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Avaricia. por Seiken

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Avaricia.

Capitulo 18.

Por tan solo unos segundos Lion-O sintió que el tiempo se detenía, su espada se movió lentamente cortando el aire a la altura del cuello de Tygra, rozando la roca que parecía inquebrantable.

El cuerpo de Tygra recibió una descarga de energía proveniente de la roca derribándolo al suelo, sus ojos se abrieron desorbitadamente y su pupila se convirtió en una línea delgada.

Una línea dorada comenzó a recorrer el collar de manera zigzagueante, al igual que un rayo recorriendo el cielo, llegando a la joya con forma de media luna que también se cubrió de líneas delgadas.

De las quebraduras comenzó a brotar una energía de color morado que parecía absorber la luz a su alrededor y repentinamente, el collar estallo en mil pequeños trozos, deslumbrando a Lion-O con la intensidad de la luz que desprendió la joya maldita al ser destruida.

La joya con forma de media luna cayó al suelo, el color dorado de la piedra que antes había brillado de manera deslumbrante desapareció y en vez de eso, solo quedaba una piedra gris, como si la energía que le daba vida se hubiera desvanecido al desprenderse del cuerpo de su hermano.

Lion-O corrió en su dirección y levanto el cuerpo de Tygra, sólo un poco para poder escuchar el latido de su corazón en su pecho, creyendo por un momento que había fallado.

Cuando pudo escuchar el sonido fuerte, rítmico, del corazón de Tygra respiro hondamente, cerrando los ojos, sintiendo como se llenaban de lágrimas y dijo esperando que su hermano por fin abriera los ojos, que pronunciara su nombre. — ¡Tygra! ¿Tygra?

Lion-O apretó el cuerpo de Tygra contra su pecho pronunciando su nombre como en una letanía, acariciando su cabello, recargando su barbilla en su hombro.

Panthro se quedo quieto, cerrando los ojos y apretando los dientes, creyendo que Lion-O había matado a Tygra, que su rey había perdido la razón.

Cheetara intento sostener a los mellizos pero al ver que el cuerpo de Tygra caía al suelo tanto Wilykit como Wilykat lograron soltarse, corriendo en dirección de Lion-O, deteniéndose a unos cuantos pasos.

Wilykit se mordió el labio para no llorar, sin embargo, cuando su hermano rodeo sus brazos simplemente lo hizo, escondiendo su rostro en su pecho, Wilykat intento ser fuerte, pero también lloro, rodeando el cuerpo de su hermana.

La joven clérigo se cubrió la boca con su mano derecha, al mismo tiempo que volteaba en otra dirección, esperando que Lion-O tuviera una razón para realizar lo que hizo.

El león cuando Tygra se tardaba en reaccionar comenzó a perder la esperanza, creyendo que había fallado, que después de todo Leo tenía razón, que jamás debió haber cometido una locura como esa.

Que había perdido a Tygra para siempre, que su hermano jamás regresaría con él y que tal vez hubiera sido mejor no arriesgarse como lo hizo.

Tygra abrió los ojos sintiendo los brazos de Lion-O rodeando su cuerpo, escuchando como llamaba su nombre, lentamente llevo su mano a la cabeza de su pobre león diciéndole, sin mucha fuerza. — ¿Lion-O? ¿Estás bien?

Lion-O se petrifico al escuchar su voz, aquella pregunta era más de lo que podría comprender, su hermano había regresado, era él y estaba preocupado por su bienestar, ignorando el suyo, el infierno por el cual había pasado.

Tygra recorrió el cabello de Lion-O con su mano izquierda al mismo tiempo que con su otro brazo rodeaba su cintura, pronunciando, recargando su barbilla en el hueco del hombro de su hermano. — Perdóname…

Lion-O negó aquella palabra con un movimiento de la cabeza, Tygra no podía hablar en serio, que había que perdonarle, él, quien le fallo cuando le prometió que lo protegería de Grune, que permitió que se lo llevaran lejos.

Tygra al sentir los temblores del menor, escuchar sus sollozos y sentir sus brazos rodeándolo con tanta fuerza que de ser otra ocasión se habría quejado, siguió acariciando su cabello, rodeando su cuerpo con su brazo libre, susurrándole algo que recordaba que lo hacía sentir mejor o por lo menos lo hacía cuando eran niños. — Mi pobre hermano menor… mi pobre leoncito… todo estará bien… no voy a dejarte…

Lion-O permitió que Tygra acariciara su cabello por unos segundos más, recuperando un poco la compostura diciéndole a su hermano mayor, mirándolo a los ojos sin comprender la fuerza que mostraba, creyendo que intentaba ocultar sus sentimientos. — Pero tu… ¿Tu estas bien?

Tygra no respondió al principio, cerró los ojos un instante y después le respondió, besando su frente con tanto afecto que Lion-O quiso creerle. — Sí… ahora que he vuelto.

Los mellizos fueron los primeros en escuchar las palabras de Tygra, verlo moverse y cuando lo hicieron corrieron en su dirección llamándolo por su nombre, empujando a Lion-O con sus pequeños cuerpos para ser ellos quienes lo abrazaban. — ¡Tygra!

Tygra por poco creyó que perdería el sentido del oído cuando los dos pequeños gritaron su nombre, separándolo de Lion-O, un acto que agradeció, de lo contrario no podría controlarse más y estaba seguro que se derrumbaría.

Rodeo el cuerpo de los dos niños con sus brazos, después de todo lo que habían pasado juntos los consideraba como lo único que lo mantuvo cuerpo al obedecer las órdenes torcidas del destructor.

Las ordenes de Grune, Grune que había sido su maestro, al que considero su mentor, que pronto se transformo en el traidor de su especie y cuando lo capturo se convirtió en un monstruo aun peor.

Demostrándole lo que deseaba cada segundo que lo convenció de ser el único que se importaba en su persona, que no le importaba que nunca fuera rey, que solo esperaba lo mejor para él y que jamás le pediría nada a cambio de su atención.

Estaba equivocado, tan equivocado que quiso huir con el destructor del día que partieron en busca del libro del augurio, que lo recibió con una gran sonrisa, creyendo que su amigo había vuelto.

Su amigo, él nunca fue su amigo, nunca lo quiso en realidad y aun así se atrevió a creer que aun en su deseo malsano por su cuerpo, que aun así sentía algo por él, de que otra forma cualquier persona llegaría a realizar semejantes actos por poseerlo.

Repentinamente comenzó a sentirse sucio, dudando de la sinceridad de cada persona que había sido amable con él en toda su vida, aun de su propio hermano.

Lion-O, que lo miraba fijamente, como si pudiera leer sus pensamientos y ocultando su rostro de sus ojos azules intento pronunciar algunas palabras de aliento para los niños, fallando, su voz comenzaba a quebrarse así como su resolución de mantenerse firme.

Sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas al mismo tiempo que intentaba levantarse, escuchando a los niños decirle confundidos. — ¿Tygra?

De pronto sus temblores eran demasiado visibles como para que Cheetara pudiera verlos, al igual que Panthro, que prefirió dar la media vuelta en dirección de su tanque, seguro como nunca antes que era mucho más fácil tratar con las maquinas que con cualquier clase de persona.

Cheetara llamo a los niños sin acercarse más, mirándolo con algo que no era lastima, no soportaría esa clase de expresión en su rostro, mucho menos recordando lo descortés que había sido con ella. — Wilykit… Wilykat.

Los niños le miraron con renuencia, no querían dejar solo a Tygra, no después de todo lo que habían pasado, sin embargo, esta vez Cheetara fue mucho más insistente, ofreciéndole a cada uno una de sus manos, intentando sonreírles para hacerlos sentir mejor. — Debemos dejarlos solos un momento.

Aun después de esa orden los mellizos siguieron dudando, solo cuando Tygra dejo de rodear su cuerpo, que abrió los brazos asintiendo porque no confiaba en el sonido de su voz los mellizos se alejaron de él, para seguir a Cheetara.

Tygra al escuchar que Cheetara, Panthro y los mellizos habían marchado en dirección del tanque felino, espero a que su hermano también lo hiciera para que pudiera derrumbarse sin que nadie lo notara, cuando Lion-O se negó a hacerlo intento solicitarle que se fuera. — Lion-O…

Lion-O se dio cuenta casi inmediatamente que su hermano temblaba, que su voz estaba quebrada y que sus ojos estaban llenos de lágrimas, que ya recorrían sus mejillas, que intentaba que lo dejaran solo. — Puedes… quiero estar solo… necesito estar solo.

Inmediatamente al escuchar su suplica en vez de abandonarlo como Tygra esperaba que hiciera se apresuro a rodearlo con sus brazos, diciéndole. — No puedo dejarte solo… no voy a dejarte solo.

Tygra al principio intento alejar a Lion-O de su cuerpo, empujarlo con tanta fuerza como podía, se sentía tan avergonzado por todo lo que había ocurrido y que seguramente pudo evitar que no podía verlo directamente a los ojos.

Que no creía que se mereciera el afecto que Lion-O mostraba, ni sus brazos rodeando su cuerpo tratando de protegerlo del pasado, de su propia debilidad, ni sus palabras dulces, no cuando lo había traicionado de una forma tan imborrable como pensó lo serian las marcas que Grune dejo en su cuerpo.

Tygra lucho por liberarse con tanta fuerza que Lion-O casi lo suelta en varias ocasiones, todo ese tiempo temblando, cerrando los ojos intentando evitar que las lagrimas que ya manchaban sus mejillas brotaran como lo hacían, mordiéndose los labios para no sollozar.

Tygra sentía que no podía respirar e intento liberarse por última vez, escuchando como Lion-O le decía, aferrándose a su cuerpo con toda la fuerza de la que constaba. — Todo estará bien… ya estas a salvo, te lo prometo…

Tygra le respondió entonces escondiendo su cabeza en su hombro, aferrándose a su cuerpo, llorando como no se permitió hacerlo cuando estaba preso por Grune, cuando sentía sus manos aferrándose a su cuerpo, su sexo enterrándose en su carne, sus ojos recorriendo su cuerpo con tanta lujuria que lo hacía sentirse sucio, sus obscenas palabras de amor, sus extraños juramentos. — No… no es verdad…

Las últimas palabras que pronuncio Grune sonaban en su mente como si él estuviera detrás de su espalda o escondido en las sombras de los arboles, tan firmes y tan sinceras como aquellas que pronuncio cuando dijo que era suyo.

“Sé que buscaras a Lion-O”

Sí sabía que buscaría a su hermano, entonces sabría donde encontrarlo y cuando lo hiciera los tendría a ambos.

“Si te toca de cualquier forma lo matare, mi príncipe”

Grune regresaría por él y no podría evitarlo, tampoco Lion-O, cuya vida corría peligro solo por amarlo, a quien no podría proteger como tampoco pudo cuidarse, como no pudo negarse a las caricias del destructor.

“Cuando sea el momento regresare por ti, mi príncipe, no permitiré que nada se interponga entre nosotros.”

Cuando Tygra no pudiera proteger a su hermano Grune lo asesinaría, entonces el regresaría a sus brazos, a su cama, pero no en ese sucio campamento de lagartos sino en Thundera, cuando lo convirtieran en rey y a él en su consorte.

Su consorte, prefería morir a ser su consorte, a volver a compartir su cama con la de esa bestia, a permitir que sus sucias manos tocaran su cuerpo.

Lion-O al percatarse que Tygra había dejado de luchar no se sintió aliviado, en vez de eso temió como nunca antes, porque el llanto silencioso seguía presente, así como sus temblores y su respiración entrecortada al mismo tiempo que sus manos se aferraban a su cuerpo.

Aunque intentaba recordarse que aquel comportamiento era mejor que su continua servidumbre comenzó a dudar por la estabilidad mental del tigre, habían pasado demasiadas cosas en muy poco tiempo.

Había sido secuestrado, humillado, utilizado de maneras que no quería saber pero comprendía, que el mismo Tygra le había confesado de manera casi natural, Grune le había roto dos costillas y dejado varias marcas en su cuerpo, mordidas, araños y moretones.

Mum-Ra lo ataco, intento convertirlo en un esclavo y después despertó para verlo a él, para ser hechizado por ese endemoniado collar que lo hizo obedecerle.

Y no conforme con saber que su hermano había sido maldecido tratando de mantener seguros a los mellizos, una prueba del valor de su corazón, de su misericordia y altruismo con los más necesitados, lo trato como si fuera una carga.

Durante toda una semana se comporto como un monstruo y después, después fue lo peor de todo, cuando debió protegerlo de los efectos del collar, sólo cuidarlo, él hizo lo mismo que Grune.

Obligarlo a servirle de aquella manera que no se atrevía siquiera a mencionar, como lo hizo Grune, como no tenía ninguna clase de derecho de hacerlo y esperaba que de alguna manera Tygra le permitiera brindarle ayuda. — Déjame cuidarte…

Tygra apretó los ojos escuchando las palabras de su hermano, se le rompía el corazón lo que estaba a punto de decirle, aun así, era la única forma en la cual podría intentar protegerlo, al menos la única forma que encontraba. — Suéltame…

Esperaba que Lion-O simplemente lo dejara ir, relajara sus brazos y permitiera que se alejara, olvidando que este león era por mucho el felino más necio que jamás había conocido, olvidando que su padre le ordeno varias veces abandonar la tecnología, aun él insistió que debía esconder sus aficiones, pero jamás los escucho.

¿Por qué en esta ocasión sería diferente?

Como si adivinara sus pensamientos Lion-O le respondió, besando su mejilla, limpiando las lágrimas que sabía mojaban vergonzosamente su rostro, ayudándolo a controlar los temblores de su cuerpo traidor. — No lo hare… no te dejare hacerlo.

Tygra intento repetirle que debía dejarlo ir, siendo silenciado por Lion-O antes de que pudiera hacerlo colocando dos dedos en sus labios con suavidad, pronunciando con tanta seguridad como la que nunca había visto. — Puedes rechazarme como compañero, puedes pedirme que te deje ir de esa forma, pero no te dejare que te niegues a aceptar mi ayuda.

¿Cuántas noches había soñado con ese momento? ¿Cuántas veces había pensado en Lion-O cuando Grune le hacía daño? Y ahora no podía aceptar su afecto, ni su ayuda por miedo a lo que Grune le haría a su hermano si sabía que había permitido que lo tuviera.

Lion-O volvió a besar su frente con ternura, esperando que Tygra hiciera cualquier clase de movimiento, que pronunciara las palabras que rechazarían su ayuda, lo que no creyó escuchar fue un susurro apagado que apenas comprendió, sentir sus brazos rodear su cintura con tanta fuerza como si intentara fundirse con su cuerpo, escondiendo su cabeza en el hueco de su hombro, el llanto libre de su hermano cuando ya no pudo controlarse más. — ¿Por qué?

Tygra ya no pudo contenerse e intento fundirse con el cuerpo de Lion-O, borrar con su dulce aroma las pesadillas, el dolor de cada noche en los brazos del destructor, la terrible realidad que lo perturbaba más que todo lo que había sufrido bajo sus manos, porque nunca intento alejarlo de su cuerpo, jamás rechazo sus caricias, ni una sola de esas noches.

Algo debía estar mal en él, porque de otra forma no se habría comportado como lo hizo, no habría alcanzado el orgasmo cada vez que Grune lo tocaba, todas menos una noche en la cual el destructor dijo que no había sido él. — ¿Por qué me amas?

Aquella pregunta sorprendió tanto a Lion-O que no pudo responderla en un principio, todo ese tiempo tratando de calmar a Tygra con sus manos, recorriendo suavemente su piel, sintiendo que sus temblores eran menores con forme pasaba el tiempo. — ¿De qué hablas?

Tygra por fin había recuperado suficiente control para poder hablar, reacomodándose en los brazos de Lion-O, le repitió, tratando de hacerlo entender su pregunta, no encontrando una respuesta el mismo, no cuando ya no tenía nada que pudiera ofrecerle. — ¿Por qué me amas? Sabes lo que deje que Grune hiciera, no tengo nada que ofrecerte… no soy más que un traidor…

Lion-O volvió a besar la frente de Tygra, obligándolo a que le mirara, diciéndole con tanta sinceridad que provoco un jadeo sorprendido de su hermano, quien parecía más confundido que antes, como si no comprendiera que no lo culpara por lo que había pasado. — No es verdad… tal vez tu no lo creas en este momento Tygra, pero tú no fuiste culpable de nada de esto… ese… esa bestia te obligo a ello.

Tygra esquivando su mirada le respondió recordando cada una de esas noches, sintiendo sus manos en su cuerpo, escuchando el sonido de su voz, oliendo el aroma de su cuerpo, reviviendo algunas de las experiencias. — Eso no lo sabes, tu no estabas allí…

Lion-O le dijo disculpando su comportamiento, enfureciendo consigo mismo por lo que no era culpable, meciendo su cuerpo como sus nodrizas hacían cuando tenían una pesadilla, recorriendo su cabello con su mano izquierda, con tanta suavidad que parecía que temiera lastimarlo. — No, no estaba presente pero debí estar allí para evitar que Grune te hiciera daño, debí buscarte desde antes y es mi culpa…

Esta vez era su turno de pronunciar sus culpas, hacerle entender a Tygra que hizo lo que podía en la situación en la que estaba, que le había fallado y si alguien debía disculparse era él, no su pobre hermano. — Si tan solo pudiera usar la espada del augurio te habría encontrado mucho más rápido, pero deje que mi temor, que mi propia desilusión nublara mi mente.

Tygra pronuncio en ese momento recordándose que debía hacerle entender que no podían seguir juntos, no de la forma que Lion-O esperaba, por su propia seguridad y porque su cuerpo estaba sucio, el no se merecía el amor que su hermano le profesaba. — No puedo darte lo que quieres… no ahora que Grune ha tomado todo lo que podía ofrecerte.

Las caricias de Lion-O no se detuvieron pero si lo hizo su respiración, estaba hecho, su hermano había comprendido lo que trataba de decirle, por fin lo soltaría y le permitiría estar solo, tratar de perdonarse a sí mismo. — ¿Piensas que eso es lo único que deseo?

Esa pregunta parecía dolida, casi como si su hermano se sintiera insultado, herido por su negativa a tener esa clase de relación, la misma relación que él deseaba y en la que pensó cuando estaba en cautiverio, que le ayudo a conservar su cordura. — ¿Que solo deseo tu cuerpo?

Tygra le respondió entonces, tratando de comprender la desilusión en la voz de Lion-O, seguramente comprendía lo que quería decir con aquellas palabras. — Grune solo deseaba mi cuerpo.

Lion-O por un momento quiso molestarse con Tygra, sin comprender porque lo comparaba con ese traidor, porque pensaba que le interesaba mucho mas su cuerpo que su mente, que le importaría que esa cosa lo hubiera tocado, casi como si se tratase de un juguete roto. — No soy como él, yo si te amo, te amo lo suficiente para dejarte ir si me lo pides.

Tygra se preparo para decirle lo que debía, alejarlo de su cuerpo y de su vida, aquello era incorrecto, el mismo Panthro se los había hecho saber más de una vez, Cheetara era una mejor opción, podría darle herederos a la corona, él no, él se sentía como si fuera una herramienta rota, un arma sin filo, algo sin valor.

Aun así, cuando intento repetir las palabras que sabía salvarían la vida de su hermano, que destruirían su cordura llevándose su esperanza no supo que decir, no quiso hacerlo y se encontró diciéndole al menor, cerrando los ojos, esperando poder dormir un poco, repentinamente estaba demasiado cansado para continuar. — Estoy cansado, lo único que quiero es dormir un poco…

Lion-O sabia que aquello solo era una distracción, que en realidad podía estar mucho más tiempo despierto, sin embargo, comprendiendo la necesidad de su hermano por abandonar esa discusión le pregunto. — ¿Quieres ir adentro?

Tygra negó aquello con un movimiento de la cabeza, diciéndole, apartándose de su cuerpo para recostarse en el suelo con la mirada fija en el cielo, que parecía más oscuro que nunca. — No, yo preferiría quedarme aquí.

Lion-O no insistiría en regresar con los demás, tampoco trataría de recuperar su capa de viaje, habían dormido a la intemperie en peores condiciones y acomodándose junto a su hermano le dijo mirándolo de reojo, acariciando su mejilla. — Si la noche enfría un poco mas tendremos que regresar… pero mientras tanto no veo porque no podamos dormir afuera.

Tygra recostándose de lado, utilizando uno de sus brazos como almohada le insto a regresar con los demás al mismo tiempo que trataba de dormir, conociendo bien que las pesadillas lo evitarían como cada noche lo habían hecho, con o sin el collar. — Tu puedes regresar con ellos… yo no me siento en condiciones de enfrentarlos.

Lion-O rodeando el cuerpo de Tygra con sus brazos le respondió, besando su cuello, tratando de brindarle un poco de calor corporal, haciéndolo sentir seguro, descubriendo que al sentir sus brazos se había rejalado solo un poco. — No te abandonare otra vez.

Tygra le pregunto sintiéndose relativamente seguro en los brazos de Lion-O, creyendo por unos momentos que esa pesadilla por fin había terminado. — Piensas que cuando despiertes ya no estaré contigo.

Lion-O le respondió cerrando los ojos, escuchando el latido del corazón de su hermano, oliendo ese aroma de su cuerpo que le era tan familiar, que tranquilizaba sus sentidos. — No, yo sé que a la primera oportunidad que te dé te alejaras de mí.

Tygra supuso que debía decirle que era un temor infundado, que al despertar estaría con él, que ya nadie podría separarlo, pero ni siquiera el creería sus palabras y las haría sonar falsas, haciendo que Lion-O descubriera lo poco seguro que se sentía.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Habían pasado menos de tres semanas sin su príncipe y ya lo extrañaba demasiado, su hermoso cuerpo retorciéndose cuando lo acariciaba, su exquisito pelaje tan suave como la seda, el dulce aroma de su piel, los sonidos que pronunciaba cuando lo hacía suyo.

Esos deliciosos gemidos que lo volvían loco, que seguramente ese león estaba escuchando en ese momento, utilizando la maldición del collar en su contra, robándole aquello que le pertenecía.

Ese león tenía demasiada suerte, pudo crecer con su príncipe, la espada del augurio le pertenecía sin tener los meritos necesarios, ese cachorro sin habilidades era el rey de Thundera y podía ordenarle a sus súbditos que le sirvieran de cualquier forma, derroto a Mum-Ra sin ninguna clase de experiencia en el combate y ahora Tygra le había visto, siendo presa del collar que le daría su lealtad eterna.

Grune sabía que no solamente Lion-O era un peligro para su príncipe, quien era demasiado hermoso, tanto que Mum-Ra intento quitárselo, arrebatarle su dulce cuerpo utilizando el collar que lo esclavizaría a su voluntad.

Nadie, aun Mum-Ra podrían interponerse entre ellos, su amor era demasiado grande, demasiado puro para permitirlo y se daba cuenta que debía verlo, tenerlo entre sus brazos aunque fuera solo un instante, una vez más antes de proseguir con sus ordenes encomendadas por su nuevo señor.

Quien quería alejarlo de su gatito y si las palabras de sus espías eran ciertas, esperaba que Slithe encontrara primero al grupo de su príncipe.

Grune sabía que no tenía mucho tiempo que perder, sus soldados estaban distraídos en varias tareas, que personalmente las creía inútiles, dándole la oportunidad de abandonar el campamento y visitar a su príncipe, hacerle recordar su promesa.

Sí sus espías le habían mentido y ese collar seguía en su cuello mataría a ese león por atreverse a tocar a su príncipe, sí lo que le habían dicho era cierto, le recordaría a su príncipe a quien le pertenecía, lo que le pasaría a ese mocoso insufrible si dejaba que poseyera su cuerpo.

Tygra no se negaría a ninguna de las peticiones de su hermano, después de todo, una vida siendo entrenado para servirle no se borraba con solo un mes en los brazos de la persona que lo amaba sobre cualquier cosa.

Quien se atrevería a enfrentarse a Mum-Ra sólo por tenerle nuevamente, quien permitió que se alejara de su persona para poder mantenerlo seguro, a quien indudablemente extrañaba aunque no quisiera admitirlo.

Grune salió de su tienda envuelto en una capa, subió a su montura y comenzó su largo viaje, únicamente para asegurarse que su príncipe estuviera seguro de las órdenes de su rey.

Recordando cómo este había derrotado a Mum-Ra con la espada, creyendo firmemente que si lograba apoderarse de ella, de las cuatro piedras de poder podría derrotar a Mum-Ra y no solo reclamar a Thundera para él, sino a los reinos vecinos junto a su gatito.

Convertir a Tygra en su consorte, cubrirlo de regalos y joyas, de los lujos a los que estaba acostumbrado y cuando por fin se diera cuenta que su lugar era con él le daría el puesto de comandante.

Tygra sería su amante y su segundo al mando, ambos estarían juntos, serian invencibles.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

La mañana los recibió con un cuerpo a sus espaldas y unos brazos rodeando su cintura con firmeza, por un momento sintió pánico al creer que era Grune y se soltó de un solo golpe, gateando apenas un metro de distancia antes de notar el cabello pelirrojo de su hermano por el rabillo del ojo.

Cuando Tygra se libero de sus brazos con frenesí, soltándose tan rápido como podía y alejándose a gatas apenas un metro antes de darse cuenta que era él quien lo protegía le pregunto. — ¿Te encuentras bien?

Tygra pensó que obviamente no se encontraba bien, que tal vez jamás lo estaría, sin embargo, Lion-O no tenía por qué saber eso, ya era suficiente con haberlo visto llorar toda la noche anterior. — Sí… me encuentro bien.

Aquella era una mentira y Lion-O lo supo inmediatamente al ver el rostro lívido de su hermano, la forma en la cual se soltó solamente podía verse como miedo, tal vez creyó que se trataba de Grune, por eso huyo de sus brazos. — Creíste que yo era él.

Tygra maldijo en voz baja, no esperaba que Lion-O pudiera leerlo con tanta facilidad, ni que él fuera quien aparentemente tenía el control y sabia que hacer, cuando él se estaba muriendo de miedo. — Está bien que…

Su hermano se acerco a él e intento abrazarlo nuevamente, un gesto que rechazo casi inmediatamente colocando una mano en su pecho, diciéndole tratando de controlar el sonido de su voz, sin mirarlo directamente a los ojos. — No, no está bien.

Lion-O al ser rechazado supo que Tygra seguía con la intención de alejarlo de él, que no aceptaría su ayuda, su orgullo y su miedo no lo permitirían. — ¿Qué no está bien?

Tygra al ver que Lion-O comprendía lo que necesitaba decirle alejo su mano de su pecho y pronuncio, creyendo que aquella era la única forma en que podría proteger a ambos, a su hermano de la venganza de Grune y a él mismo de la humillación de saberse débil. — Esto…

Toda su vida había luchado para que lo consideraran una persona fuerte, alguien digno de respeto y hasta el momento había logrado ese propósito derrotando a su hermano en todo menos la corona, esa siempre fue suya no importando cuanto se esforzara él por complacer a su padre, sí no podía ser rey, sí no era el hijo legitimo de su padre por lo menos podría ser alguien que pudieran admirar, pero nadie podría querer a alguien como él si sabían, algo que estaba seguro ya hacían Panthro y Cheetara, cuan débil había sido.

Sí además de ser el esclavo de Grune ellos veían que aceptaba a su hermano en su cama, una relación que toda su civilización condenaba, creerían que era aun más débil, sin importar lo mucho que deseara aceptar la dulce promesa de “seguridad” que Lion-O le había hecho. — Nosotros.

Lion-O al principio quiso negarse a aceptarlo, diciéndole, tratando de tocar la mano de Tygra con sus dedos, la cual alejo cuando apenas pudieron rozarla. — No hay nada malo en que haya un nosotros…

Podía ver cuánto le dolía su decisión, lo leía en su rostro, en su forma de respirar, en su lenguaje corporal, Tygra le estaba diciendo que lo quería alejado de su cuerpo pero la verdad era que deseaba estar cerca, como lo hacía antes de su secuestro. — Sí lo hay, somos hermanos, esto no es correcto.

Lion-O respetando la distancia que Tygra había colocado entre ambos le dijo, tratando de hacerlo ver que tan equivocado estaba, cuanto deseaban eso y que podían tenerlo, podían tenerse sin temor alguno, ni siquiera debían ocultarse de las miradas de los demás que ya sabían la profundidad de su amor. — Yo te amo, yo se que tú me amas, porque no darnos esta oportunidad.

Tygra había pensado en su resolución toda la noche, encontrando muchas más razones para permitirse esa poca esperanza que las que encontró si se negaba a recibir el afecto de su hermano.

Una de esas razones era que no se sentía digno de recibir su afecto, no cuando dejo que Grune le usara a su antojo, cuando no intento detenerlo ni una sola vez, haciendo que se preguntara si aquello no había sido su culpa, si de alguna forma no se había ganado ese castigo por su comportamiento.

Lion-O espero paciente por la respuesta de Tygra, sintiéndose perdido, sin esperanzas para poder continuar adelante sin el apoyo de su hermano, recordando la expresión del Capitán Tygus cuando intento separarse de Leo en el segundo viaje al interior del libro del augurio. — Tygra, por favor, se que tu deseas que estemos juntos tanto como yo lo hago.

Tygra cerró los ojos, sintiendo tanto dolor que por un momento creyó que ya no podría continuar con su decisión de salvar a Lion-O del sufrimiento que le causaría, recordando un sentimiento como ese que estaba seguro él nunca había tenido, una experiencia que se estaba volviendo demasiado familiar, en donde se arrepintió y por eso ambos sufrieron mucho más. — Ya no sé qué es lo que deseo…

Lion-O ya no pudo contenerse e intento tomar a Tygra de los brazos, siendo rechazado por este, quien le dijo levantándose del suelo, alejándose varios pasos más. — Se lo que dije cuando tenía el collar puesto… recuerdo todo con tanta claridad que me parece imposible.

El león intento seguir a Tygra, quien volvió a separarse de él, diciéndole, acallando a la molesta voz que le decía que debía arrepentirse, que debía disfrutar del amor que le ofrecían, que todo el dolor que sintieran habría valido la pena por esos gloriosos momentos juntos. — Y creo que…

Lion-O retrocedió un paso cuando supuso lo que Tygra le diría, que sus sentimientos no eran reales, que solo eran una ilusión conjurada por el collar en respuesta a sus propios sentimientos. — Sólo fue el collar hablando, no mi voz...

El pelirrojo negó aquello con un movimiento de la cabeza, diciéndole a Tygra esperando que todo eso fuera una mala broma, que su hermano le estuviera mintiendo, porque eso significaba que le había usado como Grune, que en realidad no lo amaba ni nunca lo hizo. — Perdóname...

Pero nadie podía bromear con sus sentimientos de esa forma, Tygra jamás se atrevería a hacerlo, por lo que debía ser verdad, sus sentimientos debían ser solo una ilusión que quiso que fuera cierta. — Pero no era yo cuando portaba ese collar.

Lion-O se quedo quieto al escuchar esas palabras, había recuperado a su hermano pero no su amor, ese solo era una ilusión que el mismo se creo, ese collar le hizo creer que Tygra lo amaba, que había luchado para llegar con él.

Que lo deseaba como él lo hacía, pero no era verdad y debía aceptarlo, no había nada más que hacer, aun así no podía evitar que le doliera como lo hacía. — No te amo Lion-O.

Poco después se marcho ignorando el silencio casi absoluto de su hermano, no podía verlo porque en ese momento se daría la vuelta y le diría que se avergonzaba por lo que le había dicho, que lograrían encontrar la forma de estar juntos.

Debían estar solos para poder calmarse, sabía que Lion-O no aceptaría su decisión con mucha facilidad, sin embargo, ya la había tomado y no encontraba ninguna forma de dar marcha atrás.

No después de todo lo que había pasado entre ellos.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Las órdenes de Slithe eran sencillas, en vez de matar al príncipe rayado cuando tuvieran la oportunidad de capturarle lo mantendrían con vida y lo llevarían a la pirámide de Mum-Ra.

Esa mera orden le lleno de curiosidad al lagarto que comenzaba a preguntarse la razón del repentino interés en el príncipe equivocado.

Cualquiera pensaría que Lion-O debería ser el blanco de su cacería y lo era, cuando lo encontraran debían quitarle la espada del augurio y de poner lograrlo capturar al joven con vida.

Pero en el caso de que su necedad causara su muerte, en ese momento no le importaba a Mum-Ra si asesinaban al joven rey o no, sin embargo, esperaba que trajeran al otro con vida a su pirámide.

Grune le había comprado al príncipe por nada, una miserable piedra de Thundrilium y había permitido que su amante escapara, de otra manera no hubiera logrado llegar tan lejos, ni siquiera con la ayuda de Khamai.

Quien había desaparecido del campamento de Grune el mismo día que el príncipe después de brindarle ayuda, el cuidar de esos cachorros lo hizo débil porque de otra manera no se imaginaba que un soldado tan fuerte como lo era él abandonaría el ejercito que podía darle tantas ventajas, por lo que había escuchado el camaleón simplemente había desaparecido.

Nadie sabía dónde se encontraba ni porque había escapado del ejercito de Grune después de haber recibido tantos premios por traicionar a los suyos, no era el único, algunos otros reptiles que no comprendían la necesidad de esa guerra habían huido, escondiéndose en algún lugar del planeta.

El lugar que muchos decían había sido fundado por Rezard y que se preguntaba si en verdad existía o solo era una historia de viejas para dormir a sus crías.

Slithe sacudió sus dudas de su mente, no era el momento ni el lugar para meditar en las historias del pasado, mucho menos las ordenes de Mum-Ra, en lo que debía preocuparse era en capturar a los príncipes y hacerse con la espada del augurio.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Tygra al regresar al campamento le pregunto a Panthro con un dejo de culpabilidad, al ver como intentaba reparar los daños provocados por su osadía. — Veo que todavía no funciona del todo…

Panthro le respondió mirándolo fijamente. — No… todavía no.

Por un momento parecía que Tygra estaba a punto de disculparse, sin embargo, sonriendo para sí mismo le comento, encogiéndose de hombros. — Cuando quieras puedo volver a ayudarte.

El general al escuchar su respuesta le dijo enfocándose en apretar uno de los engranes que conectaban una manguera a un sistema de enfriamiento. — Después de la última vez que lo hiciste, no lo creo.

Tygra necesitaba sentirse normal, regresar a la vida que tenía antes de que Grune lo secuestrara, era la única manera en la que pensaba podría recuperarse, dejar de pensar en lo ocurrido.

Cheetara le observo de reojo, ella había sido la más afectada con su comportamiento, le había atacado, le estaba robando el amor de Lion-O, haciendo que la relegaran cuando él en un principio intento seducirla.

Debía disculparse, pero no sabía cómo hacerlo, una forma era dejarle el camino libre para llegar a Lion-O, sin embargo, conociéndola al saber lo que estaba haciendo su orgullo no le permitiría rebajarse de aquella forma.

No supo cuanto tiempo pensó en una forma de pedirle perdón y nunca la hubiera encontrado si repentinamente, la propia Cheetara no le decía, sonriéndole con algo parecido a la sinceridad.

Aunque el bien comprendía que sus sentimientos por el no podían ser los mejores. — Me alegra que hayas regresado Tygra.

Tygra le sonrió recargándose en su cintura diciéndole. — Yo… realmente siento lo que hice… lamento haberte lastimado, jamás volverá a ocurrir.

Cheetara tampoco creía que Tygra se hubiera recuperado de la noche a la mañana, ninguna persona que hubiera sufrido lo que él podría lograrlo y aun así parecía que el príncipe lo había logrado. — No eras tú en ese momento y por lo demás, se cuando he perdido.

Tygra en ese momento comprendiendo de que batalla estaba hablando, una que habían realizado sin saberlo, en la cual el corazón de su hermano era el premio que intentaban alcanzar, el cual aparentemente era suyo, respondió. — No estoy seguro de querer ganar… no después de lo que paso.

Antes de que ella pudiera demostrar la sorpresa que sentía, hacerlo dudar sobre su decisión se alejo de ella guiñándole el ojo, sentándose junto a los mellizos, preguntándoles colocando sus manos en las cabezas de cada uno. — ¿Qué están tramando?

Los niños al verlo sonrieron excitados, mostrándole algo que habían encontrado, una rana bastante desagradable, idéntica a la que Wilykat hizo que su hermana besara antes de entrar a las zarzas. — Espero que no estén besando ranas como la última vez.

La criatura era desagradable y se preguntaba cual era la curiosidad de todos los niños por esa clase de alimañas, aunque podía ver que Wilykit no estaba del todo entusiasmada por tenerla cerca.

Tygra se rasco la barbilla por un momento pensando en lo que había ocurrido ese mes, dejando de compadecerse, en el campamento los niños no hubieran sobrevivido si Grune no hubiera aceptado tan “generosamente” su oferta.

Lo que le hacía pensar que ya tenían edad para entrenar con mucha mayor fuerza, debían por momentos abandonar sus juegos infantiles y enfocarse en sus habilidades físicas.

Las que eran según creía eran agilidad, velocidad y con el tiempo Wilykat tendría la fuerza de cualquier macho de su especie, Wilykit no sería tan fuerte como su hermano, pero tal vez Cheetara podría ayudarle a entrenar su velocidad utilizando la ligereza de las formas femeninas a su favor en el combate.

Los mellizos eran muy unidos y también debían poder utilizar eso en un campo de batalla, entrenarlos para trabajar en equipo, ya lo hacían de todos modos, solo que les faltaba una guía que encausara su fuerza interna.

Tygra llegando a una decisión, la cual también le ayudaría a enfocarse en algo más que no fuera Lion-O, Grune ni su debilidad, pronuncio levantándose. — Dejen eso y síganme.

Los dos niños le preguntaron haciendo un puchero, estaban demasiado divertidos jugando con la rana para querer seguir al mayor. — ¿Pero por qué?

Tygra les respondió sin verlos siquiera, buscando un lugar que les sirviera como campo de entrenamiento, localizándolo un poco alejado del tanque felino. — Voy a entrenarlos, para que no vuelva a pasar algo como eso.

Los niños se miraron momentáneamente y después siguieron a Tygra con decisión, ignorando a los demás.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Lion-O vio con impotencia como se marchaba Tygra, dejándolo solo, la expresión de su rostro era una de dolor, no entendía lo que su hermano trataba de lograr con eso, únicamente que no lo permitiría.

Le daría tiempo para calmarse, para pensar mejor su decisión y después cuando se diera cuenta que los dos querían estar juntos volvería a tratar de convencerlo de aceptar su afecto.

Por un momento quiso creer que su relación seria así de fácil, que Tygra cambiaria de opinión y se acercaría a el por su propia voluntad.

Pero conociéndolo como lo hacía, su hermano en ese momento dudaba de sí mismo, Grune había logrado que se sintiera inseguro, estaba asustado y nervioso, tanto que lo único que deseaba era regresar a lo que consideraba era su vida normal.

Una vida normal después de perder su hogar, presenciar la muerte de su padre y ser traicionado por su mentor.

Lion-O suspiró cansado y escucho un quejido lastimero a sus pies, para poco después sentir unas patitas apoyarse en su pierna, ese era Snarf, el cual se había mantenido alejado de Tygra todo ese tiempo, presintiendo la influencia del collar en su hermano, desconociéndolo.

Lion-O volteando en dirección de su mascota le dijo mirándola con algo parecido a una sonrisa, la cual no alcanzaba sus ojos, presintiendo que Snarf se sentía de la misma forma. — Por lo menos lo tenemos de regreso.

Snarf volvió a quejarse, como si intentara llamar su atención y agachándose solo un poco le dijo, acariciando su cabeza. — No puedo ir en contra de sus deseos Snarf, él no me quiere de esa forma.

Poco después regreso al campamento, en donde Panthro estaba reparando el tanque y Cheetara parecía observar desde lejos a Tygra, quien entrenaba a los mellizos.

Su hermano había colocado una raya en el suelo con una vara que sostenía en su mano derecha, la cual los mellizos trataban de cruzar como fuera, aun usando trucos sucios, por el momento Tygra los estaba conteniendo bastante bien, sin necesidad de hacer algo más que sostenerlos cuando creían que ya lo habían distraído.

Al regresar Tygra le observo de reojo por algunos momentos para después concentrarse en los mellizos, ignorándolo por completo, casi como si no lo hubiera visto.

Lion-O por un momento quiso preguntarle a Cheetara que estaba ocurriendo, sin embargo, al ver su expresión, ella sabia tanto como él. — Eso me recuerda viejos tiempos.

Cheetara asintió respondiéndole, comentando algo de su propio pasado. — Jaga nos entrenaba de una manera muy diferente… como yo lo hacía con los mellizos, pero parece que ahora Tygra se hará cargo de eso.

La clase de entrenamiento que estaba utilizando Tygra era demasiado familiar, le recordaba al que Grune uso en ellos, primero midiendo sus habilidades, esperaba que después no quisiera enfrentarlos entre sí.

Aquello sería demasiado y se preguntaba si acaso su hermano se daba cuenta de eso, que estaba utilizando la misma forma de enseñarles que uso Grune el destructor cuando eran pequeños, aunque lo más probable era que no lo hacía.

Con forme pasaban los días, que se convertían en otra semana se formo un nuevo patrón en el comportamiento de su hermano, cuando tenía la oportunidad lo primero que hacía era entrenar a los mellizos, para después conversar con Panthro e insistir que podía ayudarlo con las reparaciones del tanque, sin embargo, el general después del fiasco ocurrido cuando intento conectar el libro del augurio no lo permitía, se comportaba como un caballero con Cheetara y parecía que ella comenzaba a agradarle mucho, o tal vez se comportaba como antes de su secuestro, provocando que Lion-O sintiera celos de su relación, aunque bien sabia que ella se interesaba en su persona y no en su hermano.

Tygra cuando estaban a solas lo ignoraba, sin embargo, al estar rodeados seguía retándolo y tratando de mostrarle que era superior, tal vez que era digno de confianza o de respeto.

Lion-O no lo comprendía, como hacerlo sí al principio parecía que su único propósito en su vida era servirle, estar al pendiente de cada uno de sus deseos, ahora que ya no tenía el collar se comportaba como dos personas diferentes, la primera lo ignoraba y la segunda lo trataba como antes de salir del castillo.

Tygra pensaba que no se daba cuenta pero sabía que en la noche su hermano apenas podía conciliar el sueño y cuando lo hacia las pesadillas poblaban sus pocas horas de descanso, casi no comía, a veces se limitaba a remover su alimento para después pasárselo a alguno de los mellizos, otras veces se tardaba demasiado en terminarse su ración, pero generalmente no comía ni dormía como antes.

La primera noche pudo descasar en sus brazos hasta que despertó y lo confundió con Grune, ese monstruo le pagaría lo que les había hecho, la traición, cada una de ellas, mucho más las que sufrió Tygra.

Quien era un buen actor y podía fingir que se había recuperado, pero cuando estaba solo parecía asustado, buscando sombras ocultas en la noche, reaccionando por cada sonido extraño proveniente de la oscuridad.

Lion-O había dejado de intentar acercarse a Tygra, cada vez que lo intentaba le advertía lo incorrecto que eran sus sentimientos, lo poco que le deseaba, le repetía que había cambiado de opinión y que lo mejor era que no mencionaran ese asunto.

No obstante podía ver que su decisión de no explorar sus sentimientos le estaba haciendo tanto daño como a él, Lion-O se daba cuenta que cuando pensaba que no lo estaba viendo le observaba de reojo, con un deseo y una tristeza que le rompían el corazón, le hacían intentar encontrar una razón a su obstinada decisión de apartarlo de su vida.

Si ambos se amaban, si ambos querían estar juntos, porque no simplemente estarlo, no podía comprenderlo y aun así, no se creía con el valor para enfrentarse a Tygra, tratar de obtener una respuesta que no fuera un “no es correcto”, porque para él eso no tenía sentido.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Con las reparaciones realizadas por esos pequeños robots al tanque felino su viaje sería mucho más rápido que antes, sus posibilidades de triunfar eran mayores, sin embargo, Tygra no estaba tan seguro de eso, aun tenia la sombra de la duda robándole las pocas esperanzas que recuperaba con el tiempo.

Se habían detenido algunas horas para comer algunas de las frutas dulces, pescar algunos peces para consumir un poco de carne y era su turno de llenar con agua las cantimploras y botellas que estaban próximas a terminarse.

Lion-O quiso acompañarlo, solamente para asegurarse de que estuviera seguro o eso dijo cuando intento seguirlo como un cachorro perdido, ignorando sus deberes por seguirlo a él.

Nada malo podría pasar, no habían encontrado a ninguno de los ejércitos de Mum-Ra y si recordaba bien el mapa que vio, también estaban demasiado alejados de los puntos que deseaban ocupar.

Flash Back.

Tygra sostuvo cada una de las cantimploras y los contenedores de agua sin mucha preocupación, acababan de cenar y los mellizos dormían en el interior del tanque, Cheetara parecía distraída, observando a Lion-O cuando pensaba que no la veían, en otro momento se hubiera molestado, ahora esperaba que tuviera suerte con su hermano.

Su hermano estaba sentado en el suelo, sus brazos cruzados, le miraba fijamente preguntándose por que recogía las cantimploras que metió en una de las mochilas que habían conseguido, la misma que Lion-O ocupo cuando se ausento todo un día, el mismo día que el quemo algunos de los sistemas del tanque felino.

Cuando la colgó a sus espaldas le pregunto levantándose del suelo, siguiéndolo con preocupación, tal vez creyendo que los abandonaría. — ¿A dónde vas?

Tygra le respondió con seriedad, señalando un manantial que estaba a una hora de camino atravesando el bosque. — Buscare agua, la necesitaremos si vamos a ingresar en el desierto.

Lion-O asintió, debían recuperar el agua perdida y sonriendo para sus adentros, obviamente creyendo que dejaría que lo acompañara le dijo, tratando de guiñarle el ojo, de ser fresco, como tan graciosamente lo había dicho en ese bosque. — Puedo acompañarte y así podremos estar a solas.

Tygra le respondió suspirando, estaba cansado de tener que decirle lo mismo cada ocasión que su querido hermano intentaba coquetearle. — Ya hablamos de esto… por favor, no lo hagas más difícil.

Lion-O lo sujeto de los brazos diciéndole en un susurro, esperando que no los escucharan. — ¡Es que no lo entiendo! ¿Por qué nos estás haciendo esto?

Tygra liberándose de las manos de Lion-O le respondió molesto, tratando de alejarse al darse cuenta que lo único que deseaba era sentir sus brazos alrededor de su cuello, aceptar la seguridad que le ofrecían. — Ya te lo dije… esto no es correcto.

Lion-O insistió intentando seguirlo, tocarlo con las puntas de sus dedos. — ¿Por qué no? No lo entiendo, realmente no lo entiendo.

Tygra le respondió entonces, compartiendo la desesperación de su hermano, comprendiendo como nunca antes que él tenía que ser fuerte por los dos, mantenerlos separados. — Algún día lo harás Lion-O, mientras tanto, nosotros necesitamos agua y debo conseguirla.

Flash Back.

Tal vez era demasiado duro con su hermano, tal vez debería decirle lo que realmente sentía por él, tal vez pronto recuperarían Thundera, las cuatro piedras y destruirían a Mum-Ra o tal vez solo lograría que Grune lo asesinara porque aun no creía que estuviera preparado para ser rey.

Grune utilizaría cualquier oportunidad que tuviera para llegar a él, no había dejado de pensar en él, no importaba lo que hiciera o a quien enfrentara, veía su rostro en todos sus enemigos, sentía su mirada en las sombras y por un momento esa noche creyó escuchar su voz pronunciando su nombre.

Debía estar volviéndose loco y terminando de llenar la ultima botella con agua la guardo en la mochila, por un momento observo el agua que se veía cálida, tan apacible que lo invitaba a bañarse en ella.

Tal vez lo hubiera hecho, seguía sintiéndose sucio, pero se detuvo al recordar la primera vez que el destructor lo capturo, su negligencia y descuido solo le daban oportunidades a Grune de alcanzar a su hermano, de llevarse su espada y su vida.

Tygra llevo la mochila a su espalda escuchando un sonido proveniente de un costado, sus ojos se fijaron con rapidez en ese punto y antes de que se diera cuenta su pistola estaba apuntando una de esas horrendas ranas.

Suspirando pronuncio guardando su arma en su cinto al darse cuenta que se había equivocado. — Solo es mi imaginación… nada más.

Tygra intento continuar con su camino, la mochila con el agua a sus espaldas, ignorando que la rana no fue aquello que escucho, sino que la sombra que pensaba lo perseguía en sus sueños era muy real.

Tanto que de un momento a otro sintió que lo tomaban por el cuello con suficiente fuerza para asfixiarlo y repentinamente chocaba contra uno de los arboles, escuchando como le decían. — Me extrañaste gatito.

Tygra intento levantarse al escuchar la voz de Grune el destructor al mismo tiempo que intentaba utilizar su arma, apoderarse de ella, cuando sus enormes manos lo sujetaron por la espalda atrapándolo contra el árbol que había chocado. — Yo si te extrañe mi príncipe.

Grune pesaba suficiente para poder mantenerlo quieto con una sola mano y su cuerpo recargado contra el suyo, al mismo tiempo que con la otra se deshacía de la mochila que cargaba, su pistola y su látigo, diciéndole. — Veo que cumpliste tu promesa mi pequeño.

Tygra por un momento sintió que el miedo lo petrificaba, aquello debía ser una pesadilla, no podía ser real y aun así, Grune lo sostenía contra el árbol, lo había desarmado utilizando su terror. — No…

Grune al escuchar esa palabra lo soltó momentáneamente, recibiendo inmediatamente un golpe con su codo y posteriormente una patada en el costado, haciendo que se retirara algunos pasos.

Tygra intento recuperar su arma, utilizar su látigo, sin embargo, los golpes que recibió el destructor no eran suficiente fuertes para derribarlo y al recuperarse lo sujeto por el brazo izquierdo antes de que pudiera lograr su objetivo.

Tygra trato de huir siendo sostenido por Grune, quien le dijo, cubriendo su boca con una de sus manos, rodeando su cintura con su brazo libre. — Yo se que tú me extrañaste mi pequeño y aunque me gustaría llevarte conmigo, por el momento aquí estas seguro.

Tygra comenzó a retorcerse entre los brazos de Grune, quien era tan fuerte como Panthro, casi tan fuerte como uno de esos elefantes, por más que lo intentaba no podía liberarse, mucho menos gritar por ayuda.

Grune olfateo su cabello pronunciando un sonido de placer al hacerlo, provocando que se erizara al sentir como comenzaba a besar su cuello, pronunciando casi en un susurro enfermizo. — Realmente te extrañe…

Tygra cerró los ojos con fuerza al sentir como la mano de Grune comenzaba a acariciar su estomago, introduciéndose por debajo de su ropa, aquella que había conseguido Lion-O, abandonando el regalo enfermizo de Grune, aquel que no cubría suficiente de su cuerpo. — ¿Qué ocurrió con tu ropa?

Grune gruño al pronunciar esa pregunta, liberando sus labios para que pudiera responderle, Tygra en vez de hacerlo le dijo, aumentando sus esfuerzos por liberarse, gimiendo cuando el destructor rodeo su hombría. — ¡Por favor detente!

El general en vez de hacerlo prosiguió con sus caricias, besando su cuello, informándole con cierta burla, conociendo perfectamente que nadie podría escucharlo, que nadie vendría en su ayuda. — Caminaste una larga hora para llegar aquí Tygra, querías estar solo y ahora que lo estamos seguramente no creerás que desperdiciare nuestra única oportunidad de estar juntos después de un largo mes sin ti.

El cuerpo de Tygra reaccionaba ante las caricias del destructor como lo había hecho por un mes, contradiciendo a su mente que lo único que deseaba era que aquello fuera una pesadilla, que Grune no lo hubiera encontrado. — Eres tan hermoso…

Cerro sus ojos con fuerza al darse cuenta que no podría liberarse, conociendo de sobra que Grune no lo dejaría ir jamás, no ahora que lo tenía preso contra uno de los arboles.

Cambiando su postura, logrando que su gatito lo viera de frente sujeto sus muñecas con una sola mano y comenzó a desabrochar los seguros de una armadura que prácticamente estaba hecha de chatarra si la comparabas con la anterior.

Le hubiera destrozado pero no era caballeroso destruir la única prenda que poseía su gatito, un hecho lamentable que arreglaría cuando fuera su consorte.

Tygra había perdido las ganas de luchar y permitió que Grune lo despojara de su armadura lentamente, desnudándolo ante su mirada lujuriosa, todo ese tiempo con los ojos cerrados, tratando de comprender porque el destino parecía ensañarse con él.

Cuando por fin había perdido cada una de sus prendas Grune se alejo de su cuerpo, listo para someterlo si acaso intentaba huir nuevamente, tal vez golpearlo como lo hizo antes, en el momento en que su príncipe no intento alejarlo de su cuerpo supo que su entrenamiento había funcionado, estaba tan acostumbrado a él que ya no intentaba detenerlo. — ¿Lion-O ha visto esto?

Tygra respondió con un silencioso movimiento de su cabeza, aunque sabía que su hermano ya lo había hecho por lo menos en dos ocasiones, dos recuerdos que atesoraba, recordando la suavidad de su toque, la sinceridad reflejada en su mirada.

El destructor le creyó y besando su cuello, recorriendo su costado con ambas manos pronuncio satisfecho con su comportamiento, como si se tratase de un niño pequeño que ha hecho una tarea encomendada. — Sabes lo que pasara si llega a mancillar tu cuerpo, no es verdad mi príncipe.

Tygra le respondió en ese momento jadeando cuando una de las manos de Grune fue a posarse en su entrepierna, acariciando su sexo con suavidad. — El desea a Cheetara… no a mí.

Grune mordiendo el cuello de Tygra con tanta fuerza que seguramente dejaría una marca en el pronuncio. — Eso es lo que tú crees mi príncipe...

Pero el había visto la forma en la cual ese león veía a su gatito, podía ver el deseo reflejado en sus pupilas, sólo que su gatito le pertenecía únicamente a él, lo había enseñado a responder a sus caricias, a corresponderlas y pronto, cuando tuviera la oportunidad de seguir con su entrenamiento a buscarlas. — Yo se que él te desea, pero jamás te tendrá porque tú me perteneces…

Tygra escucho que Grune comenzaba a desabrochar sus pantalones y por un ínfimo instante pensó que si soltaba sus muñecas correría, desnudo, sin armas, sin oportunidad de llegar demasiado lejos, recibiendo varias marcas en el camino, pero que intentaría huir del felino que se nombraba su amo.

Grune nunca le dio la oportunidad de huir y colocándose entre sus piernas lo embistió de un solo movimiento, empalándolo dolorosamente en su hombría, soltando sus manos por fin para sostenerlo de la cintura.

Tygra jadeo con fuerza y rodeo los hombros de Grune para poder sostenerse, escuchando como le decía antes de besar sus labios con pasión, dejándolos rojos y ligeramente adoloridos. — Mi príncipe, mi dulce y confundido príncipe.

Las embestidas de Grune eran como todo lo que hacia el destructor, violentas, llegando cada vez más profundo en el interior de su cuerpo, sus palabras obscenas le eran indescifrables y en lo único que podía pensar era que al rechazar el amor de su hermano estaba salvando su vida, que eso era lo correcto.

Tygra soporto esa placentera tortura el tiempo en que ambos llegaron a su clímax, sintiéndose un demente por sentir goce cuando Grune tomaba su cuerpo, por permitir siquiera que sus manos lo tocaran.

Al finalizar Grune lo recostó en el suelo y le dijo besando su frente, seguro que dormiría algunas horas antes de regresar al campamento. — Pronto volveré por ti y matare a Lion-O.

Tygra se sentó en el suelo casi inmediatamente, pronunciando, con una mirada desesperada, eso no era lo que Grune le había dicho, el destructor le había prometido que si se alejaba de Lion-O lo mantendría a salvo. — Eso no es lo que me prometiste.

Grune al ver que su gatito seguía despierto le aclaro, sonriéndole, comprendiendo con furia contenida lo mucho que significaba ese patético muchacho para su príncipe. — No lo comprendes, no puedo dejar que nadie se interponga entre nosotros y sé que tu amor por él lo hará, si Lion-O sigue vivo.

Tygra ya no dijo más, ya no tenía caso alguno y en vez de convencer a Grune de perdonar la vida de su hermano, se sumergió en el agua, tenía que lavar las marcas de su deshonrosa actitud.

Borrar el hedor del destructor de su cuerpo, creyendo que tal vez así su hermano no se daría cuente de lo que había hecho, temiendo que si se daba cuenta que lo había rechazado a él y permitido que Grune tomara su cuerpo jamás se lo perdonaría.

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Lion-O cuando su hermano se tardaba en regresar decidió ir a buscarlo, Tygra podía molestarse todo lo que quisiera con el después, pero primero debía asegurarse como su rey que estuviera a salvo.

Recibió las miradas entre preocupadas y molestas de los demás, sin embargo, no le importo, sólo tenía que ver a Tygra, había pasado demasiado tiempo fuera del campamento y tenía un mal presentimiento.

Creía que tal vez no volvería a verlo si se tardaba demasiado, que Grune llegaría como un monstruo de cuento de hadas y se robaría a su hermano en medio de la noche, que nuevamente lo perdería.

Sus temores resultaron infundados cuando al ingresar en el claro con los manantiales pudo ver una imagen que le quito el habla.

Allí estaba Tygra, de espaldas con las piernas sumergidas en el agua cristalina, los rayos de luz de luna iluminaban su piel provocando que las partes claras de su pelaje se vieran casi luminosas.

Nunca había visto nada más hermoso que eso y utilizando la protección de la oscuridad le brindaba momentáneamente se acerco a él por la espalda, susurrándole al oído cuando por fin lo tuvo cerca de su cuerpo. — ¿Necesitas ayuda?

La respuesta de Tygra no fue la que él esperaba o podría decir que fue exactamente la que él esperaba, porque inmediatamente lo ataco, sosteniéndolo contra el suelo mojado con el peso de su cuerpo, mostrándole los dientes al mismo tiempo que colocaba su mano enfrente de su rostro, sus uñas afiladas amenazándolo como si fueran una daga. — ¡Si vuelves a hacer eso te sacare los ojos!

Al verlo por un momento parecía demasiado confundido y poco después, apartándose de su cuerpo pronuncio. — Yo… no sabía que eras tú.

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Les tengo una pregunta: Que pareja les ha gustado más del fic, la de Lion-O/Tygra, Leo/Tygus o Grune/Tygra.

También les pido que vayan y voten en el poll que está en mi página de usuario de fanfiction net, me harán la persona más feliz del mundo.


Saludos.

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