Había empacado todas mis cosa, mi cuarto estaba totalmente vacío; las paredes estaban totalmente desnudas, el piso más limpio de lo que había estado jamás desde que tengo memoria, mi armario sin nada que guardar, solamente un montón de maletas apiladas unas sobre las otras afuera de la habitación.
Una figura alta acompañada de otra mucha más baja subían por las escaleras hablando con una voz modulada. No logré comprender cuál era el tema conversado, pero el rostro de Noiz me decía que era algo serio.
Cuando los dos se pusieron de frente hacia mí, y yo viéndolos con sus espaldas cara a la escalera, le pregunté a Noiz qué era lo que tanto hablaban. Abuela, me mostró una de sus sonrisas cálidas.
-Lo mucho que te voy a extrañar- contestó con un tono melancólico.
Noiz solo suspiró con cierto cansancio, quizás no físico, pero si mental. Él fue quien tuvo que decirle a Abuela la verdad sobre nosotros, y realmente me sorprendió que lo aceptara con un simpe “está bien, lo único que me pone triste es que no voy a tener nietos”, aunque debo admitirlo, también me hubiera gustado tener un bebé con mi futura esposa; verlo crecer y que me mirara con unos ojos similares a los de mi amante o los míos, decir “papá” con la voz más dulce e infantil imaginable. Pero creo que Abuela mencionó algo de que al ser un humano creado artificialmente, de igual forma no hubiera podido tener ningún hijo si me hubiera enamorado de una mujer, así que creo que no le molestó del todo eso.
-¿Nos vamos?- preguntó Noiz con su misma voz de indiferencia. Me sobresalté un poco porque estaba muy metido en mis pensamientos.
-¿Eh? ¡Ah! ¡Sí! – dije un poco sorprendido a su repentina pregunta. –Déjame llevar algunas maletas hacia el taxi. Afuera nos estaba esperando uno para llevarnos al aeropuerto dentro de Platinum Jail.
Subimos las cosas en el maletero y partimos hacia el aeropuerto, realmente estaba emocionado con empezar mi nueva vida. Extrañaría mucho a todos, lo bueno es que ya me había despedido de todos, aunque Kio y Nao empezaron a preguntarme muchas cosas respecto a relaciones entre hombres. Por supuesto que no supe cómo responderles de una forma adecuada, esta es mi primera vez saliendo con uno. De no ser porque el señor Haga estaba cerca y los detuvo, ellos nunca hubieran parado. No creí que esos mocosos se sorprenderían tanto, pero aun así, no quería que se enteraran tanto los niños como el señor Haga. No es que me dé vergüenza admitir que amo a Noiz, pero me daba miedo. Tenía miedo a que me dejaran de hablar, de querer, que Abuela se sintiera decepcionada de mí y… Bueno, no importa ya, me aceptaron de la manera que soy, pero me pregunto si la familia de Noiz hará lo mismo. No los conozco y no sé cómo son. ¿Cómo les habrá dicho que iba a venir por mí? "¿Iré por mi amante HOMBRE a Midorijima?” o “¿Partiré a Midorijima por la persona que amo?” Viniendo de él, realmente no creo que haya dicho algo como eso… Quizás, ni siquiera lo mencionó porque ha de vivir aparte, o si viven juntos, no les ha dicho la razón por la que ha venido.
El avión estaba dividido en tres columnas con nueve asientos en cada hilera separados de tres en tres. A Noiz y a mí nos tocó en la columna de la izquierda, mi asiento estaba del lado de la ventanilla y a él le tocó en medio. A nuestro lado, estaba una niña alrededor de unos 7 años apoyada en sus rodillas recargada de frente en el respaldo del asiento para poder ver hacia atrás que es donde su mamá la trataba de convencer de que se sentara correctamente de una forma muy amable. La niña después de asentir se volteó y se sentó correctamente, acto seguido su mamá se recargó en su respaldo del asiento mostrando una cara de alivio al lograr que su niña se sentara de forma correcta. No pude evitar una pequeña risa, a la cual, Noiz volteó de inmediato con duda en su cara, quizás de la razón que me causaba gracia. Le sonreí.
-¿No te gustan los niños?- la pregunta contenía emoción en mis palabras.
-No realmente- contestó con su misma voz monótona.
-¿Eh? ¿Y eso?- no estaba sorprendido del todo, me lo esperaba por su actitud.
-Son muy ruidos, lloran por todo, requieren de mucha atención, y dinero-
No pude evitar reírme, eso se escuchaba mucho a él. Arqueó una ceja preguntándome la razón de mi risa. Simplemente meneé la cabeza de un lado a otro con una sonrisa negándole la respuesta.
Por fin llegamos a donde vivía Noiz, ¡no podía creer lo que mis ojos veían; era toda una mansión! Sospechaba algo al ver que cuando salimos del aeropuerto nos esperaba una limusina negra con un chofer que nos tenía las puertas abiertas, pero no esperaba que fuera tan grande. ¡Tenía casi el mismo tamaño que la casa blanca, sino que hasta más grande.
-Ven- me dijo Noiz tirando de mi mano para salir de la limusina con la puerta previamente abierta por el conductor. Caminamos a la par lentamente hasta la entrada, no fue mucho, ya que la limusina estaba estacionada frente a ella. Cuando volteé hacia atrás para ver si iríamos por nuestras maletas, vi que las estaban apilando en una especie de carrito para facilitar su transporte. Vaya, necesito conocer más de las cosas a las que está acostumbrado Noiz, en el hotel allá en Platinum Jail tampoco conocía algunas cosas a las cuales Noiz, aparentemente estaba acostumbrado.
Un mayordomo un poco viejo, cerca de los 50 años, nos abrió la puerta con un “Bienvenido a casa, señorito Noiz”. Este ha de ser el mayordomo jefe, hasta el momento es el más viejo que he visto entre los que estaban sacando el equipaje de la limusina, el resto parecían estar cerca de los 30.
Ambos seguíamos tomados de las manos, estaba esperando una reacción de parte del mayordomo como “¡señorito! ¿Qué es este comportamiento inadecuado”, pero no hizo nada. No sé si hizo caso omiso de lo sucedido, o realmente no le sorprendía que estuviera con otro hombre.
Subimos por unas largas escaleras y cruzamos un gran pasillo hasta llegar a la última puerta de éste. Noiz abrió la puerta e inmediatamente después de que pasáramos los dos juntos, me soltó de la mano y cerró la puerta con seguro. La habitación era muy grande y espaciosa, mucho más que la del hotel, la cama era matrimonial, la ventana tenía una vista esplendida del bosque que quedaba por detrás de la construcción, había una televisión enfrente de la cama muy grande.
-Nuestro equipaje lo traerán después- dijo Noiz sacándome de nuevo de mis pensamientos – Les pedí que lo trajeran durante la cena.
-¿Cena? ¿Con tu familia?- repliqué un poco nervioso
-Si. ¿Hay algo de malo con eso?
-¿EH? No realmente… Solo estoy un poco nervioso de conocerlos. No sé de qué forma puedan tomar esto…- Interrumpí mis palabras par inmediatamente continuar con una pregunta -¿Ya les habías mencionado que estabas saliendo conmigo?
-No realmente. Simplemente les dije que estaría unos días lejos para ir a recoger a alguien que se quedaría viviendo con nosotros.
-¿¡Eh!? ¿Entonces no saben de nosotros?
-Supongo que no.
¿Qué no le preocupaba la reacción de sus padres realmente? ¿Qué pasa si sus padres no son tan comprensibles como Abuela y lo terminan desheredando por mi culpa? ¿Y si lo despiden de la empresa familiar? Puedo imaginarme un sinnúmero de posibilidades ante esta situación.
-¿Señorito?- interrumpe una voz desde afuera del cuarto golpeando unas veces la puerta para llamar – La cena va a comenzar, lo estaremos esperando a usted y a su compañero. Al parecer su padre tiene un anuncio muy importante que decir a toda la familia.
¿Comenzar? ¿Es acaso esto un espectáculo?
Noiz toma mi mano y suspira profundamente, al parecer él también se encuentra nervioso, incluso lo noto más que cuando le mencionó esto a Abuela.
Me soltó de la mano y se giró hacia la perilla de la puerta quitando el seguro de ésta, la abrió y nos dirigimos hacia el comedor.