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El emperador y el halcón por Shia Polux

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Akagami Shanks se encontraba sentado sobre el mascarón de proa de su barco, el Red Force, meditando. No era muy habitual ver al joven Yonko en aquella actitud, pero la situación lo ameritaba. Estaba preocupado, muy preocupado, y el motivo de aquella preocupación no era otro que su (ya no tan) pequeña hija. Hacía más diez años que no veía a Shia. Hasta entonces había estado bien, la echaba de menos, por supuesto, pero si se alejaba de ella era por su seguridad, no podía permitir que la amenazaran solo por ser hija suya.

Pero todo se había ido al traste de golpe la semana anterior. Se había encontrado a Marshall D. Teach, Barbanegra en persona. Le hervía la sangre solo de recordarlo. El muy maldito había llegado de la nada, con su estúpida risa.

- Vaya pero ¿a quién tenemos aquí? ¡Shanks el pelirrojo! ¡Cuánto tiempo! -.

El joven capitán no le miró, como siempre hacía con aquellas escasas personas que le caían mal.

- Oh, venga viejo amigo ¿no piensas saludarme? -.

- Prefiero saludar a una cucaracha que a un asqueroso como tú, Teach - siseó, fulminándolo con la mirada.

-`¡Oh, tu sentido del humor no ha cambiado! Por cierto, que bonita se ha puesto tu pequeña, ¡Zehahahaha! Si no tienes cuidado alguien podría intentar robártela -El muy cabrón había tenido suerte de que no lo matara allí mismo.

- Si estás intentando acercarte a ella… olvídalo - pudo escuchar perfectamente la estúpida risita, otra vez. Como la odiaba - Y olvídate de mí, no pienso perdonar a una rata como tú -.

¿Y que había hecho el imbécil? Le había enseñado un cartel de su pequeña. Estaba preciosa, su pelo castaño seguía igual de corto que cuando la había dejado atrás, a los 6 años. En principio no había nada de malo con él, el Wanted sólo quería decir que había empezado una aventura propia, cosa que en realidad esperaba. Lo que realmente hizo que se le cayera el alma a los pies fue la recompensa. Era enorme, demasiado para una pirata novata, de apenas 17 años. Eso solo podía querer decir que alguien sabía quien era. Y que pensaban usarla como cebo para atraerlo a él, otra vez. Sentía que la historia estaba a punto de repetirse. Había mandado a la mierda a Teach y se había largado directo a su barco. Tenía que encontrarla, YA, No podía permitir que le pasara nada a su hija, no podía perderla a ella también…

Y por eso estaban ahora ahí, en esa isla horripilante. La realidad era que no tenía idea de donde podría estar, así que simplemente estaban vagando por Grand Line, buscándola en cada isla. Dudaba que ella pudiese estar en un lugar tan siniestro, pero al menos podrían preguntarle a los habitantes como diablos llegar a otra isla más importante.

Frunció el ceño, mirando al cielo. Hacía bastante que sus hombres habían bajado a tierra para explorar el lugar. Ben era un tipo práctico, no les dejaría perder el tiempo, así que algo debía haber pasado. Suspiró levemente y decidió bajar a buscarlos, si permanecía más tiempo sentado iba a hacer alguna cafrada.

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.

.

Tierra adentro, Ben estaba empezando a molestarse. Habían recorrido la isla de una punta a otra y de vuelta, y no habían encontrado ni una sola persona. El ambiente tétrico llevaba un rato desmoralizando a sus hombres. Y eso le ponía de bastante mal humor. Dejó que la tripulación se adelantase un poco, para poder estar tranquilo y pensar. Fue gracias a eso que pudo fijarse por primera vez en un sendero, que no había visto hasta entonces. Llamó a los muchachos y se decidieron a explorar el lugar. Avanzaron durante un trecho, y no mucho después avistaron a lo lejos un castillo. Era enorme, e igual de lúgubre que el resto de la isla. O incluso más. Parecía casi maldito.

Quizás hubiese alguien dentro a quien preguntar por una ruta. Decidieron entrar solo algunos de ellos, por si acaso, toda precaución era poca en esos casos. Ben encabezaba el grupo, como segundo al mando en el barco. La pesada puerta maciza chirrió tétricamente cuando la abrieron. El interior no era mucho mejor que el exterior, oscuro, tétrico y siniestro. Los suelos estaban sucios y deslustrados, a pesar de ser una piedra que debería reflejar sus rostros en caso de estar bien cuidada, las cortinas completamente cerradas, impidiendo pasar la luz, polvo y telarañas por doquier… La peor pesadilla de un maniático de la limpieza.

Law frunció el ceño. Desde que él había llegado la puerta principal nunca se había abierto, aquella era la primera vez. Y eso no podía significar nada bueno. Se acercó a los otros espadachines, que intentaban espiar a los intrusos sin hacerse notar. Tenían toda la pinta de ser piratas normales y corrientes, por una vez. Esperaba que se largasen, si todas esas personas se unían a su pequeño 'grupo' iba a ser un completo desastre.

"Bueno, no hay duda de que está habitado" Pensó Ben. Podía oír los cuchicheos de un grupo de gente, pero no podía decidir de dónde venía. Siguieron adentrándose en el lugar. Eso a Law no le gustó, para nada. Tenían que echarlos como fuera, antes de que fuera demasiado tarde. Aunque, pensó al percibir una gigantesca sombra en el corredor, quizás ya lo fuera.

- ¿Quienes sois, y que es lo que haceis en mi castillo? -Inquirió una voz, profunda y aterciopelada, pero muy fría, daba una apariencia de indiferencia, pero dejaba traslucir algo de su enfado, y Law lo conocía, sabía que era muy, muy profundo.

- Señor, hemos errado nuestra ruta y… -Empezó Ben.

- ¡No me importa! ¡Fuera! - No alzó la voz, pero esta se extendió por el pasillo de forma pavorosa, haciendo huir a la mayoría de los piratas. Pero no a Ben, nunca a Ben.

La criatura miraba intimidante al hombre, no le gustaba en nada que un simple pirata entrase en su castillo. En su territorio. Había aceptado a los mocosos porque eran espadachines, y compartían su sueño, pero eso no era extensible a nadie más. Sin embargo, el contramaestre no estaba dispuesto a marcharse sin pelear y saber una respuesta. Probablemente no supiera nada sobre la muchacha, pero no tenía más remedio que averiguarlo.

Unas gigantescas alas se desplegaron en la figura del amo como las de un ave rapaz. Ben pudo notar que estaba planeando atacar y pudo esquivar el aire de corriente que envió, pero el viento hirió levemente su brazo. Solo pudo chasquear la lengua con algo de dolor mientras veía como la sangre escurría por su piel.

Los espadachines nunca lo admitirían, pero estaban asustados. Ni en sus más locas teorías durante las charlas de los largos días monótonos y las aún más largas noches de insomnio se podrían haber imaginado algo como eso. La verdad, ya no tenían tantas ganas por averiguar su aspecto… Aunque Law podía hacerse uno idea de que clase de pájaro sería Taka no me.

Otro ataque repentino del amo sacó a los muchachos de sus pensamientos al empujarlos lejos, al mismo tiempo que hacía que Ben se estampase contra la pared casi rompiéndose algunas costillas en el proceso. Jadeó de dolor, apenas podía levantarse, pero debía hacerlo y luchar. Miró una vieja espada decorativa que colgaba de la pared y la agarró, dispuesto a enfrentar a aquella criatura, que en cambio sonreía, anticipando la victoria.

- ¡¿De qué demonios te ríes, monstruo?!

- ¿Pensais atacarme con esa espada? - Dracule Mihawk sacó su gran espada en forma de cruz, la Kokuto Yoru. Era la primera vez que Ben veía una espada tan grande y majestuosa, pero a la vez peligrosa. - Atacadme si os atrevéis

- Eso no hay que decirlo - sonrió Ben muy confiado en sí mismo.

Law pensó que era un idiota. Debería haberse retirado cuando tuvo oportunidad, ahora Mihawk lo destrozaría sin contemplaciones, todos los que estaban allí sabían eso. Menos el visitante, por lo visto.

Ben se movió rápidamente hacia su oponente, empuñando la espada y casi le dió, pero el amo lo esquivo fácilmente. Era más rápido que él sin duda y más hábil. El pirata tardó en darse cuenta de que le había hecho un pequeño corte en la mejilla. ¿Cuándo había ocurrido? Definitavemente se estaba enfrentando a un enemigo muy peligroso.

- ¡Sólo hemos venido a preguntar! - gritó mientras lo atacaba sin éxito.

- ¡Nadie entra en mi territorio sin mi autoridad! - en un movimiento vertiginoso su espada cortó profundamente en el pecho de Ben que empezó sangrar profusamente, cayendo al suelo con un grito ahogado.

En ese momento llegó Shanks, alertado por sus compañeros de que algo iba muy, muy mal. Y vaya si lo estaba. Vio a su compañero malherido y sangrando en el suelo, se podía ver que su respiración era entrecortada y dificultosa. Sin pensarlo, sostuvo a su herido teniente con alarma.

-Ben… ¡Ben! Mírame, Ben. ¿Que ha pasado? - lo sacudió un poco, intentando mantenerlo consciente, pero no fue él quien le respondió..

- No debió retarme - Fue la respuesta de la gigantesca sombra.

Shanks lo fulminó con la mirada.

-¿Quien te has creido que eres…?

- Yo soy el amo de este castillo - Siseó sombríamente.

- Capitán… Márchese… - La voz del hombre alarmó a Shanks, era pesada y ronca, y podía ver la sangre escurriendo de sus labios, esa escena le resultaba familiar, demasiado. Pero no, no iba a permitir que nadie más muriera., lo había prometido.

- Ben no te esfuerces, estás perdiendo mucha sangre - lo apoyó delicadamente en el suelo y mira al otro con muy malas pulgas.

- ¿Queréis también enfrentaros a mí?

- ¡Yo lo que quiero saber es porqué lo atacaste! ¡Simplemente han venido aquí para preguntar, pensábamos marcharnos sin molestar - dijo Shanks muy enfadado. La silueta de aquella criatura se movía de un lado a otro, como si le estuviera examinando, sopesando… Y eso le ponía de los nervios.

- No tenían que haber entrado. Es mi castillo y aquí tengo mis reglas

- ¡¿Y cómo demonios lo íbamos a saber?!

Law miraba resignado la escena. Sabía de sobra cómo iba a acabar, nunca había visto a nadie enfrentarse así al amo… Probablemente el pobre idiota ni siquiera se imaginaba quien era, si no ya habría salido corriendo como el resto de los hombres.

- ¡Deja que se marche! -Exigió el hombre menor.

- No, lo he vencido. Ahora debe quedarse en mi castillo

- ¡Está herido, maldita sea! ¡Necesita un médico! ó desesperado.

- Aquí tenemos uno - respondió fríamente. Law les miró con cara de pocos amigos; aunque no era mala idea, dado que hacía tiempo que no curaba a un ser en carne y hueso… Bueno, hacía tiempo que no curaba, punto, lo que hacía con sus compañeros estaba más cercano al bricolaje.

- ¡No te lo volveré a repetir! ¡Deja que se marche!

- ¡No! - su voz resonaba por todo el castillo haciendo que las viejas estructuras temblaran.

Shanks se mordió el labio intentando analizar el comportamiento de aquella sombra, no es que se le diera muy bien, era más propio de Ben, pero… tenía que intentarlo.. Miró a su compañero malherido que cada vez tenía peor aspecto. Apretó sus puños con fuerza intentando pensar en alguna idea que pudiera hacer razonar a la bestia.

- … Me quedo en este castillo a cambio de mi compañero.

- ¡Capitán! - se alarmó Ben, no le gustaba esa idea.

- Pero antes quiero ver tu rostro, no me gusta la idea de tener que quedarme sin saber quién eres.

Mihawk estaba bastante impresionado, nadie que no fuera un espadachín se había enfrentado a él desde hacía mucho tiempo. Así que iba a reconocerle eso. ¿Quería verle? Muy bien, pues lo iba a ver, y se iba a asegurar que lo recordarse para siempre.

El capitán ahogó una exclamación de sorpresa; no era la primera vez que veía algo así, cualquier pirata estaba familiarizado con las frutas zoan, pero nunca había visto una criatura como ésta. Era como un enorme ave rapaz con forma levemente humana. Shanks tragó saliva y se acercó a esa criatura sin nombre. En ese momento entendió porqué no había habitantes en la isla.

- ¿Tenemos un trato? - preguntó el mayor..

- … ¡Hecho! - fue lo único que pudo decir, lanzándole una mirada angustiada a Ben.

Acababa de sellar su destino.

Notas finales:

Vale, tal vez los personajes estén un pelín... Out of character, pero es imprescindible para que se desarrolle la historia del fic, creo.

Los que han visto La Bella y la Bestia versión Disney habrán notado un cierto paralelismo. Tenía que sustituir de algún modo al padre de Bella, así que introduje a mi propio personaje, que en mis roles es hija de Shanks, eso además me permite variar un poco la historia, como habeis visto. En principio no tengo pensado hacer que aparezca más que mencionada hasta bien avanzada la historia, pero si quereis puedo añadir algún fragmento donde salga ella, para aportar otro punto de vista. ¿Que os parece?

Por cierto, aún no he tenido tiempo de dibujar a Hawk, pero aquellos que han visto El castillo ambulante pueden hacerse una idea... Solo pensad en... no se, un Yveltal con la cabeza de Mihawk o algo así.

Y con estas me despido. Espero que os guste. No temais informarme de algún error o inconsistencia algo así, y lo siento por la ortografía, pero ahora mismo no tengo Word y el Drive no es lo mejor del mundo en esta materia.


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