-- Glamorous Indie Rock & Roll --
Una, dos veces. Ya había perdido la cuenta de cuantas veces el tipo de la barra, le había guiñado el ojo de forma casi patética.
Era molesto que en medio de su intento por tener un momento relativamente tranquilo, ese tipo de sonrisa gingival no dejara de lanzarle miradas como si de un trozo de carne se tratara.
Bueno, de cierta forma era un pedazo de carne…pero realmente no le agradaba la comparación. Por lo menos él no estaba a la venta.
Volvió a extender su mano hacia la copa que descansaba sobre el mesón. Era extraño ver a alguien bebiendo vino en un bar ruidoso y mal iluminado, pero vamos, el jamás había respetado las convenciones mundanas sobre que hacer en determinados lugares.
La música era ruidosa, pero esporádicamente una que otra melodía agradable llegaba a sus oídos, haciéndolo sonreír tenuemente. El lugar no era una maravilla, pero sea quien fuere él que ponía la música, tenía buen gusto.
Las guitarras resonaron por todas partes, haciendo vibrar el purpúreo liquido entre sus dedos.
Sonrió satisfecho mientras sus ojos castaños se paseaban por la atetada pista de baile. La voz de Yeahs Yeahs causando estragos en los asistentes, que se dejaban llevar por la sicodélica canción.
Finalmente poso su atención en la oscura cabina del DJ. Era extraño que en ese tipo de lugares el chico de la música se escondiera de esa forma, infranqueable contra unos vidrios polarizados.
Su curiosidad aumento peligrosamente en menos de un segundo. Miles de preguntas se arremolinaron en su cabeza e ignorando el sutil avance de otro tipo joven a su lado, tomo su copa para emprender camino a la misteriosa habitación.
Pasar entre la enloquecida multitud era casi imposible. Yeahs Yeahs seguían retumbando por todas partes y eso, solo llamaba al mas puro desenfreno. Con el ceño fruncido, y el vino escapando ligeramente de su copa, consiguió hacerse espacio casi a golpes.
La canción acabo y sin respiro alguno, otra vez la cruda voz acompañada de las fuertes guitarras comenzó nuevamente a oírse. Kyuhyun fulmino con la mirada la oscura cabina, como si todo fuera parte de algún plan siniestro por parte de la persona que estaba tras los vidrios. Por un par de segundos sintió como si su propio plan hubiese sido descubierto, impidiéndole el paso para que no llegara a satisfacer sus ansias de conocer a quien pinchaba las atrayentes e inusuales melodías.
Resignado a utilizar sus escasos talentos como bailarín, hizo extrañas piruetas para moverse con mayor facilidad entre las personas. Simular bailar siempre era una mejor forma de avanzar entremedio de tantos cuerpos sudorosos, aunque también incitaba a que mas de alguna o alguno se replegara demasiado contra su cuerpo, provocando una mueca de genuino asco en su rostro.
Odiaba ser tocado sin su consentimiento.
Irónicamente cuando por fin logro llegar a u destino la música dio un cambio drástico a los sonidos mucho más melancólicos de Beck. Tanto alboroto para lograr cruzar un par de metros, si hubiese sido un poco más paciente su camino hubiese resultado mucho mas tranquilo.
Sin importar si era un chico o una chica la que estaba tras el playlist se lo haría pagar. Sonrió quedamente ante aquel pensamiento, como si no supiera de antemano con que se iba a encontrar tras los vidrios oscuros.
El único acceso al resguardado rincón, era un guardia con cara de pocos amigos. Seria difícil distraerlo, pero de todas formas no perdía nada con intentarlo. Años engañando hasta a sus padres algo bueno debería traer consigo.
Por una fracción de segundos se pregunto por que rayos se tomaba tantas molestias por alguien que se suponía ni siquiera conocía. En el momento en que una chica, aparentemente trabajadora del local, le dedico una amplia sonrisa al guardia, abriendo la puerta y dejándolo apenas vislumbrar una silueta recortada contra la luz interior.
Una suave carcajada llego a sus oídos y eso fue suficiente para que su curiosidad se volviese a activar con redobladas fuerzas.
Maldita sea su implacable sed por controlar todo a su alrededor.
Observo con sigilo a la chica que salio con una bandeja llena de platos y vasos vacíos de la cabina. No parecía tener ningún distintivo en especial como para verificar su vínculo con el bar. Tal vez no seria tan difícil entrar después de todo.
Tomo el último sorbo de lo que había logrado rescatar de su bebida luego de la odisea de llegar hasta ese punto y siguió casualmente a la muchacha.
Una vez mas llego a la barra, aunque ahora conocía un oculto pasillo de transito mas libre para llegar hasta ahí.
En el momento en que se apodero de una de las bandeja, el sonido ensordecedor de una guitarra hizo eco en los grandes parlantes. La adrenalina se disparo por su sistema cuando luego de casi encimarse por el mesón logro también hacerse de uno de los delantales con la insignia de “The Flamers Bar”.
Misión cumplida, con los Rolling Stones entonando su pequeño triunfo.
Desvió su apresurado caminar hasta el baño, donde casi trastabillando logro entrar en una de las sucias casetas. Cuando su respiración por fin se regulo, el inmundo olor del lugar le provoco una fuerte e imperante arcada que logro resistir con el firme objetivo por el cual estaba en ese lugar.
Conteniendo la respiración y evitando mirar a su alrededor se puso rápidamente el delantal, arreglo su cabello y lleno una botella vacía con agua. Dio un último vistazo a su imagen, para salir con una sonrisa casi inocente pintada en su rostro.
¡Show Time!
Tonos oscuros, sonidos crípticos, Interpol se unía a su “crimen”. Con fingido nerviosismo se paro delante del guardia, quien de inmediato le dio una mirada fría, casi aniquiladora. A pesar del impulso de autoprotección que gritaba por todo su cuerpo a correr, alzo la voz por sobre la música.
- Necesito entregar esto – apunto a la solitaria botella que tenia en la bandeja
- Hyorin ya hizo una entrega, y a ti nunca te he visto por aquí!
- Soy nuevo…Hyorin me dijo que entregara esto…- Miro a su espalda, con la secreta esperanza que la tal Hyorin no se apareciera por arte de magia – Puedo pasar?...todavía tengo que limpiar las mesas.
El hombre más grande dio un último resoplido de enojo, para posteriormente dar un paso al lado, dándole vía libre a la caja de los misterios.
Cruzo el umbral con una sonrisa triunfal sobre sus labios.
Y su canción favorita de toda la vida comenzó sus primeros acordes.
La voz ronca y desgarrada del vocalista dio los tonos exactos en el preciso momento que los ojos desconcertados del DJ se topaban con los suyos.
Al cerrar la puerta tras su espalda el sonido fue amortiguado por las suaves melodías de Oasis. Una sonrisa de placer se dibujo sobre sus labios incluso antes de ver al chico que le miraba confuso. Era increíble que mientras afuera reinaba el caos y desenfreno, en aquella reducida cabina solo se respirara tanta tranquilidad.
- Vaya, esta vez te has demorado.
Una mueca de desagrado ensucio su sonrisa y simplemente le lanzo la botella con agua al tipo que tanto tiempo y esfuerzo le había costado ver.
Era alto, solo un poco más que él pero más alto al fin y al cabo, su piel bronceada y su cabello tan oscuro como sus juguetones ojos. Suspiro cansado, tal vez ya no estaba para esa clase jueguitos tontos.
- Tenias que poner toda esa música justo cuando estaba cruzando la pista? ¿Sabes cuantos tipos me toquetearon por tu culpa, Siwon?
- Tal vez deberíamos dejar de hacer esto.
Lo sopeso por un par de segundos antes de que los violines inundaran el reducido espacio en el que estaba. Fue como si el calor se hubiese disparado en tan solo segundos y no pudo menos que sonreír complacido. Nunca había tenido sexo con Bitter Sweet Simphony de fondo.
- Querido, te recuerdo que el anciano aquí eres tú. Comprendo que te deslumbre mi atractivo físico —añadió señalando su ropa—. Pero, por favor, Siwon, no hace falta que lo grites a los cuatro vientos; A menos que quieras que participe en algún tipo de película porno…No lo hemos intentado….
- Kyuhyun!!!!
- Que?
Siwon lo estrello contra la pared recorriendo cada parte de su cuerpo, haciéndolo estremecer hasta que pierde el aliento. Se siente bien estar así, acorralado sobre la mesa de los controles.
- Y quien va a poner la música ahora?
- Kyuhyunnie, para eso existe la reproducción automática.
Estallo en carcajadas que fueron devoradas con premura por los labios contrarios, pero no le importo. Todo su cuerpo sonreía abiertamente, aferrado al cuerpo de Siwon.
- No sé quién te crees que eres, pero antes de que la noche se acabe quiero hacer cosas malas contigo
Y finalmente sucumbe bajo Siwon, se deja hacer, moldear y finalmente amar. No, estos juegos entre ellos no tendrían por que parar, todavía le quedaban muchos lugares para terminar así, desnudos y sudorosos.