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-Casado con el mismo hombre- por Monnyca16

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Notas del capitulo:

Hay nueva información. No actualicé ayer porque me dolía la mano derecha :/ No sé si mañana pueda actualizar, que espero que sí, pero no sé.

Contestando a sus preguntas: este fic sigue siendo Yaoi. La intersexualidad de Nicolás no lo hace mujer. Nicolás tiene su identidad como hombre y quiere seguir así, sólo que obvio necesita hacer las tareas de una mujer en todo su embarazo.

Nicolás es Hombre-mujer. Mujer en su totalidad por poder embarazarse, pero hombre psicológicamente. 

Capítulo 13


“Estoy embarazado”


Eran cerca de las cinco de la tarde y Oliver todavía no llegaba. Noah no quiso llamarlo porque sabía que estaría terminando de organizar las últimas juntas del año, sin embargo no pudo evitar llamarlo y pedirle que le trajera pizza para la cena. Quizá era mental, pero se le había antojado. Kelle por su parte le recomendó muchas maneras para que le diera la sorpresa a su esposo, y Tomás logró opinar también, pero Nico estaba muy nervioso. Era la primera vez que salía embarazado. No, mejor dicho, era la primera vez que se enteraba que era intersexual y que su útero estaba sano y con dos embriones ahí. Cerró los ojos y recordó el bello momento en el cual escuchó los dos corazones de sus próximos bebecitos. En su vida había escuchado algo tan bárbaro, pero ahí estaban, dentro de él y con vida.


Aunque muy en se fondo se sentía impactado y en shock, luego se relajaba. Ser intersexual no era fácil y mucho menos darse cuenta que con el embarazo parecería más mujer, y si no era una idea loca, también se imaginó amamantando. Sabía que ese tipo de cosas eran tareas de las mujeres y ahora estaba dudando si se sentía como un hombre o como una mujer. No quería perderse en su identidad ni tampoco cambiar de sexo. Él quería seguir siendo Nicolás, pero… si sus hijos nacían bien, ¿cómo demonios les iba a decir que un adolescente los mantuvo en su barriga hasta que cumplieron al menos las 37 semanas? Realmente eso no estaba en los planes de Nicolás. Quizá Oliver lo tomaría bien, que era lo más lógico, pero ¿qué pasaría si el día de mañana sus hijos lo rechazaban? ¿Sería posible criar a dos gemelos sin importar que dos hombres estuvieran a cargo? ¿Qué tendría que cambiar? Nicolás pensaba en ello. Nicolás pensó en la posibilidad de usar estrógenos un año después del embarazo y si los embriones se lograban bien, por supuesto.


Pero ahora estaba confundido y eso no importaba demasiado, lo que tenía que pensarse bien era en cómo cuidarse de la mejor manera para que los embriones se convirtieran en feto sin ningún problema. No le interesaba en qué lugar estaba situada su vagina, ni tampoco si vomitaría y tendría nauseas después. No. Lo único que le importaba ahora era decirle a Oliver y cuidarse bastante bien para poder darles una oportunidad de vida saludable a los gemelos. No se lo perdonaría si poseían una enfermedad o si nacían con deformaciones, aunque lo más probable era que así fuera.


Frank se había sincerado con él y parecía confiado, pero todos sabían que ese embarazo era de alto riesgo. Nicolás sabía que podía abortar rápidamente y que tendrían que hacerle una cesárea para retirar todo. Nico lo sabía, pero aún así quería esforzarse. Aunque era peligroso encariñarse cuando sólo había 20% de probabilidad de que esos gemelos crecieran y estuvieran fuertes y sanos.


No quería ocultarle nada a Oliver, pero le daba mucho miedo hacerle ilusiones y que luego todo se fuera a la basura. Porque su esposo quería ser padre y hablando con la verdad, Nicolás no se sentía preparado para tener un hijo, ni mucho menos dos. Era un adolescente y tendría que hacer muchas tareas que no estaba acostumbrado, además ¿cómo sería buena madre si él nunca tuvo una? Era imposible. Oliver estaba muy preparado para educar a un niño, pero Nicolás apenas estaba educándose y no quería cometer errores.


Nicolás quería llorar. Se sentía demasiado irritado por lo que estaba pasando. No lo ponía de malas estar embarazado, pero lo hacía poner triste las consecuencias de su embarazo. Se suponía que Oliver quería que disfrutara de su adolescencia, pero ¿cómo lo haría ahora? Perdería años de estudio, sus prácticas de ballet y yoga… perdería su estabilidad con Oliver porque cuando un hijo llegaba las parejas sólo se ocupaban de los niños y olvidaban su relación amorosa. ¿Y si Oliver amaba más a los niños que a él? También pensó eso. No quería que Oliver lo dejara de querer y tampoco que lo dejara por su estado intersexual y su riesgo de embarazo.


Aparecían infinidad de preguntas en su cabeza y sólo quería cruzar la  primera línea que era darle la noticia a Oliver para que estuviera enterado y lo apoyara moralmente, porque sinceramente en cualquier momento colapsaría psicológicamente. Además le preocupaban mucho sus cambios de humor, porque sabía que con el embarazo empeoraría y estaba seguro que Oliver no le aguantaría después de cinco berrinches. Luego de pensar en lo peor, recapituló cuando fueron padres de los peluches. El antiguo Señor Sueñito, ahora Dominik, y Jordana. Por coincidencia eran dos, un niño y una niña, al menos ese sería el primer juguete que tendrían sus hijos, aunque después les comprarían más. Sonrió, abrazando a los dos osos, recordando aquellos buenos recuerdos de cuando Oliver y él salían a pasear como novios y no como esposos.


¿Cómo sería ahora? Ansiaba saberlo.


—¿Qué pasa? ¿Por qué sonríes así? —Oliver cerró la puerta tras de sí y caminó hasta la cama, alcanzando a Nicolás para besarlo  de manera rápida en los labios.


Si Oliver supiera… si tan sólo supiera…


—¿Trajiste la pizza? —Miró a su alrededor para encontrar algo. Oliver sonrió.


—Está abajo —anunció, apartando los peluches de su caminó para sujetar a Nicolás de las axilas y estirarlo, cargándolo y bajándolo  después. Nico se puso las pantuflas y caminó temblorosamente hasta la puerta. ¿Oliver trataría así a sus hijos? A Nicolás que era su esposo lo trataba como a un pequeño, ¿lo trataría como a alguien mayor cuando los bebés nacieran? Esperaba que no, ya estaba muy acostumbrado a que era el único pequeño para Oliver.


Cuando llegaron al comedor se encontraron con las cajas de pizza, eran dos y Nicolás estaba seguro que se comería una y media. Además a Oliver no le gustaba la pizza, de hecho para él se compró un platillo de comida china.


En la cena ninguno dijo nada, sólo se miraban de re ojo, tratando de adivinar los pensamientos del contrario. Más el mayor, pues al terminarse una pizza, Nicolás se le quedó viendo fijamente, estudiando todas sus facciones, casi como la primera vez que lo hizo.


«¿Los bebés tendrán sus ojos o los míos? ¿Sus labios? ¿Su nariz? ¿Orejas? ¿Altura?» Se rió de su último pensamiento. Oliver era demasiado alto y por alguna razón tenía miedo que sus hijos lo dejaran abajo y fuera el enano de la familia.


—¿Qué pasa? —El pelinegro ladeó la cabeza, tratando de entender por qué Noah se había reído. Según Yael, no existía nada gracioso —. Hoy estás muy extraño ¿pasó algo? Parece que ya no tienes los malestares, eso es un alivio.


Nico se negó con la cabeza, si Oliver supiera que en la tarde vomitó dos veces se pondría furioso. Si Oliver supiera…


De repente, Nico se aterrorizó. ¿Qué demonios esperaba para decirle? Sin pensarlo ya comenzaba a soñar despierto y hacerse ilusiones con su embarazo. Eso no estaba para nada bien. Tenía que pensar en algo para poder irse a dormir sin esa carga.


—¿Qué te gustan más? ¿Los niños o las niñas? —Inquirió, bebiendo un poco de su jugo de manzana.


Oliver alzó una ceja, impresionado por esa pregunta. No se lo esperaba.


—Me gustan ambos, aunque creo que soy muy sobreprotector con las niñas, ¿por qué?


—No, estaba pensando como los locos…


Oliver recordó aquellas palabras, sonaban a aquella vez cuando Nicolás veía el programa “No sabía que estaba embarazada”


—Sonaste como aquella vez…


—¿Aquella vez?


—Cuando te prohibí que vieras ese ‘programita’ ¿recuerdas?


—Oh, por supuesto que lo recuerdo. —Y por supuesto que lo recordaba, si se sentía algo similar, con la única diferencia que se enteró antes. Era tan inesperado recordar aquella vez que Oliver le dijo que no se hiciera ilusiones porque nunca podría tener un hijo, pero ahora sí podía y estaba embarazado. Aquello lo hizo darse cuenta que lograr que Oliver le creyera sería demasiado pesado. Y tenía pruebas, la ecografía y un test de embarazo, pero no quería regarla, quería ir por partes para luego enlazar todo —. Aquella vez me dijiste que no podía tener hijos…


—Y no puedes. —Finalizó el ojigris.


 «Por supuesto que sí puedo…»


Oliver no quería comenzar a pelear por ese tema, porque ya lo habían hablado antes y era mejor olvidarlo. Fue de esa manera que ambos se quedaron callados, hasta terminar de cenar y luego subir a la recámara para poder descansar.


Mañana Oliver no iría a trabajar y eso era al menos algo bueno. Ambos tomaron una ducha rápida, el primero en salir fue Nicolás. Se sentía extraño por seguir plano, pero era obvio, la barriga crecería en unas semanas más. Vestido con simplemente un bóxer de encaje negro, se detuvo frente al espejo y miró bien, lo cierto era que la parte de sus pechos se miraba extraña. No estaban crecidos, de hecho seguían planos, pero se miraban raros. Bajó un poco más para mirar su cadera y su cintura, las cuales desde meses atrás se miraban en forma. Su cintura era pequeña y su cadera parecía de 90 centímetros, si no fuese por su pecho plano, sería de medida 90-60-90. Se puso de perfil para mirarse la delgadez, y se asustó mucho por cómo le cabrían en su pequeña barriga dos bebés. Parecería una pelota y si engordaba parecería una ballena. ¿Cómo se vería gordo? ¿Le saldrían muchas estrías? ¿Celulitis?


—¿Qué pasa ahora? —Oliver lo abrazó por la espalda, situando ambas manos en su vientre, acariciándolo lentamente ahí, justo donde Frank situó el gel y el aparato. Lo bueno era que los bebés todavía no daban patadas, porque si no, entonces Nico sería descubierto antes de tiempo.


Viéndose al espejo con Oliver tras él, Nico respondió: — ¿Me vería sexy si engordo? ¿Te seguiré gustando incluso con estrías?


Los ojos de Oliver se situaron en la silueta que se reflejaba en el espejo. No quería pensar que Nicolás sufría algún tipo de problema con su peso. Sin embargo, Noah había preguntado por pura curiosidad. Por supuesto que no le molestaría engordar y ponerse feo con el embarazo, el cuerpo y la flacidez se podía arreglar con ejercicios.


—¿A qué viene eso? —Lo interrogó, besando la base de su cuello y deteniendo los pulgares en sus costillas. Nico se removió por el cosquilleo que percibió, luego sujetó con sus manos las de Oliver y las volvió a situar en su vientre.


—Voy a engordar y estoy seguro que me saldrán muchas estrías —avisó, cerrando la boca para no decir nada más. Lo mejor sería explicarle todo lo que había pasado antes, pues sería muy confuso que le dijera: “Estoy embarazado”. Lógicamente era obvio que Oliver no le creería y caería en shock, era mejor ir lento.


No obstante, de nuevo se intimidó. De nuevo estaba haciéndose ilusiones, pero aunque quisiera evitarlo, no podía. Sentía que debía sentirse animado y no lamentable por el posible aborto o por algún problema en el desarrollo de los embriones. Si éstos llegaban a fetos sanos y salvos, prometía alejar los malos pensamientos, quizá a las 14 semanas se sentiría más seguro. Por ahora sólo tenía 6 y estaban muy pequeñísimos, demasiado chiquitos, pero no esperaría hasta la semana 14; sería demasiado notorio que había algo dentro de su panza.


—¿Por qué engordarás?  Tú nunca engordas aunque te acabes todo lo que hay en el refrigerador. —Y era cierto, pero Oliver no sabía que luego la barriga le crecería como una pelota de playa, que la ropa ya no le quedaría y que sería muy lento incluso para caminar.


Noah rodó los ojos y se dio la media vuelta para quedar de frente con Yael, echó la cabeza para atrás para mirarlo a los ojos y tomarlo por los hombros. La altura de Oliver por primera vez fue un factor de sus nervios. Cerró los ojos y habló, comenzando por lo que creyó ser esencial:


—Me hice varias pruebas de embarazo.  —Luego de anunciarlo abrió los ojos.


El pelinegro arrugó la frente, apretando los labios en total enojo. La quijada tensa y sus labios apretados fue lo que obligó a Nicolás a sentirse al tanto que su esposo estaba muy molesto. Podía sentir por qué, y era el tema del embarazo de nuevo. Cada vez que Nicolás insinuaba que podía estar embarazado, Oliver se irritaba. No quería que se ilusionara con asuntos imposibles. Simplemente no quería.


—¿Por qué ese tema? No me gusta que toques el tema del embarazo porque eres el primero en hacerte ilusiones. Ya hemos hablado de esto hace meses atrás, y es absolutamente imposible. No puedes. No podemos. Los hombres no podemos, Nicolás. Así que olvídalo. —Su voz se escuchó tan dura que Nicolás dio un paso hacia atrás. Se sentía asustado. Debía decirle, pero si Oliver se ponía de ese modo con tan sólo insinuarle, ¿cómo se pondría cuando se lo soltara de golpe? No quería que salieran peleados —. ¿Es por el vientre que pronto vamos a alquilar, verdad? Si es por eso, perdóname. De verdad que no es mi intención que te presiones, si no quieres que alquilemos, de acuerdo. —Se acercó un poco más—. Te lo digo todos los  días: si no te sientes preparado para criar un hijo conmigo, entonces esperamos más tiempo. No te lastimes pensando o queriendo ser la persona que me dé esos hijos, ¿de acuerdo? —Le besó la frente —. Discúlpame, no volveré a mencionar el vientre en alquiler ni nada referente a ello. Sólo perdóname por presionarte tanto.


Nicolás se encogió de hombros. Todo lo que decía Oliver era tan tierno, pero no tenía absolutamente nada que ver. Quizá pensaba que tenía un embarazo psicológico o algo, pero pronto le demostraría que no era así.


—Pues lo estoy ¿sí? —murmuró, viendo fijamente al más alto, percibiendo que éste se veía confundido —. Lo estoy —repitió con un tono más alto de voz. Se separó cuatro pulgadas y se señaló el vientre —. Hay dos embriones aquí —Bajó la vista, pero antes de decaerse, levantó la cabeza de nuevo—. Estoy embarazado… y…sé que es imposible, pero lo estoy. Yo tampoco lo podía creer, pero para saberlo pasaron muchas cosas.


Los ojos de Oliver se entornaron levemente, incapaz de decir o hacer algo. Se paralizó en segundos, fijando su visión en la plana barriga de Nicolás. Abrió la boca para implorar algo, cualquier cosa, pero Nicolás lo agarró de un brazo y lo obligó a pararse frente a la cama. Nico fue hasta su almohada y sacó dos objetos: un test de embarazo y una foto de su ecografía. Se quedó parado frente a Oliver, viéndose más alto que él por la altura del colchón y la base, pero logró hablar:


—Cuando los hombres se hacen este tipo de pruebas, pueden descubrir que tienen cáncer testicular si sale positiva. —Meneó el test de embarazo con la mano, notando que Oliver lo miraba seriamente —. Kelle, Tomás y yo nos asustamos por los resultados positivos. De verdad que estábamos muy asustados, sin embargo Kelle me obligó a hacerme este tipo de pruebas porque estaba segura que esperaba un hijo. Todo pasó hoy en la mañana, así que salimos al médico, uno particular por supuesto. —Sonrió, viendo cómo Oliver seguía mirándole el abdomen —. Hablé con el médico sobre los síntomas y sobre algo inusual que había tenido tiempo atrás. En octubre a mí me salió sangre del pene, sangrado que duró una semana, pero no fui a revisarme, hace unas semanas atrás también tuve una especie de sangrado aquí en casa, pero tampoco le tomé importancia por miedo a ir al doctor. La situación era que tenía síntomas de embarazo y de menstruación. En los exámenes beta salió que tenía altos niveles de la hormona hCG, esa hormona es para saber si una mujer está embarazada o un hombre tiene cáncer, el hecho fue que tenía el nivel de un embarazo de seis semanas. Lo primero que el ginecólogo hizo fue hacerme una ecografía para ver si existía un posible embarazo y pude escuchar sus corazones, porque son dos. Son dos —repitió, poniéndose la imagen de la ecografía en su vientre y casi frente a los ojos de Yael. Éste observó la foto pausadamente, viendo que había una captura con dos bolitas y con algunos datos en las orillas —. Yo soy intersexual, Oliver. Soy mujer y hombre, pero no lo sabía. Y por los resultados, quiere decir que sólo puedo ser como una mujer en aspecto sexual, porque aunque mi pene tenga un tamaño promedio y  eyacule, mi semen simplemente no sirve. Lo único que sirve en mí son los óvulos y la matriz. Hay mucha información y datos, pero no sé cómo explicártelos para que me creas. Sólo sé que soy un intersexual que puede embarazarse, pero es peligroso. Aun así estoy esperando gemelos, no sabemos si son fraternos o idénticos, pero son gemelos. —Se detuvo al ver que Oliver estiraba la mano para acariciarle la barriga de manera suave, tocando apenas con las yemas de los dedos. Nicolás se acercó más, poniéndose a unos centímetros de su esposo, todavía estando sobre la cama y apartando la ecografía de su abdomen.


Oliver tardó muchos segundos en adaptarse a toda la información anterior, tenía muchas dudas de cómo el semen había entrado en la supuestamente vagina de Nicolás, pero su pequeño era incapaz de mentirle. No tenía ni voz ni cara de estarle jugando una broma, y además había pruebas. Un hormigueo creció en su estómago y subió hasta su garganta, obligándolo a tomar a Nicolás de la cadera y llevar su oído derecho para situarlo en el plano vientre. Se quedó así por un minuto, algo lo hacía sentirse condenadamente entusiasmado y sabía que era peligroso, pero por ahora no le importaba porque cuidaría a Nicolás lo suficiente para que no perdiera a los gemelos que esperaba.


Lo abrazó suavemente, rodeándole la cadera y sintiendo que ya estaba siendo cercano con los embriones. Le besó el lado derecho del ombligo, viendo que Nicolás se había quitado el piercing de ahí y se quedó abrazándolo de esa forma por largos minutos, acostumbrándose a la noticia.


Nicolás lo sintió temblante, pero al pasó de los minutos los escalofríos de Oliver se perdieron.


Aquella noche ninguno de los dos pudo dormir temprano por la noticia, lo que hicieron fue platicar sobre las consecuencias graves del embarazo. Lamentablemente era de alto riesgo y debían apoyarse con mucho cariño. Nicolás le platicó sobre su supuesta entrada vaginal y quedaron en ir mañana a primera hora para volver a hacer una ecografía y conocer el cuerpo de Nicolás. A Oliver todavía no le caía el veinte, estaba muy impactado y necesitaba ver con sus propios ojos los embriones y escuchar sus corazones. No desconfiaba de Nico, era sólo que la situación era de terror y se sentía muy afortunado por tener a un chico que pudiera embarazarse. Esa quizá era la chispa que sintió por él la primera vez que lo vio, porque se enamoró a primera vista y ahora entendía cómo Nicolás logró flecharlo sin ni siquiera hablarle.


Ambos se durmieron a las tres de la mañana por dolor en la cabeza de tanta información, y despertaron a las siete en punto. Nicolás se cambió rápido, alentando a su esposo a visitar el médico. Nicolás lo llevó hasta el mismo consultorio privado, con Frank obviamente.


Frank notó que realmente parecían una pareja heterosexual. Oliver era muy varonil, sin una pizca de homosexual, era muy alto y su semblante parecía arrogante en demasía. En cambio, Nicolás se miraba muy pequeño a su lado, a pesar de medir más uno setenta, su cabello pelirrojo y sus pecas lo hacían afeminado al igual que su afilada cara. Eran una pareja perfecta, Frank lo notó al ver que Oliver lo llevaba de la mano para todos lados, cuidándolo de manera excesiva.  Nicolás realmente tenía suerte de tener a un hombre como él.


Bajo la visión de Yael, Frank primeramente examinó a Nicolás. No quería que otro profesional lo hiciera porque era peligroso que se hiciera correr el rumor y que Nicolás fuera expuesto como publicidad y burla. Revisó el pene de manera flácida y erecta con consentimiento de Oliver, éste no quiso aceptar a la primera, pero era importante. Frank les comentó que lo quería flácido y erecto para medirlo y para ver si había cambios sorpresivos a la hora de la excitación, ya que esos serían datos para poder explicar el pene-vagina del menor.


Después de dos horas y de una eyaculación que Frank necesitaba y en la cual pidió estar presente segundos después de que Nicolás tuviera el orgasmo, tuvieron los resultados.


—Tu pene no es lo suficientemente grande, de hecho es el tamaño promedio de un chico de dieciséis en estado flácido y erecto. Tu semen no es espeso y estábamos en lo correcto; es inservible. Tu semen es una eyaculación femenina, pero en menos cantidad. Por lo general las mujeres eyaculan mucho líquido, al grado de parecer orín, pero el tuyo no es esa cantidad, lo que hace estar acoplado con tu pene. Tus testículos son sanos, no son muy grandes, pero sí son más pequeños de lo que deberían de ser, ese es el único rasgo.


—¿Entonces dónde tiene el agujero vaginal? —Oliver pidió una explicación. Todo era interesante, pero estaba muy ansioso por pasar a la ecografía.


—Hay una anomalía en los hombres llamada “hipospadias”. No todos los hombres la padecen, lo que tienes en el pene se asemeja a este descubrimiento.La hipospadias es una anomalía congénita por la que el pene no se desarrolla de la manera usual. El resultado es que el meato urinario se localiza en algún lugar en la parte inferior del glande o tronco, o más atrás, como en la unión del escroto y pene. No padeces esto, pero podría ser nombrado así para poder encontrarle un nombre. Tú tienes dos agujeros, el de siempre que es el urinario y por donde eyaculas, pero hay otro pequeño agujero abajo del glande y que se cubre con el prepucio. El segundo agujero que se encuentra debajo de la cabeza de su pene, es tu vagina. Es pequeña, de hecho no puedes meter ni siquiera un dedo ahí.


—¿Entonces cómo entró el semen si es muy pequeña? —Nicolás intervino, rascándose la cabeza.


—¿Has eyaculado sobre el pene de Nicolás? —Frank mantuvo su vista en Oliver.


—Sí, varias veces —musitó, recordando aquellas veces que incluso lo masturbaba con su propio semen —. También lo he masturbado con mi eyaculación —añadió.


Nicolás se sonrojó. Oliver decía las cosas con demasiada naturalidad.


—Entonces esa es la respuesta. Al bombear el pene con semen, logró entrar de tu semen en el agujero vaginal de Nicolás sin necesidad de penetrarlo. Mientras que el primer agujero sirve para expulsar, tu segundo es para absorber. Su hendidura vaginal se comprime igual que una más grande, y cuando los espermatozoides entran, logran hacer su recorrido. Oliver tu espermatozoide parece ser muy fuerte.


Nicolás se encogió de hombros. Oliver sonrió. Ambos Chocaron miradas, pero dejaron de hacerlo cuando pasaron a la sala de ginecología. Nicolás se recostó y Oliver se puso a su lado, viendo que Frank derramaba gel en su vientre y paseaba por aquella parte el aparato. La pantalla exhibió todo lo que se veía, y cuando Frank comenzó a explicar los niveles, medidas y vistas, se escucharon los dos corazones de los embriones, que pronto se convertirían en fetos. Los ojos de Oliver brillaron al escuchar esos vivientes sonidos. Nicolás se quedó paralizado igual que la primera vez, pero segundos después se relajó con lo que Frank le decía. El líquido amniótico  era el adecuado, y las medidas también. Todo estaba en orden dentro de Nicolás, sin embargo Frank le recomendó cuidado prenatal, sus pastillas y lo llenó de advertencias.


Ya con Frank en su escritorio y entregándole un disco que poseía la grabación de la ecografía, mencionó:


—Todo es correcto por ahora. No voy a mentirles, esto es incluso demasiado sorprendente para mí. Nicolás se tiene que cuidar mucho. —Miró a Oliver—. Y sufrirá cambios muy drásticos. —Esta vez observó al pelirrojo—. Tu cuerpo cambiará como si consumieras estrógenos —anunció al pequeño, prosiguiendo: —Te crecerán los pechos, de hecho hoy noté que tu cadera es más ancha, pero es por el embarazo, te dolerá la cadera cuando las semanas pasen, así como también los pechos, pues crecerán para que estén listos para que puedas hacer subir la leche. Tu cuerpo funcionará de acuerdo al de una mujer, y de hecho podrás amamantar.  Tus hormonas estarán como locas, lo que significa que tendrás cambios de humor muy drásticos. Oliver tiene que comprenderte perfectamente bien y no tienes que enojarte porque eso le hace daño a los productos. No padeces de ninguna enfermedad del corazón, tampoco tienes genética diabética, pero cuídate. Tengo que repetir que todos tus malestares y cambios serán al doble, pues hay dos embriones. No cargues objetos pesados, ni tampoco te acerques al horno de microondas cuando esté encendido, también sería bueno que no expusieras mucho el estómago al calor. Procura tomar la progesterona en las dosis que te anoté, pronto dejarás de tomarlas, es sólo para asegurarnos de que los embriones se sostengan.  Con respecto a los alimentos, puedes comer lo que se te antoje, pero si sientes que te estás excediendo y que ganas mucho peso, tendrás dieta. Si subes de peso lo más loable es que cargues con 10 kilos más, sólo esos, o quizá nueve, un kilo por mes. En tus primeras semanas verás los cambios, pero no te asustes. Puedes comprarte cremas para cuidar tu piel de estrías. Si notas que tu pene vuelve a sangrar y que sufres de dolor de vientre, rápidamente vienes a consulta, eso podría significar aborto. Si ustedes lo quieren, puedo ser su ginecólogo en todo el proceso, eso lo dejo en sus manos.


—No quiero que todos se enteren de mi embarazo, quiero que usted nos atienda siempre —Nicolás ronroneó, sonriéndole.


Oliver asintió.


—Sí, me parece grato que sea nuestro profesional de cabecera. Cuento con su silencio para este caso, no es que nos avergoncemos, sólo quiero que sea privado.


—Nada sale de aquí —Frank se levantó y le extendió la mano. Nicolás también se despidió —. Tus chequeos pueden ser mensuales, o cada dos semanas si así lo deseas. Necesitamos estar bien informados de cómo están creciendo. —Le señaló la barriga. Nico movió la cabeza verticalmente y salió del consultorio. Oliver pagó en la caja y se le quedó viendo a Noah.


—¿Coqueteando con Frank?


—¿Qué? ¡No! No es mi tipo —exclamó inmediatamente.


—¿Yo soy tu tipo?


El ojiazul se lo pensó un poco.


—Tampoco, pero te amo con todo y ese semblante intimidante. —Le dio un golpecillo en el hombro.


Oliver sonrió, estirando la mano para acariciarle la barriga y pensando en cómo serían sus próximas semanas con Nicolás en ese estado. 

Notas finales:

Este capítulo es algo que siempre quise, creo que la manera que Nicolás dijo que estaba embarazado era la correcta. No fue como otras y tampoco tardó en decirlo, la mayoría de otras historias se tardan varios caps. Bueno, basta de eso... 

Les quiero decir que los próximos caps son muy hermosos. Podremos ver cómo están creciendo esos embriones, podremos verlos como fetos después de una semana. Podremos ver los cambios físicos de Nicolás y No, este fic sigue siendo Yaoi. 

Nicolás tiene su identidad como hombre y no porque sea intersexual va a ser mujer. Él quiere seguir siendo Nicolás.


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