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Is Anybody There? por MomoTheGrace

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Notas del fanfic:

Escrito para la La Cuarta Gala de Doce Reyes de exo_12eyes, siendo Kai el cuarto Rey de una Noche.

Había empezado a escribir un KaiRis cuqui/fluffy/romance, pero hace unos pocos días se me murió un familiar y no tuve energías para continuarlo, pero tenía que entregar el KaiRis para la gala, así que decidí escribir este fic, el cual considero una pequeña reflexión personal sobre la muerte.

Fic beteado por @luunicorns

Notas del capitulo:

ADVERTENCIA: Referencias a la muerte y pensamientos sobre ella, conversación sobre la muerte de un personaje levemente relevante para la trama, muerte de un personaje principal y el uso libre sobre la personificación de la muerte.

Is Anybody There?

 

"La muerte no llega más que una vez,

pero se hace sentir en todos los momentos de la vida."

Jean de la Bruyère

 

 

Sus pasos resuenan por las baldosas resbaladizas mientras camina pausadamente hasta una de las puertas allí dispuestas, intenta abrirla, al final desiste cuando ésta no cede. Un suspiro se escapa de su boca, comienza a caminar todo recto hasta llegar hasta la recepción, evitando a la gente que anda por ahí.

 

-¿En que puedo ayudarle? –pregunta una mujer sonriendo (irónico teniendo en cuenta el lugar en el que trabaja), mientras que el hombre que hay allí habla por teléfono.

 

-La habitación dos no se abre –responde algo seco.

 

-Déjeme mirar –la mujer teclea unos segundos y después busca en una pila de papeles a su lado hasta que encuentra una carpeta de color amarillento, abriéndola y leyendo por encima –Debería estar ya allí –dice la mujer extrañada.

 

-Lo harán ahora, están terminando de arreglar unos asuntos –responde el hombre que estaba al teléfono hasta hacía unos segundos –Oh, ahí salen –dice el hombre señalando a una puerta que está al lado de la recepción.

 

-Entonces quedamos en eso –se escucha decir a uno de los dos hombres que ha salido de ahí mientras se dan la mano y sonríen.

 

-Oh, Jongin, hola –dice la mujer que ha salido de ahí también. Se acerca a él y le da dos besos casi sin tocarle las mejillas, el perfume barato le entra desagradablemente por la nariz y le hace toser -¿Estás enfermo? –pregunta con un ligero tic de asco.

 

-Solo estoy con gripe –responde en un susurro, puesto que la afonía no le deja hablar muy alto. La mujer se aleja un poco de él, haciendo que el hombre le vea.

 

-Jongin, muchacho, ¡cuánto tiempo! –dice en voz un poco alta.

 

-Hola tío –susurra mientras lo abraza ligeramente.

 

-¿Qué te pasa en la voz? –pregunta su tío algo preocupado.

 

-Estoy con gripe –responde en el mismo tono de voz.

 

-Vaya, parece que es la época, con éste tiempo es normal –le dice mientras palmea ligeramente su hombro.

 

-Pueden pasar ya –dice la mujer de la recepción amablemente, interrumpiendo la conversación banal que estaban teniendo –Llámenme si necesitan algo –dice cuando han llegado a la puerta, ésta vez abierta. La habitación es grande y está iluminada de manera íntima, hay dos sofás, uno contra una pared y el otro en la pared de enfrente, el tercer sofá está delante de una cristalera que no sabes que está ahí hasta que caminas y asomas la cabeza por la esquina que hace la pared que ves al entrar.

 

Su tío se ha acercado a la cristalera y se ha quedado mirando unos momentos, después la ha tocado ligeramente con los dedos, suspirando. La mujer de su tío se ha sentado directamente en uno de los sofás y ha sacado el móvil.

 

Jongin se ha quedado a un paso de doblar la esquina para mirar la cristalera, inmóvil, sin estar listo para verlo aún.

 

¿Lloraría ésta vez?

 

Cuando llamaron para decírselo no lloró.

 

¿Llorará ahora si lo ve?

 

Da un paso, la cristalera entrando en su campo de visión, girando completamente su cuerpo para encararla. Una oleada de tristeza lo inunda y sus parpados tiemblan levemente cuando mira a su abuelo en el ataúd, sin embargo, sigue sin llorar.

 

¿Habrá algo que esté mal dentro de él?

* * *


"Para una mente bien preparada

la muerte es solo la siguiente gran aventura."

Albus Dumbledore.

 


Camina lentamente hasta llegar a una puerta, abriéndola suavemente, al entrar, la puerta desaparece. Hay una parada de autobús, un señor mayor espera sentado ahí, mirando hacia delante.

 

-Siento la tardanza.

 

-Aquí conocí a la que fue mi esposa durante sesenta años –habla el hombre mayor, no mostrando signos de haber oído a la otra persona –Ella pasó delante de esta parada, y pude oler su perfume, ese que me encanta. La vi y pensé “Es la mujer de mi vida”, y sin pensarlo dos veces, saqué un billete de 1000 won y me acerqué a ella diciéndola “Me parece que es tuyo, se te ha caído”, ella me miró y dijo “Es cierto”, pero no podíamos dejar de mirarnos, por eso supe que ella también había sentido esa conexión especial, porque enseguida acabamos en su lugar favorito tomando té y charlando. Esa fue sin duda, la primera de muchas citas… Fue mi primer y único amor. –El señor mayor se queda en silencio, suspirando melancólico por el recuerdo.

 

-¿Puedo sentarme? –pregunta la otra persona después de haberle oído hablar.

 

El señor asiente y se hace un lado, a pesar de que hay espacio de sobra para ambos.

 

-¿Sabe por qué está aquí? –pregunta la voz grave del joven cuando ya se ha sentado.

 

El señor niega con la cabeza mientras le mira con curiosidad.

 

-Has muerto –le responde el joven tranquilamente mirando al infinito.

 

-Ya veo… ¿Eres Azrael? –pregunta curioso el señor.

 

-¿No está enfadado? ¿No va a gritar preguntando el porqué está muerto? –pregunta el joven extrañado.

 

-¿Por qué habría de estarlo? –pregunta el señor parpadeando confuso –Tenía ochenta y cuatro años, creo que está bastante bien haber vivido tanto.

 

-Oh… no suelo recibir éste tipo de reacciones, así que me sorprende un poco que se lo haya tomado tan bien –dice el joven mirándolo con curiosidad.

 

-Vaya, que mal entonces… Debe ser duro –el joven niega con la cabeza ligeramente mientras sonríe de lado –Lo que sí me da curiosidad es saber qué hago aquí.

 

-Antes de comenzar su viaje, se le da la posibilidad de pedir un último deseo, antes de dejarlo todo atrás definitivamente.

 

-Una especie de “ultima voluntad”, ¿no?

 

-Algo así –ambos se queda un rato en silencio, el joven no le presiona, sabe que tarde o temprano saldrá lo que quiere hacer.

 

-¿Puedo hablar con alguien? –pregunta el señor mayor, temeroso de que la respuesta fuese un no.

 

-Si, puede. Normalmente la gente escoge hablar con sus familiares. –responde sonriendo ligeramente el joven.

 

-Pero, ¿no tienen que morir para verme?

 

-No se preocupe, solo llega un reflejo de su alma, pero eso no significa que muera ni nada parecido… -el señor asiente, comprendiendo lo dicho por el otro -¿A quién quiere que le traiga? –pregunta curioso el joven.

 

-A mi nieto.

* * *


"La figura de la muerte,

en cualquier traje que venga, es espantosa."

Miguel de Cervantes.

 


-Desde que ha llegado aquí no ha llorado nada.

 

-Seguro que solo estaba con el viejo por el dinero, se piensa que le tocará algo de la herencia.

 

-Encima es un niñato insolente, responde de malas maneras.

 

-El viejo lo malcrió demasiado.

 

-Un maleducado, eso es lo que es.

 

Las idioteces que susurraban esas viejas arpías empezaban a hacer que la cabeza le molestase enormemente. Pensaba en levantarse para callarlas, pero por suerte ellas decidieron irse a la cafetería a seguir hablando sobre la vida de los demás.

 

De pronto, de reojo percibió como algo detrás de la cristalera se movía, levantó la vista del suelo y vio a una persona al lado del ataúd de su abuelo, pero no lo suficiente como para iluminarle la cara con las velas artificiales. Se levantó del sofá enfrente del cristal, cuando la persona avanzó unos pasos y se dejó ver. Era un joven, tendría veinte y pocos años, un par más que él como mucho. Su pelo era rubio oscuro, y sus ojos marrones claros. Llevaba una camisa blanca que tenía remangada hasta los hombros, unos pantalones de vestir de color negro y unos zapatos a juego.

 

-Jongin –su tío se acerca con una carpeta en mano –tengo que arreglar unos asuntos del seguro del abuelo, ¿te importa quedarte solo?

 

-No pasa nada –responde asintiendo levemente.

 

-Nos vemos más tarde si termino pronto, si no mañana de nuevo –decía su tío yéndose por la puerta y entornándola de paso.

 

Cuando volvió a mirar hacia la cristalera el chico ya no estaba. Posó su mirada en el ataúd de su abuelo de nuevo y la tristeza lo embargo de nuevo, pero ninguna lágrima cayó.

 

¿Tan mala persona era que no era capaz de llorar la muerte de un ser querido?

 

-No te atormentes por esas cosas –una voz grave se dejó oír en la habitación. Jongin giró la cabeza para ver de dónde procedía y volvió a ver al chico de antes, esta vez estaba fuera y colocó al lado suyo, mirando el ataúd.

 

-¿Quién eres? ¿Conociste a mi abuelo? ¿A qué te refieres con eso? –pregunta Jongin casi sin respirar.

 

-Muchas preguntas en una sola frase, ¿no crees? –sonríe de lado el chico –Me llaman Kris,  conozco a tu abuelo y me refiero a esas cosas que pasan por tu cabeza sobre la muerte y el llanto.

 

-Mi abuelo nunca mencionó a ningún Kris –dice Jongin extrañado.

 

-Digamos que…nos encontramos hace poco –lo que provoca que Jongin frunza más el ceño extrañado.

 

-¿A qué te referías con lo de la muerte y el llanto? –pregunta Jongin, no queriendo pensar en su abuelo guardándole secretos.

 

-Las personas expresan su tristeza y dolor de distintas maneras –explica Kris, pero al ver la mirada confusa de Jongin, decide seguir –Hay gente que llora a su manera –Kris ha girado completamente su cuerpo para encarar a Jongin -Las lágrimas no son la única forma de llorar.

* * *


"La vida de los muertos está en la memoria de los vivos."

Cicerón.

 


No es que Jongin sea un insensible por no llorar a lágrima viva, es que él llora de otra manera. Él llora en cada paso que da cuando baila, llora en cada nota que toca Yixing al piano, llora en cada gota de sudor que recorre su cuerpo, llora en cada movimiento de ballet, que le hace abrir su alma y expresar el dolor de la pérdida, llora en la firmeza y exactitud de los pasos, llora con todo su cuerpo hasta que cae rendido y se inunda solo en recuerdos con una persona a la que no podrá volver a ver, acurrucándose contra el calor que desprende esas memorias. Pero después volverá a levantarse y se curará en cada paso que de al bailar, en cada nota que toque Yixing al piano, en cada gota de sudor que recorra su cuerpo, en cada movimiento de ballet que le cura poco a poco el alma y anestesia el dolor de la pérdida hasta que llegue el día siguiente y vuelva a llorar y a romperse en pedazos de nuevo para curarse una y otra vez hasta que el dolor pare.

 

No es que Jongin sea un insensible por no llorar a lágrima viva, es que él llora a su manera.

* * *


"Cuando llega la hora,

cada segundo habla de Eternidad."

Leonid S. Sukhorukov

 

-Tu abuelo quiere hablar contigo –dice Kris de pronto después de haberse quedado ambos en silencio.

 

-Creo que es imposible, por si no te has dado cuenta está muerto –susurra Jongin dolido por la insensibilidad del otro.

 

-Lo sé –responde Kris –por eso tu abuelo quiere hablarte.

 

El murmullo de las conversaciones que hay en el pasillo llega amortiguado por la puerta cerrada, aún así llena el silencio de ambos.

 

-¿Eres un médium o algo de eso? –pregunta Jongin desconfiado después de unos momentos.

 

-No.

 

-¿Y cómo hablaré con él si no eres un médium? –pregunta Jongin con la ceja levantada escépticamente,

 

-Te induciré el sueño, eso provocará que hagas un viaje astral –explica Kris tranquilamente.

 

-Y dices que no eres médium –Jongin suspira fastidiado -¿Cuántos quieres por esto, eh? ¿Cuánto pides por aprovecharte de la gente?

 

-¡Nada! –responde Kris ofendido –No cobro por mi trabajo, humano insolente –se levanta del sofá en el que han estado sentados –Tu abuelo tiene derecho a un último deseo antes de empezar su viaje, y su última voluntad ha sido el querer hablar contigo –explica mirando el ataúd del señor mayor.

 

Se vuelven a quedar en silencio. Jongin se levanta del sofá y se sitúa al lado de Kris, encarándole a él y no al ataúd.

 

-¿Eres Azrael? –pregunta Jongin temeroso.

 

-Últimamente me lo preguntan mucho –responde Kris sonriendo de lado.

 

-Entonces, ¿es cierto que mi abuelo quiere hablar conmigo? –pregunta Jongin.

 

-Si –responde Kris encarándole.

 

-Vale… vale… -Jongin frota las palmas de ambas manos sin saber bien qué hacer.

 

-Es mejor que te sientes, tengo que dormirte –Kris le indica el sofá en el que estaban sentados antes, Jongin se sienta, con la espalda muy recta –No hace falta que estés tan incómodo, solo vas a dormir un poco –Kris se sienta a su lado izquierda, viendo como éste se relajaba un poco –tómalo como que vas a echarte una pequeña siesta –Jongin asiente, dando un suspiro.

 

-Estoy listo –anuncia el moreno, girando la cara para mirar al otro.

 

Kris se acerca a él, siente un roce suave en su frente y de pronto, todo se vuelve negro.

* * *


"A la muerte se le recibe con alegría y valor"

Troadio Albus Pacheco Rodríguez

 

 

Abre los ojos, está delante de una puerta blanca con manillar dorado, cuando se va a acercar, ésta se abre sola. Camina, dejando la puerta atrás, al mirar atrás ve que la puerta ha desaparecido, sin embargo, delante de él hay una parada de autobús y un señor mayor sentado ahí.

 

-Abuelo –susurra Jongin, haciendo que el señor le mire y sonría, levantándose para encontrarse con su nieto.

 

-Jongin –dice el anciano abrazándole –Mi nieto, mi único nieto y al que más quiero –dice el anciano besando las mejillas de Jongin mientras sonríe.

 

-Abuelo, abuelo… -susurra Jongin, y en ese momento siente las mejillas húmedas a causa de las lágrimas.

 

-Pero Jongin, chico, ¿por qué lloras? –le pregunta el abuelo limpiándole las lágrimas a su nieto.

 

-No estás, te has ido y no vas a volver, no vamos a poder estar juntos más porque has muerto –responde Jongin entre susurros, hipos y lágrimas.

 

-Pero Jongin, nieto mío, yo ya he vivido todo lo que tenía que vivir –Jongin suspira temblorosamente –además, tu abuela me está esperando, pronto llegará el autobús que me llevará con ella –dice el abuelo sonriendo, Jongin asiente, comprendiendo pero sin querer que suceda.

 

-¿Qué llevas en la maleta? –pregunta Jongin al percatarse de una maleta en el suelo, justo al lado de donde estaba sentado antes su abuelo.

 

-Recuerdos y cosas para el viaje –responde el anciano sonriendo. Coge la maleta y la abre delante de Jongin para que la vea. Dentro hay varias fotos polaroid antiguas, de su abuelo y su abuela abrazados cuando eran más jóvenes, una foto de su abuela embarazada, otra de la que seguramente es su madre de pequeña, una de su madre algo más mayor (la última foto que seguramente tendría de ella), varias fotos de él de pequeño con sus abuelos, otra en su graduación y otra en su primer día en la academia de ballet más prestigiosa del país. Al lado de todas las fotos había unas pequeñas zapatillas de ballet, algo desgastadas.

 

-Esas son mis primeras zapatillas de ballet… No sabía que las guardases… -Jongin levanta la vista, con los ojos llorosos de nuevo.

 

-¿Por qué no habría de guardarlas? ¡Eras el mejor de tu clase! Y lo sigues siendo –explica su abuelo contento –Nunca me olvidaré de tu primer recital, estabas deslumbrante, no sé quién lloró más, si tu abuela o yo –dice el anciano riéndose, provocando que Jongin también se ría.

 

-Gracias por todo –dice Jongin de pronto, mirando sin ver las fotos de la maleta.

 

-Gracias a ti, Jongin, por llenar nuestras vidas de luz y alegría –dice el anciano acariciando la mejilla de Jongin, dándole un beso en la frente. En ese instante, un autobús grande y antiguo se deja ver, parándose enfrente de la parada de autobús. Un chico de pelo rubio oscuro, traje negro, guantes a juego y un libro enorme baja del autobús, en ese instante Jongin se da cuenta de que no son los únicos en la parada, hay más personas con maletas. Otros cuatro chicos con trajes negros, dos de ellos sin guantes a juego, con diversos objetos en la mano como un paraguas, un bastón, una pelota antiestrés y un reloj antiguo, bajan del autobús también.

 

-Jongin, ¿podrías hacerme un último favor? –pregunta su abuelo, dejando que el resto de personas vayan subiendo al autobús.

 

El aire se llena de olor a lavanda, mientras el anciano se ha acercado a la oreja de su nieto y le ha susurrado su último deseo.

* * *


"No compadezcas a lo muertos, sino a los vivos.

En especial a aquellos que viven sin el amor."

Albus Dumbledore

 

 

Normalmente Kris no lo hace así, normalmente deja que se sienten y con los dedos índice y corazón, les toca ligeramente la frente, pero lo de ésta vez fue un impulso repentino e incontrolable. Darle un beso en la frente para dormirlo no fue algo planeado, como tampoco lo fue que se relajase contra su cuerpo y le dejase apoyar la cabeza en su hombro, sintiendo el calor que desprende el cuerpo de Jongin (aún a través de la ropa), dejando que templase su frío cuerpo lentamente. Notaba el pulso del brazo que estaba en medio de la escasa separación entre los muslos de ambos. En un nuevo impulso, dirige los dedos de la mano derecha al brazo de Jongin y lo acaricia suavemente por encima de la chaqueta del traje informal, hasta llegar a la muñeca descubierta y posar la yema de los dedos en la zona donde se encuentra el pulso, cerrando los ojos y acompasando la respiración con el pulso del humano. (Se sentía tan bien pero a la par tan incorrecto.)

* * *


"La muerte para los mozos es naufragio,

y para los viejos tomar puerto."

Baltasar Gracián y Morales

 

 

Jongin ve como su abuelo sube al autobús, saludando alegremente a los chicos vestidos con trajes de negro, haciendo que éstos le respondan con una sonrisa. Cuando su abuelo se ha sentado, abre un poco la ventana.

 

-Saluda a la abuela de mi parte y dila que la extraño –dice Jongin, empezando a caminar a la par que el autobús comienza a ponerse en marcha lentamente.

 

-Se lo diré –dice su abuelo asomando la cabeza por la ventana –Y no te preocupes, nosotros estaremos esperándote para cuando tengas que comenzar tu viaje –Jongin a éstas alturas está corriendo -¡Te quiero Jongin!

 

-¡Yo a vosotros también! –grita Jongin intentando alcanzar el autobús que ya ha subido de velocidad, pero los chicos con trajes de negro le detienen poniéndose delante suya.

 

-No es tu hora aún –dice el del reloj en la mano.

 

-No insistas –dice uno de los que lleva guantes negros, un sombrero de copa y un bastón que ha puesto delante de su pecho, deteniéndole de avanzar cuando tuvo amago de hacerlo.

 

-Vamos –dice el que tiene la pelota antiestrés en su mano enguantada.

 

-Ya nos veremos cuando sea tu hora –dice el del bombín, cerrando el paraguas, que en algún momento en el que no se dio cuenta abrió.

 

-Tu puerta te espera –se dirige a él de nuevo el del sombrero de copa, señalándole con el bastón la puerta blanca y de manillar dorado, que ha aparecido de la nada, antes de desaparecer con un “plof” de humo negro, siguiendo a los otros que ya habían desaparecido.

* * *


"Nada se parece tanto a un altar como una tumba"

Alfred de Musset

 

 

-Ayer debías estar muy cansado –Jongin deja de mirar la cristalera unos segundos para mirar a su tío, el cual le sonríe ligeramente –No sé cuándo vino tu amigo o cuando se fue, pero me pareció bien que te acompañase, en estos momentos es mejor no estar solo –Jongin asiente, sabiendo que por amigo se refería a Kris.

 

De toda su familia, el único que siempre le había caído bien era su tío materno, siempre había sido buen con él, aunque su esposa era una perra con cara de enfado constante que había prohibido verle porque ella no quería hijos y su tío si, así que lo alejó de él para que se le fuesen las ganas. Por lo menos sabía que su tío era el único que estaba triste de verdad y no por el dinero.

 

De pronto, percibió un movimiento a su izquierda, justo cuando su tío se hubo alejado para hablar con unos familiares que acababan de llegar para el segundo día de velatorio. Se giró y vio a Kris de pie a su lado. Iba a decirle algo así como “¿No ha terminado ya tu trabajo? ¿Qué haces aquí?” pero no fue capaz de decir nada, porque Kris, sin mirarle en ningún momento, le había agarrado la muñeca izquierda y con el pulgar había comenzado a acariciarle la zona del pulso, lentamente y con cuidado.

 

Kris estuvo durante todo el proceso, desde que terminó el velatorio, pasando por las últimas palabras al cuerpo, (las cuales él no necesitaba decir porque ya lo había hecho, pero aún así pasó a darle un beso en la frente), la misa del entierro a su abuelo y cuando le dijeron a qué hora podría pasar a por las cenizas.

 

Jongin no sabía si el resto de personas lo veía, pero él agradecía mentalmente su compañía, porque realmente la necesitaba.

* * *


"La muerte sólo tiene importancia en la medida

en que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida."

André Malraux

 

 

-Tu eras quién estaba al lado de mi madre cuando me abandonó –no era una pregunta, era una afirmación. Jongin no esperó respuesta, siguió hablando sin levantar la cabeza del hombro de Kris, mientras, éste seguía acariciando su muñeca como si fuese algo normal entre ellos –Antes de volver aquí, tuve una especie de mini sueño, y soñé con ese día… Estabas de pie, a su lado, y ella lloraba mucho, y nunca sabré porqué –susurra parpadeando lentamente.

 

-Cuando vuelves de ese sitio pasas por un pequeño sueño, normalmente recuerdas cosas que te han marcado o cosas aleatorias sin importancia, depende de la persona –Kris se queda callado unos momentos y con un suspiro sigue hablando –Los niños pueden vernos, pero según van creciendo dejan de hacerlo.

 

-¿Por la inocencia?

 

-Por la creencia, la inocencia de un ser humano puede seguir intacta hasta el día de su muerte, es cuando dejas de creer en ciertas cosas cuando te vuelves ciego a esas y otras cosas.

 

El sonido del pulso de Jongin es lo único audible para ambos en esa habitación.

* * *


"No desprecies la muerte,

pero acéptala de buen agrado,

porque forma parte de lo establecido"

Marco Aurelio

 

 

La vista desde el autobús pasaba rápidamente delante de sus ojos. Kris estaba sentado en el asiento de al lado, mirando de vez en cuando por la ventana, con la mano en la muñeca de Jongin, acariciando la zona del pulso como si fuese un acto que hace sin darse cuenta.

 

-Ya estamos –susurra el moreno. Bajan del autobús, Jongin con la urna funeraria con las cenizas de su abuelo en el brazo izquierdo y con la muñeca derecha atrapada entre las grandes manos de Kris.

 

Caminan en silencio hasta que llegan a una parte intermedia del puente que está encima del río Han. Kris suelta su muñeca para poder coger bien la urna y abrirla.

* * *


"Cuando mi voz calle con la muerte,

mi corazón te seguirá hablando."

Rabindranath Tagore

 

 

-Jongin, ¿podrías hacerme un último favor? –pregunta su abuelo, dejando que el resto de personas vayan subiendo al autobús.

 

-Claro abuelo, lo que sea –responde con expresión decidida.

 

-Lleva mis cenizas al río Han y espárcelas ahí –Jongin va a protestar, pero antes de que lo haga su abuelo sigue hablando –El viento se llevará las que quiera, haciéndolas viajar, las que no, se posarán en el río Han y se moverán por el mundo, así, estés donde estés y vayas a donde vayas, yo estaré siempre contigo.

 

El aire se llena de olor a lavanda mientras las palabras de su abuelo calan hondo en su corazón.

* * *


"Nuestra naturaleza está en movimiento.

El reposo absoluto es la muerte.”

Blaise Pascal.

 

 

El moreno coge un puñado de las cenizas, y cerrando los ojos, estira la mano hacia el río Han.

 

-Adiós –es lo único que dice antes de abrir el puño y dejar que el aire se lleve las cenizas y el río acoja en su seno las que no quieren viajar por el aire, tal como dijo su abuelo.

 

Se quedan ahí, parados en el puente, Jongin esparciendo las cenizas y Kris a su lado, hasta que la urna funeraria está vacía.

 

Kris no entiende a los humanos, siempre ha sido así, pero en ese instante, estando al lado del moreno, cree comprenderlos un poco más.

* * *


"La muerte es una vida vivida.

La vida es una muerte que viene."

José Luis Borges.

 

 

-He oído que te has apegado mucho a un humano –la voz suave sobresalta ligeramente a Kris, quien caminaba por los pasillos blancos de la Inmensidad pensando en Jongin.

 

-Creo que no eres el más indicado para hablar, Suho –Kris se gira para mirar al mencionado. Suho es un chico, bastante más bajo que él, de piel clara, pelo y ojos marrones y facciones suaves –Ya ha pasado bastante tiempo desde la muerte de los padres de tu humano y aun así le sigues yendo a ver –Suho se sonroja mientras mira hacia otro lado.

 

-Jongdae es un humano interesante, eso es todo –gira la cabeza de nuevo para mirar a Kris –Además, dice que le gusta hablar conmigo.

 

Jongdae era un humano al que Suho tuvo que tratar en su momento cuando los padres de éste murieron en un accidente cuando era más o menos un adolescente (estando ahí es difícil adivinar esas cosas), siendo Suho el responsable de ellos, desde entonces Suho siempre va a verle.

 

-Acabarás siendo lo que los humanos llaman “Ángel de la Guarda” –Kris sonríe levemente –aunque lo de “Guardián” ya lo tienes –Suho se vuelve a sonrojar, dándole en el brazo a Kris.

 

-Solamente me preocupo por ti –la cara de Suho se torna a una más seria –Se puede ver que le has tomado cariño –el moreno comienza a caminar hasta una puerta que ha aparecido de la nada –Y creo que ha sido bastante evidente, porque él lo ha notado –le anuncia Suho parándose delante de la puerta negra de manillar plateado.

 

Kris se queda quieto unos instantes mirando la puerta y luego se gira a ver al otro, que tiene cara de preocupación. No estaba delante de una puerta cualquiera, estaba frente a la puerta del despacho de la Muerte.

* * *


"La muerte sólo será triste para los que no han pensado en ella."

François Fenelón

 

Yixing, el pianista que toca en las clases de Jongin, toca piezas excepcionales cuando éste baila ballet, y es hermoso verlo. Ésta vez baila una pieza melancólica, solo por la manera en la que lo hace sabe que está llorando a su manera. Al terminar, cuando mira a Kris a los ojos, éstos se iluminan levemente.

 

Kris no sabe cuánto ha pasado desde la muerte del abuelo de Jongin, pueden haber pasado días, meses o años, para él fue hace un momento que conoció a Jongin y le acompañó a tirar las cenizas de su abuelo al río Han. En la Inmensidad, uno no siente el tiempo como lo hacen los humanos, por lo que no saben medir si han pasado días, meses o años, solo saben que ha pasado el tiempo, pero no cuánto.

 

Y es ahí viéndole sonreír, dejando que la tristeza se vaya lejos un rato, cuando se da cuenta de que sí, Jongin es un humano especial para él.

 

* * *


"La muerte parecía bella en su bello rostro".

Francesco Petrarca.

 

 

-Pase –se escucha una voz suave desde el otro lado de la puerta. Con una última mirada a Suho, apoya la mano en el manillar de la puerta y la abre. Después de entrar la puerta desaparece, dejando a Suho mirando a la nada.

 

Camina por un pequeño pasillo sumido en la oscuridad antes de entrar al despacho, solo la luz que hay al fondo indica el final. Cuando llega, el despacho está vacío, pero sabe que aparecerá de la nada, siempre lo hace.

 

-Kris –saluda la voz aterciopelada.

 

-Mi señor –responde el rubio, devolviendo el saludo mientras inclina la cabeza a modo de respeto. No es que no pudiese llamar a la Muerte por su nombre, es solo que él era demasiado respetuoso como para llamarle solamente Xia.

 

-¿Qué tal el trabajo? –pregunta casualmente. Está tanteando el terreno.

 

-Bien, mi Señor –responde Kris, inclinando de nuevo la cabeza.

 

-¿Algo nuevo a destacar? –pregunta de nuevo la voz.

 

-No que yo sepa, mi Señor –responde Kris, viendo como la única luz de la habitación parpadea levemente.

 

-Que curioso, –la voz toma forma, hasta que aparece una figura, vestida de negro completamente, justo detrás suya, haciéndole tragar nervioso –no es eso lo que han llegado a mis oídos.

 

-¿Y qué es, si se me permite saber, lo que ha llegado a oídos de mi Señor? –pregunta Kris cautelosamente.

 

-Creo que, a estas alturas y teniendo en cuenta el tiempo que llevas aquí, no debería sorprenderte el hecho de que la Muerte, se entere de este tipo de cosas –dice el hombre, poniéndose frente a Kris, manteniendo una distancia prudente. Es un ser bello para representar a algo tan oscuro como la Muerte, pero las apariencias engañan, y detrás de ese hermoso rostro maquillado de color oscuro, se esconde lo que las personas más temen -¿Acaso crees que no sé lo de Suho y el humano Jongdae? Lo supe prácticamente desde el primer momento, así que ocultarme éste tipo de cosas es una ardua tarea inútil.

 

Se quedan en silencio, Kris asimilando las palabras de la Muerte, mientras que Xia presencia su lucha interna. No tiene que presionarle, sabe que se lo acabará contando.

 

-Jongin es… un humano interesante –dice Kris intentando parecer lo más casual posible.

 

-Comprendo… -Xia asiente levemente con la cabeza –Es normal que sientas curiosidad por los humanos, después de todo tu fuiste uno hace mucho tiempo –Kris levanta la cabeza sorprendido por la revelación –Es cierto, todos los que vagan por la Inmensidad fueron humanos alguna vez, incluso yo –Xia camina hasta el final de la habitación, subiendo unas pequeñas escaleras. Unas velas se iluminan a cada lado de un trono negro y plateado, con figuras intrincadas e irreconocibles. Se sienta de manera elegante, dejando que la capa larga que acompaña al traje caiga por las escaleras como una cascada de color negro –Aún así Kris, hay que tener cuidado, los sentimientos de los humanos son muy cambiantes y contradictorios, créeme, lo sé mejor que nadie –dice suspirando -¿quién te dice que de repente Jongdae, el humano de Suho, se levanta un día y ha encontrado en otra persona lo que él tiene miedo de darle? –La mirada de Xia se torna más oscura de lo normal debido a la luz y el maquillaje, provocándole un escalofrío a Kris.

 

-No hay nadie mejor que Suho –responde el rubio con firmeza.

 

-Lo sé –asiente Xia sonriendo –pero es el humano el que no lo sabe.

 

Se quedan de nuevo en silencio, uno pensando y otro esperando.

 

-¿Hay algún consejo que pueda darme, mi Señor? –pregunta Kris cuidadosamente.

 

-Prudencia Kris, y sobretodo… paciencia –dice Xia con voz suave.

 

El silencio inunda de nuevo la sala, pero ésta vez ninguno lo llena.

 

* * *


"Ser el Maestro de la Muerte no es conseguir la inmortalidad,

es aceptar la muerte, esto es conquistarla. "

Albus Dumbledore a Harry Potter

(Harry Potter y las Reliquias de la Muerte).

 

 

-Cuando viniste a verme por primera vez dijiste algo sobre que mi abuelo tenía que empezar un viaje, ¿qué querías decir con eso? –Ambos, Kris y Jongin, están tumbados en el césped que hay cerca del río Han.

 

-¿Viste un autobús que fue a recoger a tu abuelo? –la mano del rubio acaricia la muñeca del moreno, como siempre, sintiendo su pulso.

 

-Si –dice Jongin después de pensarlo durante unos segundos.

 

-Ese autobús es parte del viaje, cuando llegan a la siguiente estación se reúnen con los seres queridos que han perecido antes que ellos y que los esperaban llegar –explica cuidadosamente Kris, no tiene porqué relevarle más detalles que eso que le cuenta.

 

-Entonces, la muerte no es el final, si no que es un viaje que todos recorreremos queramos o no, ¿cierto? –Jongin gira la cabeza, dejando de mirar el cielo, para mirar a Kris.

 

-Algo así –responde el rubio

 

-¿Duele morir? –pregunta Jongin sin dejar de mirarlo

 

-No lo sé… no me acuerdo –responde Kris frunciendo el ceño intentando recordar -¿Por qué lo preguntas? ¿Te da miedo? –pregunta, girando la cabeza para mirar a Jongin, pero éste ya había devuelto su mirada al cielo.

 

-No –responde el moreno –es solo que… no suena nada mal morir –Kris detiene toda caricia sobre el pulso de Jongin, haciendo que éste se apresure a explicarse –No quiero decir que quiera morirme ahora mismo, es… como explicarlo… -con la mano libre se revuelve el pelo frustrado porque quiere que el otro le comprenda –Quiero decir, pensaba que lo de la muerte sería más terrorífico, pero tu lo pintas como si fuese un viaje, algo a lo que no temer, y creo que si muero no tendré miedo gracias a ti.

 

Una ligera brisa de aire los rodea, llenando el silencio sin palabras.

 

* * *


"Que la vida me mate, no la muerte"

Leticia Herrero.

 

 

-¿Crees que algún día serás capaz de arriesgarte? –Los pasillos de la Inmensidad se hacen más amenos si tienes a alguien con quien charlar.

 

-¿Y tú? –Suho no responde, no cree estar listo, así que le devuelve la respuesta a modo de pregunta.

 

-¿Quién te ha dicho que no me he arriesgado ya? –Kris sonríe de lado mientras ve la expresión sorprendida del más bajo.

 

-¿Qué has hecho? –pregunta Suho alarmado.

 

-¿Por qué te preocupas tanto? –le pregunta Kris.

 

-Pues porque si nuestro Señor Xia se entera, no sé lo que puede llegar a pasar –dice Suho preocupado, mirando por todos lados a la espera de la famosa puerta negra de manillar plateado.

 

-Él sabe más de lo que piensas Suho –Kris mira al más bajo sonriendo levemente, éste abre los ojos sorprendidos para luego cerrar los ojos y morderse el labio nervioso.

 

-¿Por qué no me ha castigado entonces? ¿Y a ti? –pregunta temeroso de la respuesta.

 

-Hmm… no lo sé, no estoy en la mente de nuestro Señor, pero creo que no lo ve mal, siempre y cuando no nos pasemos de los límites –responde el rubio después de unos instantes pensando.

 

Ambos se quedan en silencio y continúan caminando, puesto que en algún momento de la conversación se habían quedado quietos.

 

-¿Le vas a esperar? –pregunta Kris.

 

-Tengo miedo –confiesa Suho con voz suave. –Quiero esperar, de verdad que si, pero tengo miedo de hacerlo y de que cuando vaya a buscarle él haya encontrado a otro compañero de viaje y me haya olvidado.

 

Kris se queda quieto, haciendo que Suho también lo haga.

 

-Entonces… haz que no se olvide nunca de ti –Los pasillos de la Inmensidad parecían más infinitos que nunca.

 

* * *


"Porque eso es la muerte:

 vivir ese instante dominado tan sólo por ese instante"

Juan Benet.

 

 

Nunca supo quién fue, solo que de pronto, ambos labios se habían conectado, como si siempre hubiesen estado destinados a unirse.

 

Jongin sabía a caramelo, sabía a hogar, sabía a destino, y sobretodo, sabía a amor.

 

Kris sabía a menta, sabía a libertad, sabía a secretos, y sobretodo, sabía a amor.

 

En ese beso, el tiempo había dejado de existir, en ese beso solo eran ellos dos, en ese beso, el resto del mundo se había detenido.

Ni siquiera la Inmensidad parecía ser capaz de almacenar los sentimientos de ambos.

 

El cielo brilla más azul de lo normal, mientras, otra brisa de aire los envuelve de nuevo, haciendo eterno ese momento.

 

 

* * *


Más amargo que la muerte es no poder volverte a ver”

El Fin del Camino - Mägo de Oz

 

 

-¿Estarás ahí? –Jongin pregunta en un susurro, y a pesar del ruido de la calle, Kris puede oírle.

 

-¿Cuándo? –es obvio a lo que se refiere, pero quiere que sea él el que lo diga.

 

-Cuando muera –Jongin se lame los labios impaciente, le saben a menta.

 

Kris detiene las caricias sobre la muñeca del moreno. Los dedos que antes tocaban suavemente el pulso de Jongin, se comienzan a mover lentamente, rozando la piel hasta que las manos de ambos están juntas.

 

-Siempre estaré ahí –responde el rubio, mientras que entrelaza los dedos con los de Jongin.

 

El moreno sonríe, a pesar de que Kris  no puede verlo, puede saborearlo en los labios, que ahora le saben a caramelo.

 

 

* * *


  "Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño,

así una vida bien usada causa una dulce muerte."

Leonardo Da Vinci.

 

 

El tictac del reloj llena el silencio. Una persona mayor está sentada en una butaca, frente a una chimenea encendida, con un álbum de recuerdos. Pasa las hojas, mirando las fotos con cariño, leyendo de vez en cuando lo que pone debajo:

 

Una foto de un joven Jongin sosteniendo un ramo de flores, vestido como si fuera un príncipe, con una casaca de color roja y adornos en rojo, sonríe alegremente a la cámara: “Primer día de función del ballet “El Cascanueces”, ha sido un éxito. Aunque no se le vea en la foto, Kris me está sosteniendo por la cintura. Sé que ha estado sonriendo desde que salí a escena, a mi no me engaña.”

 

Una foto de una cama vacía y deshecha: “Nuestra primera vez. No se le ve, pero Kris es hermoso. Su tacto era frío, pero combinaba con mi piel, siempre caliente. Sé que está despierto porque él no duerme, pero me gusta verlo con los ojos cerrados. También es la primera vez que le dije “Te amo”, sé que él lo hace, y aunque no me lo diga con palabras me lo demuestra con acciones”

 

Una foto de Jongin con otro chico, de facciones parecidas a las de un gato, sonriendo a la cámara: “Jongdae y yo en la cafetería que está al lado de la universidad. Lo conozco por Kris y él me conoce por Suho, que es a su vez un amigo de Kris. Aunque no se los vea en la foto, ambos están a nuestro lado. Siempre hablo con Jongdae de Kris y él de Suho conmigo, lo llevamos mejor así. Es la única persona en la que puedo confiar para hablar de ello.”

 

Una foto de Jongin y Jongdae sosteniendo un ramo de flores cada uno y un diploma en la mano: “¡Por fin nos hemos graduado en la universidad! Jongdae en canto y yo en danza. Kris y Suho están a nuestro lado en la foto. Sé que están orgullosos, y si no supiese que ellos no pueden expresar sus emociones como nosotros, juraría que había visto a Suho llorar.”

 

Una foto de una mano sola, con una forma extraña, como si estuviese sosteniendo o entrelazando dedos con algo invisible: “La noche de celebración en la que me gradué de la universidad. Vimos los fuegos artificiales con Jongdae y Suho. Es la primera vez que Kris me dijo “Te amo”, no pude evitar llorar”

 

Una foto de un Jongdae sosteniendo un ramo de flores, vestido de traje y una sonrisa enorme en los labios: “Primera actuación oficial de Jongdae como cantante de ópera. ¡Ha sido fantástico! Juro que se me pusieron los pelos como escarpias. Suho estaba muy contento. Ésta vez si que me pareció verlo llorar. Aunque no se los ve, ambos están a nuestro lado.”

 

Una foto de un adulto Jongin con un ramo de flores y ojos hinchados de haber llorado: “Mi última representación con la compañía, terminé con lo que empecé, “El Cascanueces”. Kris estuvo a mi lado, apoyándome hasta el último paso de baile. Lloré de tristeza por no poder seguir, pero de alegría por saber que he podido hacer lo que me ha gustado durante mucho tiempo. Aunque no se vea, Kris me abraza por la cintura”

Al lado de esa hay otra foto, ésta vez sale un Jongdae adulto al lado de Jongin: “Jongdae y Suho vinieron a verme, no pude evitar darme cuenta de lo orgulloso que parecían ambos de mi, a parte de Kris claro, eso me hace sentir muy querido. Aunque no se los vea, ambos están a nuestro lado.”

 

Una foto de un Jongdae adulto con un ramo de flores y ojos hinchado de haber llorado: “Última actuación de Jongdae como cantante de ópera, le han diagnosticado cáncer de garganta, está en un estado muy avanzado, a pesar de todo, su actuación ha sido magnífica, como siempre. Suho estaba muy orgulloso de Jongdae, no le he visto llorar, pero tenía los ojos brillosos. Aunque no se los vea, ambos están a nuestro lado.”

 

Una foto de unas piernas y un espacio vacío al lado: “Primer día de trabajo como profesor de ballet en una gran compañía. Los niños tienen mucha ilusión, pero necesitan esforzarse mucho si desean llegar a ser profesionales de verdad. Kris ha estado a mi lado, sé que se ha quedado mirando mi culo varias veces, las mallas de ballet me lo marca bastante bien. Por muy adulto que me haga, sus piernas siguen siendo más largas que las mías”

 

Una foto de una rosa blanca: “Funeral de Jongdae. No he podido evitar llorar, pasamos más tiempo juntos cuando nos enteramos de su cáncer, y ha sido un golpe duro, pero no tengo que estar triste mucho más, sé que Suho lo está cuidando bien. Kris estuvo ahí, dándome su apoyo.”

 

Una foto de un Jongin mayor, con algunas canas y arrugas en los ojos a causa de la sonrisa que tiene en el rostro: “Hemos hecho un pequeña fiesta para celebrar nuestro 30º aniversario juntos. La foto la hizo Kris, me dijo una tontería que no recuerdo ya y me empecé a reír. No se lo ve porque está detrás de la cámara pero está ahí.”

 

Una foto de un Jongin de más o menos setenta años, en un sillón rojo y con una mano apoyada en el brazo del sillón, como si estuviese agarrando algo: “Es nuestra última foto juntos, Kris insistió en que nos la hiciésemos, no se le ve, pero está ahí. Sigue sosteniendo mi mano, a pesar de estar arrugado y tener 76 años. Nunca ha dejado de estar a mi lado, ni siquiera ahora que estoy viejo.”

 

Pasa las páginas que quedan hasta llegar a la última, donde hay una foto de un joven Jongin sujeta una cámara de manera que puede hacerse una foto a si mismo, dejando un hueco vacío a su lado. La escritura que hay debajo es distinta a las otras fotos: “Juntos por toda la eternidad. Te amo. Kris.”

Debajo hay otra cosa escrita, ésta vez con la letra de las demás fotos: “Siempre estuviste ahí, siempre los estarás. Te amo. Jongin”

 

El anciano sonríe al terminar de leerlo, cerrando el álbum y dejándolo en su regazo.

 

-Estoy listo, ven a por mí –dice Jongin, suspirando por última vez, mientras cierra los ojos como si fuese solamente a echarse una siesta.

 

La habitación se queda en silencio, solamente el sonido del crepitar de las llamas llena el lugar.

 

 

* * *


Es a lo desconocido a lo que tememos

cuando vemos la muerte o la oscuridad, a nada más."

Albus Dumbledore.

 

 

Xia cierra los ojos y suspira lentamente desde su trono.

 

-Ya está listo –anuncia suavemente.

 

-De acuerdo –Kris inclina la cabeza a modo de respeto y se dirige a la puerta.

 

-Kris –le detiene la voz de su Señor. El mencionado se detiene y se gira levemente para ver a Xia –Has hecho un buen trabajo con ese humano, has tenido paciencia y, a pesar de varias acciones que he pasado por alto, has tenido prudencia.

 

-Gracias mi Señor –responde Kris inclinándose de nuevo.

 

-Espero que de verdad podáis amaros por toda la eternidad –Xia sonríe levemente, haciendo que sus ojos oscuros brillen ligeramente bajo la luz de las velas.

 

-Gracias, por todo… Xia –responde Kris sonriendo.

 

La puerta negra de manillar plateado desaparece al salir por ella.

 

 

* * *


"Es necesario morir para hallar la paz interior."

Per Ingve Ohlin.

 

 

Es la misma estación en la que su abuelo le pidió su última voluntad. Se sienta en el banco que hay en la marquesina con algo de dificultad, todavía tiene apariencia de anciano.

 

-Jongin –dice una voz suave. El mencionado levanta la vista y ve a Suho, sonriéndole de la manera en la que hace que sus ojos desaparezcan.

 

-Suho… Pensé que estarías con Jongdae –dice sorprendido de verle ahí.

 

-Y estoy con él, lo que pasa es que me han llamado para un encargo especial –dice Suho, haciendo que la sonrisa sea algo más pequeña ésta vez -¿Cuál es tu última voluntad? –pregunta suavemente.

 

-Mi última voluntad… –repite Jongin mientras dirige la mirada a sus manos, perdiéndose en las arrugas mientras piensa en ello. Entre esas arrugas obtiene la respuesta –Quiero volver a tener el aspecto que tenía cuando conocí a Kris –dice con voz decidida.

 

-¿Estás seguro? –Jongin asiente. Suho se acerca a él, y de pronto, lo abraza, dejando al otro algo sorprendido –Gracias por todo –susurra Suho en oído del moreno.

 

Cuando Suho se separa del abrazo de Jongin, éste vuelve a tener la apariencia de veinte y pocos años que tenía cuando conoció a Kris.

 

El autobús se acerca a la estación, el resto de gente aparece, haciendo una cola para entrar cuando llega. Del autobús salen las cinco personas que le impidieron ir detrás de su abuelo.

 

-Ésta vez si que puedes venir –le dice el del bombín negro y paraguas, el resto asiente y le saluda con una inclinación de cabeza.

 

Cuando se gira para despedirse de Suho éste ya se ha ido, en su lugar está Kris, con una mirada llena de emoción contenida.

 

-Kris –dice Jongin, corriendo hacia él, mientras lo abraza.

 

-Ya estamos juntos de verdad –le susurra Kris al oído, las lágrimas de Jongin no quieren paran. El moreno coge entre sus manos la cara del rubio y comienza a besarle como si no hubiera mañana. Kris responde con una risa dentro del beso, mientras que sin querer llora también.

 

Ahora todas las piezas estaban donde tenían que estar.

 

 

* * *


"Aquel que tú crees que ha muerto,

 no ha hecho más que adelantarse en el camino."

Séneca.

 

 

El álbum de fotos cae del regazo del anciano Jongin, haciendo que se abra al caer y las fotos se desperdiguen un poco por todo el suelo.

 

Ahora se pueden ver, como los espacios vacíos de cada foto se va llenando, unas cuantas con la figura de Suho, siempre al lado de Jongdae, mientras que el resto se llenan de Kris. Siempre estuvo ahí, es solo que ahora, las fotos demuestran en imágenes toda una vida de paciencia y amor eterno.

 

 


* * *


"El último enemigo que será vencido es la muerte."

1 Corintios 15:26

 

 

-¿Nos vamos ya? –pregunta el rubio. Ya están más calmados, listos para comenzar su viaje.

 

-Si –y Jongin nunca ha estado tan absolutamente seguro de nada como hasta ahora.

 

Se sonríen y caminan hasta la puerta del autobús, con los dedos entrelazados, saludando a los cinco chicos de negro. Sin mirar atrás, se suben, dejando que la puerta se cierre tras ellos, yendo al fondo a sentarse, sin soltarse la mano en ningún momento.

 

Su viaje juntos comenzaba ahí.

 

 

“…Recibió a la muerte como una vieja amiga,

 y como iguales, ambos se alejaron de la vida”

La fábula de los tres hermanos

(Los Cuentos de Beedle El Bardo)

Notas finales:

- Los chicos de negro no eran nada más y nada menos que SHINee (clic aquí)
- El trono de Xia es algo así (clic aquí)
- Xia de la Muerte (clic aquí)


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