Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

AMOR MALDITO por crystalwall

[Reviews - 44]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, no lews puedo adelantar loq ue pasa en este capitulo, solo puedo decir que es el principal de la historia, aquí todo cambia, todo da un giro, espero que les guste 

Capítulo 4.–  La posibilidad del paraíso

 

– Siento mucho lo de tu padre – dijo el castaño levantando su copa. Shaka asintió como tantas veces lo había hecho y dijo:

– La vida es extraña. Siempre pensé que lo que me tenía prisionero era mi padre, que era él la causa de toda mi infelicidad y prejuicios pero… mi padre murió y nada cambió. Todo empeoró porque todo mi mundo cambió. Los hermosos planes que tenía de escaparme con Shun se fueron al diablo, como un castillo de naipes en medio de una tormenta, todo se vino abajo.

– Por qué?, Como tú mismo dices, ya no tenías nada que te atara, eras libre.

– No, no era libre de mí mismo y esa… es la peor cárcel…

 

***

Shun caminó con Shaka a la planta alta en donde entraron a una recámara enorme que tenía una cama con dosel, un escritorio con una silla, dos butacas que se veían cómodas, una mesa redonda con un jarrón de cristal que tenía flores, un baúl en la esquina y una palangana con agua fresca y una jarra. Shun nunca había visto tanto lujo.

 

Shaka se sacó el saco que estaba puesto y lo lanzó a una de las butacas para sentarse pesadamente en la cama. Shun se acercó a él y le acarició los cabellos, el rubio levantó el rostro para que Shun se pudiera agachar y besar sus labios. Cuando el beso se rompió Shaka abrazó a Shun y hundió su cabeza en el pecho del menor que estaba de pie entre sus piernas y le estaba acariciando los cabellos.

– Siento mucho la muerte de tu padre – dijo Shun en tono bajo.

– Aún no sé qué fue lo que pasó, es que no tenía sentido, nadie sabía lo nuestro, no lo entiendo…

– ¿Lo nuestro?, ¿Qué tiene eso que ver con lo que pasó con tu padre?

– Según lo que me dijo su escudero, le llegó una carta a mi padre contándole que tú y yo… contándole lo nuestro, diciendo que tú vivías por la cañada y que yo estaba contigo por eso mi padre salió a buscarme y se cayó en la cañada. Lo que no entiendo es como pudo caerse, es que nada de esto tiene sentido Shun, nada…

– Me duele verte así, ¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?

– El que estés aquí es suficiente – el rubio se puso de pie y tomó al pequeño en sus brazos para besarlo nuevamente.

El beso pronto se rompió y el rubio abrazó con fuerza al pequeño que lo abrazó también, Shaka no quería sentir lo que le estaba pasando pero al encontrarse solo con Shun, los sentimientos le vinieron como avalancha y por primera vez desde que había sacado el cuerpo de su padre en la cañada, el rubio tomo consciencia de la gravedad de la situación. Shaka dejó que el dolor lo embargara y lloró, en los brazos de Shun, el rubio decidió dejar de lado sus máscaras de fortaleza y dejó ver sus sentimientos y su vulnerabilidad.

 

Shun llevó a Shaka al sillón en donde lo sentó y él se sentó sobre su regazo con las piernas abiertas a los lados, eso les permitía seguir abrazados. Shaka ya estaba un poco mas calmado y había dejado de llorar, la calidez del cuerpo de Shun era reconfortante, el hecho de que el pequeño no le estuviera diciendo ninguna de esas palabras huecas que tanto había escuchado en el salón de la planta baja sino que simplemente Shun le estuviera acariciando el cabello en silencio lo llenaba, las atenciones de Shun era lo que él necesitaba en esos momentos.

– Si quieres llorar puedes hacerlo, será nuestro secreto – le dijo Shun a Shaka en el oído.

El rubio lo abrazó y hundió el rostro en el pecho del joven, ahí se dio cuenta de cuánto había llorado porque la camisa de Shun estaba empapada, el rubio levantó el rostro y buscó los labios del joven de ojos verdes y los besó con suavidad sosteniéndolo de la cintura mientras se ponían de pie ambos.

– Ya no quiero llorar, ven… te daré una camisa mía, siento haber empapado la tuya – Shaka se dirigió a su armario y sacó una camisa blanca de lino que tenía un bordado del escudo de su casa en la parte inferior derecha y se la dio a Shun que la tomó, se sacó su camisa y se puso esa. Nunca había usado una prenda tan fina y se sentía extraño, la tela era muy suave.

– ¿Te sientes mejor?

– Estoy cansado, no he dormido nada no sé desde hace cuanto.

– Entonces duerme un rato, yo te despierto más tarde, luces cansado.

– Está bien. Pero acuéstate conmigo y abrázame, no quiero estar solo.

Shaka se sacó la corbata que estaba usando, el saco, el chaleco y los zapatos, Shun se sacó sus botas y ambos se acomodaron en la enorme cama que estaba en esa habitación. Shaka abrazó a Shun, acomodó la cabeza en su pecho y se quedó dormido escuchando los latidos del corazón del joven que amaba y lo abrazaba con ternura. Ese era un momento muy íntimo en la pareja que no tenía que ver con sexo sino con amor y cariño, con compasión y entendimiento.

 

En la planta baja Mu estaba de pie junto a la escalera, no se había movido de allí, sus ojos verdes estaban en el reloj de la estancia. Media hora… media hora y Shaka no bajaba, sería que… no… no podría ser tan inconsciente de hacer “eso” cuando su padre se estaba velando en la otra habitación. Pero quien sabe… el demonio de la lujuria se había apoderado seguramente de él, lo tenía que comprobar así que sigilosamente subió las escaleras y fue por el pasillo hasta la habitación que sabía era la de Shaka. Ningún ruido salía de aquella habitación y Mu solo podía suponer lo que había pasado allí por lo que para convencerse con sus propios ojos abrió la puerta y al ver lo que estaba pasando adentro su corazón se llenó de amargura.

 

Allí en el lecho estaba el hombre que amaba completamente dormido en los brazos del muchachito ese que también dormía, Mu miró con ojos muy abiertos la naturalidad con la que la mano de Shun descansaba sobre la mano de Shaka que estaba sobre su pecho, se veían tan tranquilos juntos y eso fue lo que acabó con Mu que con rabia pensaba que ese muchachito no pertenecía a la cama de Shaka, no… y él no lo permitiría, claro que no lo haría…

 

Cuando bajó las gradas sus amigos se sorprendieron al ver la agria expresión en su rostro, pero Milo, intuyendo lo que Mu debió haber visto si había subido a buscar a Shaka,  mejor no dijo nada. Las ideas de Mu sobre sus preferencias sexuales era bastante radical y clara, al ser un hombre del clero no entendía sus gustos. O por lo menos eso es lo que pensaba Milo que había escuchado más de una vez duras reprimendas de Mu cuando se había enterado que alquilaba a los jovencitos de la taberna para saciar sus “apetitos”.

 

Dos horas más pasaron en el salón y el atardecer estaba ya cerca, la hora en la que debían ir al cementerio para el entierro de Lord Asmita de Virgo ya llegaba y su hijo brillaba por su ausencia. Fue Aioria el que fue a buscarlo y lo encontró en su habitación.

Shaka estaba ya completamente vestido, solo estaba de pie frente al espejo acabando de acomodar su corbata de lazo. Aioria entró a la habitación pero Shaka hizo señas con las manos y ahí fue que Aioria se fijó en el lecho en donde un pequeño cuerpo estaba hecho bolita profundamente dormido envuelto en una manta. Aioria sonrió y caminó sigilosamente hasta Shaka para acabar de acomodarle la corbata.

 

– Vine a buscarte porque ya casi es la hora y todos están preguntando por ti – dijo el castaño zafando completamente el intento de nudo que Shaka había hecho. El rubio estaba algo distraído y no había podido hacerlo. Sus ojos se desviaron hacia Shun que dormía con el rostro sereno.

– No quiero despertarlo, le dejaría una nota explicándole a donde me fui pero no sabe leer – el tono de Shaka era apenado.

 

En ese tiempo que había estado acostado sosteniendo a Shun en su pecho, en lugar de sentirse liberado como se sentía antes, se sentía más atado que nunca, el peso de su nombre, de la casta de su casa y de muchas cosas más estaba cayendo sobre él. Había perdido el juicio cuando se ilusionó e ilusionó a Shun con la idea de irse juntos, ahora se daba perfecta cuenta de que sus deseos eran imposibles.

 

– Dile a uno de los sirvientes que se lo digan, no es problema, déjale recado que te espere, no creo que se vaya ¿O si?

– Ese no es el problema.

– Oh, vaya. Caíste en cuenta de las consecuencias ¿eh? ¿Tuvo que morir tu padre para que reaccionaras?, eso me sorprendió de ti, la verdad. De Milo no me hubiera sorprendido ¿pero tú?, si lo que decía esa carta era cierto tu padre tenía motivos para ponerse todo lo fúrico que nos cuentan se puso, ¿Cómo se te ocurre Shaka?, escaparte con este muchachito ¿Para luego hacer qué?, ¿Tú vas a trabajar la tierra?, ¿tu?, ¿en serio?

– No sé lo que estaba pensando pero eso no es lo que me detiene, tengo que dejar ir a Shun. Lo amo pero por más que lo ame él no me puede dar lo que yo necesito y lo que se espera de mí. El nombre de mi casa no puede acabar conmigo, eso no me lo perdonaría nunca. Necesito un heredero, un hijo mío que lleve mi sangre y con Shun eso es imposible. Si Shun pudiera darme un hijo, te juro, Aioria, que no me importaría nada y me casaría con él. Eso es lo único que en realidad deseo y él no me puede dar.

– Cásate con Marin y ten tus herederos.

– ¿Y qué hago con Shun?, ¿Lo mantengo de mi amante?, no… él no es para eso, era un muchachito inocente cuando lo conocí, completamente inexperto, yo fui el primero en su vida y en su cama, él no se merece ser el amante de nadie, yo no quiero eso para él.

– ¿Y qué quieres entonces?, casarte con él no puedes, darle una vida mejor poniéndole una casita para que lo visites en las noches no estaría del todo mal, de esa forma todos ganan: tú lo sigues viendo y te casas para tener herederos.  Yo no le veo el problema, un muchachito que no tiene nada en la vida no le va a decir no a un ofrecimiento tan generoso ¿No crees?

– No lo sé… ahora no tengo cabeza para pensar en eso, vámonos de una vez – Shaka tomó su saco y dirigió su mirada a la cama en la que Shun dormía y son decir nada mas salió de la habitación.

 

Cuando la puerta se cerró Shun abrió los ojos y no pudo evitar que una lágrima resbalara por sus mejillas. Él nunca lo había pensado, no se le había ocurrido que Shaka viera impedimentos en su relación, no podía creer que el amor de su vida estuviera considerando seriamente casarse y tener hijos solo para continuar con su apellido, Shun ni siquiera tenía apellido… esto estaba… mal… muy mal…

 

El entierro de Asmita de Virgo fue muy sentido, los dioses no ayudaron porque la lluvia cayó torrencialmente esa noche empapando a todos los nobles que habían asistido a tan triste evento. Shaka depositó una rosa blanca sobre el féretro de su padre cuando la tierra empezó a cubrirlo y las personas empezaron a disiparse por la lluvia y el frío.

 

El rubio llegó a su casa y la sintió vacía, Shun ya no estaba y no lo había esperado. Shaka se sirvió un whisky y se paseó por toda la casa sintiéndose solo, su padre había sido la única constante en su vida, había sido su modelo a seguir, su guía y ahora… ahora estaba solo y en medio de una encrucijada. Por un lado estaba el muchacho que le había robado el corazón con el que no tenía ningún futuro y por otro estaba aquella joven a la que su padre le había prometido, la cual no amaba pero representaba lo que se esperaba de él, hijos, familia, nombres, sociedad…

 

Si se iba con Shun sería un paria en el futuro, un sodomita portador de enfermedades, sería echado del pueblo, le negarían sus derechos, su apellido y lo repudiarían, sería la burla de la gente y la comidilla del pueblo entero, ¿Valía Shun la pena?, ¿Lo valía lo suficiente para condenarse a una vida eterna de exilio?, ¿Lo valía?

 

Los días siguientes Shaka no salió de su casa, estaba demasiado afectado y deprimido como para hacerlo y Shun tampoco podía ir a verlo, la noche del entierro del padre de Shaka, Ikky había estado dándose botes en la pequeña cabaña y el alma le volvió al cuerpo cuando Shun llegó con Hyoga en la carreta. Esa noche Shun recibió duras recriminaciones por parte de su hermano el que ahora no le perdía de vista y lo llevaba con él a cuidar a las ovejas. Shun estaba sumamente inquieto por no poder ir a buscar a Shaka así que esa noche esperó a que su hermano se durmiera y se escabulló fuera de la cabaña en la oscuridad y corrió al pueblo.

 

Shaka estaba en el salón frente al fuego y con un trago en la mano, no había querido recibir visitas y todos sus sirvientes tenían las órdenes estrictas de no dejar pasar a nadie. Casi despuntaba el día cuando Shun llegó a la mansión, estaba mojado hasta los huesos por las lluvias de la región, en las manos tenía una cadena plateada que tenía un sol por dije, el jovencito de cabello verde lucía algo pálido y cansado, sus ojos estaban como apagados.

 

Shun no iba a ir por la puerta principal porque allí vio a un par de hombres que estaban de guardia, así que rodeó la casa y trató de entrar por la puerta de la cocina pero estuvo cerrada. Una ventana se abrió para él y entró, a medida que avanzaba por los oscuros pasillos vio luz en la estancia principal y al entrar encontró a Shaka dormido en el sillón y una copa caída en la alfombra.

 

Shun se acercó a él y se arrodilló frente a su amor para acercarse suavemente y besarlo, Shaka abrió los ojos asustado pero su pulso se tranquilizó cuando vio a su niño delante suyo acariciando su mejilla. El mayor lo tomó en sus brazos y lo estrechó contra su cuerpo.

– Estás todo mojado

– Llovía en el camino – dijo Shun y se acurrucó en el pecho de Shaka porque temblaba como una hoja

– Ven conmigo, hay que quitarte esas ropas mojadas y no quiero que te enfermes por mi culpa – Shaka se puso de pie y tomó la mano de Shun para guiarlo a su habitación la que también tenía un fuego encendido

 

El rubio caminó hasta un baúl, sacó una camisa de lino y unos pantalones los que dio a Shun que estaba de pie frente al fuego con las manos extendidas buscando calentarlas.

– No debiste haber venido.

– ¿Por qué no?, tú no has ido a buscarme y yo… yo quiero estar contigo, te dije que soy tuyo ¿recuerdas?

– Si… lo recuerdo. Pero, Shun, eso no puede ser, todo ha cambiado y yo…

– No, Shaka, nada ha cambiado, aún podemos huir juntos, subirnos a un barco y perdernos en las ciudades libres al otro lado del mar, podemos vivir juntos, yo lo haría todo por ti, yo seré lo que tú quieras que sea solo no me apartes de tu lado, Shaka, por favor, tu eres mi vida. 

 

Shun abrazó al rubio que al escuchar estas palabras no pudo resistirse y lo abrazó también para luego unirse en un muy necesitado beso. Cuando el beso se rompió Shaka acarició la mejilla de Shun y le dijo mirándolo a los ojos:

 

– Te amo, te amo tanto…

– Y yo te amo a ti. Es sencillo, Shaka, solo vámonos juntos, dime que nuestros planes no han cambiado, dime que solo se han pospuesto, ¡dímelo!

– Si, Shun… nos iremos juntos, seremos solo los dos contra todo y viviremos en el campo bajo la sombra de los árboles, es un bello sueño y ese será nuestro futuro.

– Te amo… te traje esto, es para ti – Shun abrió su mano y dejó ver la larga cadena con el dije del sol, Shaka lo tomó sin entender pero Shun sonrió y le puso la cadena alrededor del cuello.

– Es la cadena de mi padre, Ikky la tenía pero la tomé para ti. Simboliza el complemento y la unión. Esta es mi cadena que se complementa con la tuya – de entre sus ropas Shun sacó una cadena igual a la de Shaka que tenía una luna pero cuando se juntaban los dijes se podía formar uno solo. Shaka sonrió y besó a Shun en los labios. Ese dije era seguramente lo más valioso que Shun pudiera haber tenido en la vida y se lo estaba entregando a él.

– La cuidaré con mi vida así como te cuidaré a ti y te protegeré

 

 Shaka besó a Shun una vez más y le empezó a zafar la mojada camisa hasta sacarla de su cuerpo. Lo llevó en sus brazos hasta la cama en donde se acomodaron y se fueron desnudando con prisas. Shaka no supo que fue lo que lo impulsara a hacerlo, pero mordió a Shun en el labio hasta hacerlo sangrar, el pequeño no se quejó sino que sonrió y correspondió a sus besos. Los dijes seguían unidos pero eso no fue impedimento para que pudieran hacer el amor, las cadenas eran largas lo que no les impedía libertad de movimiento.

 

Cuando Shaka penetró a Shun, como tantas veces había hecho antes, una corriente eléctrica le recorrió el cuerpo entero, era una sensación fantástica y el rubio se dejó llevar por ella cuando hizo suyo a su amante que se entregaba con cuerpo y alma y así juntos, amándose, recibieron el día nuevo que venía lleno de promesas.

 

Shun dormía apoyado en el pecho del rubio que estaba mirando los dijes con más detenimiento, los unió y los separó varias veces sonriendo ante la simpleza con la que encajaban las piezas así como Shun y él mismo encajaban juntos.

Esa noche había sido la mejor y la peor de su vida, Shaka estaba considerando las posibilidades de lo que le había prometido a Shun cuando la puerta de su habitación se abrió con un estruendo. Shun saltó asustado en la cama junto a Shaka que también saltó y se sorprendió de ver entrar al obispo Dohko con Mu y el resto de los miembros de la iglesia local, junto con ellos venían más de treinta miembros de la guardia real.

 

– ¿Qué significa esto? – Shaka se había puesto de pie y había tomado la bata para cubrirse.

– No venimos por ti, Shaka, venimos por esta criatura del demonio – dijo Dohko señalando a Shun que no se había movido siquiera y al escuchar estas palabras palideció.

– ¿Qué?, ¿Por qué? – Shaka trató de rodear la cama para proteger a Shun pero dos de los guardias lo sujetaron y no lo permitieron.

 

Otros dos guardias retiraron con violencia las mantas de la cama y tomaron a Shun de los brazos haciendo que se pusiera de pie. Lo estiraron cruelmente halando de ambos brazos mientras un tercero le jalaba del cabello haciendo hacia atrás su cabeza para que se mantuviera quieto mientras Dohko lo mirara, con asco y esa mirada no tenía nada que ver con la desnudez del muchacho sino con algo más.

– Shun… ese es tu nombre ¿Verdad?

– Si… si… pero yo no he hecho nada… se lo juro… – el pánico en la voz del joven de ojos verdes era palpable.

– Eso está por comprobarse. Estás acusado de practicar hechicería y magia negra lo cual va en contra de las leyes de nuestra sagrada Iglesia y de las leyes divinas de nuestro dios. El fuego purificará tu cuerpo de este sacrilegio. Que Dios se apiade de tu alma. Llévenselo – dijo Dohko luego de rociar a Shun con agua bendita.

 

El muchacho de ojos verdes gritó con desesperación y se contorsionaba como animalito herido volviendo su mirada a Shaka con angustia.

– No… yo no soy eso que dicen… yo soy inocente… no, por favor… no lo permitas… Shaka… ¡SHAKA!

 

Notas finales:

Chan chan chan... y ahora???, salvará Shaka a Shun?, cuál será su destino?

Nos vemos el martes con el capitulo nuevo, muchas gracias por leer, saludos, bye 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).