Epilogo.
Erase una vez en las tierras lejanas donde lo más recóndito no existia, fuera de la civilización pasando los grandes y densos bosques, más alla, en una de las colinas yace allí un castillo. Pero no cualquier castillo, sino que dentro se encuentra una joya más majestuosa que cualquier perla, diamante e incluso más valiosa que el mismísimo oro. Por la que muchos heroicos, caballeros, fuertes y valientes hombres dieron su vida con tan solo poder tener dichosa majestuosidad entre sus manos, cegados por las riquezas que podrían obtener al conseguirla.
Por lo que, al otro lado de esas tierras “obscuras” se encuentra un hombre que aparte de ser guapo detrás de esa bella carita de niño bonito se encontraba un codicioso, vil y rico hombre de la realeza en cualquier parte del pais.
Jonghyun. Quien aun teniendo todo el oro que alguien pueda desear, él solo puede conformarse con lo que nunca nadie pudo tener “La joya perdida” o al menos así es como le llaman todos los campesinos de la aldea. Y ese fue su anhelo durante años, en los cuales buscó y buscó la manera por la cual obtener aquello sin tener que mover un dedo. …l era una persona que poseía grandes riquezas, tierras inmensas y todo entregado en bandeja de plata.
Dado que el era el heredero de todo lo que poseía ahora su padre.
Se acercó a la ventana, sintiendo el leve viento frío acariciar sus poros, haciendo que sus pezones se endurezcan como rocas, levantó la vista mirando más allá de las colinas verdes, viendo como la luna se levantaba en todo su esplendor, estaba obscureciendo.
Mañana será un nuevo día, se dijo así mismo, y también uno en el que tendría un duro trabajo, el invierno pronto llamaría a la puerta y la primavera se despediría con un “hasta pronto”.
Minho tenía que encontrar la forma de la cual sobrevivir a los fríos vientos que soplaban sin piedad desde el sur, trayendo consigo una glacial temporada. …l era capas de volver a sus viejos y horribles días, haciendo algo de lo que tanto se arrepentía por tan solo tener un poco de comida y calor para el y sus hijos, su rebaño de ovejas. Ellas junto con un caballo un par de gallinas y un gallo, también un pequeño perro eran como su familia o al menos la única que consideraba con tal. Si, digamos que era prácticamente un “Pastor de ovejas” pero jamás se pudo considerar algo así.
En fin, mañana por la mañana ya vería lo que podía hacer.
Los días pasaban con cada pincelada que el sol y la luna coloreaban en el cielo, las semanas eran marcadas en las frías rocas que se encontraban a su alrededor y los meses corrían eternamente frente a sus ojos, sin poder hacer nada. Simplemente esperando. Esperando aquel día que le habían prometido hace tanto tiempo.
Se sentía solo
Y no es que no tuviera la razones, porque en realidad estaba solo, necesitaba un par de brazos que lo envolviesen por completo para culminarle del calor que tanto le hacia falta.
Tenía frío.
Sin unos oídos a los cuales escucharan su voz, ni un hombro en los que él pueda apoyarse y llorar, y llorar hasta la última gota de tristeza que mantenía en su interior, pero esas cosas le eran imposibles porque....
¿Como llorar si no tienes lágrimas?
Estaba seco por dentro.
Nunca se quejó de la vida que llevaba entre los dedos de los pies, porque jamás pudo sentir la vida entre ellos. No es que no sabía caminar, pero es que no sabia para que le servían las piernas si no le dejaban usarlas, no podía correr por los verdes pastos, quería brincar sobre el agua y que le salpicase en la cara manchándose toda la ropa con barro, como todo niño pequeño disfruta en sus días de campo.
Pero sobre todo quería ser libre.
Libre, si tan solo supiera el verdadero significado de la palabra “libertad”, si tan solo pudiera sentir eso en su corazón y alma encerrados entre cuatro paredes que cada vez se iban cerrando, hasta comprimirlo y matarlo.
Quería ser igual que los pájaros, por que aunque suene estúpido, era lo que más anhelaba en la vida, sintiendo el viento golpear su cara, respirando el aire puro sin tener que ser atravez de los cristales.
Giró sobre su eje con los brazos al viento, viendo todo dar vueltas y mezclarse en un solo segundo y se hecho la cama, estaba mareado.
Luego de mirar por última vez a la luna yacia en el cielo, quien brillaba intensamente atravez de las cortinas. Dio un último suspiro para luego cerrar los ojos y caer en brazos de los dulces sueños.
Volviendo a esperar por un nuevo día, y deseando por que fuera el último por el cual permanecer acompañado únicamente de la soledad, con la fe de que alguien...le rescate.
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