Nos encaminamos ambos hacia el comedor, esta vez sin tomarnos de la mano. Al parecer Noiz quería disimular un poco las cosas antes de mencionarle algo a su padre.
Caminamos bastante hasta llegar hasta el comedor; tuvimos que cruzar el mismo largo pasillo por el cual llegamos y bajar otras escaleras para reencontrarnos con otro pasillo del mismo largo, en el cual al final, se hallaba una puerta centrada muy grande de madera. Se encontraban dos mucamas en cada extremidad esperándonos para abrirla una por cada lado.
Vi mucha gente sentada en la mesa, y sólo había dos asientos sin dueño alguno, los cuales nos pertenecían a nosotros. En un lado de la mesa se encontraba el padre de Noiz, según lo que él me había explicado al sentarnos ambos. A su lado derecho estaba su esposa y del izquierdo su hermano menor. Noiz estaba sentado enseguida de él, y yo al lado de Noiz. Al otro extremo, estaba otro señor de una edad similar al padre de Noiz. No pudo decirme quién era, porque él tampoco tenía ni la más mínima idea. A su lado derecho estaba otra mujer, también un poco grande y a su lado, un niño que aparentaba unos 9 o 10 años de edad. Del lado izquierdo del señor, se encontraba una jovencita que parecía menor que Noiz, pero no puedo realmente decir qué edad aparentaba. Quizás unos 16 o 18 años. El rango es bastante grande.
Aunque éramos relativamente pocos en la mesa, ésta era demasiado grande; había como medio metro de distancia entre unos y otros. Había mucha comida en la mesa, demasiado refinada, y yo no sabía cómo usar correctamente los cubiertos. Durante la cena, Noiz tuvo que susurrarme cuál era el que tenía que usar.
Antes de empezar a cenar, mientras los sirvientes nos traían la entrada, el padre de Noiz nos presentó al señor que se encontraba al otro extremo de la mesa.
-Noiz, quiero que conozcas al señor Aigner; él es el dueño de una empresa asociada con la nuestra. A su mano derecha se encuentra su esposa, la señora Aigner. Consecutivo a ella está su hijo Baldwin. A la izquierda del señor Aigner se encuentra su hija mayor Alicia, la cuál será tu esposa en cuanto cumpla la mayoría de edad. Por el momento tenemos un año para ir organizando su boda, ya que acaba de cumplir los 17 años.
No podía creer lo que escuchaba. ¿Le habían arreglado un matrimonio a Noiz? Voltee de inmediato a ver a Noiz; su cara estaba un tanto pálida, pero inexpresiva, no podía decir lo que estaba pensando realmente.
Se quedó un rato callado viendo hacia su plato sin ningún tipo de vida en sus ojos. Después de un rato levantó la mirada, la dirigió a su padre y luego al señor Aigner.
-Que descortés he sido, no les he presentado a mi amigo
¿Amigo? ¿No les iba a decir que estábamos saliendo? No sé si lo hizo por no hacer enojar a nadie o decepcionarlos, peo lo dejé hablar porque quería ver que era lo que les decía.
-Él es Aoba Seragaki, un amigo que conocí mientras vivía en Japón.
-¡Ah! Un japonés- exclamó el padre de Noiz- que agradable, quizás nos pueda ayudar en un futuro en nuestra compañía.
¿Qué tiene de especial que sea japonés?
Podía entender lo que decían porque Noiz me pudo enseñar un poco de alemán antes de venir aquí, por lo que lo utilicé al presentarme.
-Mucho gusto, soy Aoba Seragaki
Se me hizo un poco raro presentarme primero con mi nombre que con mi apellido, por lo que titubee un poco al mencionarlo y por supuesto que mi pronunciación era un tanto mala.
-¡AH! ¿Así que hablas un poco de alemán?- dijo el hermano de Noiz
- Este, si, un poco-
-¡Eso es perfecto! Creí que no estabas entendiendo de lo que conversábamos por que no mostrabas ningún tipo de expresión mientras hablábamos.
No mostraba alguna porque estaba atónito a las noticias del matrimonio de Noiz.
Comimos hasta que llegamos al postre, el cual, estaba delicioso, y Noiz seguía diciéndome cuál cubierto era el que debía tomar. Lo bueno es que lo hacía en japonés, por lo que los demás no lograban entender lo que me decía.
Al terminar la cena estábamos a punto de levantarnos cuando el padre de Noiz interrumpió a todos.
-Hijo- se dirigió a Noiz- Olvidé mencionarlo, dormirás con Alicia de ahora en adelante, y le daremos una habitación aparte al señor Seragaki
¿Qué? ¡No! ¿Me van a separar de Noiz?
-Como Aoba acaba de llegar a la mansión, le pedí a Lehener que nos preparara una habitación a compartir, para que se fuera acostumbrando a la mansión y no se perdiera y pudiera preguntarme sobre cualquier duda que tuviera
¿Lehener? ¿Se referirá al mayordomo viejo?
-Eso es una buena idea, pero tendremos a la familia Aigner de visita durante un mes, y nos gustaría que se fueran acostumbrando ustedes dos a estar juntos.
-¿Y si sólo es una semana?
Su padre se quedó titubeando durante un gran tiempo. Después volteó a ver al señor Aigner.
-Me gustaría saber su opinión, Burke
¿Conque ese es su nombre?
-El señor Seragaki es extranjero, y quizá necesite de un poco de ayuda para pedir algunas cosas en nuestro idioma, y por supuesto no dudo que se llegue a perder dentro de esta majestuosa mansión. Por lo que no me parece mala idea que compartan la habitación durante una semana.
¡Ah! ¡Qué bien! Realmente necesitaré un poco de ayuda con eso, aunque solo fuera una excusa. Puedo entender un poco el alemán, pero sigo teniendo problemas para poder hablarlo; es realmente muy difícil. Lo mejor, es que podré dormir con Noiz
-Está bien, le diré a Lehener que los acomode un una habitación doble
-De hecho, padre- continuó Noiz- ya mandé a que nos llevaran nuestras maletas a una habitación, no habrá necesidad de eso.
-¿A qué habitación?
Noiz tardó en contestar.
-A la última del pasillo derecho del segundo piso.
-¿Pero esa no tiene una cama matrimonial?
-Era la única disponible- contestó inmediatamente
-¡Pero hay muchas más disponibles! Lehener no se ha de haber acordado. Le diré que los mueva a una en que no tengan que dormir en la misma cama. ¡Ja! ¡Pobres de ustedes! Iban a tener que compartir cama, eso hubiera estado un poco incómodo, hijo. Pero no se preocupen, sí hay más habitaciones disponibles.
Después de eso, le hizo un gesto al mayordomo que se encontraba atrás de él. Lehener se acercó y se inclinó a la altura de la boca del padre de Noiz para que su oreja quedase cerca. Su padre le dio algunas órdenes que no logré escuchar. El mayordomo se enderezó después de hablar, y nos hizo un gesto para que lo siguiéramos. Acto seguido el resto de los acompañantes en la mesa se dirigieron a sus habitaciones.
Recorrimos el mismo pasillo con la misma dirección para la habitación en la que nos encontrábamos, pero en lugar de girar a la derecha después de subir las escaleras, giramos a la izquierda, y de igual forma al final del pasillo estaba la habitación en la cual nos íbamos a quedar.
Lehener nos abrió la puerta, y una vez que entramos se disculpó con Noiz.
-Lo siento mucho, señorito Noiz. Hice lo que pude para que pudieran quedar en la misma habitación, pero no fue así- dijo Lehener con un tono triste.
-Está bien hiciste lo pudiste. Gracias de todos modos.
Lehener hizo una pequeña reverencia antes de partir y en cuanto se dio la media vuelta llegaron las mucamas con nuestro equipaje y lo pusieron en una de las paredes del cuarto muy bien acomodados.
El cuarto no era diferente, lo único que cambiaba era que tenía dos camas individuales en lugar de una matrimonial.
Los dos sin decir nada nos empezamos a poner la pijama, ambos la sacamos de las maletas, por supuesto que yo no tengo nada de ropa en esta casa, pero ¿Noiz no pudo haber ido a su habitación por otra? No creo que sólo tenga una sola pijama. ¿Quizás no quiso dejarme solo?
Me metí en mi cama antes que Noiz, pero acto seguido lo sentí a él abrasándome por la espalda y su cabeza recargada en mi cuello. Aunque la cama estaba un poco pequeña, ambos cabíamos en ella.
-Lo siento mucho- susurró- yo tampoco tenía idea de que me habían arreglado un matrimonio, y te juro que tenía toda la intención de decirle a mi padre sobre nosotros dos, pero no pude. No tuve el coraje y la fuerza suficiente como para poder decirle la verdad. En serio lo siento.
Abrasé su brazo que estaba en torno a mi pecho, agarré su mano y la besé.
-No te preocupes por eso, ya habrá la oportunidad de decirle algo. Pero lo que más me preocupa ahora, es el cómo le harás para evitar casarte con ella ¿O realmente te casarás?
Noiz se quedó callado un buen rato, me sentí horrible. Quizás si tenía toda la intención de obedecer a su padre, no lo había visto en mucho tiempo, y de seguro él quería obedecerlo.
-No quiero casarme con ella. Pero no sé cómo evitarlo. Yo a quién amo es a ti, y realmente con quién me gustaría casarme es contigo.
-Pero el matrimonio del mismo sexo está prohibido, ¿no?
-Aquí en Alemania está permitida la unión civil, por lo que sí es posible.
-¡¿Enserio?!
-Si. Y me gustaría que te casaras conmigo, si es que tú lo quieres
-¡Por supuesto que quiero!
No dudé ni un segundo en decirle que aceptaba. Me voltee hacia él, quedando sus brazos que abrazaban mi pecho ahora en mi espalda. Mi cara estaba frente a la suya, podía sentir su respiración. Su cara mostraba una pequeña sonrisa de alegría. Puse mis manos en sus mejillas y lo besé. Él me regresó el beso metiendo su lengua en mi boca. Sólo nos habíamos besado y ya me estaba excitando. Noiz notó esto y puso su mano por encima de la pijama en mi parte baja.
-¡No! Espera- le susurré
-Ya no puedo aguantar más- me dijo con una voz muy tranquila y un tanto sensual – me he estado conteniendo- y me empezó a besar de nuevo.