Capítulo 1: Persecución, beso.
Salió de la tienda cargando una bolsa de lo que había comprado allí… Por un momento, se preguntó si su hermano menor ya habría llegado a casa, mas descartó ese pensamiento casi de inmediato; él nunca lo controló (¡ni mucho menos!), y ahora no empezaría a hacerlo.
Cualquier cosa que le pudiera llegar a pasar, ya tendría todo el entrenamiento (o más bien, batallas sin sentido en el tejado de su edificio) que le había proporcionado junto con el Pequeño Cal.
Dirigió la mirada hacia unos arbustos, en los que había escuchado unos ruidos. Luego de un momento de espera, un simple gato salió de ellos.
Estaba a punto de retomar su camino –tampoco es que haya visto algo interesante–, de no ser que cruzó miradas (claro, tanto como se pueda cruzar miradas con alguien que lleva gafas de sol) con el chico que había ocupado sus pensamientos hacía un momento: Dave.
Y pensó que tal vez había hecho una cara rara (aunque eso era prácticamente imposible, considerando la naturaleza estoica de su rostro), porque éste se giró y empezó a correr.
Y no, no lo iba a perseguir.
…
No lo haría, eso no sería nada guay.
…
¡En serio no lo haría!
…No por mucho tiempo.
Cuando el perseguido volteó, pudo jurar que sus ojos se abrieron –al menos, un poco– por la sorpresa, es decir, ¡su hermano mayor lo perseguía! ¿Por qué lo perseguía?
"¿Y ese?", pensó cuando distinguió una figura masculina al lado de él, ¿estaban tomados de la mano?
Para que pueda seguirle el paso, seguro. ¿Pero por qué huían, para empezar?
Dave giró en una esquina, y él lo siguió de cerca.
— ¿Huh? —Pronunció alzando imperceptiblemente una ceja. El menor había desaparecido, y no había ningún negocio, discoteca, hotel, ni nada con absolutamente ninguna luz prendida. Excepto por un bar… ¿Un bar travesti?
Entró pasando por alguien mayor sin mucho esfuerzo. No tenía nada que perder por echar un vistazo, ¿cierto?
Lo primero que notó, fue que la música era bastante buena. Lo segundo que notó, fue que le gente realmente perdía todo atisbo de vergüenza en esos lugares.
Lo tercero que notó, fueron aquellos ojos verdes que lo observaban fijamente.
Aunque, aquel 'contacto visual' no duró demasiado tiempo. Un hombre (o una mujer, quién sabe en lugares como ese) tironeó levemente del vestido de la persona poseedora de aquellos ojos.
Observó sin pudor como hablaron un momento, hasta que el de cabello negro hizo una mueca graciosa y se fue con quien lo había molestado (ahora distinguía que era una mujer… seguramente).
Por un momento, simplemente se quedó allí, pensando en nada realmente y observando un punto indefinido del camino que habían tomado los otros dos para irse.
Hasta que recordó.
Estaba persiguiendo a su hermano.
Deslizó una mano por debajo de los lentes, apretando un poco el puente de la nariz, y luego siguió caminando, inspeccionando el lugar.
Hasta que por fin distinguió a alguien conocido.
—Sup. —Dijo.
La chica lo miró, palideciendo.
—H-hola Dirk… —Saludó a penas en un murmuro.
—¿Sabes dónde está mi hermano? —Preguntó sin más.
—N-no… ¿Por qué lo sabría? ¿Por qué él vendría aquí? ¿Por qué yo estaría aquí? ¿Por qué estoy aquí? Espera, ¿por qué estás aquí? —Alzó una ceja.
— … —De acuerdo, si decía "Perseguía al pequeño hombre" no sería guay. Si decía "Me gusta es lugar y lo vi por ahí, pero lo perdí de vista", sería peor. Simplemente eligió la mejor opción—: Pasaba cerca, vi a Dave cruzar una esquina y entré.
—Oh… —Completamente creído—Eso explica la bolsa —sonrió señalando lo que el otro sostenía.
— ¿Lo viste o no? —Repitió, haciendo a la chica ponerse nerviosa otra vez.
—N-no… ¡No lo veo desde hoy en la mañana!
—Ya veo. —Se sentó al lado suyo.
—Oh Dave, por lo que más quieras no vengas aquí… —Susurró.
— ¿Hn?
— ¡Nada! —Sonrió nerviosamente—. Y, Bro, ¿cómo te va?
—Creo que te he dicho repetidas veces que podías llamarme Dirk.
—Lo siento, pero… ¡Se me hace raro decirte así!
Dirk suspiró, pero no dijo nada.
De repente, Jade empezó a mover las manos frenéticamente. Él inclinó un poco la cabeza y luego se volteó. No había nada.
—¿Pasa algo?
—N-no… Nada.
Iba a preguntarle más cosas, como "¿Por qué estás en un bar travesti?" o "¿No tenías que haber venido vestida de chico, por lo menos?"…, o algo así, pero los interrumpieron.
—Disculpen… ¿Qué tomarán? —El chico con vestido había estado allí desde hacía un rato, mas no pudieron notarlo sino hasta que ambos hicieron un breve silencio.
—Jugo de naranja. —Respondió.
—Disculpe pero… No hay.
—Algo hecho de naranja.
—¿Tequila Fresh? ¿Media Noche? ¿Canadá Cre…?
—Lo que sea.
— ...De acuerdo… —Se dio media vuelta, y él observó cómo se iba por un momento, para luego volver a ver a la chica que estaba sentada al frente suyo. Ésta parecía aliviada.
Al notar la mirada del Strider, que estaba clavada en ella, se tensó.
—Entonces… ¡No me has dicho cómo te va!
—Bien. —Contestó secamente.
Oh… qué bueno… Je, je… —Miró hacia otro lado. ¿Ahora qué haría?
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—¡Dave! ¿A dónde vamos? ¿Por qué corremos tanto? —Preguntaba el chico, jadeante por la larga carrera que habían tenido.
—Por nada… —Soltó su mano y paró de correr. Se encontraban ya en pleno centro.
—Dave, no puedes simplemente tomar a alguien, salir corriendo rapidísimo sin razón aparente, y luego sólo decir que no fue por nada.
El rubio lo miró, y sonrió por dentro. Ese chico era demasiado adorable, incluso cuando lo regañaba.
— ¿No estábamos en medio de algo? —Sonrió de lado y volvió a tomarlo de la muñeca, llevándolo al callejón más oscuro que encontró. Al entrar, lo acorraló contra la pared, apoyando su brazo izquierdo en ésta, y, con su mano derecha, le levantó la barbilla.
—D-Dave… Dime porqué salimos corriendo… —Insistió nervioso.
Él simplemente lo ignoró y se acercó más. Sus labios eran separados sólo por las pequeñas nubes blancas que se formaban por el aliento de ambos, gracias al frío.
Y, John por fin cedió, simplemente no podía más.
Entrecerró los ojos y, cuando sintió un par de labios posándose sobre los de él, terminó de cerrarlos por fin, correspondiendo suave y lentamente aquel contacto que tanto había esperado sin siquiera haberse dado cuenta de ello.