Seiya y Shun se encontraban bajo la sombra de un árbol, ambos eran todavía unos niños de al menos unos 10 y 9 años.
-Seiya, ¿estás seguro de lo que dices?- preguntó algo asombrado el niño de cabellos verdes.
-¡Claro que sí!, te prometo que tú serás a la única persona que amaré durante toda mi vida, y lucharé contra quien se oponga a lo que siento por ti-le respondió el moreno con una gran sonrisa.
-Seiya-dijo el niño de ojos color esmeralda con una sonrisa especial en su mirada.
-Es más…-decía Seiya sacando de entre su bolsillo una pequeña navaja que andaba consigo.
-¿Pero qué haces con eso Seiya?, te puedes lastimar-dijo el de cabellos verdes algo preocupado.
Seiya se acercó al árbol donde se encontraban y comenzó a tallar algo en él.
-Ah, perfecto...- dijo con una sonrisa satisfactoria el moreno.
Después se hizo a un lado para que el pequeño conejito observara lo que había tallado en el árbol.
-Seiya eso es…-decía el pequeño asombrado.
-Esta será la prueba de que pasé lo que pasé, yo siempre te amaré a ti y que nuestro amor será tan fuerte como este árbol-dijo Seiya mientras el peli verde observaba un corazón tallado en el árbol y dentro de él las iniciales de ambos.
-¡Seiya te amo tanto!- dijo el peli verde abalanzándose al moreno con una gran sonrisa.
-Y yo a ti- le respondió el castaño al pequeño correspondiéndole a su abrazo.
Días después…
-¿Cómo que te vas?-preguntó entre lágrimas el de cabellos verdes.
-Conejito…créeme que lo que yo menos quisiera es separarme de ti, pero así lo ha decidido mi madre- dijo mostrando tristeza el castaño.
-Pensé que siempre estarías a mi lado-dijo Shun mientras sus lágrimas caían.
-Conejito… ven sígueme- le dijo el moreno al pequeño que lloraba, Shun lo siguió detrás.
Ambo caminaron durante un rato hasta llegar al árbol donde habían estado días antes.
-¿Qué hacemos aquí Seiya?-preguntó el peli verde aun con lágrimas en los ojos.
-¿Recuerdas que frente a este corazón que tallé te prometí que te amaría por siempre?- dijo el moreno mirando el corazón que días antes había hecho.
-Sí…-respondió el pequeño.
-Pues ahora frente a este corazón…nuestro corazón, te juro por el amor que te tengo que volveré por ti-dijo Seiya tomando de las manos a su conejito como él le llamaba.
-¿De veras?- preguntó el peli verde dejando de llorar para ver la sonrisa que el moreno le regalaba.
-Así es, te lo prometo- dijo Seiya dándole un corto pero significativo beso en los labios al peli verde.
-Y yo te prometo que te esperaré-le respondió el conejito.
-¡Seiya!, es hora de irnos- gritaba una mujer de cabellos naranja.
Ambos niños voltearon y vieron que era la madre de Seiya que lo esperaba para irse.
-¡Ya voy mamá!- respondió el moreno.
Al pequeño peli verde de nuevo se le escapaban las lágrimas por sus ojos, Seiya se dio cuenta y con uno de sus dedos se las secó.
-No llores, te prometí regresar algún día y así lo aré- dijo el moreno tiernamente al conejito que se armó de valor y dejó de llorar.
-Sí-respondió el niño, Seiya le dio un abrazo a Shun y después se fue con su madre que ya lo esperaba.
-Adios Shun-se despidió cortésmente la madre se Seiya.
-Adios señorita Marín- respondió Shun.
Después Shun se quedó observando como Seiya se alejaba en el auto rumbo al aeropuerto para irse a Japón.
9 años después…
Un despertador sonaba marcando las siete de la mañana en punto, una mano salió de entre las sabanas de la cama que había a un lado y apagó el sonar del despertador.
Un joven de cabellos verdes se levantó de la cama, su apariencia era frágil, tierna y sus ojos reflejaban una gran pureza, el chico camino hacia un calendario que había colgado en la pared de su habitación.
-Hoy es el día- dijo el peli verde con una sonrisa en su rostro que resplandecía como los rayos del sol de la mañana.
Shun se fue a bañar y a prepararse para recibir a esa persona que esperó por mucho tiempo volver a ver, su hermano Ikki, él y sus amigos de toda la vida Hyoga y Shiryu eran dueños de una gran cadena de hoteles que había por el mundo, Seiya recientemente se había unido a ellos y había decidido volver para tratar más seguido con ellos en especial con Shun.
El vuelo de Seiya llegaba a las 8:20 de la mañana y todos querían estar ahí para darle la bienvenida, rápidamente Shun terminó de bañarse y se vistió para salir hacia el aeropuerto lo más rápido posible.
Estaba saliendo de su casa cuando vio que Ikki lo esperaba en su auto, asique rápidamente se subió al auto, ya eran las 7:55 solo les quedaban 25 minutos para llegar a tiempo.
-Vamos Ikki que no lo alcanzaremos para darle la bienvenida-dijo desesperado el peli verde a su hermano.
-Está bien, ya cálmate- dijo Ikki poniendo en marcha en vehículo hacia el aeropuerto.
-Al fin regresaste Seiya-pensaba Shun mientras que por fuera tenía una gran sonrisa que delataba su emoción.