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Just A Little Favor por keny_shawol

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Notas del capitulo:

¡Sábado de actualización! 

—¿Mudarse juntos?—Minho sintió la incredulidad en la pregunta de Changmin. Lo observó arrugar su frente.


 


Era extraño, pensó, como todos parecían tener ese gesto cuando les contaba sus planes para con Kibum. Y era aún más extraño que nadie le dijera el por qué.


 


—No veo porque te sorprende. —Dijo, moviendo de un lado a otro el vaso que sostenía. —Amo a Kibum y creo que no sería mala idea que nos mudemos juntos.


 


Changmin arqueó una ceja, su mirada era seria y extraña. Era su amigo, y sabía que se preocupaba por él, pero Minho creía que algunas veces exageraba en querer mantenerlo seguro.


 


—No fue una buena idea cuando Taemin y tú se mudaron juntos. —Changmin bebió del vaso que tenía. —Sólo piénsalo mejor, Minho.


 


—Agradezco tu preocupación, pero creo que es lo correcto. —Se encogió de hombros. —Taemin y Kibum son muy distintos.


 


Lo era, entre Taemin y Kibum había una brecha enorme. Y que su relación con Taemin no funcionara, no quería decir que lo mismo pasaría con Kibum. Al menos él esperaba que todo marchara bien, tenía esperanzas en esa relación.


 


Las albergó desde que la mirada de Kibum se convirtió en todo, desde que las palabras que escapaban de esa boca acorazonada eran la mejor música. Era un sumiso a su merced, Kibum invisiblemente, movía un dedo y Minho hacia lo que él quería.


 


Y no le importaba, porque, Dios, estaba malditamente enamorado de ese chico, y de todo lo que él conllevaba. Y le encantaba la forma en que una sonrisa alegraba todo en él o como un beso lo llenaba de una manera imaginable.


 


¿Eso era el amor? Sí, eso era el amor de Minho hacia Kibum.


 


—De todas maneras, ¿Cuánto hace que se conocen? ¿Siete, ocho meses?


 


Era un poco más, Minho pensó, era un poco más de ocho meses, pero para él, pacería un vida a su lado. Y quería más, deseaba más y mudarse con Kibum parecía la decisión correcta, el siguiente paso en la relación.


—Un poco más de ocho meses.


 


Changmin asintió, como si comprendiera sus palabras, pero no era así, Minho decidió. Changmin no podía comprender la manera en que amaba a Kibum y la manera en que lo necesitaba más estable en vida.


 


—No quiero que tomes una decisión precipitada.


 


—No lo es. —Aseguró.


 


En su corazón y en su mente, no lo era. Era normal, Minho lo sentía de esa manera. Lo era porque Kibum era el indicado. Sabía de alguna manera que Kibum lo era.


 


Se perdió entonces en sus pensamientos. Él, Choi Minho, estaba enamorado de Kim Kibum. Estaba tan enamorado que por un momento no se reconoció. Era irónico, porque cuando conoció a Kibum, siempre pensó que era Kibum él que terminaría enamorado antes, él que se volvería débil a sus encantos. Y era graciosa la manera en que el indomable Choi Minho se había vuelto débil en brazos de ese chico.


 


—Si tú lo dices. —Changmin bebió de nuevo y sus ojos brillaron de una forma diferente que no encontró cómo interpretar.


 


—¿Qué te hace desconfiar de Kibum?—Preguntó con la curiosidad bañando sus palabras. —¿Qué sucede con él que no terminas por aceptarlo?


 


Changmin pareció pensarlo, mientras las últimas gotas desaparecían de su vaso. Su mirada se perdió, sus ojos brillaron y Minho se preguntó si Changmin sabía algo más, algo que él desconocía.


 


—Hay algo. —Changmin murmuró. —Después de haberlo visto besando a otro chico, hay algo que me hace desconfiar de él.


 


Fue directo y a Minho no le sorprendió. Changmin era así. Se sintió mal extrañamente, Changmin era su mejor amigo, un hermano para él y se sentía extraño que no aceptara a Kibum en su vida.


 


—Kibum aclaró esa situación y desde lo sucedido con Taemin, Kibum y yo hemos estado bien.


—¿Taemin?—Changmin abrió los ojos, su mirada buscando respuestas, curioso de repente. —¿Qué paso entre Taemin y él?


 


Minho no comprendió su interés, sin embargo no le tomó importancia.


 


—Taemin y Kibum son amigos de infancia.


 


Changmin asintió de nuevo, jugando con el vaso vacío en sus manos. Minho lo miró sin saber interpretar ese cambio en él.


 


—No puedo comprender. —Changmin dijo con voz suave. —Pero siento que de alguna manera estamos pasando algo por alto. ¿No lo crees así?


 


Minho se sintió como el día en que él se encontró con Kibum y Taemin. Como si una pieza del rompecabezas faltara. Era diferente viéndolo desde otra perspectiva, pero no encontraba lo ilógico en todo.


 


—¿Por qué seria así?—Preguntó, Changmin se encogió de hombros.


 


—No sé en realidad, pero es como si Kibum quisiera ocultar algo. Primero su nombre, después la cosa con su ex-pareja y ahora Taemin. —Minho escuchó cada palabra, pero no encontraba la conexión en todo. —Mira, Minho, tal vez todo esté en mi cabeza, tal vez estoy viendo cosas donde no las hay, pero nada pierdes con saber un poco más, ¿No crees?


 


Asintió, pensando que no era mala idea.


 


 


 


 


Taemin parecía diferente en un sentido más romántico y amigable y Kibum pensó que era una buena señal. Pensó en decirle a Taemin todo, o al menos decirle que abandonaría el plan porque no podía con más.


 


Se sintió mucho mejor pensando en parar todo. Tal vez con el Taemin enamorado sería mucho mejor de tratar. Porque eso era lo que pensaba, que Taemin estaba enamorado.


 


Sus sonrisas eran diferentes y sus ojos eran más brillantes y tenía un rostro soñador en él. Kibum pensó que eso sólo significaba una cosa, y era que el amor había atrapado a Taemin. O al menos eso esperaba.


 


Pero Taemin era hasta cierto punto, una persona difícil de leer y entender. Sí, Kibum lo conocía, pero no estaba seguro de cómo era un Taemin enamorado. Taemin era una persona impredecible y esperaba que con todo el amor que parecía tener hacia Jinki todo estuviera mucho mejor.


 


La cafetería esa noche estaba lenta. Había un par de personas hablando en una mesa en el fondo y otros repartidos por el lugar, casi vacío. Jinki se mantenía sonriendo y hablando animadamente con Taemin.  Y él estaba ahí deseando estar en casa de Minho, entre sus brazos y sin nada más.


 


Kibum oró para que las horas pasaran rápido, y lo sintió así cuando el reloj marcó la hora de su salida. Las luces estaban siendo apagadas y alguna que otra persona se paseaba en las calles.


 


Taemin esperaba por él en la acera y tomó sus cosas lo más rápido, la urgencia invadiendo sus pasos.


 


—¿Estás de acuerdo en que me vaya primero?—Preguntó a Jinki. Su jefe sonrió y asintió. —Puedo quedarme y ayudarte, le diré a Taemin que espere un poco más.


 


—Puedo hacerlo, Kibum. Sólo terminaré de cerrar y guardar esto. —Señaló la caja registradora y después se encogió de hombros. —Puedes irte.


 


—Bien. Nos vemos mañana, Jinki. —Le sonrió una vez más antes de alcanzar la puerta principal y salir a la calle.


 


El viento lo golpeó de una manera agradable su rostro y asintió hacia la calle mirando a Taemin.


 


—Empezaba a congelarme aquí. —Taemin gruñó, mientras seguía sus pasos. —De todas maneras, ¿Por qué tardan tanto cerrando?


 


—Hubiera sido más fácil si hubieras ayudado.


 


Taemin rió y negó con la cabeza, mientras señalaba su móvil.


 


—Era una llamada importante, lo siento.


 


Pero no parecía sentirlo del todo, Taemin odiaba mover cosas y sobre todo cargarlas. Asintió y continuó caminando sin hablar. Esperó hasta estar más alejados de la cafetería antes de hablarle de nuevo.


 


—Oye, Taemin. —Taemin asintió mientras de su boca escapó un ‘hmmm’—Hay algo que necesito decirte.


 


Detuvo sus pasos y obligó a Taemin a hacerlo. Ese era el momento, aceptó. Era el momento en que le diría a Taemin que dejaba todo a un lado.  El miedo lo encontró y lo invadió, pero pensó en Minho y en todo lo que tenía con él y desechó la idea. Necesitaba hacerle frente a Taemin. 


 


—¿Qué pasa?


 


—Es sobre Minho. —Mordió su labio inferior y encontró los ojos de Taemin. —Sobre el plan, sobre todo. —Suspiró mientras despeinaba su cabello. —No puedo seguir con esto, Taemin. Ya no puedo más.


 


—¿Qué?—Taemin gritó, mientras sus ojos se abrían. Miles de emociones atacaron su rostro infantil y por un momento tuvo miedo de lo que Taemin podría hacer.


 


—No puedo, Taemin. —Se alejó unos pasos de él y bajó la mirada. —Me está matando cada maldito día mentirle a Minho. No sé cuánto más puedo soportarlo.


 


—No. —Taemin tomó su brazo y encontró su mirada. —No puedes hacer esto justo ahora, Kibum.


 


Pero sí podía, Kibum pensó. Podía y necesitaba terminar con ese plan que nunca debió ser. Le agradecía a Taemin de una manera extraña el poder conocer a Minho, pero una parte de él hubiera deseado que se conocieran de una manera diferente.


 


Deseó haberlo conocido en una cafetería, tal vez un desfile de modas o en alguna presentación de algún drama. Pero esa no era su realidad, no era una persona común con una relación común, no lo era. Se sintió mal cuando la realidad lo atrapó, se sintió peor de lo que siempre lo hacía, se sintió en deuda con Minho y quiso recompensarlo de alguna manera.


 


—Sí. —Replicó sin apartar la mirada de Taemin. —Tengo que hacerlo. No puedo verlo a los ojos sin sentirme mal. No puedo seguir mintiéndole más. —Taemin arrugó la frente, sus ojos recorriendo cada parte de su rostro. —No a él.


 


—No. —Esta vez sus ojos lo traspasaron y por Taemin pasó la pena. Hacia él, decidió. Taemin sentía pena por él. —Kibum, tienes que aclararte las ideas. Te dije que no te enamoraras, te dije que no dejaras que Minho te atrape.


 


Era eso, Taemin sentía pena de su enamoramiento hacia Minho y se sintió mal ante eso. No quería que sintiera pena por algo tan bonito en su vida. Taemin tenía una idea diferente del verdadero Choi Minho y deseó que pudiera darse cuenta de la clase de persona que era en realidad Minho.


 


—No. —Dijo, la mentira bailando ya en sus palabras. —No lo estoy. No estoy enamorado de Minho. —Mintió tan fácil y naturalmente y se preguntó si se estaba convirtiendo en un rey de la mentira.


 


Pero por más que quisiera que Taemin se alegrara por él y estuviera de acuerdo con su relación y con Minho, sabía que eso nunca sucedería. Y decidió entonces guardar en un cofre esa relación y guardarla, protegiéndola contra cualquier amenaza. Y ahora, Taemin era su amenaza.


 


Taemin lo observó entonces, recorriendo y traspasándolo con la mirada. Buscaba la verdad se dio cuenta, buscaba la señal de la mentira en él. Hizo lo que se había vuelto normal en él, mintió perfectamente.


 


—Pero lo harás. —Taemin dijo, la presión en su brazo aumentando. —Lo harás, porque él es perfecto y te arrepentirás una vez que lo hagas. No mentía cuando dije que Minho terminaría por decepcionarte.


 


—¿Qué quieres decir con eso? —Inquirió. Frunció el ceño y esperó la respuesta que necesitaba. Taemin seguía con lo mismo, y no entendía por qué. ¿Quién era el Minho que Taemin conocía pero él no?


 


—Minho es conocido por ser un soltero sin causa, lo sabes. Tú solo tienes que esperar, lo hará, créeme lo hará. El prometerá, te dirá que te ama, y te dolerá cuando descubras la clase de persona que es. —La convicción brilló en sus pequeños ojos. —¿Crees que soy al único a quien Minho ha mentido? Cuando te lastime, querrás tanta venganza como cualquier de sus ex-amantes.


 


¿Era así?, ¿Acaso pensó que conocía a Taemin y no se dio cuenta del dolor que Minho dejó en él?


 


¿Pasaría de esa manera? ¿Le daría el mundo y después lo heriría? O, ¿Era Taemin tan bueno con las palabras?


 


Parecía no mentir, sus ojos le contaron la verdad y le cabeza le dio vueltas. Se mareó y se sostuvo de Taemin. El dolor de cabeza lo estaba matando y se preguntó en qué momento el dolor se hizo presente.


 


No era como esperaba que las cosas salieran para él. No era como espero que Taemin reaccionara, pero tampoco le parecía extraño. El pequeño Taemin quería venganza, brillaba en sus ojos y sus acciones. Parecía otro con la convicción saltando en su cuerpo, con las ganas de ver a Minho destruido y enamorado. 


 


Y Minho estaba enamorado, Dios, Minho estaba enamorado de él. Rió tristemente cuando se dio cuenta de la realidad. La vida de Minho estaba atrapada en sus manos, podía ser la felicidad y la destrucción de Minho con cada mentira que decía. Si se alejaba, Taemin sería feliz, tendría su venganza. Si se quedaba y sus mentiras explotaban, Minho tampoco sería feliz.


 


Pero se sentía egoísta, porque lo quería con él a su lado. Y se sentía especialmente de humor para buscar una idea y arreglar todo.


 


Estaba pensando mucho, decidió. Necesitaba descansar, parar las ideas, pensarlas de una mejor manera, y tal vez, sólo tal vez, la solución estuviera ahí.


 


—No puedo más por ahora. —Dijo, dejando caer el peso de sus hombros. —Sólo no ahora. Necesito pensar con claridad.


 


Y se alejó de Taemin, sin detenerse a sus llamados. Tenía que pensar, y demasiado.


 


 


 


—Kibum. —Minho llamó. —Puedes ayudarme aquí.


 


Kibum subió la mirada y encontró a Minho. El hombre quería darle un ataque al corazón, imaginó. Él quería que muriera con la vista más perfecta de él. Ahí estaba Minho, un traje negro abrazando su cuerpo, la sonrisa de comercial, perfecto. Dios, él era perfecto.


 


Minho sonrió, es sonrisa arrogante, cansada y perfecta que daba a las chicas ataques al corazón, él estaba teniendo uno ahí mismo. Era graciosa la forma en que su corazón latía más rápido con sólo una mirada a Minho.


 


—¿Qué pasa? —Preguntó.


 


La verdad era que a Kibum no le importaba lo que Minho quería en ese momento, sólo quería soltar cada botón de esa camisa blanca, mandar a un lado el pantalón que abrazaba sus piernas y tenerlo desnudo en la superficie plana más cercana.


 


Era un adolescente necesitado con Minho en cada momento.


 


—Aquí. —Señaló el espacio frente a él y después levantó la corbata que sostenía—Necesito ayuda con la corbata.


 


Kibum quería ayudarlo con eso y más. Se acercó a Minho y tomó la corbata, sonriendo a su paso.


 


Se sentía bien tener sus manos sobre Minho. Él podía estar anudando una corbata, pero sus dedos traviesos tocaron por aquí y por allá en el cuello de Minho. Mordió su labio inferior cuando estaba a punto de terminar y dejó caer sus manos en el pecho del otro cuando estuvo listo.


 


—Listo.


 


Minho sonrió y Kibum le devolvió el gesto. Minho lo atrajo a su cuerpo y de pronto sus labios estaban siendo besados. Disfrutó del beso como si fuera el último, como lo hacía siempre que besaba a Minho. Le encantaba la forma en que sus labios encajaban y la manera en que sus manos se enredaban naturalmente en el cuello de Minho. Todo era perfecto con Minho.


 


—Tengo que detenerme ahora, o no llegaré a la cena. —Minho susurró, sin hacer mucho esfuerzo por dejar sus labios. Kibum sonrió antes de dejar un beso más en sus labios y después palmeó el pecho de Minho, alejándose sólo un poco de él.


 


—O podrías quedarte está noche.


 


—Me encantaría, Bum, sabes que sí, pero tengo que cumplir con esto.


 


—Bien.


 


—También podrías venir conmigo. —Comentó, mientras arreglaba su cabello frente al espejo. —¿Qué dices?


 


Kibum negó con la cabeza, mientras se dejaba caer en la cama. Por más que quisiera acompañar a Minho esa noche simplemente no podía. Aún tenía trabajo que hacer y su madre estaba sobre él a cada momento del día.


 


—No puedo. —Gruñó, escondiendo su rostro en las almohadas. —Mi madre quiere que tenga listo los bocetos está noche. Dice que estoy muy atrasado.


 


Cerró los ojos cuando las palabras escaparon de su boca, la almohada que cubría su rostro salió disparada al suelo. No miró a Minho y esperaba que él no se hubiera dado cuenta de su error.


 


—¿Bocetos? —Lo miró cuando Minho se sentó a su lado. Arrugó la frente y lo miró confundido. —¿A qué te refieres?


 


—Mi mamá. —Kibum comenzó. —A ella le gusta que diseñe para ella. Le gusta que diseñe su ropa. —Terminó, no muy convencido de sus palabras.


 


Minho asintió, como si comprendiera todo y no le importara del todo. Se incorporó y caminó de nuevo hacia el espejo. Kibum agradeció por eso.


 


—No sabía que te gustara diseñar.


 


—No me gusta. —Se alegró de no estar mintiendo a Minho en ese momento. —No me gusta nada, pero a mi madre le gusta que lo haga. No es algo que me guste hacer, Minho.


 


—Deberías decirle a tu madre entonces. —Minho giró, mirándolo a los ojos y sonriendo con ternura.


 


—Sí. —Dijo mientras llegaba hasta Minho de nuevo. El dedo índice de Minho estaba sobre su nariz y sonrió de una forma que Kibum amaba que hiciera. —Creo que lo haré.


 


 


 


La cena había sido como cualquier otra cena benéfica, y lo único que Minho quería en esos momentos era llegar a casa. Kibum estaba ahí esperando por él y Minho lo necesitaba esa noche.


 


Caminó por la entrada del hotel, esperando a que su manager fuera por él. Estaba cansado y lo único que quería era su cama, Kibum entre sus brazos y dormir por largas y largas horas.


 


Entonces lo vio. Taemin estaba caminado hacia él, con una sonrisa que no le gustó nada. Era extraño, pensó, que Taemin estuviera en ese hotel justo el mismo día que él. Taemin llegó a su lado y extendió su sonrisa con los ojos brillantes extrañamente.


 


—¿Taemin?


 


—Hola, Minho.  


 

Notas finales:

Un capitulo menos para esta historia.


¡Nos leemos pronto! 


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