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Luhan mira por enésima vez el reloj de la pared fría e insípida, las fotografías que alguna vez estuvieron ahí ya no lo estaban, habían sido descolgadas en algún momento que ya no recuerda por alguien que no esta seguro de saber quién fue; sabe que espera por algo o por alguien pero su memoria es lo suficientemente mala como para no poder recordar con precisión y exactitud, solo sabe que es algo importante, no recuerda si tiene que esperar en casa hasta que simplemente suceda o si tiene que ir a algún lugar.
Un suspiro cansado escapa de entre sus labios cuarteados por el frío y su mirada permanece en blanco y vacía, sin emociones. Por alguna razón eso le recuerda a alguien que cree debería no recordar, pero tristemente su corazón late con ímpetu contra su caja torácica cuando la imagen de un chico -del cual no reconoce su rostro- aparece en su mente.
Su pálido rostro esta delgado, mucho más de lo que siempre ha sido, pero no es capaz de notarlo porque algo le dice que no tiene importancia, algo susurra suavemente que todo estará bien, es su conciencia tal vez, eso o su necesidad porque las cosas mejoren. Mira el televisor que permanece apagado desde hace mucho tiempo, observa el sofá amplio y por alguna razón parece el lugar más cómodo y reconfortante del mundo, trata de comprobar que su teoría es cierta por lo que reposa sobre este, es ahí cuando nota que estaba equivocado, aquel sofá es demasiado amplio y demasiado frío para estar solo ahí.
La puerta se abre y un joven de cabellos castaños se asoma vacilante, sonríe tristemente al ver la estrecha espalda de Luhan en la sala con la mirada perdida en algo, quizás recuerdos. Era demasiado triste verlo ahí, así. Xiumin sabe que esta mal y necesita consuelo, por lo que lentamente se acomoda a su lado y lo envuelve en un cálido abrazo.
Luhan sabe que quizás es eso lo que había esperando, sin embargo no se ha terminado de convencer. Luhan sabe que es Xiumin quién lo abraza mientras esta en el sofá pero no se siente tan bien como recordaba que era ser abrazado en ese mismo sofá. Tal vez era la persona equivocada.
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Luhan pierde la noción del tiempo entre los brazos del mayor, no es igual que algo del pasado, más bien es extraño e incómodo en momentos pero no se resiste ni se aparta porque realmente necesita un abrazo, uno de esos que te hagan perder el aliento, de esos en los que quisieras permanecer hasta morir, un abrazo que le acaricie el alma y abrigue el frío en su corazón, pero ese abrazo no llegaba, era sustituido por un simple abrazo tierno como quién se lo obsequiaba.
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La noche llega y se dan cuenta que el día fue más sedentario que todos los anteriores juntos, los minutos no tienen más significado y el contacto no es más íntimo, las cosas se deploran con cada instante que transcurre en sus vidas, pero ninguno reprocha porque de algún modo es agradable la compañía, porque nunca es bueno estar totalmente solo, ambos lo saben; por lo que cuando Luhan se recuesta en su amplia y solitaria cama para poder dormir, Xiumin se recuesta a su lado y lo envuelve en un nuevo abrazo, el menor no se estremece con el contacto y no suspira con el calor que le brindan así que se obliga a sí mismo a reprimir cualquier pensamiento que le agobie respecto a quién está a su lado, o quizás respecto a quién no está.
Las horas pasan y el frío va aumentando junto con ellas, Xiumin se aferra con fuerza al escuálido cuerpo de Luhan y reza en silencio para no perderlo, no se necesitaba ser muy listo para saber que las cosas no iban bien y que tal vez todo se acabaría porque todo en la vida tiene un fin, siente el cuerpo del menor vibrar contra el suyo propio y logra oír un amargo sollozo salir de los cuarteados labios ajenos, su corazón cruje derrumbándose en pedazos grandes.
Luhan sueña nuevamente con alguien a quién no distingue, es una silueta alta e imponente, de hombros anchos, ese alguien tiene cabellos rubios opacos con las raíces del cabello oscuras y una sonrisa radiante, se acerca a él y su aroma invade sus fosas nasales llegando hasta lo más profundo de su ser y se impregna en sus ropas. Ambos se abrazan y hay un hormigueo en sus cuerpos, la sangre sube con prisa a sus mejillas y el sonrojo que le dedica a ese alguien es tan hermoso como un atardecer de otoño. Al alzar el rostro, se da cuenta que conoce a ese alguien, y lo conoce mejor que cada parte de su propio ser, también se da cuenta que hoy, sus labios están tan agrietados como los suyos o más y que la necesidad de un beso es agonizante. Sus labios se rozan con gentileza disparando un sinfín de emociones por sus venas. El beso es lento y acompasado, sus labios parecen embonar a la perfección como si estuvieran hechos para unirse, sus lenguas se acarician con dulzura y saborean cada rincón de sus bocas, la primera lágrima la derrama Luhan, la segunda es de aquel otro joven, los sollozos se abren paso y el beso se torna torpe pero mas significativo para ambos. Se abrazan fuertemente inhalando y exhalando el aire puro del lugar, no hablan, solo se brindan caricias ocasionales acompañadas de sonrisas genuinas y hermosas... Pero tristemente, todo tiene un fin.
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Es de día y Luhan despierta con rastros de llanto en el rostro, Xiumin le sonríe delicadamente pero no es capaz de hacerlo sonrojar, ni suspirar, pero eso no evita que una sonrisa -forzada- aparezca en sus labios.
Luhan mira la fría e insípida pared que alguna vez estuvo llena de fotografías que ya no estaban ahí, esas mismas que habían sido descolgadas en algún momento que ya no recuerda, por alguien y en esta ocasión si sabe quién fue, y es que pensándolo bien, no era difícil adivinar. XiuMin.
Luhan se siente agobiado, y enfurece en cuestión de instantes con el castaño, lo mira con dureza y le grita un par de cosas desagradables que forman gruesas lágrimas en el rostro contrario, ambos lloran, las razones son distintas pero similares. Luhan grita nuevamente que le devuelva cada segundo de su pasado y cada memoria robada, Xiumin baja el rostro y solloza silenciosamente mientras se disculpa en voz baja. Con el rostro húmedo, Xiumin saca de un armario que Luhan no recuerda tener en su propia casa, todas y cada una de las fotografías que antes adornaban su pared, siente calidez en su cuerpo y escalofríos en la médula, todas son tan diferentes pero significan lo mismo para Luhan... Recuerdos. Memorias. Sehun.
Xiumin se retira con la mirada gacha, Luhan llora en silencio, Sehun no está. Las cosas cambiaban, pero en esta ocasión, no favorecieron tanto como les hubiera gustado.
......... CONTINUARÁ .........