y seguro, ya no era como la sombra que solía ser.
Volvían a cruzar miradas y los pensamientos de Kuroko le transportaron al momento en que aceptó ayudar a su senpai en su examen de japonés, que pretexto tan barato. Fue a su casa por la noche con la intención de estudiar pero el único japonés que Teppei pudo aprender fue el que salía de los labios de Kuroko mientras gemía injurias a su oído. Como es que se habían entregado entre ellos dentro de la habitación del peliceleste y como sus grandes manos expertas le habían tocado por rincones que nadie había explorado. Le había besado todo lo que podía, Kiyoshi pasaba por las piernas del chico besándolas mientras hacia un camino hasta llegar hasta ese punto que era sensible lamiendo sin pudor alguno mientras el otro se estremecía del placer. Como parecía contarle las costillas con los labios subiendo por su costado hasta su pecho y succionar dejando aquellas marcas que adoraba, era tan blanco que podía darse el lujo de pintar en su piel cada beso que le daba y Kuroko no se quejaba en absoluto, le divertía verlas al despertar. No pudo pasar ese maldito examen por estar dentro de aquel chico que era exquisitamente estrecho y cálido que si le hubieran dicho : elige entre una A en todas tus materias o tener un momento entre las piernas de Tetsuya sin duda habría elegido el paraíso entre aquel par. Le mataba recordar como el chico se aferraba a la cabecera mientras la cama rechinaba y sus labios ahogaban un par de gemidos, como es que se cambiaban y Kuroko terminaba arriba saltando contra la erección del chico hasta que no podía más, hasta que aquello se convertía en una oleada de placer incontenible que se materializaba en el líquido blanco que manchaba sus cuerpos; y después de descansar un poco el ojiazul le miraba buscando una segunda ronda, Teppei conocía esa forma que el chico tenia de pedírselo : besándole el pecho de manera dulce.
De vuelta a la reunión Kuroko alzó la mirada para fijarse un rato en los orbes de quien fuese su senpai y pasó su pie cerca de la pierna del otro acariciándole levemente. Kiyoshi reaccionó y miró al chico quien le hizo una seña con la mirada para salir. Aquella acción le hizo recordar al castaño como había esa misma seña a mitad del entrenamiento y evitaban a Riko para poder irse riendo en el camino, contando chistes hasta llegar al departamento que el más alto había rentado para ellos dos. Como es que en un principio solo se quedaban tirados en el colchón del suelo mirando el techo y se besaban casualmente. Como es que los ojos de Kuroko tan profundos y azules le miraban fijo por largos ratos con tanto amor mientras Teppei le contaba anécdotas graciosas del equipo antes de que él llegara. Como se robaban besos inocentes y fugaces los cuales aumentaban de intensidad cada vez que le visitaba un poco más. Como Teppei preguntaba todo al chico, si podía acariciarle ahí, si podía besarle el cuello, si podía entrar en él. Kuroko amaba lo cuidadoso que su senpai era con él.
En varias ocasiones le robaba el aliento entre besos y susurros cuando su cuerpo le tomaba de la manera que solo él podía y sabía. Despertar y ver la piel blanquecina, el cuerpo delicado atrapado entre sus brazos de esa forma tan sublime que deseaba mantenerse así. De vuelta a la realidad ambos habían logrado huir como siempre del grupo caminando por las calles oscuras de la ciudad mientras Kuroko le jalaba de la camisa para robarle un beso.
-No me llamaste, senpai …-dijo el peliceleste haciendo que el otro se inclinara para hablar en voz baja.
-Bueno, tu tampoco lo hiciste – rieron un poco con un aire de tristeza. –realmente quería hacerlo.
-Lo sé. –le soltó de su agarre y siguió caminando.
-¿Me has perdonado? –dijo Teppei sin despegar la mirada.
-Te he extrañado. ¿Es suficiente? –dijo regresando la mirada a él.
-No realmente – aquel momento en que ambos discutieron días antes de la graduación, poco después de la Winter Cup. Teppei estaba furioso, celoso, últimamente los celos le invadían a ver a Kagami tan cerca de Kuroko. Decidieron separarse, aquella graduación fue su último escape y después de eso nada. Kiyoshi debía entender lo que Kuroko le trataba de decir y 5 años fueron suficientes.
-Te perdono – dijo con aparente desinterés y giró sobre sus pies- ¿Ahora crees que entre él y yo no hubo nada?
-Ahora que lo vi besando de esa manera a Himuro te creo todo – dice avergonzado –lo siento Kuroko. Me tomó 5 años pero realmente lo siento tanto…
-Entiendo, ya …está bien –caminó hacia él.
-Regresa conmigo – no había podido olvidarlo, de haber sido posible y fácil no habría mandado esos regalos de Navidad y San Valentín cuyo cartero (alias Hyuuga) había entregado a escondidas. – Llevo 5 años y no quiero estar sin ti otros 5 más –dijo con sinceridad y Kuroko se acercó aún más tomando las mejillas del más alto.
-Estoy aquí, si hubiera sido fácil ahorita estaría allá con mis amigos y no hablando con un cabeza hueca que no entendía que yo solo tenía ojos para él…-le dio un pequeño golpe en la cabeza –te perdono…. –Kiyoshi soltó el aire que tenía retenido en su pecho y rodeó con sus brazos a Kuroko de la misma manera que lo hizo aquel día que se despidió de él. Kuroko posó sus manos en la nuca del alto y pegó su cabeza al pecho del castaño. Esos recuerdos de las mañanas pegado al pecho desnudo del chico le arremetieron de nueva cuenta.- realmente no quiero vivir ni 5 ni 10 años ni toda la vida más sin ti…-susurró.
-Ni yo tampoco –de nueva cuenta hundió su rostro en el cuello blanquecino como era su costumbre, extrañaba tanto esa sensación al igual que Kuroko cuya piel se erizaba. Esos recuerdos dejarían de ser dolorosos de nuevo a partir de ese día.