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Avaricia. por Seiken

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Disclaimer: Estos personajes no me pertenecen y por lo tanto no gano dinero, solo la satisfacción de recibir sus comentarios, quejas o sugerencias… para quienes no hayan visto el Reboot de Thundercats, ¿Qué esperan? ¡Vayan a verlo que no se arrepentirán!

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Resumen: Esta vez Grune se ha aliado a una fuerza superior y tomara lo que siempre ha querido.

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Avisos:

Este fic es Slash, si no te gustan las relaciones homoeróticas no seas grosero, simplemente no lo leas.

Esta historia está basada en los Thundercats que acaban de salir, no tiene muchos spoilers más allá de los que ya deben de saber.

Fic dedicado a Yuriko Hime por soportar mis constantes incoherencias…

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Avaricia Capitulo 5

Lion-O fingió dormir durante toda la guardia de su hermano como cuando eran pequeños, esperando poder engañarlo para conversar con él cuando esta se acabara, no se había movido un solo centímetro para no advertirle que estaba despierto y había relajado su respiración, intentando de esa forma engañarlo.

Su hermano había estado observando las cenizas de la fogata que prendieron casi todo el tiempo, sus orejas se movían con cada sonido extraño, parecía seguir pensando en Grune, había mucho que no le estaba diciendo y que no le diría si no lo presionaba, él era así, se guardaba sus sentimientos para él solo.

Cuando esta termino y comenzó la de Cheetara, Tygra se recostó a su lado recargándose sobre su brazo izquierdo, cubriéndose con la capa, preguntándole con voz queda. — ¿No puedes dormir?

Lion-O inmediatamente se giro respondiéndole con una pregunta indignada, seguro que esta vez si había logrado engañar a Tygra, hacerlo creer que dormía. — ¿Cómo?

Tygra sonriéndole como no lo había hecho en algún tiempo le respondió. — ¿Cómo no puedes dormir? O ¿Cómo me di cuenta que no estabas dormido?

Lion-O le respondió sintiendo que comenzaba a sonrojarse, esperando que los demás no lo hubieran descubierto. — Como sabías que no estaba dormido…

Tygra le respondió con cierta burla en su voz, esperando impacientar a su hermano menor para evitar conversar del tema que temía Lion-O quería abordar. — Roncas… y pateas.

Lion-O fingió estar ofendido, jamás se había escuchado roncando y desde que compartieran la misma cama esa ocasión que su padre los llevo en una excursión de entrenamiento no había olvidado ese punto. — No ronco…

Tygra se dio la vuelta diciéndole con ese tono de “soy tu hermano mayor y se más que tu” que siempre le molestaba. — Ya duérmete.

Lion-O recargándose en su codo le respondió mirándolo con la cabeza ligeramente inclinada a sabiendas que él tampoco podía dormir, el movimiento de sus parpados lo delataba al igual que el ceño fruncido que portaba, el rostro de Tygra se relajaba cuando dormía haciéndolo ver un tanto más joven. — No puedo dormir.

Tygra sin abrir los ojos, tratando de encontrar un lugar menos incomodo del suelo le pregunto. — Que no puedas dormir significa que no pueda dormir yo tampoco.

Lion-O suspirando se recostó nuevamente dándole la espalda, Tygra no quería charlar y esa era una buena forma de hacérselo saber, por lo menos estaba siendo amable para sus estándares, en otra ocasión le habría dicho que se perdiera.

Tygra continúo reacomodándose en el suelo una hora más sin poder conciliar el sueño, hasta que dándose la vuelta le pregunto esperando que no los escucharan hablar o que por lo menos fueran lo suficiente discretos para ignorarlos. — ¿De qué quieres hablar?

Lion-O que estaba acostado de lado observando su espalda, ahora le estaba viendo de frente recargado en su brazo izquierdo, cubierto con la capa de viaje. — ¿Estás bien?

Tygra medito esa pregunta, ninguno de los dos estaba bien, en realidad ninguno de los miembros de su grupo estaba bien, dos huérfanos demasiado pequeños para tener que haber vivido solos en una ciudad repleta de su gente, un clérigo que había perdido a su maestro y tutor, un general traicionado por su mejor amigo, y ellos, que habían visto como asesinaban a traición a su padre, y Lion-O que tenía bajo sus hombros la responsabilidad de guiarlos en una empresa que desconocían. — No creo que bien pueda describirnos.

Lion-O asintió quejándose. — Fue una pregunta tonta…

Tygra le dijo entonces cambiando de posición para poder ver las estrellas y no tener que mirar los ojos azules de su hermano. —No quiero pensar en eso…

Lion-O sabía a qué se refería con eso, no quería pensar en Grune, el tampoco quería pensar en ese traidor, pero desde que dijera esas palabras no había podido olvidar la mirada de Tygra, quien parecía haberle creído. — ¿Por qué dudaste cuando dijo esas patrañas de nuestro padre?

Tygra se levanto inmediatamente, sentándose en el suelo, respondiendo arrepentido por su debilidad, era difícil unificar a las dos Grune que conoció, uno era el amigo de su padre, quien siempre le prestaba atención a pesar de no ser el heredero a la corona, el otro, un traidor que destruyo todo lo que conocían. — Por un momento tenían mucho sentido…

Lion-O se levanto del suelo furioso diciéndole, dándole la espalda, sin comprender como podía escuchar las palabras de ese sucio traidor cuando les había robado todo, cuando había intentado hacerle daño. — ¡No puedo creerte!

Tygra levantándose al igual que Lion-O le dijo intentando colocar una mano en su hombro para calmarlo, sus orejas bajas al igual que su tono de voz. — Lion-O…

Lion-O le dio un manotazo diciéndole señalándolo con el dedo índice, despertando a los mellizos por que Cheetara los había escuchado al montar guardia y Panthro había despertado poco después cuando los hermanos no eran tan discretos como querían pensarlo. — ¡Cállate! ¡El nos traiciono, nos quito todo lo que teníamos y te atreves a escucharlo! ¿Acaso eres un idiota?

Tygra gruño al escuchar como Lion-O creía que podía juzgarlo, él no era el adoptado, él no era el relegado, él no era quien siempre contradecía las ordenes de Claudius y aun así tenía su afecto incondicional, él no había sido elegido como su heredero, él era su hijo sanguíneo. — Ponte en mi lugar…

Lion-O le respondió con la misma ira que mostro recién abandonaron Thundera, no sabía contra quien estaba dirigida, contra Tygra por escuchar las palabras venenosas de Grune, contra este por traicionarlos o contra él por haber permitido que Tygra se alejara del grupo cuando estaba seguro que esa era una pésima idea. — ¡Eso hago y aun así no comprendo cómo puedes siquiera escucharle!… ¡Tú siempre te comportas como si fueras perfecto, como si nunca cometieras ningún error, pero sabes que, Tygra, ni eres perfecto ni eres tan seguro de ti mismo como finges serlo!

Tygra le respondió sujetando las muñecas de Lion-O, quien lo sostenía de su capa, controlándose para no atacarlo enfrente de los demás, quienes se habían levantado para detener aquella discusión de cruzar la línea verbal y llegar a los golpes físicos. — Nunca he dicho que sea perfecto…

Lion-O le recordó en ese momento pronunciando palabras que le dolieron al mismo tiempo que salían de su boca, que lastimaron a su hermano mayor de la misma forma. — ¡Sí lo hiciste cuando permitías que Grune te abrazara en el festejo! ¡Tú coqueteabas con él en esa mesa!

Tygra se petrifico un momento y respirando hondo supo que no podía contradecirle, eso era cierto, para cualquiera que los hubiera visto pensarían que estaban flirteando, se preguntaba sí él no le dio alguna señal equivocada a Grune para que pensara que estaba de acuerdo en proseguir esa clase de relación, todo ese tiempo había buscado algún momento en el cual le dijera físicamente que lo atraía, sin embargo, no encontraba ninguno, por lo menos no que lo recordara y sin más se soltó de las manos que sostenían su capa pronunciando. — Eso piensas… su majestad.

Lion-O sintió repentinamente que su cuerpo no podía moverse y dejo que su hermano se alejara lo suficiente para tomar un lugar cerca de las cenizas de la fogata, lejos de los otros Thunderianos y mucho más importante, alejado de él.

Cheetara se acerco a Lion-O con simpatía y colocando una mano en su hombro le dijo tratando de calmarlo, viendo como estaba a punto de desmoronarse. — Jaga decía que cada Thunderiano tiene su propia manera de enfrentarse a sus demonios… tu lo manifiestas, tu hermano lo guarda en su interior.

Lion-O intento sonreírle sin éxito para después sentarse al otro lado de la fogata en donde Tygra parecía haber decidido dormir un poco en una posición muy incómoda, recargado contra el árbol, con su rostro oculto entre sus rodillas. — Yo hare guardia desde ahorita, Cheetara… descansa.

Tygra estaba avergonzado por sus fallas, le dolía que Lion-O pensara que se merecía eso, él también lo pensaba de cierta forma porque de que otra manera un thunderiano se comportaría de aquella manera, aun antes de que los traicionara.

Cheetara al verlos le pregunto al general que parecía intentar dormir otra vez, el cual estaba acostumbrado al suelo duro y que no tardaría en lograr su objetivo. — ¿Fue Grune?

Panthro abrió los ojos respondiéndole con calma. — ¿Cómo lo sabes?

Cheetara le respondió recostándose en el suelo, recordando lo que Grune le dijo a Mum Ra, como este le había prometido que tendría al príncipe, sin embargo, nunca dijo a cual ni mucho menos para que lo deseaba. — Le escuche decir que Mum Ra le prometió al príncipe… no entendí a cual o para que...

Panthro suspiro para después decirle muy serio, seguro que Lion-O no abandonaría la búsqueda de respuestas y que esa noche sería especialmente pesada si seguían conversando o llegaban a pelearse como estuvieron a punto de hacerlo. — Es mejor que no sospechen que tú sabes algo… y que ellos arreglen sus problemas solos.

Cheetara no creía que eso fuera lo mejor, sin embargo, no podía interponerse sin saber realmente que había ocurrido el día anterior, bien podría haber ocurrido lo que ella temía o tal vez con suerte lograron detener a Grune antes de que lastimara al supuestamente demasiado seguro de sí mismo hermano adoptivo del rey.

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Grune se encontraba recostado en su cama, observaba el collar con forma de luna con detenimiento, imaginándoselo puesto a su hermoso príncipe, no al adolecente sino al que se le escapo apenas unos días atrás.

Su cuerpo desnudo recostado a su lado, ojos dorados observándole de reojo, sus orejas bajas y sus mejillas sonrojadas, ambos brazos rodeando la almohada al mismo tiempo que él acariciaba cada una de las rayas de su pelaje para recordar cuantas tenía exactamente, como cambiaba la coloración de su pelaje en todo su cuerpo.

El pequeño gatito había pescado su atención desde hacia tanto tiempo que ya no recordaba desear a otra persona, mucho antes de que Claudius se diera cuenta de sus deseos, cuando aun le permitían estar cerca de los dos príncipes.

Recordaba haberlo visto sonrojado por culpa del frio de un invierno especialmente crudo, con las orejas bajas cuando una tormenta lo empapo durante una tormenta, debajo de la luz de la luna, y cerca del fuego.

Esa era una de sus visiones favoritas, Grune había observado a los dos hermanos jugar cerca del fuego del castillo en invierno, Lion-O era una constante molestia, siempre interponiéndose entre ellos, pero Tygra, él era toda una visión cerca de las llamas puesto que su pelaje podía confundirse con ellas bajo la luz indicada.

El color de su manto imitaba al fuego cuando este era iluminado por una chimenea, las rayas negras de su cuerpo se oscurecían mucho más, sus ojos brillaban como dos pepitas de oro y las partes blancas resplandecían.

Trabajo mucho para poder ganarse la confianza de Tygra, en realidad fue como domar a una criatura salvaje, poco a poco fue introduciéndose en su espacio personal, ganándose su confianza, acostumbrándolo a sentir sus manos sobre su cabeza, después a permitir que rodeara sus hombros con su brazo, hasta que llego a un punto en el cual era normal que lo tocara o visitara sin su permiso.

Lo mismo ocurriría cuando por fin pudiera capturarlo, para convertirlo en su amante primero tendría que acostumbrarlo a sus caricias para que después las correspondiera y hasta las deseara.

No podía engañarse pensando que su príncipe aceptaría gustoso compartir el lecho con él, pero si sabía que terminaría acostumbrándose, ya fueran días, meses o años lo que se tardara.

Por un momento pensó en descargar su frustración sexual con el aroma de Tygra en su cama, aun seguía fresco y cerrando los ojos casi podría sentirlo a su lado, imaginarse que su mano era su boca, pero no lo haría porque sabía que cuando por fin lo tuviera, la satisfacción de ese momento sería mucho mayor.

Controlando su excitación respiro hondamente y salió de su tienda para ordenarle a sus soldados que debían comenzar a moverse.

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Tygra seguía despierto, Lion-O lo sabía, era parecido a esas ocasiones en las cuales había sido castigado por ocultarle a su padre que él había desobedecido sus órdenes o curado sus heridas para que nadie se diera cuenta que las tenía, o cuando lo siguió fuera del palacio durante uno de los festivales y un ladrón lo ataco en uno de los callejones, ese día no quiso hablarle durante horas, como si lo culpara por lo que paso, su hermano mayor fingía estudiar o dormir para evitarlo.

Lion-O observaba a su hermano con pesar, sus orejas estaban bajas, sus pupilas dilatadas fijando su vista en la respiración controlada de Tygra, el mayor no era el único que podía ser fuerte e ignorarlo, debía soportar las ganas irrefrenables de sentarse con él, abrazarlo como cuando eran niños y decirle que sentía lo que dijo.

Tygra abrió los ojos después de varios minutos de sentir la mirada de Lion-O sobre si, le observo fijamente y después se recostó dándole la espalda, una actitud que le mostraba que tan molesto estaba realmente.

En otro momento lo dejaría solo esperando que su padre le hiciera ver razón, pero su padre estaba muerto y él era el rey, era su responsabilidad que su grupo no se desquebrajara como temía que lo hiciera si Tygra seguía ignorándolo, o eso fue lo que se dijo porque no estaba relacionado con que su hermano ya no lo quisiera.

Lion-O suspiro profundamente para realizar la tarea más complicada de su vida, conversar con su hermano mayor sin tener que disculparse, él no había dicho nada malo, ni siquiera en la parte en la cual le dijo que coqueteaba con Grune, porque debían ser francos, Tygra flirtearía con una roca. — ¿Tygra?

Tygra abrió los ojos con el seño fruncido y le respondió en la misma posición, ignorándolo de otra forma. — Si no tiene sueño señor de los Thundercats… porque no practica con su espada y me deja dormir.

El más joven podía sentir como se empezaba a formar una barrera entre los dos, la cual piedra tras piedra podría convertirse en una muralla y no estaba dispuesto a que le robaran a su hermano.

Lion-O insistió soportando la necesidad de encogerse bajo la fría voz de Tygra. — Tenemos que hablar.

Tygra le respondió aun dándole la espalda, no quería que Lion-O se diera cuenta de lo mucho que le afectaron sus palabras, que pensara que se entregaría al asesino de su padre, que no daría una buena lucha antes de que sus indecentes manos le arrebataran la libertad. — ¿Sobre qué? Tú piensas que… por que no solo te vas y me dejas solo.

Lion-O sentándose a su lado le pregunto colocando una mano en su hombro, Tygra se encogió inmediatamente al sentir su peso, sorprendiendo al menor ya que jamás había hecho eso en toda su vida. — Tygra…

Tygra moviéndose de tal forma que esquivo la mano de Lion-O sin verlo siquiera le respondió, su mirada fija en la corteza del árbol. — ¿Piensas que correré a los brazos de Grune cuando tenga la oportunidad?

La mera idea de Tygra en los brazos de Grune provoco que bilis subiera por su garganta acompañado de un sentimiento de furiosa inquietud que no pudo controlar ni se molesto en comprender, al mismo tiempo que tuvo que contener un rugido, el cual amenazaba con escapar de su garganta.

Grune era una persona desagradable aun antes de su traición, era viejo y brusco, para Lion-O que apenas lo recordaba a diferencia de Tygra, era un mentiroso, mostrándole a cada uno lo que deseaban ver, ocultando quien era realmente hasta que pudo traicionarlos.

Súbitamente recordó algo que Grune le dijo a Tygra más de una vez “Lo que no se consigue merecer siempre se puedes tomar” que debía ser la forma en la cual se conducía en su vida, tomando lo que no era suyo, aquella que sabía no se merecía.

Grune no se merecía ni la amistad, ni la atención, ni siquiera la aprensión que le dedicaba su hermano, no se merecía que Tygra estuviera angustiado por él, pensando seguramente en lo que hizo o no para ganar su atención, en lo que pasaría llegado el momento en el cual lo capturara, en lo que haría para mantenerlo a salvo como era su deber siendo el mayor.

Grune debía comprenderlo igualmente, por eso intentaba tomar a Tygra, obligarlo a obedecerle y Lion-O jamás dejaría que eso pasara, él era su hermano, su compañero de juegos cuando eran niños, su súbdito ahora que era rey, nunca permitiría que le perteneciera al avaricioso tigre dientes de sable.

Lion-O se dio cuenta que comenzaba a odiar a Grune como nunca antes había odiado a otro ser, era fácil hacerlo y eso le asustaba tanto como fallar al proteger a las personas que amaba, de cumplir su misión como rey de Thundera.

Para el joven león la idea de Grune tocando a su hermano lo enfermaba, sin embargo, la noción de que su hermano lo siguiera por gusto era completamente ridícula, así como la respuesta y comportamiento de su hermano, que parecía estar molesto con él por algo que no hizo. — No… pero me molesta que Grune no entienda que no le perteneces, eres “mi” hermano, no eres suyo… no puedes ser suyo.

La forma en la que dijo “mi hermano” provoco que Tygra volteara ligeramente incomodo, tragara saliva y después le dijera sentándose al ver que pronto los primeros rayos de luz iluminarían la tierra, que sería la hora de partir. — Sólo dime esto, Lion-O. ¿Piensas que me entregaría a ese traidor?

Lion-O se cruzo de brazos respondiéndole al ver que ya tenía su atención, esperando que Tygra comprendiera que solo estaba preocupado por su seguridad y que Grune era un viejo sucio con ínfulas de grandeza, como cualquier clase de thunderiano que perseguía a un príncipe de la mitad de su edad. — No… Grune sólo es un viejo sucio y sé lo mucho que te desagrada.

Tygra se rasco la punta de la nariz para después responderle con cierta diversión en su voz, repitiendo en su mente “viejo sucio”, Lion-O tenía razón en eso, en realidad era en lo único que su hermano tenía razón, porque no comprendía porque estaban peleando cuando su enojo debía estar enfocado en el general no en su hermano menor, toda esa discusión estaba fuera de sí.

Tygra recostándose en el suelo nuevamente, esperando poder dormir por lo menos unas horas le extendió a Lion-O el brazo para que se acostara junto a él, ya no eran niños pequeños, pero no veía la razón para no dormir juntos. —Si los dos pensamos igual porque no te duermes.

Lion-O asintió y se recostó a un lado de Tygra dejando apenas algunos centímetros de separación entre ambos, si lo quería lejos entonces tendría que moverse, pero su hermano en vez de eso lo cubrió con su capa, cerró los ojos e intento dormir las pocas horas que quedaban antes de partir, diciéndole poco después. — Si me pateas o roncas…

La respuesta del menor no se hizo esperar e inmediatamente escucho como se quejaban amargamente haciendo un puchero, Tygra casi podía ver su gesto fruncido. — No pateo y tampoco ronco…

Tygra solo se rió por lo bajo sintiendo momentáneamente que los dedos de Lion-O dibujaban las rayas de su cabeza, para después enfocarse en las de su rostro, recorriéndolas con el dedo índice, un gesto que su hermano menor usaba cuando no podía dormir y le dejaba esconderse en su cuarto de los terribles monstruos de su armario.

La mañana siguiente los encontró recostados juntos, Tygra rodeaba la espalda de Lion-O con sus brazos, quien en un momento de las pocas horas que pasaron antes de que amaneciera logro recostar su cabeza sobre su pecho y abrazar al mayor por la cintura.

Ambos roncaban, tan tranquilos como podrían estarlo en medio de un bosque seguidos de cerca por sus enemigos, el primero en verlos fue Wilykat quien llamo a su hermana, ella se sentó a su lado con una sonrisa en los labios.

No sabían si despertar a los demás o dejar que los otros dos hermanos conservaran algo de su dignidad, sin embargo, el primero que abrió los ojos fue Tygra al sentir un peso extraño sobre su pecho al igual que la mirada divertida de los más jóvenes.

Al ver a los gemelos y sentir una extraña carga sobre su pecho y unos brazos rodear su cintura inclino su cabeza para ver una melena roja, Lion-O roncaba durmiendo plácidamente sobre él, utilizándolo como almohada.

Los mellizos no dijeron nada, simplemente se rieron y se fueron de allí para alertar a los demás, Tygra bostezo y empujando al menor le dijo levantándose, robándole su cómoda almohada. — Ya amaneció…

Lion-O se quejo al sentir el duro suelo y perder la cómoda sensación de calor que brindaba el cuerpo de Tygra. — Todavía es muy temprano… y estaba teniendo un buen sueño.

Tygra le respondió estirándose, escuchando que los demás se preparaban para seguir con su viaje. — Me alegra ser una almohada tan cómoda “señor de los Thundercats” pero ya debemos irnos.

Lion-O se estiro colocando las puntas de sus dedos sobre las de sus pies para después estirarse, levantando sus brazos, escuchando que algunas articulaciones protestaban con ese movimiento. — Eso creo… pero a donde.

Tygra colocando una mano en el hombro de su hermano le respondió con cierta burla, sintiendo la mirada desaprobatoria de Cheetara a sus espaldas, haciendo lo mejor que podía para no voltear a verla. — Podrías usar la espada del augurio, a menos que ya no recuerdes como se usa… claro está.

Lion-O se sonrojo relativamente molesto, Tygra antes de que Cheetara le dijera que debía confiar en su hermano o que fuera un poco más amable con él, le guiño el ojo con una sonrisa, alejándose de allí buscando a los mellizos para asegurarse que de alguna manera no le contaran a los otros dos lo que habían visto para conservar algo de su dignidad intacta.

Cheetara le comento en ese momento a Lion-O, siendo respetuosa y provocativa al mismo tiempo colocando sus manos en sus hombros. — No lo escuches…

Lion-O asintió aun con el constante temor y molestia que representaban los deseos de Grune por su hermano mayor, accionando la espada, comandándole inconscientemente que le mostrara las respuestas a sus preocupaciones.

La espada del augurio le mostro lo que deseaba o tal vez, lo que necesitaba ver, pero no era el camino que debían seguir, era a Grune el destructor liderando a su ejército en dirección de una construcción antigua parecida a la torre en donde encontraron el libro del augurio.

Grune parecía conversar con Mum Ra, quien señalaba un collar con la forma de una media luna dorada, la que parecía el tigre dientes de sable cargaba con orgullo en su cinturón.

Las palabras de Mum Ra eran indescifrables, sin embargo, parecían complacer al traidor de su especie, el que pronuncio el nombre de su hermano con una sonrisa codiciosa.

Lion-O retrocedió confundido, Cheetara se dio cuenta inmediatamente de su molestia y preguntándole con curiosidad, sonriéndole, coqueteando de la forma en la cual ella lo hacía, con suavidad y encanto. — ¿Qué viste?

Lion-O sacudió su cabeza intentando borrar sus presentimientos respondiéndole. — Vi a Grune… sostenía un collar… no lo sé…

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Grune se hinco delante de Mum Ra esperando ser castigado por su descuido, al perseguir a su príncipe en vez de buscar la espada del augurio, esperando que su castigo fuera rápido.

Había visto a esta criatura castigar a Slithe por menos que eso, así que simplemente estaba preparado.

Mum Ra estaba a punto de convocar los relámpagos morados de sus manos cuando descubrió por el rabillo de su ojo un dije de oro, que colgaba del cinturón de su general, que le parecía sumamente familiar.

Grune al no recibir el castigo que esperaba se atrevió a mirar a Mum Ra quien le dijo señalando el collar con su dedo decrepito. — Déjame verlo…

El tigre dientes de sable no deseaba perder su collar, el regalo del príncipe cuando fuera suyo, aun así no tuvo otra opción más que dárselo a Mum Ra, quien le observo detenidamente con una desagradable mueca en sus labios, la cual parecía una sonrisa. — Veo que has encontrado algo muy valioso Grune.

Grune aun con la rodilla en el suelo parecía sorprendido al escuchar esas palabras pronunciadas por Mum Ra, quien le dijo casi como si pudiera leer su mente. — Piensas ponérselo a tu príncipe…

Grune asintió, Mum Ra reconocería esa pieza de joyería en donde fuera, era uno de los tesoros de la reina Tashi, cuyo poder se basaba en controlar la voluntad de la persona que le portaba.

Decían que el poder que controlaba el corazón de los hombres había sido impreso en esa pieza de joyería, sin embargo, mientras que la reina controlaba a los ilusos con su mirada, este simple collar convertía en un fiel esclavo a quien lo portaba y este había sido encontrado por su general.

Mum Ra sabía que Grune era una criatura avariciosa que a cambio de las herramientas para obtener lo que deseaba haría cualquier cosa, antes le había dicho que tendría a su príncipe porque no le veía ninguna clase de utilidad, ahora que lo pensaba mejor, el tigre controlado por Grune podría robar la espada del augurio por ellos. — Podrás poseer la voluntad de tu príncipe sí se lo pones.

Las palabras de Mum Ra eran irreales, recordaba habérselo puesto a Tygra cuando era un adolecente y este no le obedeció, no parecía que su voluntad le perteneciera de ninguna forma. — Ya se lo puse y no funciono.

Mum Ra le informo a Grune devolviéndole el collar que le traería la espada del augurio. — Eso fue porque debe dormir con él, que la luna bañe su cuerpo y cuando despierte la primer persona que vea será el dueño de su voluntad, ya sea enemigo o aliado.

Grune admiro el collar en su enorme palma como si fuera la respuesta a sus deseos, maldiciéndose porque de haberlo sabido Tygra habría sucumbido a él desde mucho tiempo atrás, cuando lo capturo habría despertado siendo completamente leal a él con todas las dulces ventajas que eso le traería.

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Cheetara le pregunto a Lion-O cuando su inquietud no parecía abandonarlo aun después de dos días de viaje continuo, que no se separaba de su hermano durante la noche, un hermano quien seguía comportándose como una mezcla extraña entre un hermano mayor abusivo y un súbdito leal, él que les había dado la mitad de su comida a los mellizos como si estuviera conspirando con ellos. — ¿Qué es lo que viste Lion-O?

Panthro estaba arreglando el tanque felino, los mellizos parecían estar practicando algunos movimientos con Tygra, quien había acordado un trato con ellos, le daría la mitad de sus provisiones durante la comida y les enseñaría algunos movimientos de pelea si ellos no le contaban a nadie lo que habían visto unas noches atrás.

Así que estaban solos, ni siquiera Snarf estaba cerca para interrumpirlos al saltarle encima a su dueño. — Vi a Grune…

Ninguno se dio cuenta que Tygra al escuchar ese nombre les observo de reojo diciéndole a los niños que ya era suficiente, que mañana continuarían con su entrenamiento, el cual constaba de algunos movimientos básicos que no servirían de mucho en una batalla.

Cheetara asintió indicándole a Lion-O que prosiguiera con un movimiento de su mano. — Estaba hablando con Mum Ra, sostenía un collar dorado con un dije con forma de luna en la mano izquierda y parecía que este fuera un tesoro muy importante…

La clérigo le indico recargándose en su mano izquierda, ignorando que Tygra se había vuelto invisible y los estaba escuchando demasiado cerca. — Por qué no lo dibujas para mí…

Lion-O tomo una varita del suelo y comenzó a dibujar el collar, era como una cadena de la cual colgaba un dije con forma de luna, el cual resplandecía o eso quiso plasmar el joven león al rodearlo de líneas rectas. — Esto es… jamás había visto algo parecido.

Tygra sin embargo lo había hecho, aun recordaba el collar que Grune le había regalado, el cual le puso en el cuello como muestra de su propiedad, una baratija que tenía guardada en su habitación, en un cajón repleto de ropa. — Parece ser… Jaga enfrento a una mujer llamada Tashi, ella podía controlar a los hombres a voluntad y ese era su collar, dicen que puede controlar a la persona que lo tiene puesto.

Tygra retrocedió un solo paso colocando la punta de sus dedos en donde recordaba que el collar había rozado su piel desnuda. — Es magia oscura… ¿Dices que lo tenía Grune?

Lion-O asintió borrando la imagen del collar respondiéndole. — Sí, aunque no entiendo porque me mostro eso la espada o para que lo quiere Grune.

Tal vez ellos no tuvieran una idea, pero Tygra si lo hacía e intento alejarse un poco, tratando de pensar, tomar una decisión ignorando la terrible verdad, que sí Grune volvía a capturarle y le ponía esa cosa sería su esclavo.

Tygra debía decidir sí le contaba a Lion-O sobre su regalo de despedida o lo ignoraba.

Contarle significaba que Lion-O sabría que acepto un regalo de Grune, no solo un brazo alrededor de su cuello y sí ya pensaba que coqueteaba con el traidor cuando supiera lo del collar pensaría que se marcharía con él.

Al no decirle se arriesgaba a ser presa de ese hechizo, sin embargo, recordando que se lo habían puesto y que no había ocurrido nada decidió que lo mejor era ignorar el collar en las manos de Grune por el momento.

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¿A quién le interesaría que esta historia se convirtiera en un Tygra/Lion-O?

Llevo 5 votos por que si… y 2 votos por que no…

Otra pregunta, ¿Quién quiere que Grune obtenga a su dulce príncipe?

Llevo 3 votos por que si y 0 por que no.

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