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Baby Doll por Eve Kim

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Notas del fanfic:

Tanto tiempo~ -si, claro-

Disfruten `u´

Umma, lo siento.

 

 

Todos saben que ser madre no es fácil, y mucho menos cuando estás a punto de cumplir dieciocho años. Menos aún lo era cuando se trataba de él: el rubio con principios de bipolaridad y actitud de diva.


 
 
Y mucho menos fácil es cuando el padre del niño es él: el moreno que trae a todas locas.
 


 
— Taemin, pásame la sal.
 
— Ya.
 
— Taemin, pásame el aceite.
 
— Ahí va.
 
— Taemin...
 
— ¿Qué? ¿Qué más quieres? ¿El vinagre? ¡Agarralo tú, Key! — quedó paralizado, viendo el rostro de su hijo putativo levemente crispado. Sus afilados orbes se aguaron.
 
 
Furioso tiró un repasador al rostro de Taemin, se sacó la bata de cocina y desparramó los cucharones por toda la mesada, poco y nada dispuesto a terminar lo empezado.
 
 
— ¡Vete al carajo! — gritó a un elevado grado de voz, se cubrió el rostro con sus delicadas manos temblorosas y salió corriendo escaleras arriba a su cuarto, llorando. Taemin revoleó los ojos y prefirió dejarle tiempo, no era raro que el rubio se pusiera así, de hecho, era de lo más común en esos tiempos. Se dejó caer en el sofá y masajeó sus sienes con paciencia, quedando al instante congelado cuando supo que no estaba bien, que si Kibum estaba enojado no prepararía la cena, y si Kibum no preraba la cena... nadie allí comería.
 
 
Subió sigiloso los escalones que lo llevarían al cuarto de Kibum, una vez tras la puerta escuchó los sollozos ahogados y las sorbidas que parecía dar, chillidos y demás quejas bajas. Abrió grande los ojos, estupefacto. ¿Fue para tanto? Pensó ahora con un poco de culpa, no quería que una simple pelea terminara de ese modo, no con Key.
 
 
— Kibum — tocó la puerta, esperó unos momento a que le contestara o le abriera, ninguna de las dos pasó — Kibum soy yo.
 
— Sé quien eres, vete.
 
— Arreglemos las cosas — golpeó dos veces más.
 
— No quiero — refutó del otro lado — Largo.
 
— Bueno, lo intenté por las buenas.
 
— ¿Taemin? — Kibum levantó el rostro del almohadon, parapadeó confuso y se levantó, encaminándose lentamente hacía la entrada del cuarto — ¿Estás? Tae— 
 
— ¡Oh! — la puerta se abrió de golpe, dándole de lleno a Key en la cara — ¡Lo lamento, no fue mi intención!
 
— Hay — su expresión fue la de un niño chiquito al golpearse, identica — Mi nariz — llevó sus manos a la zona golpeada y entonces, lloró. Lloró como nunca antes lo había echo en casi dieciocho años.
 
— Umma, perdón, lo siento mucho — el menor estaba sudando nervios, desesperado al verle tan afectado y sin saber como remediarlo.
 
El teléfono de la casa sonó. Taemin dejó solo a Kibum allí, dudoso aún de irse. Tomó el aparato entre sus manos y atendió — Diga.
 
— Taemin soy yo — asintió, la voz grave de Minho sonó del otro lado de la línea — Pásame con Kibum.
 
— Gracias al cielo, hyung, ya mismo te paso — a pasos apurados el pequeño maknae entró al cuarto del herido rubio, quien estaba sentado en medio del colchón de la cama con sus pies flexionados y su cara enterrada en sus rodillas, tirando lágrimas sin parar.
 
— Hyung — le llamó con voz trémula, Kibum seguía llorando — Key, Minho-hyung está en el teléfono.
 
 
Key levantó el rostro, su corazón se había alborotado en su pecho cuando le oyó decir el nombre del más alto del grupo. Sin estimar cuidado se largó a correr hasta la sala — Minho — dijo, tratando de controlar su respiración y sonriendo, aunque no pasó ni dos segundos y ya estaba derramando lágrimas nuevamente.
 
 
— Kibum — dijo el alto — ¿Cómo te sientes? — le cuestionó, hace sólo un momento había tenido el impulso de llamarlo, de preguntar como se encotraba y por sobre todas las cosas escuchar su voz. Estando tan lejos sentía como su gatito necesitaba de él, era una corazonada muy difícil de ignorar. Tenía la urgencia de dejar el hotel donde le hospedaron desde la agencia e irse al departamento donde estaban los integrantes de SHINee y, por sobre todo, sus amigos y su novio — Te extraño, Key. Mucho.
 
— Hay — se quejó, por sorbear la nariz había hecho que esta doliera. Minho del otro lado lo escuchó y se alarmó.
 
— ¿Key?, ¿Estás bien?
 
— Yo — lo meditó un segundo antes de hablar, no estaba mal, el golpe sólo había sido brusco más no le dañó el tabique. Era un dolor temporal, así como lo era ese que sentía en el vientre y en la cintura. Un sonrisa se depositó en la boca acorazonada, se llevó la mano libre al bultito pequeño -apenas perceptible- de su estómago, sabía que iba a seguir doliendo, pero ese dolor, sin duda alguna, sería el más hermoso de todos los dolores. Porque allí dentro llevaba al hijos de ambos — Estoy bien — aseguró, hablar con Minho siempre lo tranquilizaba, le hacía sentír cosas tan preciosas y no pensaba preocuparlo. Porque en realidad nada malo pasaba.
 
— Me alegro — dijo el alto, sonriendo del otro lado — Pronto estaré de regreso, no me extrañes, bebé.
 
— Pides mucho — dijo Key, abultando sus labios, sin dejar de sobarse la pancita.
 
— Cuidalo mucho, Key. Te amo. Los amo.
 
— Te amo — respondió antes de colgar. Suspiró, iba a ser difícil. Pero el soportaría. Pues Minho no se iría para siempre, él volvería y entonces lo aprovecharía todo lo que pudiese.
 
— Umma — se asomó el menor por la pared, viendo como su umma se tomaba la panza entre sus manos y sonreía con la mirada perdida, con los ojitos soñadores — Lo siento.


 
Key sonrió, pensando en lo dulce que se veía Taemin así: arrepentido y muy apenado — Ven — le llamó con su mano, Taemin tímidamente caminó hasta él, le abrazó por los costados y suspiró, Key sonreía, podía sentir la curvatura de su boca pegada en la mejilla.


 
 
Y todo por la llamada de Minho.

Notas finales:

Cortito, pero buá~ Espero que haya sido de su gusto c: La próxima actualización la tendré (calculo) para la próxima semana, y si no, este fin de semana.

Las invito a unirse: MinKey l'amour ♥~

Besos.

 


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