Saben… ahora es que entiendo, como es que este mundo puede vencer a un hombre, uno que lo único que buscaba era un poco de aceptación y cariño, que a pesar de todo lo que le hicieron sufrir… al final dio todo lo que tenia que dar.
Y a pesar de ser apenas un niño, él me dejo la enseñanza más grande de mi vida, es por eso que tomé un pedazo de él, y ahora lo guardo dentro de mí…todo esto duele, sí pero... tengo la esperanza de que encontrara su propio camino, cuando no esté con él esta noche.
Prométeme que nunca sentirás miedo… por que yo, ya nunca lo tendré.
Y ahora solo espero que valga la pena todo, lo que deje detrás de mí.
Eran aproximadamente las 9 de la mañana, y una pequeña familia se apresuraba a entrar al aeropuerto, ya que el hijo mayor tenía que tomar un vuelo hacia Los Ángeles para iniciar sus estudios como estudiante de intercambio gracias a su esfuerzo y altas notas en el colegio de su ciudad natal Niagara Falls. Al llegar entraría a un prestigiado colegio en el cual terminaría la secundaria y este le facilitaría el pase a la una de las tan prestigiadas universidades de aquella ciudad que tanto le interesaban donde impartían lo que más le apasionaba en el mundo… La música.
—¡Oh Joel!, te voy a extrañar tanto cariño—La madre del adolecente procedió abrazar a su hijo tan pronto llegaron a la fila para documentar el equipaje que dejaría en la parte baja del avión y el que llevaría consigo durante el viaje.
—Mamá, tranquila… vendré todas las vacaciones a verlos, además no es como si Estados Unidos estuviera al otro lado del mundo—El chico solo correspondía el agarre de su mare con pequeñas palmaditas en la espalda tratando de tranquilizarla.
—Lo sé, es solo que…—La mujer fue interrumpida por su esposo quien se había cansado de los lloriqueos de afligida madre quien solo estaba logrando que Joel perdiera su vuelo.
—Vamos Nancy deja ya al muchacho o harás que pierda su vuelo.
—Esta bien, lo siento, te voy a extrañar mucho mi niño—La madre de Joel lo apretó fuertemente contra sus brazos y deposito un beso en su frente para finalmente despedirse.
Después se dirigió hacia su padre del cual se despidió rápidamente, con un abrazo y un “buena suerte en Los Ángeles hijo”, y entonces finamente se dirigió hacia una pequeña niña de cabellos rubios de unos 10 años de edad.
—Por mi puedes quedar en Estados Unidos así me puedo quedar permanentemente con tu recamara—Dijo la pequeña riendo.
—Muy graciosa Ellie—Joel solo río ante el comentario de su pequeña hermana dándole un golpecito en la frente y abrazándola para despedirse.
—¡Oh, por cierto!, toma a Meowingtons—Ellie cargo y entrego la pequeña pero pesada jaula del gato de su hermano mayor. —¡Cierto!, dios Meowingtons casi me voy sin ti—El gato bicolor solo lanzo un pequeño maullido a su dueño. El joven canadiense termino de despedirse y pronto se dirigió a dejar su equipaje y a su pequeño amigo felino. Después se dirigió a la puerta que lo llevaría a la sala de espera pero justo antes de que entrara unas voces llamaron su atención. —¡Joel!, ¡Joel!—Pronto llegaron hasta el dos chicos que corrieron abrazarlo antes de que se fuera. —¡Fanny!, ¡Jake! —
—Dios creíamos que no te alcanzaríamos viejo- Un chico de cabello azabache sonreí de poder llegar a despedirse de su amigo pero se notaba que llevaban bastante tiempo corriendo para llegar.
—¿Enserio creíste que ibas a irte sin que nos despidiéramos? —El otro amigo de Joel se trataba de una chica de largos cabellos castaños que trataba de contener las lágrimas tras la partida de su mejor amigo.
—Claro que no tonta… los voy a extrañar par de locos—El Rubio procedió abrazar individualmente al par y agradecerles la molestia de que llegaran para desearle buen viaje.
—Por cierto Joel…—La chica estiro su mano hacia Joel, en la cual sostenía una fotografía de los tres presentes—Para que nos recuerdes.
—No necesito una foto para acordarme de ustedes… pero siempre quise una foto de nosotros tres… gracias—El rubio tomo entre sus manos la fotografía y se despidió por última vez de sus amigos.
Joel llegó a la sala de espera, en la cual no estuvo mucho tiempo pues el avión ya estaba listo para partir. El canadiense subió al avión muy emocionado de conocer por fin Estados Unidos y de comenzar una nueva vida, y no es que su vida en Niagara Falls fuera mala, es decir tenia una familia muy unida y tenia a sus dos mejores ahí, pero el soñaba con algo más… además de que en su escuela no encajaba del bien con todos pues era tachado de Freak, pero eso a Joel no le importaba, pero creía que en Los Ángeles encontraría personas aun más interesantes. Joel cerró sus ojos esperando llegar pronto ya aquella ciudad que seria su nuevo hogar, pronto se quedo dormido entre sus pensamientos y en cuanto menos lo noto ya estaba aterrizando.
—Estimados pasajeros les informamos que hemos llegado a nuestro destino: La ciudad de Los Ángeles, California. Esperamos que hay disfrutado su estancia con nosotros que pasen buenas tardes.
—Vaya fue rápido…— Los pasajeros pronto desabrocharon sus cinturones y tomaron su equipaje para bajar del avión.
Joel tomo su mochila y bajo para esperar el resto de su equipaje y a su pequeño amigo, tan pronto los recogió salio a la sala principal del aeropuerto, el lugar era sin lugar a dudas más grande que del que había partido en Canadá, el joven rubio solo miraba admirado el lugar, cuando salio se quedo aun más admirado al ver todos aquellos edificios y lo grande que se veía la ciudad.
—¡Vaya que es grande esta ciudad!, bien…ahora déjame buscar la dirección que me dio mamá sobre el departamento.
Joel busca la dirección que le había escrito su madre entre su mochila pero se había revuelto entre todas sus cosas y no lograba hallarla, mientras Joel buscaba la dirección Meowingtons golpeaba la puerta de su jaula mientras maullaba desesperado.
—¿Qué pasa amigo?, ¿Ya te cansaste de estar ahí encerrado?... Bien te sacare pero estate quieto en lo que busco la dirección, ¿deacuer…—Pero tan pronto Joel abrió la puerta el pequeño felino salio corriendo directo hacia la avenida con miles de automóviles pasando con velocidad por el lugar—¡MEOWINGTONS!, ¡NO!, ¡NO VAYAS HACIA ALLA!.
Mientras cerca de la calle iba caminando un chico perdido en su mundo con audífonos puestos, su apariencia simplemente no podía pasar desapercibida, iba vestido completamente de negro: llevaba puesto unos tenis converse, y unos pantalones de mezclilla entubados y bastante ajustados, junto con una sudadera. Sus ojos estaban pintados de una sombra que rodeaba sus ojos pero apenas se veía pues su cabello estaba sobre su cara. Seguía perdido en su mundo hasta que escucho un par de gritos que lo alertaron pensando que seria alguno de sus agresores pero no logro ver a nadie, hasta llegar a la esquina de la calle donde un gato salio corriendo dirigiéndose a hacia la avenida donde seguramente seria atropellado hacia que el chico emo corrió rápidamente a detenerlo.
—¡Hey amigo!... ¿A dónde vas pequeño?, te van arrollar si corres como loco hacia allá—El chico tomo al pequeño felino entre sus brazos y este como si entendiera que le salvo la vida comenzó a lamerle la cara provocando la risa de su salvador—¿estas perdido amiguito?—pronto un chico lleno de angustia se acerco corriendo al lugar.
—¡Meowingtons!, ¡Oh dios mió, creía que te iban a tropellar grandísimo tonto!—El canadiense se sostuvo sobre sus rodillas recuperando el aire, mientras el otro chico estaba un poco asustado de que el otro chico se enfadara de que estaba cargando a su mascota, tan pronto el rubio recupero el aire dirigió su mirada al chico emo que había salvado a su pequeño amigo—Muchas gracias por salvarlo… si no lo hubieras detenido, seguramente lo hubieran arrollado.
—Eeeh… N-no es nada, es que yo…yo lo vi corriendo hacia allá asustado y supuse que no se detendría—El pelinegro le devolvió al chico su pequeño amigo, algo tímido pues no estaba acostumbrado a quien alguien le hablara de manera amable… mucho menos viniendo de un chico, y más alto que él.
—Dios que susto… creo que es por el viaje en el avión y que al sacarlo vio una ciudad totalmente desconocida… es que somos nuevos, acabamos de llegar—Explicaba el chico mientras abrazaba a su pequeño gato—Por cierto… me llamo Joel mucho gusto—el canadiense dirigió su mano al más joven, y este correspondió algo desconfiado.
—Yo soy Sonny…
—Mucho gusto Sonny… y de nuevo gracias por haberle salvado la vida a este gato loco, por cierto parece que le agradaste por que normalmente cuando un extraño lo toca, solo lanza arañazos a la cara—el joven pelinegro solo rió con el cumplido.
—El también me agrada… a mi me parece que tiene un poco de hambre, deberías de darle un poco de comida—sugirió mientras acariciaba al minino.
—Tienes razón, en cuanto lleguemos al departamento le iré a comprar algo de comer, gracias Sonny…
—Joel le dirigió una sonrisa a su nuevo conocido haciendo que este se sonrojara levemente pues casi nunca recibía un agradecimiento y además el chico lo había llamado por su nombre.
—N-No es nada… bueno tengo que irme nos vemos Jo… Joel, adiós Meowingtons—el joven pelinegro salio algo apenado del lugar pero feliz de aquel encuentro.
—Bye Sonny...vaya, quien diría que los chicos emos de Los Ángeles eran tan agradables, ¿no lo crees Meowingtons?— el pequeño felino solo lanzo un maullido como dándole la razón a su dueño, pronto ambos tomaron un taxi que los llevaría a su nuevo hogar.