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La casa de atrás por Mero-Mero-San

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El rubio masajeaba con lentitud los hombros del menor que se encontraban algo tensos -Quiere conocerte, es un buen chico, tiene siete años más que tu, pero me prometió que no pasaría de los besos, además yo mismo le aclare varias cosas ¿Qué dices?-

El pelinegro movió los labios de lado a otro, luego hizo conejo –no lo sé ¿es guapo?-

-Sí, no te preocupes, puede tener cara de desquiciado, pero no temas, además pagara muy bien, podrás pagar tu tratamiento y adema podrás comprarte mucha ropa y dulces- Mugi sonrió y asintió, confiaba en las palabras de Mingo –voy a buscarlo- ansioso sobre la cama comenzó a rodar para pasar un poco el nerviosismo que le picaba

Dijo que tenía 7 años más que el, así que tendría 24 años, era joven, pero un poco mayor para él y según Doffy, no pasaría de los besos; se puso boca abajo y apoyo su mejilla contra la almohada, se preguntaba el cuándo podría terminar con sus problemas, aquellas personas volarían; ya iban dos años ocultándose en aquel lugar. El cansancio ya hacía de las suyas, había dormido, pero con solo recordar su pasado, le cansaba…

-Chico…despierta- alguien le acariciaba la cabeza con total delicadeza, sintió que esos dedos eran largos –oye…-

Parpadeo con pereza y se puso boca arriba, a su lado había un moreno bastante atractivo con un par de ojeras que lo hacían ver como un demente ¿ese es el tipo que le mando Doffy?

-Eres el cliente- susurro, se sentó mientras se fregaba el ojo –soy Mugiwara ¿tu nombre?-

-Cirujano de la muerte- el chico no dijo nada -así me llaman en la facultad, pero para ti supongo que seré Trafalgar Law- le extendió su mano, Luffy sorprendido por el trato y la estrecho; suspiro cansado y se acostó cerca del pelinegro menor con los brazos tras la cabeza –te soy sincero, estoy agotado, pero eh pagado una fortuna por ti, así que trata de animarme-

Un brillo se presento alrededor de Luffy -¿a que jugamos? ¿Cartas, domino, mímica? O tal vez prefieras karaoke-

-No- le corto la lista de diversión al chico -ven- levanto su mano, el menor la tomo y de un tirón ya estaba sobre ese cirujano –haz tu trabajo, pero no te excedas-

-No tienes que decírmelo- se tapo los ojos con su izquierda y busco los labios del ojeroso, al primer contacto le parecieron suaves y calientes, eran algo distintos a los anteriores, conforme los minutos pasaban podía escuchaba el extraño sonido de sus bocas que chocaban con tranquilidad, era un beso común, francés dirían los experimentados

Se separo del menor, parecía molesto -¿Por qué tapas tus ojos?-

Entreabrió sus dedos para poder verlo –a la mayoría no le gusta que los mire, por eso lo hago-

-¿Acaso no cierras los ojos cuando besas?- Luffy negó con la cabeza –a mi no me molesta, así que quita tu estúpida mano- el chiquillo lo hizo y miro directo al mayor –me dormiré si no me besas de nuevo-

-Si- volvió a inclinarse para saborear otra vez a ese moreno, lo podía ver de cerca, lo estaba disfrutando, podía ver el brillo en su frente, estaba a punto de sudar; la lengua del tal Law era traviesa y experta, se enredaba con la suya a la perfección, dejaban esos besos profundos para darse un beso común, como los ancianos, se sentía jodidamente bien.

Separándose un poco observo las facciones del joven bajo el, era muy varonil…parecía agotado, sus parpados estaban cerrados y respiraba pausadamente, se durmió; por curiosidad a ver si reaccionaba comenzó a besarle el cuello, pequeños y castos besos, quería saber si tenía cosquillas.

Se removió levemente, pero así se quedo, no lograba hacerle nada y se sintió decepcionado, pero bueno, por lo menos no le reclamo su “virginidad”, estiro sus brazos hacia arriba mientras bostezaba, el cliente no estaba interesado en el, así que no tenia porque preocuparse, se acomodo a su lado y lo imito, en pocos minutos se durmió.

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Quería que sufra…que sufra mucho, la venganza era dulce ¿verdad? Pero ahora, en ese momento, todo era amargo, sabia espantoso, era de tal manera que sentía la necesidad de vomitar.

Imposible de soportar, esa sonrisa, esas palabras; ese bastardo…era completamente diferente a lo que pensó y se asusto, se asusto de sus pensamientos.

-Me tengo que ir- se quito de encima del peli verde, ajusto su corbata y acomodo su cabello que estaba completamente desordenado

-¿Ya?- se apoyo en sus codos y miro el reloj de la pared -Ni siquiera ah pasado dos horas- en su pecho la antigua herida había comenzado a sangrar levemente -¿Qué pasara con el dinero?-

-¡No importa, me voy!- le arrojo un fajo extra -¡adiós!-

No lo llamo, no le rogo, solo dejo que se fuera, con su mano extendida esperaba alcanzarlo, pero eso jamás sucedería…así era el asunto.

A Sanji solo podría observarlo desde lejos, lo único que podía hacer era extender su mano con la esperanza de alcanzarlo y que él la tome, ni aunque llorara o sufriera el rubio lo haría, porque la razón era simple, el lo odiaba desde hace años. Le dolía, pero era lo que se gano por sus actos.

Arrojo la copa que yacía en la mesita de noche contra el espejo haciéndolo partirse en pedazos de diferentes tamaños ¿Por qué? ¿Por qué todo le salía tan mal? Lo único que quería era terminar sus estudios y ser feliz ¿tan malo era lo que deseaba?

Se rasco la cabeza con desesperación, quería paz, quería una vida normal, quería volver a ser el…como hace 10 años atrás, donde era un infante con sueños y que siempre se la pasaba sujetando la mano de su hermana al pasear. Quería…anhelaba que Sanji compartiera sus mismos sentimientos, que lo amara como él lo amaba desde hace 4 años, pero eso sería un sueño. El rubio jamás estaría con él, como novio, como amigo, ni como compañero de noche, jamás podrían estar tomados de la mano, nunca…

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Se confundió, se enfado ¡¿Qué mierda pensaba ese bastardo?! Sintió que con el peli verde podría desahogarse, lo hizo muchas veces, pero ahora era distinto, emocionalmente, en vez de golpearlo y torturarlo podría gritarle, gritarle todo lo que pensaba, decirle como se sintió la primera vez que lo vio, de esa manera podría volver a ser una buena persona, pero el Marimo le dijo que era una buena persona a pesar de todo.

-¡Imbécil! ¡Imbécil!- ya en la calle renegaba, no podía dejar de renegar, lo odiaba, pero… “Bórralas, no las quiero y tu tampoco” eso, eso fue consolador; se toco la mejilla acariciada, le dolía, no por la pequeña bofetada, le dolía que lo haya tratado bien a pesar de todo lo que le hacía.

Se puso de cuclillas sin apartar la mano de su cachete ¿Qué le pasaba? ¿Por qué lloraba de nuevo? ¿Se sentía mal por Kuina? ¿Por el Marimo? Le dolía, no podía dejar de dolerle ¿Qué debía hacer para sentirse mejor?

“Hazlo bien”

Eso le decía muy a menudo su viejo ¿Cómo debía tomarlo ahora? De manotazos se quito las lagrimas, miro la casa que ocultaba a la verdadera casa; la sonrisa de Kuina-chan tal vez lo valía, es estúpido, pero debía meter una de sus valiosas manos al fuego y sufrir las consecuencias.

Sin dejar de mirar hacia el frente pensó, Zoro seguía allí adentro y de seguro alguien podrá pagar por él para una noche sobre su cuerpo, una noche donde no expresaría palabras cálidas y caricias un tanto extrañas

“Eres su amigo ¿verdad?”

¡¿Por qué las palabras dulces de esa joven lo molestaban?! No, no era molestia, era…tristeza…cariño, el corazón le hacía presión y un nudo se instalo en su garganta, sentía mucho cariño por ella, lo único que quería ver, era a su hermano, de seguro, único pariente, tener una sonrisa y a alguien a su lado ¿Qué hizo ella que lo hizo tener tan confundido? ¿Qué hizo ese hombre que ahora lo tenia estúpido?

Con un terrible dolor de cabeza y corazón se encamino por las oscuras calles, ya debían ser como las dos de la mañana y el recién estaba regresando a su vida normal, donde solo Mihawk sabia de ese lugar, donde solo el sabia de sus horribles actos.

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No podía tranquilizarse de ningún modo, estaba hecho un tornado, se había encerrado en su oficina destrozando todo a su alcance, nunca en su vida se había sentido así, el golpe de Sanji, el insulto del pelinegro, de Shanks y más que nada, el desprecio de Zoro ¡¿Cómo podía haber hecho eso después de lo que hizo por él?! Si no hubiera sido por su amabilidad el chico ahora estaría en un prostíbulo cualquiera sufriendo quien sabe qué, pero en cambio el le mostro un mundo prostibulario donde le respetaban, no tanto como quería, pero era algo ¿no?

Se sentía utilizado, no podía dejar de romper papeleríos de meses de trabajo, era simplemente odioso ¡¿Qué acaso el peli verde no le tenía aprecio?!

--Tenia con claridad cuando lo vio salir corriendo del restaurant con algo bajo el brazo, cuando su mirada se poso en aquellas facciones que mostraban enfado y tristeza no dudo en seguirlo, a pasos rápidos llego al chico que se refugió en un galpón abandonado, lo vio de cuclillas a un costado, podía oírlo

-Uno, dos, tres-

Al hacer algo de ruido el infante se volteo y levanto el cuchillo que tenía a mano apuntándolo directamente…Era una delicia, esos ojos ahora completamente llenos de ira, con miedo…ese niño era hermoso. Sonrió al pensar que quería sobrevivir en el mundo de los ricos

-¿Robaste?-

-Eso no te importa ¡Viejo bastardo!

Levanto sus manos como para calmarlo, pero su expresión estaba completamente seria ¿viejo había dicho? –Oye mocoso, tengo 35 años, ten cuidado- eso no pareció intimidar al pequeño que apretó más el puñal -¿quieres ganar dinero?-

Sorprendido bajo levemente el arma blanca; victorioso Mihawk avanzo unos pasos

-¿Quieres dinero? Yo te lo daré- saco de su bolsillo un fajo que arrojo a los pequeños pies, el peli verde bajando la guardia lo recogió y esa fue la oportunidad de Yuraquie, se lanzo sobre el niño mandando a volar el cuchillo –guarda silencio- le tapo la boca –hagamos un trato yo te doy más dinero, pero a cambio me das algo-

Zoro se removió, pero sabia la enorme diferencia entre ambos, así que con temblor en sus ojos asintió, en parte tenía miedo –dame tu virginidad y yo te doy tres más de lo que te di ¿Qué te parece?-

Su cuerpo tembló como una hoja de papel ¿su qué? Eso era una broma…no quería, no quería que un hombre lo tocara, no quería que ese hombre con ojos intimidantes lo sometiera, no quería perder lo que muchos decían que era lo más valioso al inicio de la vida, pero ¿de qué le valía obsequiárselo a alguien que tal vez lo abandone? ¿en alguien quien te traicione? En ese momento pensó, este hombre se lo estaba comprando por dinero, dinero que podría utilizar para ella…Kuina lo valía más que nada, sin ella no podría seguir viviendo, no podría seguir siendo él, esa jovencita lo era todo. Apretó sus ojos con lágrimas descendiendo y asintió en reiteradas veces, Kuina realmente lo valía--

No valió de nada los favores que le hizo, ese chico fue un malagradecido, pero las cosas no iban a quedarse así, recuperaría su lugar junto a ese muchacho que le perteneció desde un principio

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El moreno cerraba con lentitud la puerta, dejando dentro al pelinegro acurrucado en la cama

-¿Se durmió? Lo lamento- se disculpo el rubio, se supone que su muchachito lo entretendría un buen rato, pero al final se termino durmiendo –le reembolsare el dinero-

-No se preocupe- levanto su mano impidiendo cualquier movimiento del mayor –quédeselo, pero lo utilizare como la paga adelantada de la próxima vez que venga ¿de acuerdo?- Doffy asintió y otro joven acompaño al muchacho hasta la salida.

El rubio no podía molestarse con su pequeño Luffy porque era su niño, camino por uno de los pasillos hasta toparse con el galán, miro su reloj 7:00 Am

-Que inusual verte despierto Zoro ¿Qué paso?- el peli verde se rasco la nuca e inclino su cabeza –Zoro ¿quieres hablar?-

-No, solo tuve un mal sueño- la expresión de tristeza se reflejaba en los ojos y Doffy se dio cuenta de ello, sonrió de lado y le rasco la cabeza despeinándolo -¿Qué haces?- lo atrajo hasta él para abrazarlo, el peli verde se dejo hacer ya que era lo que necesitaba –Sanji se fue y no quiso el dinero de nuevo- susurro

Joker comenzó a acariciar su cabello, estaba atento a la situación de uno de sus muchachos favoritos, sabia cuanto estaba sufriendo y que era lo que necesitaba, pero algunas cosas el dinero no lo compran.

Un grito llamo la atención de ambos hombres, al mirar hacia abajo vieron a un grupo de jóvenes bastante conocidos que se adentraron al lugar, con un movimiento de cabeza, seguridad acato las órdenes del mayor que no soltaba a Zoro.

Luffy quien estaba en la habitación se había despertado repentinamente, esos gritos eran reconocibles, se reincorporo en la mullida cama y miro hacia la puerta, los gritos comenzaron a hacerse más fuertes, con temor, se cubrió la cabeza con la almohada, esos hombres otra vez estaban ahí para reclamarlo, para llevárselo a aquel infierno; la puerta se abrió, pero la figura que vio de reojo lo tranquilizo

-Zoro- salió de debajo de la almohada y estiro sus brazos reclamando a su amigo, ambos sabían que lo que más deseaban en ese momento eran ser abrazados

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Sanji fue despertado a los gritos por su padre, eran las 10:00 de la mañana y el aun seguía entre las sabanas y no era de menos, a las 2 de la madrugada había partido de aquella casa. Con desgana se levanto, fue hasta el baño y se lavo la cara, al verse en el espejo, lo único que vio fue a un muchacho cansado de tanta juerga cruel por llas noches ¿Dónde estaba su bella sonrisa y su simpatía?

-Hoy viniste de nuevo tarde- vio el reflejo en el espejo, era su fastidioso y querible viejo –me eh preguntado qué has estado haciendo…yo te respeto-

-Viejo...agradezco eso- se volteo y bajo la mirada –dime ¿Qué harías si supieras que tu hijo hace cosas desagradables...pero estuviera un tanto arrepentido?-

Zeff lo pensó por un momento y observo de nuevo a su muchacho, lo veía cansado, desanimado y más que nada, confundido, sonrió y se le acerco, con sus dos manos empezó a despeinarlo más de lo que estaba

-Eres mi hijo, de alguna manera lo remediaras-

Como esperaba del viejo, lo animo un poco y le dejo en claro que debía hacer “remediar” esa palabra sonaba maravillosa, en su interior sintió un torbellino, sentía que el cambio empezaba ese mismo día.

Rápidamente y sin nada que perder salió corriendo de su hogar hacia lo de su amigo Usopp, debía pedirle un enorme favor, aunque eso tal vez implique tener que contarle su sucio y desagradable secreto; toco el timbre reiteradas veces y una mujer de cabellos oscuros lo atendió

-Sanji-kun, me alegra verte- le cedió el paso mientras lo miraba –Usopp está enfermo, así que sube a verlo por favor- obedeció y subió lo nombrado, la mujer de gran nariz como su amigo siempre era maravillosa con él.

Entro sin tocar y allí vio a su amigo narigón en cama con un paño en la frente, al dar el primer paso pateo varios pinceles y potes de pintura

-Te ves pésimo Usopp- tomo un pequeño banquillo y se sentó junto a la cama -¿estás durmiendo?- le movió varias veces la nariz con su mano

-Oye, no me hagas eso- le dio un pequeño manotazo –estoy cansado-

-¿Qué te sucedió?-

Usopp se quejo con un sonido de boca –supongo que…exceso de estudio, mira- con un movimiento de cabeza le mostro lo que hacía, Sanji volteo y vio las diferentes pinturas y lienzos –me esforcé bastante, la próxima semana debo presentarlos-

Sanji suspiro sin poder creer la cantidad de cosas que había en ese rincón -¿Por qué te inscribiste a la escuela de arte siendo tan joven?-

-Es mi pasión-

El rubio más que nadie entendía la pasión por una cosa, era algo que te atraía como un imán, que te emocionaba con tan solo verlo, era como estar enamorado

-Está bien, entonces no podre pedirte un favor-

Lo miro de reojo -¿un favor? ¿Qué es?- se sentó dejando caer el pañuelo

-Oye, oye, debes reposar- apoyo sus manos en los hombros del narigón ejerciendo algo de fuerza, logrando así que se volviera a la mullida almohada

-Está bien, pero dime ¿Qué es?-

-Quería que hagas un lienzo de una persona en especial-

El moreno sonrió con algo de picardía y se rio -¿Quién es la chica?- pregunto para luego cerrar sus ojos

El cocinero chasqueo la lengua algo molesto –no es para una enamorada, solo es para alguien, quería traerte alguna imagen y que hicieras lo mejor de ti-

-mmm, de acuerdo, trae la fotografía, cosa o persona cuando quieras, no hay problema-

Se levanto del banquillo sorprendido -¡¿seguro?! Estas enfermo- le recordó por las dudas de que estuviera delirando.

-Idiota, dudo que la consigas hoy, tráela mañana o pasado ¿sí?- Sanji se encogió de hombros entre dudoso y sonrojado –hace mucho que no te veo así…- abrió un solo ojo viendo al rubio en esa actitud tan tierna -enamorado-

Miro hacia el costado, esta vez enojado y más sonrojado –no estoy enamorado idiota- si no estuviera enfermo juraría que lo patearía con todas sus fuerzas, de su mochila saco unos pares de dulces que dejo en el buro –ten, esto es una pequeña paga, me voy, te vendré a ver mañana ¿sí?-

El asintió seriamente y vio como el rubio salía por la puerta, cerrándola.

-Idiota- sonrió mientras se ponía de costado en la cama –estas hiper-enamorado, no me lo niegues- dijo al aire
Notas finales: Hola, eh regresado pervertidas, si, ya se, soy una maldita peluquera que tardo mucho en actualizar, pero bueno, no tengo excusa, solo que mucho estudio, espero que les haya sido de su agrado, un beso enorme y rueguen porque pueda actualizar pronto :3

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