Hiatus
La canción de Laura pausini resonaba en la radio como una daga en la mente del rubio, la culpa le recorría de pies a cabezas, y entonces comprendió torpemente que las cosas nunca volverían a ser como antes.
“No es nada… solamente conocidos que van y vienen, no es nada, un sentimiento que no quiere esconderse.” – pensó muy dentro de sí.
- ¡Se fue se fue, el perfume de sus cabellos! – no dejaba de repetir la estúpida canción.
Y entonces fue cuando decidió apagar el maldito aparato.
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Para Hizaki el día comenzaba otra vez, hace algún tiempo se había acostumbrado a la sensación de estar nuevamente luchando entre el debut y los recuerdos del ayer, como guitarrista de Jupiter, ya no podía pensar en otra cosa, Versailles había dado un respiro y solo uno se había marchado.
- Es como si hubiéramos vuelto a comenzar sin…”él” – había pensado en un principio cuando se había tomado la decisión de formar la banda con Zin, sin embargo al parecer a Kamijo no le importaba, el engreído estaba feliz…
Tomó un vaso de agua y se refregó el rostro en agua fría, necesitaba eliminar esos recuerdos de su mente antes de que terminara arruinando el ambiente familiar del ensayo de hoy, necesitaban prepararse, pronto vendría otro álbum y no podían retrasarse.
No podía sentirse mal solo porque llevaba 4 meses sin ver a Kamijo.
El buzón de voz del teléfono comenzó a hablar con un tono cantarín y molesto que casi hizo que el rubio vomitara.
- ¡Princesa! Recuerda no llegar tarde al ensayo… tenemos cosas que hablar y la muñequita se preocupara ¡Nos vemos!
Era Teru el que se oía, el guitarrista alegre que nunca había abandonado su sonrisa haciéndole la vida imposible al enojón de Hizaki, ese “princesa” le volvía tan nostálgico.
Pensar que el rubio tan solo quería esconderse en su casa a pasar la vida del ermitaño, componiendo feliz de la vida.
Aún no podía creer como todo había terminado tan fácilmente familiar, la muñequita era su nuevo cantante, bueno… el cantante de la banda ahora, no nuevo, sonaba demasiado reciente ¿no? Por su cara bonita y su juventud con relación a todos habían terminado poniéndole el apodo… además su vestimenta tendía a enojarlo pero el muchacho no podía hacer nada, no eran ellos mismos quienes elegían. Al parecer el manager estaba esforzándose para hacer que el pobre Zin fuera una copia fiel del aura de su antecesor, por decirlo de algún modo.
“Sonríe y saluda…” – Se dijo a sí mismo, y abrió la puerta de la sala de ensayos, quedaban unos 10 minutos aún para comenzar por lo cual todos estaban enfrascados en sus propios mundos.
El guitarrista hizo lo que se propuso y con una extraña efusividad saludo a cada uno que se le presentaba, el último fue la muñequita que le miraba amablemente.
- ¡Vamos a darlo todo de nosotros hoy! Esforcémonos ¿sí? – le saludó y el otro respondió.
Así fue como guiados por Zin, resolvieron una cuentas fallas y a mitad de la última canción el silencio unifico a todos. El manager llegaba a presentarles los trajes que usarían para el concierto.
Masashi suspiro alegre, le gustaba como luciría la muñequita y él, Teru como siempre le gustaba exhibir sus piernas perfectas y estaba aliviado, a Yuki no le importo, aquello era parte de su trabajo mientras disfrutara de tocar la batería cómodamente, Hizaki miró el vestido y asintió levemente… estaba nostálgico, y por último Zin, quien mudo recibió toda aquella aristocracia.
“No lo hace por copiar, es para que combine con nosotros… el concepto, Hizaki” – Se volvió a repetir el rubio que observaba con recelo la tela del cantante.
Pero por más que el guitarrista se intentaba concentrar estaba desgastado mentalmente, estaba herido y enojado desde la primera hora del día, la cantante italiana de la radio lo había hecho rememorar uno cuantos “accidentes” del ayer.
- Eh Hiza, concéntrate… estamos en la última canción – le susurró Yuki al rubio que estaba envuelto en una especie de burbuja.
Teru miró a su compañero y comprendió de inmediato, era uno de sus amigos más cercanos y a lo largo de los últimos 2 años entendía mucho mejor los sentimientos de la princesa.
- Pasemos un buen rato – musitó el peli plata y Hizaki asintió levemente.
Sin embargo Zin le contempló seriamente, hace algún tiempo se había acostumbrado a la banda, habían pasado cientos y cientos de momentos pero al parecer el guitarrista no estaba en su 100% allí, siempre miraba la ventana en sus ratos libres, dios, estaba intrigado…
Masashi no estaba feliz con que la muñequita mirara tanto al rubio, hace algunos meses estaba decidido a confesarse y que el vocalista no le mirase no le daba precisamente buenas expectativas a futuro.
- Tranquilo chicos, solo necesito ir al baño – rio por lo bajo estando distraído y retirándose del lugar a tropezones.
La discográfica era grande, y existían un montón de baños ubicados en todas partes… Hizaki decidió ir al más lejano para poderse dar el tiempo de pensar, anoche había soñado con Kamijo.
Hace años, cuando alguna vez había rozado sus labios.
“Estaban de gira, todos yacían dormidos en sus habitaciones, pero cierto guitarrista estaba más que despierto. No podía conciliar el sueño con tantas cosas en mente, los nervios se lo comían a pedazos y Jasmine en su corazón le destrozaba al mismo tiempo.
- Ha pasado un tiempo mi querido amigo – pensó imaginando que el difunto bajista le escuchaba.
Una lágrima se escapó de sus ojos y unos brazos le cubrieron desde atrás extrañamente, al principio estaba convencido de que era un efecto paranormal y que aquel que creía muerto estaba allí, con él, para consolarle en su dolor.
Pero el aroma familiar llego a sus fosas nasales, y sonrió levemente…
- Kamijo, deberías estar durmiendo, si te enfermas nos quedamos sin concierto – le reprochó como verdadera madre.
El castaño intensifico su abrazo e hizo un mohín con su boca.
- No me parece, estas tristes, princesa… - susurró con voz grave el mayor.
El rubio se dio vuelto y dio con el cercano rostro de su compañero, guardaba sentimientos por el pero jamás se lo diría, era algo que estaba sellado en lo profundo de sí mismo… de todo modos mientras tuviera a Kamijo tan cerca ¿Por qué arruinarlo todo?
- ¡Pues te vas a la cama! Eres un estúpido engreído ¿Crees que si no duermes mágicamente estarás en condiciones mañana?- pero el más alto hizo caso omiso a sus palabras.
Aun no rompían el abrazo…
Kamijo sin esperar nada, extinguió esos pocos centímetros que separaban sus rostros rozando los suaves labios del rubio.
- No estés triste… estoy contigo, no me iré – musitó”
El guitarrista ya había llegado al baño, y tan solo quería golpearse en alguna pared por empezar a recordar algo tan vergonzoso… sin querer, tropezó con la primera persona que encontró e imagino una novela romántica, levantándose y encontrándose con Kamijo…
- Discúlpeme señor Hizaki – habló una voz desconocida que desapareció tan pronto como una estrella fugaz.
Hizaki exhaló triste, y abrió la puerta del baño, cerrándola tras de sí, una vez solo verifico que no hubiese nadie más y comenzó a patear una pared… la rabia contenida nunca era buena.
- Estaré siempre aquí ¡Como pude ser tan tonto!- Gritó más que enojado, con su rostro hirviendo…
“habían decidido tomar caminos distintos, pero ahora estaba el enfrentamiento, Hizaki miraba intensamente al castaño con enojo…
La reunión había acabado y estaban solamente ellos en la sala, como si tuvieran miedo de que al salir por esa puerta jamás volvieran a cruzar miradas. Kamijo fue el primero en hablar.
- Sabes que no es mi culpa – afirmó.
El guitarrista gritó enojado y formó un puño con su mano derecha, plantándolo en la mesa.
- ¡Sabes que es tu culpa! Crees que todo era color rosa cuando te independices, para ti éramos un estorbo y ahora serás feliz cantando, porque claro, por fin serás solo tú el centro de atención – afirmó el rubio y espero a la respuesta del vocalista.
- Necesito inspiración, tu y yo lo sabemos… al principio funcionaba bien, superamos juntos la partida de Jasmine, pero ahora no quiero volver todo esto una rutina ¡Hay que explorar! No es una despedida, es una pausa – dijo Kamijo en su defensa, usando un tono sereno y adolorido.
Hizaki, se mordió el labio inferior y golpeo nuevamente la mesa dejando escapar dos lagrimas… ahora no estarían juntos, si lo iba a ver serian como viejos amigos, sus sentimientos estarían en explosión cada día por querer ver ese rostro egocéntrico… sabía la pesadilla que se avecinaba en su vida sentimental.
- Princesa…
- Calla Kamijo, Vete a la mierda, tu maldito egocentrismo no te permitirá triunfar – le aseguró y levantándose sin más se marchó de allí.
Puede que semanas después fuera a disculparse y hayan sido buenos amigos… pero nada era igual”
- ¡¡¡Te odio Kamijo!!! – Gritó enojado pero pronto se dio cuenta que no estaba solo.
Se limpió su rostro y sin dase vuelta intento esbozar una sonrisa.
- Oh vamos Zin, no es necesario que me veas así… tu y yo sabemos que estoy un poco mal hoy, no es nada contra la banda perdóname – habló al sentir unos tacos típicos del traje medieval… seguramente ya se los habían probado.
Alguien le abrazó desde atrás y deposito un beso en su cuello que hizo estremecer al rubio en un principio, para luego intentar zafarse del agarre.
- Por favor Zin, no hagas esto más difícil ¿sí? – pero pronto comprendió el error.
- Princesa… - susurró aquella voz grave y las lágrimas invadieron al menor. Sin resistirse más, dándose vuelta y escondiendo el rostro en esos brazos protectores…
- Hace un tiempo que no me llamabas… pensé que ya me habías olvidado
- Tonto – Y sin más el castaño besó aquellos delicados labios.