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Latidos por YisusCraist-Of-Yaoi

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Notas del fanfic:

Kuroko no basket no me pertenece a mi. Todos los derechos reservados a su autor original. Yo solo humildemente shippeo a sus personajes. 

Notas del capitulo:

Si les gusta no se olviden de un review. Tengo una familia que mantener(?)

 

Me inspiré de un fic que leí hace muchos años (aunque era hetero(?)). Disfrutenlo.

Había un pasillo enorme y frio y ahí estaba un Midorima Shintarou comiéndose las uñas aunque siempre le desagradaba que otros lo hicieran. A pesar de ser Julio el día parecía más helado pero debían ser sus propios nervios; se recargó en la silla y sus ojos expresaban una total angustia la cual era comprensible por la situación. Revisaba su móvil constantemente y el último mensaje era de sus compañeros de Shutoku que iban en camino. Los médicos le dijeron que debía esperar pero sentía que perdía la paciencia. El siempre correcto Midorima esperó a que pasara aquella enfermera y se escabulló como vil ladrón al cuarto cuya puerta decía “Kazunari Takao”.  Ahí, en el iluminado cuarto, estaba descansando el pelinegro volteado bocabajo. Podría ver sus cabellos algo alborotados, sus parpados cerrados y el rostro como porcelana bien cuidado. Se sentó con pesadez en la silla de a lado y observó la expresión del joven; Takao siempre se burlaba de lo largas de sus pestañas pero el pelinegro también tenía unas hermosas. Tenía los labios un poco quebrados como si se hubiese mordido mucho de ellos y su nariz estaba sonrosada mientras parte de su rostro estaba humedecido por un camino de lágrimas. Le dolía al peliverde bajar la mirada y ver aquellas heridas en la espalda de quien fuese su mano derecha durante tantos años. Las observó por largo rato, algunas profundas y otras más superficiales llegando hasta la parte baja. Y es que hace tan solo unas horas escuchaba a Takao exclamar a todo pulmón en su fiesta de cumpleaños “Mi regalo para Shin-chan será el mejor de todos” con tanta seguridad… y ahora estaba ahí en una cama de hospital después de un choque automovilístico. Simplemente iría por algo más de botana a unas cuantas calles abajo pero un maldito alcohólico que iba a exceso de velocidad se impactó contra su vehículo dejándolo en ese estado; el vidrio de a lado se había quebrado e intentando protegerse giró su cuerpo recibiendo los cristales en la espalda que le rasgaron la ropa de esa manera. Todo fue tan rápido, al momento siguiente antes de desmayarse llamó a Midorima diciéndole “Shin-chan…ven por mi… creo que soy un estúpido”. Midorima le regañó y el otro le dio indicaciones sollozando por el dolor viendo como los asientos de auto se llenaban de su sangre y le dolía en diversas partes. Un dolor en particular asustaba mucho a Takao quien antes de colgar dijo “Perdóname Shin-chan….ven pronto” y así corto la llamada. Midorima corrió de su fiesta sin avisar a nadie, no quería preocuparlos. Tan pronto avanzó un par de calles vio el vehículo de Takao impactado y con la mano temblorosa llamó a una ambulancia. Ahora estaban ahí en ese lugar frio esperando al médico.

Había pasado una hora, aun en el reloj eran las 11:pm, faltaba aún una hora más para su cumpleaños y Shintarou seguía observando a Takao dormir. Nadie había notado que el joven se había metido a la habitación y planeaba irse hasta que se dieran cuenta aun cuando lo regañasen. Empezó a helar en el lugar y pensó cubrir la espalda de Takao pero con sus heridas posiblemente lo lastimaría. Vio a lo lejos la chaqueta del chico y decidió cubrirse con ella mientras tanto; era una prenda pequeña pero se sentía bien el aroma del chico en él y le provocaba cierta sensación de calidez. Pronto, sintió algo pesado en la bolsa izquierda y metió su mano para sacar aquello. Era un pequeño paquete color verde con un dramático moño dorado que decía ‘Para Shin-chan’. Aquella pequeña caja se trataba del ‘mejor regalo del mundo’. Midorima jugó un rato con el paquete y aun cuando faltaban varios minutos para su cumpleaños decidió abrirlo, tal vez le animaría. En casa había regalos aún más enormes, inclusive su entrenador le había regalado el libro edición especial de las predicciones de OhaAsa y no había nada que superara ese regalo, o eso creía él.

Quitó el listón, arrancó la envoltura y abrió la cajita. Notó un pedazo de tela, después descubrió que eran dos; los saco poniéndolos en sus propias piernas para observarlas más a detalle. Al principio pensó que era una broma de muy mal gusto por parte de Takao, el siempre hacia sus bromas de mal gusto por los cuales se ganaba un par de gritos de parte del peliverde, pero pronto sus manos empezaron a temblar tomando uno de los pedazos. Definitivamente aquel par de calcetines pequeños no eran para él y eso solo podía significar una cosa. Pronto una voz le interrumpió.

-Soy un idiota Shin-chan…-la voz de Takao se quebraba mirando los ojos del chico. Algunas mordió de nueva cuenta sus labios los cuales se enrojecieron más- mi regalo perfecto… lo perdí…perdí a nuestro….nuestro bebé –sollozó  de manera lastimera el pelinegro con los ojos cubiertos de lágrimas. Pronto los ojos de Midorima también enrojecieron y tomó la mano de Takao intentando tranquilizarlo pero era imposible cuando él también temblaba entre la tristeza y el dolor de aquella situación –perdóname Shin-chan… cuando eso pasó yo giré …para que no lo lastimara pero… no lo resistió …era tan pequeño.-rió con tristeza y se aferró con su otra mano a la almohada. No podía terminar de hablar por que pronto un medico entró al lugar viendo al peliverde.

-No puede estar aquí señor, retírese –le indicó el médico. Midorima se inclinó y besó la frente de Takao.

-Todo estará bien…estaremos bien… no es tu culpa…-le dijo con la mayor sinceridad del mundo pero aquello no consolaba a Takao ni a él mismo. Se separaron con todo el peso de su corazón. Salió del lugar custodiado por el médico y pronto un grupo de enfermeras entraron a la habitación de Takao. –Doctor….

-Lo siento –dijo el médico-ya hemos revisado y hecho diversas pruebas… él ha perdido al bebé y tenemos que sacar el feto o podría morir él también. Lamento la perdida –le dice dándole un par de palmadas en la espalda y después entra a la habitación para comenzar la operación. Aún tenía el par de calcetines pequeños en sus manos y los apretó con fuerza mirando los minutos en el reloj pasar sentado justo frente de aquella puerta. De haber sabido la situación en la que se encontraba Takao no lo habría arriesgado así. Se sentía impotente por no haber podido hacer algo para salvar a su sangre. Todo un mar de emociones lo inundaron y fue la más eterna media hora del mundo hasta que el medico salió de la habitación.

-Doctor…-se acercó Midorima para preguntar por el estado de Takao.

-Esto…por favor…pase –le indicó el Doctor. Pronto el corazón de Midorima dio un vuelco por que la seriedad del Doctor significaba que algo había pasado. Las enfermeras salieron del lugar sin decir más y encontró a un Takao sentado. El alma le regresó al cuerpo después de pensar en lo peor pero  volvió a sentirse débil al ver las lágrimas que invadían los ojos de Takao.

-Shin-chan…-dijo con voz temblorosa - ven….- Midorima caminaba hasta la cama del chico aún con los calcetines en la mano - mira Shin-chan…-señaló una pantalla pequeña donde había un punto apenas visible, muy pequeñito y debajo unos latidos que resonaban con fuerza. A lado la hora de la maquina marcaba las 12:00. Ya era su cumpleaños –Feliz cumpleaños Shin-chan… nuestro hijo … se aferró a nosotros…

Midorima abrazó a Takao pero sin lastimarlo por sus heridas y el otro le correspondió con fuerza. Realmente había sido el mejor regalo de todo el mundo.

Notas finales:

Este fanfic fue petición de Kuroko no basquet ~ comunidad fujoshi. Si tomas el fanfic no olvides dar crédito y poner el link de mi cuenta.

-Yisus


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