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Just A Little Favor por keny_shawol

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Notas del capitulo:

¡Sábado de actualización! 

Era terrible ver el dolor de Minho en sus ojos, pero lo era aún más saber que él y sólo él, era el causante de ese dolor.

 

Y sus ojos no podían mirarlo, no podían saber que por él, Minho estaba sufriendo. Desvió la mirada, mientras sus dientes atrapaban su labio inferior.

 

¿Qué debía hacer?, ¿Cuánto Minho sabía de todo?, ¿Y por qué había ido a la compañía de su madre?

 

—¿Qué haces aquí, Minho?—Su voz quería quebrarse y sin las lágrimas ya picaban en sus ojos, pero se obligó a mirarlo. Se obligó a pasar las lágrimas, a ocultar la voz débil que debía salir de él.

 

—¿Qué estoy haciendo aquí?—Minho sonrió, una forma en que no le gustó en lo absoluto. —¿No debería hacerte esa pregunta a ti?

 

Minho sabía algo, eso era seguro. ¿Qué era lo que sabía? Kibum no estaba tan seguro de eso.  

 

—¿Qué tanto sabes?

 

Preguntó, rogando silenciosamente por no haber hablado más de lo que debería. Minho extendió su sonrisa, como si supiera que lo tenía en donde quería. En sus manos, sin escapatoria, a punto de arruinar toda su vida.

 

—Sé que has estado mintiéndome. —Minho se acercó unos pasos a él. —Sé que diseñar prendas para tu madre, abarca más que lo que dijiste. Sé que la persona que sonríe para mí, despide a personas sin mirarlas al rostro. Sé que eres un príncipe del hielo al que nadie puede mirar a los ojos.

 

Y ahí estaba la verdad, todo estaba escapando de la perfecta boca de Minho y su corazón estaba siendo torturado con cada palabra. Pero era la verdad, era su realidad, y lo que tenía con Minho parecía tan lejano en esos momentos.

 

—Minho, puedo explicarlo.

 

—¿Es así, Kibum?—Minho enarcó las cejas. —¿Puedes? Porque como lo veo, todo tiene sentido para mí.

Y también lo tenía para él. Kibum no podía rebatir contra lo que Minho decía porque era tan cierto. Pero también era cierto que el Kibum que estaba con Minho, era el Kibum que él quería hacer.

 

Era cierto que lo amaba, era cierto que diseñar no era su pasión, era cierto necesitaba de la vida que tenía con Minho más que otra cosa en el mundo. Todo era cierto. 

 

—Minho…—Kibum comenzó, pero Minho alzó la mano interrumpiéndolo.

 

Minho no estaba feliz, sus ojos le traspasaban, buscaban más mentiras en él. No podía soportarlo, no podía ver la manera en que él lo veía. Como si fuera la peor persona del mundo, como si todo su mundo se estuviera derrumbando a pedazos.

 

—¿Quién eres, Kibum?

 

También había dolor en las palabras de Minho. Y esa simple pregunta, descolocó a Kibum.

 

¿Quién era?

 

Era, por supuesto, Kim Kibum. Era el diseñador con grandes ideas, al que su madre manipulaba con palabras bonitas, pero también era el Kibum libre que conociera a Choi Minho, el que cocinaba pasteles a mitad de la noche, y el que amaba trabajar en esa pequeña cafetería con Jinki.

 

¿Pero Minho creería todo eso?, ¿Minho sería capaz de ver la verdad en todas esas mentiras?

 

No era probable. No lo era y dolía saber que Minho tal vez jamás volviera confiar en él.

 

—Soy yo. —Las palabras salieron torpes de sus labios, desordenas y sin sentido. Se acercó a él, sintiendo el calor salir de Minho. —La persona que ha estado contigo todo este tiempo, es la persona que realmente soy.

 

¿Por qué era difícil explicar la verdad?, ¿Por qué sus palabras escapan torpes de sus labios?

 

Miró a Minho entonces, encontró su mirada, y repitió sus palabras una vez más. ‘Soy yo, Minho’. Minho parpadeó y escondió el dolor tan rápido que se perdió un momento.

 

Sus grandes ojos brillaban, buscaban verdades en él y Kibum dejó que viera a través de él.

 

Porque había amor hacia él. Dios, amaba a Minho como no lo hizo con ningún otro. Amaba cada sensación que Minho le hacía sentir y amaba sus besos perezosos por las mañanas y la manera en que sus cuerpos encajaban a la perfección y la mirada de amor que Minho siempre le daba.

 

Había amor. Y el amor todo lo podía, ¿Cierto?

 

Las personas hablaban del amor como algo mágico y que todo lo podía, y que si había amor cualquier problema podía resolverse y Kibum creía en eso. Al menos quería creer que Minho le daría una oportunidad a ese amor que tenía para él.

 

—No sé si creerte. —Minho pasó una mano por su cabello, desordenándolo, y dando un paso más lejos de él. —No sé quién eres, Kibum. No sé qué debo creer en ti. Todo ha sido una mentira contigo. Todo son mentiras.

 

Su corazón se rompió, se quebró en miles de pedazos que Minho y, sólo Minho, podía reparar. Y las lágrimas quisieron  escapar de sus ojos, de nuevo. Mordió su labio, parando cada lágrima traicionera y alejándose también de él.

 

—Estoy siendo sincero contigo. Te estoy diciendo la verdad.

 

Pero Minho negó con la cabeza, no creyendo nada y entonces rió. El sonido era extraño, mientras seguía negando con la cabeza, y Kibum se dio cuenta que había algo más que Minho estaba omitiendo de él.

 

—Justo ahora, Kibum, no estás siendo sincero conmigo.

 

Entonces recordó a Taemin. Recordó la conversación que tuvieron minutos atrás y abrió los ojos cuando cayó en cuenta de todo.

 

Minho no sólo hablaba de su profesión. Mino también sabia sobre Taemin.

 

—Minho, déjame explicarte esto. —Minho negó con la cabeza de nuevo. Esta vez sus ojos no mostraban dolor, mostraban enojo. Enojo hacia él. —Por favor. —Rogó, suplicó con palabras, con su mirada.

 

—¿Qué me dirás, Kibum?—Preguntó, pero continuó hablando. —¿Te acercaste a mí porque querías?, ¿Fue una coincidencia encontrarnos esa noche y todas las que siguieron?, ¿En verdad querías conocerme o fue Taemin el de la gran idea?

 

Minho estaba molesto, más molesto que dolido en ese momento y se paseó por la oficina de un lado a otro. Kibum sólo quería llegar a él, tomar su mano y hacerle saber con besos que todo estaría bien, que lo amaba y que solucionarían ese problema.

 

Pero era no era un pequeño problema. Era un gran problema con todas sus letras y consecuencias.

 

Kibum deseó haber hablado con él antes, mucho antes que sus sentimientos estuvieran involucrados. Sobre todo los de Minho. Justo en ese momento no importaba él, le importaba más Minho y  lo que podía estar sintiendo.

 

—No lo fue. —Susurró. —Nada fue una coincidencia. Sabia de tu relación con Taemin, sabía que lo de ustedes no funcionó. Taemin me habló de eso, y acepté formar parte del plan. ¿Querías saber? Lo sabrás todo.

 

Kibum alzó la mirada, encontrando los ojos de Minho.

 

—¿Por qué?—La voz de Minho se elevó un poco, sólo un poco. —¡Por qué, maldición! —Gritó esta vez, asustándolo.

 

Jamás había visto a Minho tan enojado y no era nada que quisiera volver a ver. Pero no había vuelta atrás, si Minho quería saber todo, entonces él le diría.

 

—Taemin quería venganza y lo hice por él. ¿Y sabes por qué?—Se dirigió hacia el escritorio y tomó cada uno de sus bocetos. —¡Porque quería dejar esto un momento! —Enseñó los bocetos en su mano. —¡Porque quería vivir sólo un poco! Porque quería ser quien realmente soy sólo un momento. 

 

Minho lo miró del otro lado de la oficina, sorprendido tal vez por sus gritos, por su realidad, por aceptar toda la verdad frente a él.

 

—¿Eres tan egoísta para jugar con una persona de esa manera? —Su mirada quemaba, y Kibum se sintió mal de pronto. —El niño consentido de la moda quería jugar un poco, ¿Cierto? Estabas tan aburrido que jugar con los sentimientos de una persona fue lo mejor en ese momento. —Aplaudió, con una sonrisa sarcástica adornando sus labios. —¡Felicidades, Kibum! Ya puedes contarles a todos tu aventura.

 

—Minho…

 

—¡No!—Movió el dedo índice de un lado a otro. —No, dejaré que digas nada más. Entiendo todo.

 

Minho se alejó de él, dándole la espalda. Se dirigía a la puerta, y Kibum necesitaba detenerlo.

 

—¡No me arrepiento!—Gritó, logrando que Minho detuviera sus pasos. —No me arrepiento de haberlo hecho, Minho.

 

Minho giró, entrecerrando los ojos hacia él. A Kibum no le gustó la manera en que todo estaba terminando. No le gustó la manera en que Minho escapaba sin nada más que las mentiras con él.

 

—Tú eres todo un caso, Kibum.

 

—Fui un egoísta, es así. —Habló fuerte y sin titubear. Estaba diciendo la verdad. Estaba declarando sus sentimientos hacia Minho. —Pero no me arrepiento de haberte conocido, Minho. Y volvería hacerlo, porque conocí a alguien diferente, porque me di cuenta de la verdadera persona que eres. Porque te amo.

 

Los ojos de Minho brillaron unos segundos, brillaron unos momentos y Kibum esperó haber logrado algo con su sinceridad. Esperó que Minho decidiera darle una oportunidad más a su relación.

 

—No esta vez, Kibum. ¿Sabes que puedes hacerlo, no es así?—Habló, pero Kibum no entendió a qué se refería. —Te perdoné después de haberme mentido con lo de tu nombre. Fui un tonto al no ver que había algo extraño cuando te vieron besar a otro chico. Las mentiras escapaban de ti siempre, pero fui tonto al no querer verlo. Las conexiones estaba ahí, Taemin, Dongwoon, tus diseños, todo estaba frente a mí.

 

—¿Entonces también debería creer lo que dicen las revistas de ti?

 

—¡No es lo mismo!

Kibum señaló las revistas esparcidas en el escritorio. Minho se acercó a ellas, frunciendo el ceño mientras leía los encabezados.

 

—¿Tengo que creer esto?

 

Sus miradas se encontraron y Minho no lo dejó ir. Sonrió, tan perfecto como siempre y asintió hacia las revistas.

 

—Hay algo con lo que Taemin no contaba. —Dejó las revistas en su lugar, y acarició con el dedo índice la nariz de Kibum. —La gente como yo, no cambia, Kibum. Deberías creerle a las revistas. No hay nadie que pueda atrapar mi corazón lo suficiente fuerte para dejar mis aventuras de un lado.

 

Los ojos de Kibum no resistieron las lágrimas esta vez. Cayeron sobre sus mejillas, perdiéndose contra sus labios, mientras su mano se estrellaba contra la mejilla de Minho.

 

—No es cierto. —Frunció los labios, alzando el brazo para golpear a Minho de nuevo. Minho lo detuvo, apresó su muñeca con sus grandes manos y enarcó una ceja. —¡No es cierto!

 

Pero si era cierto o no, Minho lo estaba aceptando. Tenía esa sonrisa falsa en sus labios, esa que daba a los periodistas, esa que siempre tenía cada que lo encontraban saliendo de un hotel. Descubrió que Minho quería verlo sufrir, quería ver el dolor en sus ojos de la misma manera en que él lo había hecho momentos atrás.

 

—No puedes confiar en una persona como yo, ¿No es así? —Preguntó, mientras dejaba ir su mano. —¿No te dijo Taemin lo mucho que sufrió conmigo?, ¿Acaso no te dijo todo lo que prometí y no cumplí?

 

—Basta.

 

—¡No!—Minho detuvo su mano una vez más. —¿Es esto lo que quería Taemin? Entonces ahí está. Kibum, deberías hablar con tu amigo y que te explique lo que sucedió esa noche. ¿Olvidaste que no llegue a casa esa noche?

 

No lo había olvidado, pero tampoco había preguntado dónde estaba. Jamás, ni por un momento, pensó en Minho siendo infiel, porque Minho no era así. No el Minho que él conocía.

—Minho, por favor.

 

—Pero debo reconocer que eres un buen actor, Kibum, por un momento me convenciste. —Minho extendió la sonrisa. —Las lágrimas son un buen toque.

 

—¡Basta!

 

Kibum golpeó su pecho, sin soportar un momento más toda la situación. Era tan graciosa la forma en que era él ahora el que sufría más. Era tan gracioso como esas simples palabras de Minho rompieron su corazón una y otra vez.

 

Lo golpeó entonces una y otra vez, buscando alguna forma de desaparecer todo y volver a los momentos juntos.

 

—¿Qué está pasando aquí, Kibum?—Minho atrapó sus manos justo en el momento en las palabras resonaron entre ellos. Kibum abrió los ojos cuando vio a su madre en la puerta con los brazos cruzados y una mirada nada agradable en su rostro. —¿Qué está pasando? —Exigió. —Puedo escuchar tus gritos por todo el lugar.

 

Kibum abrió la boca, pero ¿Qué debía decir? Su madre no conocía a Minho, su madre no conocía su plan con Taemin. Su madre era ajena a los últimos meses en su vida.

 

—Mamá.

 

Minho miró a su madre entonces, entrecerrando los ojos hacia ella y después regresando su mirada hacia él.

 

—¿Kibum?

 

—Creo que es todo lo que tengo que decir.

 

—Minho, espera. —Tomó su brazo cuando Minho le dio la espalda. Pero esta vez Minho no se detuvo, deshizo el agarre y entonces se alejó de él, perdiéndose de su vista cuando alcanzó la puerta.

 

—¿Kibum?—Su madre repitió de nuevo, impaciente de una respuesta.

 

—¿Quieres saber que sucede?—Kibum dijo, dejando caer los hombros. —Pasa que lo más importante de mi vida se ha marchado por esa puerta.

 

 

 

Kibum frunció el ceño cuando sintió el elevador demorar más de lo normal.

 

Estaba molesto, estaba triste y estaba dolido. Y necesitaba gritarle a alguien, necesitaba golpear a alguien como lo había hecho con Minho.

 

Cuando las puertas se abrieron, Kibum caminó con paso seguro hacia el elevador y cuando llegó a su destino, golpeó la puerta insistentemente.

 

Taemin abrió la puerta minutos después. Tenía el cabello revuelto y el rostro con signos de sueño, pero no le importó. Golpeó a Taemin en el pecho, lo señaló una y otra vez con el dedo incide y entonces lo culpó de todo.

 

—Todo es tu maldita culpa, Taemin.

 

Notas finales:

Un capitulo menos. Kibum ha sido descubierto, Minho sufriendo. Pobre MinKey.


 


¡Nos leemos pronto! 


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