Capitulo 1: Primer día de clases = aburrido.
Para la gente –normal- lo que importa es su reputación, el ser mejor que todos, pero lo que estoy completamente seguro es que cuando te vi se me olvido que eras el chico más popular.
Un día “nuevo” por así decirlo ya que hoy regreso a la escuela… sí el primer día más odioso.
-Pff… que aburrido quiero seguir de vacaciones.- susurre.
Me arreglo los lentes, el cabello y mi chaqueta.
-Hoy será un buen día…- dije con sarcasmo para mi mismo.
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Se preguntaran quien es este tipo aburrido, bueno me presentare: me llamo Fabián Cárdenas un chico “raro” para la sociedad, tengo 17 años, soy alto de 1.78, cabello negro, delgado sin músculos, tímido y uso lentes.
En el camino hacia la escuela, me paró un momento para contemplar un árbol que desde cuando era pequeño está ahí, sin importar cuánto pase siempre le sonrió con la mejor sonrisa que te tengo ya que ese árbol sabe mis queridos sentimientos...
Escucho unos sonidos desde lo más profundo de la calle y para mi sorpresa el chico "popular" de la prepa, pero lo que nadie sabe que ese chico lo conozco desde que íbamos en preescolar.
Sigo caminando al mismo tiempo que Alfredo, lo miro de reojo y por casualidad cruza nuestras miradas. Camino más rápido ya que me empiezo a sonrojar.
-Empezando el día realmente mal.- dije hacia mis adentros.
Al ver que el ya estaba hasta atrás camino más lento y escucho un grito:
-Espera Fabián... Quiero estar un poco más tiempos contigo, por favor.- dice apenado Alfredo.
-Tendrás problemas si te ven conmigo.- dije firme.
Sin decir nada el solamente camina a lado de mí con unas de sus mejores sonrisas. Mis pensamientos de verdad que no concuerdan conmigo sino quiero ir con el siempre hago lo contrario. Por alguna extraña razón es una de las pocas personas en las que confió, no es que me desagrade sino que siento que mis sentimientos son algo raros.
-¿Porqué estas tan pensativo hoy?- pregunto.
-Realmente no lo sé.- Respondí a la pregunta.
-Para todo hay un porque ¿no lo crees?- dijo seneramente.
No respondí, pero es cierto hoy estoy muy pensativo. Aunque no es algo novedoso en mí.
Lo miro de reojo, pero cruzan nuestras miradas al compas en el que caen las hojas de los arboles, tomo las hojas del cabello de Alfredo y sonrió levemente. La felicidad que siento en este momento no se puede comparar con nada.
Al llegar a la escuela me separo de él para irme a mi salón.
-Te veo en la salida.- Dice Alfredo contento.
Me dirijo al salón mientras le digo adiós con la mano. Si fuera diferente la vida social, ¿podría estar más cerca de Alfredo? Simplemente no se la respuesta pero lo más seguro es que sí.
Me siento en mi mesa banco con cualquier otro día. Saco mi libro de la clase que me toca, y empiezo a garabatear en el.
-Fabián, ¿Qué tal tus vacaciones?- pregunta Sandra.
Sandra es una muy buena compañera es una de las pocas personas que les tengo mucha confianza, aparte que muy loca por así decirlo.
-Aburridas lo de siempre.- conteste neutral.
-Quisiera decir que estoy sorprendida sabes.- Dijo riendo.
-Y a ti, ¿cómo te fue en tus vacaciones?- le pregunte tratando de no parecer interesado.
-Muy bien, no hice nada, pero dormí mucho.- dijo con alegría.
Puse mejor atención a la clase, pero es tan aburrido claro que me puedo esperar del primer día. Miro a la ventana y sonrío felizmente ya que los pétalos de los árboles están en el aire haciendo que el lugar sea demasiado hermoso, siento que alguien me observa, pero no hay nadie en la cancha.
-Señor Cárdenas el pizarrón está enfrente no hacia las ventanas.- me indica el profe ofendido.
-Lo lamento, estaba distraído.- Conteste.
No sé ni lo que me está pasando. No tengo tiempo de pensar en el ya que tengo muchas cosas más importantes en que pensar, volteo otra vez a la ventana y lo veo sentado en una banca mientras me saluda y lo único que hago es saludarlo poniéndome todo rojo…