Por suerte para él —y tal vez el destino— no tardó nada en llegar al salón de Luffy, extrañamente rápido.
Al correr la puerta, encontró a Luffy sentado en su puesto al lado de la ventana que daba una vista al patio. Parecía distraído, sonreía por algo que parecía estar del otro lado del cristal, pero su sonrisa era triste, melancólica.
Luffy levantó el rostro y se encontró con la mirada de Zoro que le observaba desde la puerta, sintió que su corazón salto en su pecho, siempre que le miraba así sus nervios se le crispaban.
En cuanto vio que Zoro dio el primer pasó al interior del aula, obviamente hacia él, no pudo evitar sentirse acorralado. Sin pensarlo se puso de pie en un rápido movimiento, tomando a Zoro por sorpresa quien se había quedado parado en su lugar a la expectativa.
Al estar tan ensimismados uno con el otro no notaron que el resto de la clase los miraban, el ambiente parecía tan tenso que todos se esperaban una pelea, o algo por el estilo.
En cambio Luffy, que actuaba mayormente por instinto, hizo lo que todos menos esperaban. En cuando notó que Zoro daba el siguiente paso no se lo pensó, corrió hacia la ventana del otro lado del salón que daba al pasillo, la abrió casi de golpe y como si fuera un mono saltó a través de ella y se dio a la fuga entre los corredores.
Zoro reaccionó al instante, aún incrédulo, ni siquiera le permitió acercarse a él lo suficiente, “—¡Mierda!—“. Entonces salió tras Luffy a toda velocidad.
En cuanto estuvo en el pasillo lo buscó desesperadamente con la mirada, hasta que lo pudo ver correr hacia las escaleras que daban a los pisos superiores.
—¡LUFFY!— gritó mientras trataba de alcanzarlo – ¡Luffy detente!
—¡NO!— replicó a todo pulmón mientras subía a toda prisa las escaleras.
—Tsk… ¡Luffy escúchame! – volvió a gritar más que cabreado. Trató de correr entre la gente que bajaban las escaleras y se le atravesaban, haciéndolas a un lado a base de empujones.
—¡NO QUIERO!—
Gracias a que Zoro se retrasaba con la gente que le detenía, Luffy iba muy por delante de él escalones arriba. Alcanzó a llegar hasta la puerta que daba a la azotea y en cuanto la atravesó la cerró tras de sí, usando su peso para bloquearla por fuera.
“— No vengas—“Su corazón golpeaba tanto su pecho, casi como si quisiera salir de él — Y no precisamente por correr prácticamente por toda la escuela— Pensar que había sido atrapado por Zoro justo cuando se encontraba pensando en el hacía que sus mejillas ardieran, sentía que las piernas le temblaban ligeramente y la cabeza le daba vueltas.
Los pasos apresurados de Zoro lo llevaron hasta la puerta que estaba seguro que había oído cerrarse con fuerza. Forcejeó con la perilla notando al instante que no tenía seguro, pero la puerta no cedía a su empuje para abrirla.
—¡Luffy abre!— ordenó. Empezando a descargar su puño contra la madera –o tiro la puerta— amenazó.
Dándole la espalda, Luffy buscó un mejor apoyo para detener la puerta cuando Zoro empezó a empujarla con más fuerza – ¡NI HABLAR!— contestó cerrando los ojos con fuerza.
Al instante los golpes dejaron de sonar, Luffy se sorprendió, pensó que en verdad se había marchado y se regañó a sí mismo cuando la tristeza y decepción lo invadió. ¿Qué le pasaba? Ahora quería que regresara. “—Zoro idiota…—“
Habiéndose retirado un poco y dejando de apoyarse contra la puerta, Zoro la tiró de un tremendo golpe que lo tiró, dejándolo con la mirada infartada en el suelo.
—¡ZORO! Eso dolió…—
—Te dije que la echaría abajo— aseguró mirándole directo a los ojos. Zoro dejó salir una seductora sonrisa mientras se acercaba con cautela hasta su presa.
En cuanto sintió la imponente presencia del mayor a su lado Luffy agacho su rostro tratando de ocultar su leve sonrojo, pues estando tan cerca de él podía oler el ligero aroma a hierbas que Zoro siempre traía.
Zoro acercó su mano extendida hasta la mejilla de Luffy y la acarició con suavidad, sonrió de manera culpable, amaba tanto el rostro sonriente del pequeño que la sola idea de que alguien hiciera algo, cualquier cosa, para borrarla le irritaba tanto, a tal punto de enloquecer y saberse el culpable hacía que el hueco en su pecho se agrandara a tal punto que dolía.
—Lo lamento Luffy – confesó en un sutil susurro – es doloroso cuando no me dejas estar cerca de ti así que…
—Eres tan injusto, Zoro…—
Las palabras del menor lo dejaron algo confundido, no pudo siquiera detenerlo cuando Luffy se alejó de su tacto a ponerse de pie.
No quería volver a verlo huir de él. Se levantó en un rápido movimiento y lo atrapó entre sus brazos antes de que se fuera.
—No te vayas, Luffy— pidió, hablando en el delgado cuello de Luffy, dejando que su aliento provocara estragos en el pequeño cuerpo que sostenía con fuerza.
Luffy se sentía tan confuso con sus emociones revueltas, una parte de él trataba de apartarse del abrazo de Zoro, forcejear para que le soltase, pero la otra... La otra se sentía inmensamente feliz de estar así con el peli verde, extrañaba tanto la sensación embriagadora que encontraba cada vez que Zoro le tocaba.
Poco a poco cedió al abrazo, subiendo sus manos hasta atrapar la chaqueta del mayor tratando de juntar su cuerpos aún más.
—Pensé… que ya no querías e… estar conmigo – habló Luffy contra el pecho de Zoro, dejando que éste apenas le entendiera.
Zoro estiró sus manos para tomar el rostro del pequeño, levantándole el rostro haciendo que lo mirara. Se acercó hasta tocar esos dulces labios con un suave beso, tan sutil como una simple caricia; como la primera vez en que lo beso.
—Por supuesto que no Luffy, ¿de dónde sacaste semejante tontería?
El sonrojado rostro del pequeño y sus labios entreabiertos cambiaron a una expresión de puchero con sus mejillas hinchadas y la mirada desviada.
—Es sólo que tú cada día estabas más ocupado y ya no podíamos vernos como antes…— en verdad eso le molestaba, le ponía celoso sin razón. Ya no poder estar con Zoro le dolía y más cuando parecía que él no se sentía igual. —… y cuando no llegaste, pensé que tú…
Sus palabras murieron antes de que siquiera se formaran cuando la boca del peli verde le hizo callar con otro beso. Pero esta vez mucho más profundo.
En nada Zoro arrastró el cuerpo entre sus brazos hasta acorralarlo contra la fría cerca de metal que delimitaba la azotea, la cual sonó en cuanto sus cuerpos chocaron contra ella. La sorpresiva acción del mayor ocasionó que Luffy dejara escapar un gemido dentro de la boca del peli verde, lo que le permitió a Zoro asaltar el interior de la boca ansiosa del menor. Acarició con su lengua esa cavidad que tanto lo enloquecía, como si fuera la primera vez, deseando perderse intencionalmente en el mar de sensaciones que le provocaba.
Zoro llevó su mano a la mandíbula de Luffy haciendo que el nexo entre ellos se prolongara más, sumergiéndolos a ambos en un asfixiante baile de roces y sensaciones.
En algún punto, cuando apenas y paraban para respirar, la chaqueta y camisa de Zoro había desaparecido y ambos habían terminado deslizándose de la reja hasta el suelo, con Luffy sentado en su regazo y una pierna a cada lado.
Mientras Zoro deslizaba sus manos a través de la pequeña cintura del menor, buscaba con impaciencia el borde de la tela que se interponía entre ambos, Luffy aprovechaba cada instante para pasearse por el marcado cuello de Zoro, intercalando su andar con beso y mordidas. Atravesó la mandíbula jugando con su oreja hasta hacer tintinear los aretes de Zoro.
En medio de todo, Zoro consiguió desabotonar la camisa de Luffy, sacándosela a tirones por su espalda. Comenzó a extender besos desde hombros, recorriendo con deleite su marcada clavícula, hasta llegar a los sensibles pezones, ya endurecidos, del menor dando inicio a un tortuoso juego sobre ellos. Sus caricias hacían que Luffy perdiera el control de su cuerpo, aún intentado reprimir sus gemidos simplemente no podía, Zoro lograban que su mente quedara por completo en blanco. Oírle decir su nombre en su oído, sentir como lo acercaba más a su cuerpo cada que retorcía de placer entre sus brazos y el excitante sonido de la reja cuando su cuerpo se estremecía contra en ella hacían que quisiera más, aún mas de él.
—Zo-ro – le llamó entre gemidos.
A penas Luffy se separó buscó juntar de nuevo sus labios con los de Zoro, necesitaba besarle, necesitaba trasmitirle todo lo que le hacía sentir en ese momento. Y ahí con sus miradas que buscaban la del otro, tiró con fuerza de las hebras verdes de su cabello juntando con brusquedad sus labios.
Zoro desabrocho el botón de los pantalones del menor y le bajó lentamente la cremallera. Sin apartar sus ojos de los de Luffy, mientras se besaban, introdujo muy despacio una de sus manos en sus pantalones, la deslizó hasta atrapar su endurecido sexo y comenzó a subir y bajar en una lenta caricia por toda su extensión.
—¡Ahh!— le oyó gemir. Observó a Luffy cerrar sus ojos, con una expresión de puro placer, y sintió como una sacudida en su propio cuerpo que le pedía no contenerse más.
Mientras Luffy jadeaba, Zoro deslizó su mano libre por la espalda del menor hasta colarla bajo la tela de su pantalón y llegar a su entrada. El cuerpo del pelinegro se tenso al instante, estaba tan ocupado concentrándose en el masaje en su miembro, que no se lo esperaba. Una corriente eléctrica bajó por toda su espalda cuando sintió los dedos de Zoro frotaba su entrada amenazando con introducirse en él, simulando la penetración, pero al final sólo lo torturaba con la espera. Poco a poco sus caderas empezaban a moverse al ritmo que le marcaba Zoro. Trataba de sostenerse, sujetando con ambas manos los espacios entre los alambres de la reja. A medida que las sensaciones de ambas manos causaban estragos en su cuerpo, inclinó la cabeza hacia atrás con los ojos casi en blanco y la boca entre abierta.
Una de sus manos soltó la valla hasta enredar sus dedos en el cabello verde que le causaba cosquillas en su cuello —Eso… eso es trampa ¡ah!... Zo-ro— regañó Luffy tirando de ellos.
Zoro no pudo evitar soltar una leve risa — ¿eso crees? – respondió para después morder la oreja izquierda del menor.
Luffy ya no podía más. Sentir aquel dedo, que al fin había comenzado a penetrarle, moviéndose tan furtivo dentro de él y la mano de Zoro estimulando su miembro, todo al mismo tiempo y a un ritmo enloquecedor, hacía que perdiera el aliento y de paso la poca conciencia que tenía.
—¡ahh!, Zoro, yo… no p-puedo…más— logró articular a penas entre jadeos.
Luffy estaba al borde del abismo, sentía que su cuerpo se ponía rígido y que los espasmos querían desatarse en él.
Y todo se detuvo.
Zoro sostuvo su miembro con fuerza, evitando que llegara al orgasmo. Ocasionando que su respiración se volviera irregular a tal punto de sofocarse.
—¡Ahhh!— gimió.
—No Luffy, aún no puedes venirte – murmuró.
No supo cómo, pero Zoro le elevó apenas unos centímetros del suelo y de un jalón se llevó sus pantalones junto a su ropa interior. A medida en que el peli verde bajaba, su cuerpo pudo sentir cómo acomodaba su cargado aparato justo en su entrada, siendo penetrado poco a poco con la punta.
La sensación le era dolorosa y cálida. No pudo evitar mantenerse elevado gracias en parte a la valla y los hombros de Zoro.
—¿Quieres que pare?—preguntó con un tono que le retaba.
Y tomándoselo como un desafío se dejó caer de sentón siendo atravesado con fuerza hasta el fondo. Luffy cerró los ojos y soltó un fuerte grito cuando sintió que el miembro de Zoro encontró de golpe ese punto dentro de él que lo enloquecía.
Zoro gimió con ímpetu cuando se sintió por completo dentro, entrar de esa manera y sentir esas estrechas paredes que se cerraban tan fuertes sobre su miembro de una sola vez hizo que casi se viniera en el interior de Luffy, respiró tan profundo como pudo tratando de controlarse.
Cuando Luffy abrió un poco los ojos, se encontró con la mirada molesta de Zoro
—No vuelvas a hacer eso— le reclamó molesto, Zoro comenzó a subir y bajar el cuerpo de Luffy tomándolo de su cintura, empezando con lentas estocadas. Al principio se movía despacio y a medida que el pequeño se movía a su ritmo, aceleró. Luffy gemía y Zoro le embestía con fuerza, cada vez más deprisa, sin piedad.
Luffy estiró sus manos hasta agarra la cabeza de Zoro besándolo de manera brusca, mordisqueando sus labios en el proceso. Sentía que le temblaba todo el cuerpo, que el calor le quemaba por dentro.
—¡ah! Zo-ro… yo ¡ahh!— No podía, simplemente su agitada respiración no le permitía nada más que balbucear su fin.
En cambio el gesto que hizo le permitió saber al peli verde que ya no aguantaría mucho, al igual que él. Aumentó el ritmo y su respiración se volvió irregular al sentir el interior de Luffy temblar y entregarse finalmente con un delicioso orgasmo. Zoro le embiste hasta el fondo dos veces más disfrutando las últimas contracciones en el interior de Luffy antes de correrse.
Cuando Zoro abandonó su entrada Luffy se dejó caer sobre su pecho mientras él se recargaba contra la cerca para descansar. Podía escuchar claramente los fuertes palpitares del corazón de Zoro, que latían tan fuerte y al mismo ritmo que el suyo. No había nada en el mundo que se le comparase a ese sentimiento que le provocaba saber que era él la causa de sus fuertes latidos.
Luffy sintió cómo Zoro se removía buscando algo con su mano derecha en quién sabe dónde, simplemente estaba tan cómodo sentado entre las piernas del peli verde y siendo rodeado con su otro brazo que no se molestó en voltear.
—Luffy— susurró Zoro con voz calmada mientras tomaba su mano derecha y la acariciaba suavemente.
—¿Mmn? ¿Qué sucede Zoro?—preguntó curioso Luffy, acomodándose mejor en el regazo del mayor.
—Sé que es algo tarde… —Zoro sostuvo el dedo meñique de la mano de Luffy y con su otra mano deslizo uno de sus aretes en forma de argolla por su dedo, quedándole justo a la medida como un anillo.— esto es todo lo que te puedo dar por ahora así que tendrás que…—
No alcanzo ni a terminar lo que quería decir, pues al instante Luffy se abalanzó sobre él pasando sus brazos por su cuello que lo dejó tumbado en el suelo en un fuerte abrazo.
—¡Te amo!— Exclamó a gritos el menor — ¡Te amo!, ¡Te amo!, ¡Te amo!, ¡Te amo!...
Zoro sonrió pasando sus manos a la espalda de Luffy correspondiendo el abrazo.
—Feliz cumpleaños Luffy.