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En el Santuario y Otros Ficlets por ydia

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En el Santuario

 

 

-Maestro, el caballero de Géminis...

 

-¿De nuevo esta ahí?

 

-Sí

 

-Ya…

 

Se cumplían ya 20 días del sitio, su situación era desesperada, el caballero de Géminis esperaba en ese lugar. No podía tele transportarse, cualquier uso del Cosmo fuera de una emergencia de Vida o Muerte había sido prohibido por Athena hasta que se comprobara que la posición del Santuario no estaba comprometida.

 

La alacena estaba vacía, no podían comer con Aldebarán indefinidamente, tendría que caminar junto a él, lo saludaría con la cabeza y se seguiría de largo, cuando el camino diera vuelta correría hacia el refugio de la aldea, Kiki espiaría el momento en que se distrajese o que alguna obligación lo alejara del lugar y entonces regresaría a la casa de Aries con provisiones y con los datos de algún tendero que estuviera dispuesto a hacer entregas a domicilio.

 

En el Plan Mu no contemplo que Saga lo tomara del brazo mientras pasaba, ni que le volviera a hacer la misma pregunta, a la cual si respondía con la verdad haría su vida más complicada.

 

"¿Te casarías conmigo?"

 

¡Quien le hace de la nada esa pregunta a un amigo! Había un protocolo a seguir, salir juntos en una cita por ejemplo, tomarse de la mano al pasear tal vez; ni si quiera se habían besado. Pero lo que más le alteraba es que estuvo a punto de decir que "Si", sin pensar "Si"; todavía "SI.

 

Pero como cambiarían las cosas con un "SI", ¿donde vivirían, quien cocinaría? Aun mas importante ¿cómo afectaría a Kiki? ¿Se llevarían bien? ¿Sería como su maestro, o seria una especie de papá? Y mas perturbador… ¿cómo serian las cosas... cuando estuvieran a solas?

 

-Me darás tu respuesta.

 

Una orden; no una pregunta, a pesar de que había sido dicha en susurro cerca de su oído. No había vuelta atrás Saga no aceptaría evasiva... aunque tal vez...

 

- Que tal si hoy solo nos tomamos de la mano.- dijo Mu, sonriéndole, ofreciendo la suya.

 

Saga sonrió al tomarla y al entrelazar sus dedos.

 

Cuando regresaron a la casa de Aries por la tarde sus dedos seguían entrelazados aunque la otra mano de Saga se encontrara cargando todas las compras que Mu había hecho en la aldea.

 

Fin

 

 

Permanencia

 

El avance de su relación y su permanencia a lado de Mu dependían indiscutiblemente de una persona, el amado discípulo de Mu: Kiki.

 

No era que le desagradara el niño; al contrario era inteligente y siempre se podía contar con él para cumplir pequeñas tareas; y estaba más que seguro de que Kiki no sentía ni el excesivo respeto, ni el miedo que los otros niños que entrenaban en el Santuario demostraban hacia él; es más ni otros Caballeros dorados lo trataban con tanta familiaridad e irreverencia…

 

-¿Qué trae de postre? A Mu le gusta el pay de manzana y las galletas de mantequilla, si es algo con chocolate lo probara por cortesía… a mi si me gusta el chocolate, así que espero que sea con chocolate ¡así me como mi porción y la de mi maestro!

 

-Mi Maestro se enfermo del estomago, ¿podría venir en media hora y fingir que se le hizo tarde? Por favor no le comente a Mu que le dije, porque se va a sentir muy avergonzado.

 

Comentarios como los anteriores nunca le faltaban cuando se topaba con él, si Mu se encontraba presente solo alcanzaba sonrojarse y de vez en cuando a darle un ligero golpe en la cabeza para que no dijera mas…

 

* * *

 

-Maestro Saga… espere…- grito Kiki cuando estaba entrando al Templo de Géminis. -¿Por qué ha besado a mi Maestro?

 

Lo había descubierto… ese beso suave y rápido que había robado de Mu mientras se despedían.

 

-¿No te ha dicho nada tu Maestro?

 

-No le pregunte, se sonrojaría y luego habría un monologo al cual citaría a mucha gente que me aburre y concluiría con una respuesta inteligible... si es que así se dice… ¡y fue usted quien lo beso!

 

Ante esto a Kiki no lo convencería nada más que la verdad, y la promesa de dos o tres barras de chocolate con avellanas preferentemente la próxima vez que fuera al Templo de Aries.

 

-Kiki, tu Maestro me gusta mucho, lo amo, y creo que él siente lo mismo por mí. Me gustaría casarme con él.

 

-¿Y Mu sabe que se quiere casar con él?

 

-Si.

 

-… y cuando se casen ¿en qué templo van a vivir?

 

-…¿? … - Eso era algo que no había pensado.

 

*Fin*

 

 

 

 

 

La Carta

 

- …

 

-¿Qué pasa? ¿De quién es?- tomando la carta que había hecho fruncir el ceño a Mu. Era de Athena. Empezó a leerla, le pedía a Mu que se mudara a Japón puesto que los Caballeros de Bronce entrarían pronto al colegio y no tendrían mucho tiempo para cuidarla.

 

-…tengo que apurarme para tramitar los papeles de Kiki para inscribirlo en la escuela… va a volver loco a quien le toque por maestro…

 

-Entonces iras…

 

-No puedo desobedecer a Athena… no es como si tuviera mucho trabajo que hacer aquí a parte de entrenar a Kiki… de hecho había pensado en volver a Jamir en estos días…

 

-¿Y me lo pensabas decir…?

 

-Te pensaba llevar… aunque no creo que te agradara mucho… no hay mucha gente, solo una aldea a unas horas caminando.

 

-¿Y ahora?

 

-¿Te gustaría acompañarme?

 

-Me gusta estar a tu lado.

 

-Simple, entonces ven.

 

-Athena no me lo ha pedido…

 

-… tal vez no pero… ¿que no terminaste de leer? Me pide que escoja a otro Caballero para que me acompañe, pero si no quieres tendré que pensar en alguien más…

 

- …

 

-Entonces, ¿vendrás?

 

-… me gustaría compartir tu cama.

 

-¿Es esa la condición para acompañarme?

 

-No, es algo que pasara.

 

-¿Cuando?

 

-En el momento que tu lo decidas

 

*fin*

 

Japón

 

Era ya la segunda semana y apenas se daba cuenta... Athena lo había superado en el arte de la manipulación... se le hacía tarde para llegar a la oficina y su corbata se negaba a cooperar; si fuera la capa de la armadura ya habría acomodado los pliegues con destreza y rapidez para que cayera de sus hombros de manera imponente.

 

Kiki y Mu ya estaban desayunando, y a él se le seguía haciendo tarde, en pocos minutos tenía que reunirse con Athena para asistir a una junta de trabajo... ser director de una división de las Empresas Kido era más estresante que ser Patriarca del Santuario (con decir las cosas amenazadoramente bastaba en Atenas).

 

 Maldita la noche en que se le ocurrió sugerir en una cena con “Saori” (como insistía en que la llamaran) como resolver ciertos procesos administrativos y que a ella le hayan parecido “tan innovadores” como para otorgarle el dudoso honor de Director; hubiera seguido siendo más feliz como su guardaespaldas.

 

-Saga... ya la arrugaste toda... deja, yo lo hago.

 

Sus manos tan cerca de él, no pudo resistir el tomarlas para besarlas...

 

-Así nunca va a quedar el nudo...- le reclama Mu después de que Saga empieza a besarle el interior de la muñeca.

 

-Está bien...- le contesta decepcionado, si por él fuera, seguiría metido en la cama de Mu. Después de todo, la noche anterior fue la primera vez que durmieron juntos.

 

*flash back*

 

La noche anterior:

 

-...Agh... y mañana hay junta también... todos los días juntas... se dan las ordenes y estas se cumplen... debí haber firmado un contrato donde se limiten mis obligaciones... debí haber pedido algo a cambio de venir...

 

-... tuviste una oportunidad de pedirme algo...

 

-Mu… no me lo recuerdes...

 

-Pero es algo que puedo aceptar... puedes compartir mi cama...

 

*Fin flash back*

 

No hicieron nada, Mu no se dejo quitar la pijama, ni que sus manos recorrieran su cuerpo por debajo de ella.

 

 

*Fin*

 

 

La Tarea

 

Esto va a quedar... raro; me dejaron en la escuela escribir sobre mi familia... como empezar...

 

Mi Familia

Por Kiki de Aries

 

Mi Familia es mi Maestro Mu, el Maestro Saga y a veces el Maestro Shion.

 

Mi Maestro Mu es... es como… ¡como mi Mamá!... aunque también es mi Maestro, pero desde que nos mudamos para acá es definitivamente como una mamá, me despierta en las mañanas, prepara mí desayuno y mi lunch, y a veces me acompaña caminando a la escuela; cuando regreso me ayuda con la tarea (si es que la entiende pues algunas le parecen muy raras, a mi me parecen tontas), al terminar los deberes de la escuela, me enseña todo lo que sabe... el es muy paciente.

 

El Maestro Shion podría decirse que es como mi abuelo pues fue el Maestro de Mu (y aunque es muy viejo, ¡no se le nota!). El vive por temporadas con nosotros, se la pasa viajando, siempre nos trae muchas cosas de sus viajes; cuando se queda con nosotros es muy gracioso ver a mi Maestro Mu reprendido por las mismas faltas que yo cometo.

 

El Maestro Saga puede ser que se convierta en algo así como mi papá porque quiere casarse con mi Maestro… aunque Mu no le ha dicho que si todavía se nota que le gusta mucho el Maestro Saga... dice que tal vez no sea un buen ejemplo para mi... aunque no sé porque... tal vez porque el Maestro Saga es algo desordenado (no me gustaría compartir el cuarto con él como mi Maestro Mu).

 

El Maestro Shion ya le dijo a mi Maestro de que acepte... yo creo que Mu se sigue negando solo por llevarle la contra.

 

---

 

No creo que a la maestra le haya gustado mi composición pues fui el único que no la leyó en voz alta a la clase... además ha escrito un citatorio para mi Maestro y "a quien corresponda" el cual engrapo a mi libreta de tareas... la cita es este viernes media hora después de clases.

 

 

*Fin*

 

 

Shion

 

 

Los ruidos que procedían del departamento indicaban indiscutiblemente de que Shion había llegado… y el que había pensado tirarse en la sala y no moverse hasta la hora de dormir…

Abrió la puerta, el Maestro de Mu se encontraba sentado en SU sillón, con Kiki en sus piernas y Mu a su lado, el resto de la sala era un caos de papeles, bolsas y cajas… Shion siempre compraba muchos souvenir para sus discípulos…

No habiendo posibilidad de cumplir el objetivo con el que había llegado y  ocultando su cansancio lo mejor que pudo saludo Shion con el mayor respeto posible.

Mu viendo lo cansado que se encontraba Saga y sabiendo que no se iría a dormir por respeto a Shion, le despejo una silla de la sala prometiendo al mismo tiempo poner la cafetera.

Shion vio como Saga seguía con la vista a su discípulo

 

-Veo que todavía no te rindes.

-…

-Deberías hacerle de nuevo tu propuesta… pedírselo de un modo más formal.

-¿Debo de pedirle su mano a usted?- contesto con un poco de sarcasmo, estaba para esos momentos demasiado cansado como para impórtale.

-Tal vez le seria mas difícil negarse sabiendo que yo lo apruebo- le contesto en el mismo tono.

-No quiero obligarlo ni presionarlo…

-La vez anterior lo tomaste por sorpresa… ha estado esperando que se lo vuelvas a pedir…

Salió Mu con la charola del café, solo alcanzó a ponerla en la mesita antes de que Saga le tomara por las manos y le hiciera la misma pregunta que le había hecho en el Santuario.

-…si…- contesta sonrojándose.

***

-Noooooooo! ¡El Maestro Saga va a poder firmar la boleta de calificaciones! - Kiki muy asustado.

 

Fin

 

La Boda

 


La boda tuvo que esperar hasta las vacaciones escolares de Kiki. Mu no podía dejarlo faltar al colegio…-si apenas se está adaptando- y el no podía romper ese proceso; lo que quería decir que las visitas a la dirección apenas habían disminuido a una vez cada quince días y si el niño faltaba habría consecuencias por parte de la escuela…

“Saori”, como exigía que la llamaran, organizo la boda en el Santuario para que la mayoría de los caballeros estuviese presente. La ceremonia fue sencilla y sorprendentemente no hubo incidentes y eso que Kiki y Seiya estaban presentes.

* * *

Tomándolo de la mano lo guió por fin en la habitación que les habían preparado, por fin le estaría permitido tocar ese cuerpo, verlo desnudo.

Sintió un leve temblor en la mano de Mu mientras se acercaban a la cama.

-Ven Mu - dijo casi en susurro mientras lo atraía hacia él para sentarse en la orilla de la cama. Le beso suavemente el rostro y el cuello mientras su mano acariciaba de forma tranquilizadora la larga cabellera lacia de su esposo.

-¿Estas nervioso?

Mu solo asintió levemente sin levantar su sonrojado rostro.

-Si algo te incomoda pídeme que pare y lo haré.

Siguió besándolo suavemente en las manos, en el rostro y en el cuello, sin atreverse a más hasta que Mu empezó a corresponder sus besos y caricias.

Poco a poco s fueron quitando la ropa hasta quedar desnudos, sus acciones cada vez más atrevidas.

Como había podido resistirse de poseer a Mu por tanto tiempo le era un misterio, pensaba, mientras admiraba el cuerpo de su esposo por un breve instante antes de fundirse en el nuevamente.

Al amanecer la visión más hermosa, Mu totalmente desnudo, el cabello revuelto y una sonrisa en su rostro dormido. Con esa imagen a su lado quería despertar siempre.

 

 

 

FIN


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