La tierra vivía en paz una vez más, los guerreros Z volvían a sus vidas cotidianas, excepto un par. Ellos ya tenían planeados sus entrenamientos, desde qué hora llegar hasta la hora donde tenían que irse, porque si no sus mujeres los mataban…
Todo parecía normal, los entrenamientos terminaban siempre con moretones, seguramente manchas de sangre y las ropas, siempre rotas… Todo parecía normal, bueno, al menos para Vegeta…
Pero en la cabeza de un cierto saiyan de pelos alborotados pasaba en su mente siempre la imagen de aquel quien fue una vez un príncipe orgulloso. No dejaba de fingir siempre esa rivalidad hacía él, pero realmente cuando estaba cerca de él su corazón quería salirse de su pecho y no podía evitar algunas veces ese pequeño sonrojo que alguna vez aparecía, que por eso tantas veces lo regañaba…
Como ahora…
V: ¡Concéntrate en esto, Kakarotto!- golpeo una vez más su cabeza, furioso, nunca le escuchaba. –Maldita sea… Esto se está poniendo aburrido…- se cruzó de brazos e iba bajando hacía el piso.
G: ¡No espera! No puedes irte tan pronto…- miro al cielo, las nubes estaban como algodón de azúcar y el cielo de un color caramelo… -“Que hambre” Apenas está atardeciendo…- se acercó a él casi rogando su presencia esa tarde. –Además necesito hablar contigo…- puso una mano en su hombro, mirando nervioso al piso.
V: ¿Hmmm? ¿De qué demonios quieres hablar? Yo no tengo nada que hablar contigo…- quito la mano de su hombro y le miro molesto –Ojala y para mañana hayas olvidado ese asunto y te pongas EN SERIO a entrenar…- miro al cielo una vez más –Yo iré a comer algo… Déjalo así por hoy…- dijo en una voz suave, tranquila, no muy común en él… Seguramente era lo mismo.
Vio su figura alejarse en el azul cielo, dando un último suspiro…
G: …Te amo, Vegeta…- y se fue a casa, nervioso, con miedo de que no volviera a tocar ese tema el día de mañana… En serio necesitaba hablar con él… Al menos su corazón.
~
Era el siguiente día de entrenamiento. Ambos estaban por los aires, lanzando patas y puños a su contrincante, pero, notaba sus piernas temblar y los puñetazos más suaves… Hasta que recordó…
-Que es lo que me de lo que “querías conversar” Insecto…- dijo fastidiado, deteniendo el combate. Esa era la cosa que menos le agradaba, y aún menos con Kakarotto.
-Bueno yo…- se rasco tras la nuca, algo avergonzado -Quiero arruinar nuestra amistad…Vegeta-
-Que… ¿Qué quieres decir con eso, Kakarotto?- se cruzó de brazos, esperando rápido la respuesta a su pregunta, viendo cómo se acercaba a él, con pasos tímidos y la cabeza baja. –“¿Ahora qué demonios le pasa?”-
-Es que…Vegeta- miro hacía el piso, intentando evitar su mirada que Él mismo buscaba –Tu eres un amigo muy querido y… No sé cómo decírtelo- suspiro y le tomo de los hombros. –Pero quiero que dejemos de ser amigos Vegeta… Y pasar a ser… Amantes-
Se quedó mudo, ¿Cómo se atrevía a pedirle algo así? Retrocedió unos pasos, sacudiendo un poco su cabeza.
Bien, ya había pasado demasiado tiempo junto al infeliz, quizá ya se había dado una idea de que lo apreciaba más que como “amigos” que solo era un tregua de varios años.
Aun así… No podía evitar sentirse también un ambiente agradable al entrenar cada tarde-noche con él. Pero aun así no podía admitirlo…
-¿Y qué te hace pensar que aceptare?- gruño
-Porque yo sé que… Somos más que amigos-
-Eso piensas tu…- se dio la media vuelta –Bueno… Me iré, ya me canse de tantas tonterías por hoy… Empezando desde tus ataque…- sonrió –Ni cosquillas me hicieron…- estaba a punto de irse, pero le tomo del brazo.
-¡Eso es lo que piensas tú! Pero yo… De verdad te amo…- le soltó un poco el agarre, acercándolo a él.
“… Toma mi mano…”
-No puedo seguir fingiendo esto…- le abrazo, con una mano en su espalda y otra en su barbilla –No puedo seguir fingiendo que me agrada tu matrimonio…-
-Su-suéltame…- le gruño advirtiéndole, pero seguía acercándolo cada vez más a sus labios. Vio cerrar sus ojos, entonces fue tiempo de ceder, cerró también sus ojos, acercándose un poco más a sus labios.
“…Toma mi mano…
Porque somos más que amigos...
Te seguiré hasta el final”
Entonces sus labios se juntaron por fin, tomando una dulce sensación que nunca había sentido y eso lo hacía sentirse débil y estúpido…
“Oh, tu amor por ella no duró mucho…”
Entonces sintió que su corazón cedió a la petición de Kakarotto, sería divertido ser su amante… Además, ya no era lo mismo con Bulma, sentía un poco más atraído por Kakarotto, sin mencionar que era el último de su raza junto con él y… No podía matarlo.
Además que era su querido amigo…
Pero desde ahora sería su amante…