Su mirada no podía dejar de posarse sobre la jeringa, que estaba a punto de perforar su piel, trago saliva más de una vez, sentía que se desmayaría en poco tiempo. Si había algo que odiaba era las agujas, y peor aún si era para extraer sangre.
-solo hazlo rápido ¿quieres?- Bruce solo pudo sonreír, ante el comentario y poco a poco fue acercando la jeringa.-¡Ah!-grito asustando al doctor que incluso dio un ligero salto.
-¿Qué te pasa?, todavía no hago nada- Bruce miro de mala forma a Tony, mientras aprovechaba que el otro estaba a punto de comentar algo, para enterrar por fin la jeringa, logrando que Tony apretara los ojos y ahogara su grito.
-¡eso es trampa!- grito con un puchero mientras sobaba su antebrazo, sin permitir que Bruce limpiara el pequeño punto rojo que había quedado
-tómalo como una pequeña venganza- contesto Bruce con gracia, al recordar la vez en que Tony le pincho con un aparatito, esperando que se convirtiera en Hulk
Mientras tanto Leila recorría con libertad el laboratorio, y es que después de su buen comportamiento al tomar muestras de su sangre, Bruce, le había permitido explorar aquel laboratorio, pero claro con la condición de no tocar nada, ya que podría lastimarse con algo.
Tony siguió con la mirada a Bruce, quien sin importarle mucho su ceño fruncido, etiqueto con el nombre de Tony la pipeta con la sangre del susodicho, y luego la acomodaba a lado de otro tuvo de practica etiquetado con el nombre de Leila.
-bien, eso es todo- comento mientras sonreía al ver como Leila parecía sorprendida por todo lo que veía en el lugar
-te juro, que solo por ser mi hermano de ciencia, no te mato- tal parecía que al multimillonario aún no se le pasaba el berrinche, pues no dejaba de mirar a Bruce con el ceño fruncido.
Pero el doctor ya le había ignorado de nueva cuenta, pues le había bastado con que la niña, corriera asía él, llena de emoción, diciendo un ligero: “¿Qué es esto doctor Banner?” y con eso la pequeña se ganó al doctor, quien de inmediato le siguió para explicarle cada uno de los objetos que ella señalaba.
Tony comenzó a murmura cosas inentendibles, pero seguramente serian insultos
-si eso es todo, es mejor irnos- dijo mientras abría la puerta del laboratorio, logrando la atención de la niña, quien de inmediato mostro algo de tristeza, pero gracias a la sonrisa que le brindo Bruce, ella volvió a sonreír y con alegría se despidió del doctor y finalmente salió del laboratorio detrás de Tony.
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Tony agradecía que S.H.I.L.D fuese una instalación de alta seguridad, porque de lo contrario la prensa ya se hubiese enterado de Leila y tremendo escándalo que se hubiese armado. Pero gracias a que muy pocas personas estaban calificadas para entrar, él pudo entrar y salir del estacionamiento, sin levantar sospechas.
Y claro que también agradeció los cristales oscuros que había instalado en su auto, días atrás, porque así, la pequeña podía mirar por la ventana sin preocuparse porque alguien la mirara desde fuera. Y gracias a esos factores pudo llegar sin problemas a su destino: el departamento donde actualmente se había instalado el muy aclamado “Capitán América”
-tú, esperas aquí, ¿entendido?-sentencio el castaño notando como la pequeña amenazaba con abrir la puerta del auto, pero después de aquella orden simplemente pudo hacer un puchero mientras de forma infantil regresaba a su asiento y se cruzaba de brazos indignada.
Cuando Tony estuvo frente a la puerta del departamento de Steve, en vez de tocar como cualquier otra persona haría, si cualquier persona…menos Tony Stark
-¡anciano ya llegue, date prisa!-grito como si llevase horas esperando, pero así era él, le gustaba llamar la atención y lo logro cuando varias personas se asomaron a ver quién gritaba, claro que más de uno se sorprendió al verlo, muchos comenzaron a murmurar, pero el problema fue cuando varios admiradores, en especial mujeres, se acercaron. ”Maldita sea” pensó de inmediato, y la sonrisa triunfante que se había formado y mantenido en su rostro unos minutos antes se fue borrando al verse acorralado entre las personas.
Y de repente sintió como caía de espaladas, apretó con fuerza sus ojos esperando un golpe que nunca llego.
-¿se puede saber, que demonios pasa por tu cabeza?-
Tony medio atontado, miro rápido a su alrededor, la puerta por donde había casi caído ahora estaba cerrada y por fuera se escuchaban los reclamos de la gente. El departamento era espacioso, con un estilo rustico, simple pero bastante bonito. Tras terminar su recorrido visual por el lugar, Tony miro a la persona que minutos atrás le había reclamado.
-¿y bien?- Steve le miraba con una ceja alzada mientras que Tony sonreía con gracia al verse entre sus brazos.
-buen trabajo Capi, buenos reflejos -menciono con gracia mientras se ponía en pie por si solo y daba algunas palmaditas en el hombro de Steve. Mientras este solo le miraba con una ceja alzada, al notar con la libertad con la que Tony comenzó a dar un recorrido por su departamento, para terminar arrojándose a uno de los sofás, acostándose más que tranquilo.
-¿Qué no tenías prisa?-pregunto el rubio can algo de sarcasmo mientras se paraba enfrente de Tony.
-con esa gente, será imposible salir.
Contesto con calma tomando un control remoto y encendió la televisión, buscando algo interesante en ella, preocupándose poco por la pequeña, algo le decía que Leila sería prudente. En cambio Steve se asomaba por la ventana con sigilo, vigilando el lujoso auto que estaba estacionado enfrente de su departamento, simplemente no podía despegar su mirada de ese auto, le preocupa la niña.
Tony miraba aburrido la televisión, incluso comenzaba a bostezar y pestañar con pesadez, quería irse pero aun escuchaba el parloteo de las personas.
-no se va a ir-dijo ya fastidiado de que Steve le prestara tanta atención a la niña
-¿en serio no te preocupa?, es tu hija- Tony frunció el labio tras escucharlo
-eso aún no queda establecido-
-como sea deberías cuidarla mejor-Steve simplemente se dio la vuelta, dándole la espalda, no quería verle.
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Steve metió su maleta en la cajuela del auto. Habían pasado un buen rato encerrados, lo suficiente como para a la hora de salir descubrir que todas las personas ya se habían retirado, mientras que Leila se había quedado dormida.
El soldado, subió al auto tomando el asiento del copiloto con un suspiro pesado, lo cual llamo la atención del playboy.
-solo piensa que serán unos tres días-comento con gracia el castaño, que arranco una vez Rogers cerró la puerta del auto. Pero Steve solo pudo agachar la mirada resignándose.
Tras un rato de conducir, Tony ya había puesto música a todo volumen, lo que lo tenía absorto de todo lo demás, mientras que Steve fruncía el ceño ante su inconciencia, pero no se atrevía a decirle nada, y es que se le veía muy feliz mientras golpeaba con sus manos el volante marcando el ritmo de las canciones de AC/DC. Así que simplemente pudo voltear para asegurarse de que Leila siguiera dormida, y así fue, la niña se encontraba recostada en el asiento trasero, parecía estar en posición fetal y mantenía su rostro relajado y respiraba con tranquilidad, sin abrir sus ojos.
A decir verdad el viaje fue corto y tranquilo, tal vez el soldado no estuviese acostumbrado a ese tipo de música, pero pronto comenzó a gustarle, incluso comenzó a mover con discreción su pierna. Y al llegar Tony entro al estacionamiento con cautela y se aseguró de que no hubiese algún “espía” cerca, y ya con más calma dejo que Steve sacara las dos maletas que se había llevado consigo, mientras que él tomo a Leila en brazos y con la mayor delicadeza posible la saco del auto.
Steve no se lo creía del todo, resultaba difícil creer la delicadeza con la que Tony cargaba a la pequeña hasta el ascensor, pero lo que más le sorprendió fue cuando una ráfaga de viento logro que Leila se estremeciera, haciendo que se aferrara a la camisa del castaño, buscando calor y claro que Tony se sorprendió un poco, pero en vez de rechazar el contacto simplemente sonrió con sutileza y le cubrió un poco mejor con la sudadera que traía la jovencita.
Al llegar al penthouse Steve tuvo que introducir la clave para finalmente entrar, aunque a decir verdad le costó algo de trabajo ¿y quién podría culparlo? Aun no se familiarizaba con la tecnología, incluso Tony le insulto varias veces diciéndole cosas como: “tu cerebro sigue congelado” o “está bien que estés viejo, pero date prisa”.
Y cuando finalmente lograron entrar, Tony llevo a la pequeña morena aun dormida, hasta una de las habitaciones, realmente no tenía ninguna preparada para ella, pero tomando en cuenta que la mayoría de las habitaciones eran similares, pues simplemente la dejo en la primera que vio y así con cuidado le arropo dejando que la chica se removiera un poco hasta encontrar una posición que le gustase.
Mientras que el rubio igual escogió una habitación, una que quedaba cerca de la de Leila, pues según él, así podría cuidarla más de cerca.
Ambos hombres se encontraron en la cocina, Tony tomaba un café mientras leía algunos papeles, seguramente algo que tuviera que ver con la industria Stark, mientras que Steve tomo asiento, esperando a que Tony le prestara atención.
-capi, si quieres mi permiso para explorar la torre puedes hacerlo pero no entres a mi taller-sentencio el castaño, aun sin mirarle
-de hecho solo quería saber… ¿Qué no tienes que ir a trabajar?-Tony le miro extrañado ante esa pregunta, pero supuso que era porque esperaba pasar el menor tiempo posible a su lado, pero para la mala suerte de Steve, Tony pensaba pasar mucho tiempo en la torre.
-¿y tu no deberías estar en SHILD?...ya quedo claro que desde ahora tendremos que estar juntos-dijo sin mucho interés mientras en sus labios comenzaba a dibujarse una sonrisa de autosuficiencia-además, yo soy dueño y señor de industrias Stark ¿Quién va a obligarme a trabajar?-
Rogers solo atino a suspirar con pesadez, mientras que el moreno sonreía más ampliamente y subía sus pies sobre las mesa, comenzando a balancearse sobre la silla.
-creo que yo puedo…-Tony cayó de espaldas al suelo tras escuchar esa voz y el capitán de inmediato se levantó de su asiento para auxiliar al de mirada avellana, quien pareció entrar en pánico y solo pudo sonreír de forma nerviosa.
-jeje, hola Pepper- ambos hombres miraban a la mujer que se encontraba en el marco de la puerta con los brazos cruzados y con una mirada interrogante-¿Qué no estabas de viaje?
-lo estaba, pero recibí tu mensaje “ultra urgente”, ¿y bien que pasa?-Pepper se acercó un poco a la mesa donde Tony ya se había levantado con ayuda de Rogers.
-resulta que Tony deja regados hijos por todo el mundo-la verdad el rubio no lo había dicho con mala intención solo estaba diciendo algo que para él era verdad.
-¿disculpa?...Tony no me digas que…-
-no, como crees, es solo que el anciano ya confunde cosas ¿verdad?-el castaño golpeo ligeramente el costado de Rogers, exigiéndole su ayuda, pues bien Tony Stark era Tony Stark, podía con todo…con todo menos Pepper
-¿he? ¡A sí!, no es precisamente lo que quería decir- el rubio retrocedió unos pasos al notar que Virginia comenzaba a emanar cierta aura que comenzaba a perturbarlo, mientras que Tony sonreía con falsa despreocupación, manteniéndose detrás de Rogers, valla que podía ser un buen escudo humano.
-por ahora les creeré, pero…-
-señor Stark…-Tony palideció al ver entrar a Leila a la cocina, aun soñolienta y frotándose uno de sus ojitos, buscándole.
Ambos hombres se tensaron y prestaron total atención a Virginia, quien solo analizaba a la pequeña que bostezaba, definitivamente se habían metido en problemas.