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Fujoshi de mi corazón. por Miny Nazareni

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Notas del capitulo:

<3 <3

Ok, este es sin duda el mejor saludo que les he dado en meses!!! Admitanlo!!! Es tan original!!! (Sarcasmo nivel: Puro)

Pero bueno, solo puedo decir una cosa: Wow y recontra Wow (pareces perro) no puedo evitarlo, la verdad es que nunca esperé la reacción del capi pasado, sus palabras me llenan de emoción, como no tienen idea y me motivan a más y más, aunque no lo crean yo también soy presa de los bloqueos, pero leer que les agrada o el simple hecho de ver que los numeritos de las estadísticas aumentan (sí, mis amados lectores fantasmas, también ustedes me llenan de motivación) es demasiado hermoso. Voy a trabajar muy duro, espero de verdad nunca defraudarles, la historia es mi cabeza ya está terminada (pero solo en mi cabeza ja) y solo espero de corazón que les guste como a mi me está gustando, amo a cada uno de estos personajes y Koti-chan, simplemente es... sin duda mi alter ego (solo que yo no soy tan pervetida, ni entrometida... ni acosadora.... ni chismo.... ok ok, igual y no somos tan iguales) pero realmente le tengo un cariño inmenso al universo del CAFF. Así que, poniéndome cursi, muchas gracias ;)

Y pasando a lo trivial, este es, mis queridos adoradores del EnjouxTakashi el capítulo que han esperado. (Sin duda es el capi más EnjouxTakashi que he escrito en todo el fic y afortunada... o desafortunadamente, no sé como lo vean, todos los encuentros TakashixEnjou serán así de ahora en adelante) A qué me refiero?? Bueno, ya lo verán ;)

Sin embargo, no les abandono adoradores del YuuxRen, el asunto es crítico y sería imposible hacerlo.

Y adoradores del IzumixMisaki (he decidido que nosotros seremos Izumilovers, aunque el nombre diga que amamos a Izumi, realmente lo amamos... y más con Misaki ;) pues.... cómo les explico.... Misaki tiene sus primeros momentos de confusión (nuestro amado chico rubio comienza su dilema yei yei!!!) en este capi conoceremos un lado de Misaki que no conocíamos (que si bien, debimos deducirlo considerando su amor obsesivo por Ren ja)

Hablando de nombres, para no hacerlo tan largo y estar diciendo, adoradores de esto y adoradores de esto otro, lo pensé así. Los que amamos el TakashixEnjou seremos pancitos!!! (Me vale si no les gusta, yo así les voy a decir!! jaja). Los MisakixIzumi ya lo dije y los YuuxRen seremos fierecillas (ven como tengo severos problemas, me pasé una noche pensando en estos nombres.... consiganme una vida en serio jajaja)

Pero ya me calmo, espero que a los pancitos les guste este capi, a mi me encanta, pero no sé cómo reaccionen ustedes, porque comprenderemos muchas más cosas, oh sí, más revelaciones.

Nuevamente alargué la intro, me disculpo, nos vemos y los amo!! ;)

Capítulo 15: Las segundas oportunidades del amor

 

Abrió la puerta solo porque la persona del otro lado no dejaba de insistir como si no tuviese nada mejor que hacer más que fastidiar. Algo le dijo que no debía abrir, pero era tan jodidamente necio que tuvo que reprimir sus ganas de lanzarse a la cocina por un cuchillo y así callar el escándalo.

No, no podía volverse un asesino solo por estrés.

Torció la boca, respiró profundamente y entonces decidió atender.

Por supuesto, Ren Ashiya estaba ahí con su jodida sonrisa de idiota prepotente. No entendía qué estaba haciendo ahí y por qué le veía como si nada hubiese pasado. Todo había pasado. Era sábado, hace un par de días él, en una indiscreción, le había revelado a Ren sobre los sentimientos de Misaki, ese mismo día el imbécil lo había chantajeado con un beso que aparecía en sus peores pesadillas y aún peor, Misaki los había visto, habían discutido y ahora no se dirigían la palabra.

Al principio Yuu había creído que si, dejaba pasar un día, el enojo de Misaki disminuiría y entonces sí le dejaría explicarle lo que había ocurrido en realidad. Pero no, nada de eso pasó, para empezar, Misaki se había encargado de hablar con todos los profesores para evitar seguir trabajando en equipo con él en todos los proyectos, reacción demasiado infantil, según Yuu. Más de una vez estuvo tentado a girar los ojos y decirle en su cara unas cuantas cositas.

Pero la otra parte de sí mismo, la parte que había adorado al rubio desde el principio estaba demasiado triste, demasiado deprimida, aunque por supuesto, no iba a mostrarlo. Si Misaki quería olvidar todos los años que habían compartido sólo por su egoísmo, entonces él bien podía hacerlo.

O podría intentarlo.

                —¿Qué haces aquí?—le preguntó  al pelirrojo molesto que tenía frente a él.

                —Obviamente vine a cobrarme las clases que no hemos tenido, no sé como esperas aprobar ese examen si no practicas.

Le miró mal, no estaba de humor para aguantar el egocentrismo del tipo y de paso estar a solas con él. No le agradaba nada el giro que habían tomado las cosas entre ellos y más el hecho de no saber cómo sentirse. Durante años le había odiado con fiereza injustificada y de repente, comprender que se había equivocado, que le había mirado con saña, que le había proferido mil insultos, que su actitud siempre había sido a la defensiva, le costaba bastante, más que no tenía el valor de admitir que lo había tratado mal sin una razón válida. Bueno… su orgullo no se lo permitía.

                —Largo Ren, hoy no tengo ganas de soportar clases de manejo—dijo como si con ello pudiese ocultar todos esos cuestionamientos, pero pareciera que al capitán del equipo le hubiese entrado por un oído y salido por el otro.

                —Hoy estás más salvaje que nunca fierecilla, pero no me importa, creo que con el paso de las semanas me he vuelto un domador de bestias.

Estaba a punto de propinarle un buen golpe en el brazo, pero entonces recordó que no debía atribuirse tales confianzas con él, no después de todo lo ocurrido. El “Me gustas” fuerte y claro de Ren aún resonaba en su cabeza siempre que lo miraba y aquello le obligaba a apartar la vista.

                —Cierra la boca, es en serio, no tengo ánimos de una clase, así que perdona, pero no iré.

Pensó que el tipo se burlaría y lo obligaría a asistir incordiándolo sin parar con comentarios estúpidos y sarcásticos, como a él se le daban, pero no fue así. Nuevamente comprendió que, sus años de prejuicio no le habían permitido conocer a profundidad el verdadero carácter de Ren Ashiya. El mayor puso una cara seria, pero no molesta ni burlona, si no una de preocupación y se acercó más de lo necesario mientras con una de sus manos le levantaba la barbilla, inspeccionándolo.

                —¿Estás triste? ¿Por qué? ¿Qué es lo que tiene tan afligida a mi hermosa fierecilla?

Pudo sentir el flujo de sangre atravesar todas sus venas hasta que el líquido se concentró en su rostro y antes de que aquello fuese motivo de debilidad, Yuu se quitó la mano de Ren con un manotazo y trató de enfundar en su mirada cierto reproche.

Pero por supuesto, no lo logró.

                —No me digas así, ya te lo he dicho millones de veces—Ren le miró con condescendencia.

                —Sabes que no me importa, así que no comprendo por qué te molestas—le sonrió sin prepotencia, sino con dulzura y Yuu tuvo un deja vú. Al parecer Misaki tenía razón, este tipo es una buena persona. Antes de que pensara algo más que le hiciera arrepentirse, el galán del colegio entrecerró los ojos y chifló con alevosía antes de gritar—¡Kuma!

La mascota en cuestión apareció en la puerta con una energía parecida a la de un cachorrito recién nacido y, antes de que se cuestionara qué era lo que estaba pasando, Ren lo aprisionó en sus brazos, evitándole toda movilidad y ordenó:

                —¡Sube al auto Kuma! ¡Tú y yo nos encargaremos de levantarle el ánimo a la bestia que  tienes de amo!

Se retorció tratando de ser libre pero no lo logró. ¿Darle la razón a Misaki? Ni de coña, Ren era el mismo estúpido y tarado que siempre creyó. Lo odiaba, aún si su odio era otra clase de desprecio, aún si no se lo mereciera, lo odiaba por creer que todo era demasiado sencillo. No lo era. Lo arrastró al auto, lo encerró, Kuma siendo cómplice entró al vehículo como si fuese suyo y antes de cualquier cosa,  Ren entró y arrancó ofreciéndole su misma sonrisa de engreído que cree tener todas las repuestas. Quería matarlo, de verdad que sí, se arrepentía enormemente de haber abierto esa puerta, al menos no sin el cuchillo.

Pero se dejó arrastrar, porque desafortunadamente, Ren tenía la capacidad de envolver a cualquiera con sus redes.

Cualquiera incluso él.

****

Lo había celado durante muchas ocasiones. Dos años, dos malditos años llevaba de conocerlo, dos años sintiendo esa punzada en el pecho cada vez que lo imaginaba con otra persona, dos años tratando de arrancarlo, en vano, de su corazón, dos años saliendo con otras chicas, con otros chicos, intentando hacer una vida. Dos años.

Dos años que se derrumbaron en cuanto lo tuvo enfrente nuevamente y peor aún, en sus brazos.

A veces simplemente no comprendía por qué la vida era así. Había conocido a su madre cuando se casó con su padre, ella le había hablado de sus hijos, pero ni por asomo se le ocurrió relacionarlo, como la mujer siempre llamaba a su hijo de forma cariñosa y nunca por su nombre, jamás pensó que pudiese tratarse de él, no era como si tratara de verlo en todas partes, al contrario, desde que él mismo había rechazado sus sentimientos, Enjou había buscado olvidarlo de mil formas.

Pero simplemente no podía.

Por ello cuando al salir de su casa, se percató que el chico de sus pesadillas estaba frente a él, tapándose los oídos de forma extraña y gritando a punto de darse de lleno con el suelo, lo primero que hizo fue sostenerlo y quedarse helado. Las cosas empeoraron cuando ella les dijo que ahora eran hermanos y que vivirían juntos. Vivirían juntos… ¿Acaso ella no comprendía el dilema en el que lo había colocado? Todos los sentimientos, todos los miedos, todas las noches de insomnio, todos los suspiros volvieron como si él fuese nuevamente ese chiquillo tonto que se enamoró como idiota de Takashi Kotori desde la primera vez que le vio.

Y ahora era peor, porque Koti-chan se había encargado de lavarle el cerebro lo suficiente para hacerle creer que tenía una posibilidad. ¿Cuál? Si se suponía que Takashi no estaba interesado en él, que nunca lo había estado. ¿Cómo olvidar esas palabras grabadas en su corazón? “Lo siento, pero nada fue verdadero, no me interesas y te pediría que me dejes en paz”. Los puños se le contraían cada vez que las recordaba, pero no se había puesto a analizarlo. ¿Y si…? ¿Y si por un momento…? ¿Y si por alguna razón Takashi no hubiese sido el autor de ese mensaje? ¿Y si en realidad Takashi no tenía idea de lo que había pasado? No lo recordaba, no lo había reconocido, cosa obvia considerando todo lo que había ocurrido y sus cambios, pero para él, Takashi seguía siendo ese chico amable, comprensivo, adorablemente torpe y dulce de sus recuerdos y no el Takashi cruel y ruin que vio la última vez antes de volvérselo a topar como su hermanastro.

Su mente era un lío, de verdad lo era y las cosas no mejoraban con los celos que tenía en ese momento. Como ya lo mencioné al principio, había celado a Takashi innumerables veces, hace dos años cuando lo vio con otros chicos, recientemente, cuando conoció a Ren Ashiya, cuando Rui le habló con galantería aun conociendo sus “muy bien negados” sentimientos y todavía más recientemente, cuando “Él” reapareció.

Pero estos celos, los que sentía en ese preciso momento, le parecían ridículos y a pesar de ello, los sentía. Lanzó un profundo suspiro y le dirigió una mirada rápida.

Todo había sido culpa de Aoi, la chica había notado lo extraño que estaba y él no había querido decirle. Confesarle que una niña de doce años había logrado que él recuperara sus esperanzas, sin duda era demasiado vergonzoso, por ello pensó que era mejor no contarle. Aoi le propuso que salieran a un café, era sábado por la tarde y por mera cortesía, ella invitaría. Aceptó creyendo que con eso se sacaría por un momento a Takashi de la cabeza, pero resultó peor, porque mero en la cafetería a la que fueron a dar, estaba el castaño de sus pesadillas y lo que era más grave, con Misaki Takaba, en una especie de… ¿Cita?

¡Eso es ridículo Enjou! ¡Por Dios! ¡Eres un paranoico! Se reprendió.

Afortunadamente para él, Aoi no notó la presencia de ambos y decidió hacer lo posible porque no lo descubriera, no quería ser incordiado con preguntas acerca de sus “supuestamente extintos” sentimientos. Así que la condujo por una mesa bastante oculta donde Takashi no podría verlos (aunque bien no era necesaria la precaución porque, seguramente ni con un letrero en su frente los notaría) y donde Aoi no los viera tampoco, pero de donde él si podría prestarles atención.

Y por eso era que estaba endemoniadamente celoso sin razón alguna.

Porque Takashi se reía, se exaltaba, se burlaba y hasta se indignaba con Misaki Takaba. ¿Acaso eran amigos? ¿Desde cuándo? ¿No se suponía que Misaki odiaba a Takashi por creerlo una amenaza? Se mordió el labio conteniendo las ganas de levantarse, tomar a Takashi del brazo y alejarlo de todo y de todos para encerrarlo lejos de cualquier persona que intentara conquistarlo. Las palabras de Koti-chan volvieron a su memoria, si no se apresuraba, entonces alguien más ganaría terreno con él. Negó ligeramente, no, no quería que nadie se le acercara, nadie.

¿Y qué harás al respecto?

No lo sabía y estaba asustado, confundido, demasiado atareado, tanto que por supuesto, Aoi lo notó y no le agradó. ¿Qué cosa podría tenerlo así? Rebuscaba y rebuscaba sin parar en su cabeza según sus recientes acciones, pero nada concordaba. ¿Qué era lo que Enjou llevaba en la mente y que le hacía perder la concentración?

Y en su lugar, concentrado en sus propias dudas, Takashi miraba a Misaki Takaba con muchísima curiosidad, sus enormes ojos le esculcaban cada rincón y, esto por supuesto, el rubio no lo toleraba completamente. Le miraba de forma ceñuda, con los brazos cruzados y una mueca en el rostro.

                —Seguramente te preguntas el motivo por el que te invité a venir—habló Misaki.

                —Así es, para que te miento, estoy intrigado—respondió el castaño un poco temeroso.

                —Normalmente no recurriría a ti, pero como seguramente ya sabes, Yuu y yo peleamos y no somos más amigos—medio tembló al decir aquello, muy en el fondo le dolía que las cosas hubiesen acabado así con Yuu, pero él se lo había buscado.—Así que pensé en pedirte consejo a ti.

                —¿Quieres… mi consejo?—cuestionó Takashi y agregó—Bueno… si me preguntas, creo que estás siendo demasiado egoísta con Yuu y…

Le interrumpió mirándole con cierta rabia que le hizo estremecer.

                —¡No quiero que me aconsejes sobre eso! Es… otra cosa—se removió nervioso en su propio lugar y bajó el tono de su voz—Es... algo muy difícil… yo… bueno… se trata de…

                —¿Qué es?

Suspiró soltando todo el aire de su cuerpo y lo dijo con la vergüenza en la lengua.

                —Izumi… él… él me besó.

Los enormes ojos de Takashi se ensancharon y negó como si no le creyera.

                —Oh vamos, no puedes estar hablando en serio.

                —Lo estoy haciendo idiota. ¿Cómo para qué mentiría sobre algo como eso? Y más cuando lo cosa empeora. Me besó y me dijo que le gustaba, yo… no sé cómo manejarlo.

Se acarició la barbilla como todo un experto y el rubio lo miró mal.

                —Mmm interesante… y… a todo esto… ¿Qué sentiste tú? ¿Te gustó el beso?

Por alguna razón que no alcanzó a comprender, Misaki enrojeció por completo con tal pregunta y respondió como quien no quiere la cosa.

                —Bueno… era… era mi primer beso así que no estoy…

Takashi estaba bebiendo su café cuando escuchó tal respuesta y por poco se atraganta con la bebida. Misaki no comprendió su reacción y el mayor de los Kotori le miró casi con indignación.

                —Dime que es una jodida broma Misaki. ¿Cuántos años tienes? Yo di mi primer beso a los trece y ya estaba bastante grandecito. ¿Cómo es posible que ese haya sido tu primer beso?

                —¡Bueno! ¡Discúlpame! ¡Pero no se suponía que fuese así! ¡Me he estado reservando para Ren todo este tiempo! ¡Yo qué iba a saber que Izumi me lo robaría!—estaba avergonzado, de verdad lo estaba y le miró con cierto reproche—¡Eres un asco aconsejando a las personas mosca!

Giró los ojos y después recapituló su original pregunta.

                —No me cambies el tema, yo te pregunté si te había gustado el beso. Responde.

El aludido agachó la mirada y jugueteó con sus dedos antes de responder.

                —Pues… no lo sé… fue extraño… sus labios eran suaves, había tanta calidez en ellos, mis piernas no me respondieron y sentí un remolino extraño en todo mi estómago, como si estuviese por vomitar. Pero no me dio asco, no, solo como mareo, me sentí… bastante extraño.

La sonrisa pícara de Takashi no le gustó nada, le había costado muchísimo responder a eso para que la mosca reaccionara de esa forma. Lo odiaba, era un estúpido por buscar consejo con él.

                —Eso quiere decir que el beso te gustó y eso solo significa una cosa, Izumi te gusta.

                —Claro que no, eso es ridículo, yo le pertenezco a Ren, si te pedí consejo es para saber una forma de rechazar a Izumi sin herirlo, es un chico genial y no quisiera lastimarlo.

Entrecerró los ojos y negó.

                —Pues lo lamento, pero no tengo ningún consejo para alguien que se aferra a otra persona teniendo a un chico sensacional diciéndole que le gusta. Si yo estuviera en tu lugar…—si a mí esa persona especial me quisiera, pensó Takashi perdido en sus deseos y Misaki lo notó.

                —¿De qué hablas? ¿Acaso te gusta Izumi? ¿También vas tras a él mosca? No puedo creer lo insaciable que eres, primero Ren y ahora Izumi. Ni se te ocurra acercártele enfermo.

                —No voy tras ninguno de los dos paranoico—reclamó Takashi ligeramente ofendido—A mí me gusta otra persona, así que relájate, no te enceles, Izumi es todito para ti.

Frunció el ceño, ese idiota.

                —No estoy celoso, no me gusta Izumi y fin de la conversación.

                —Como digas—encogió los hombros—Pero tarde o temprano lo aceptarás.

Le miró como si fuese un idiota diciendo incoherencias y Takashi le miró como un necio que se niega a darse oportunidades. Enjou no les quitó la mirada de encima y descubrir que Takashi podía ser dulce y burlón hasta con alguien que le detestaba, elevó sus miedos y sus tontos celos.

Koti-chan tenía razón, no podía continuar así. Aún en contra de sus propias promesas, aún en contra del terrible hecho de ser rechazado de nuevo, aún en contra de todas las recomendaciones que Rui y Aoi le habían hecho, aún en contra de todo eso, él iba a cambiar las cosas. Se acercaría a él e intentaría ganar aquello que amaba, sin importar que, una parte de sí mismo, estuviese destrozada todavía por el rechazo anterior. Estos sentimientos merecen una segunda oportunidad, se dijo sin dejar de mirarlo con todo el amor que le tenía, que siempre le había tenido.

Esta vez, me acercaré a ti y me ganaré tu corazón, se prometió sintiendo la esperanza fluir en su ser. El pequeño polizón que había espiado ambas mesas sonrió sintiéndose satisfecho, como si hubiese leído el pensamiento del oji-gris.

Quizá Koti-chan había leído la resolución en su mirada.

****

                —¿Esta es tu brillante idea para según tú “animarme”?

Yuu tenía el ceño fruncido y llevaba en sus manos una esponja enorme para lavar un auto, a sus pies, una cubeta con agua y detrás de él, jabón. Kuma movía la cola con suma emoción, cosa extraña en él siendo un perro de once años bastante cansado y Ren le miraba como si nada.

                —Pues claro, si lavas mi auto te sentirás muy feliz, además me lo debes, considerando que eres quien más lo usa.

                —¡Pero es tu auto maldita sea! ¡No soy tu sirvienta!

                —Relájate fierecilla—le dijo mientras apretaba la palanca que activaba el agua en la manguera y enjuagaba el carro—Vas a ayudarme, no hacerlo todo.

Le guiñó el ojo y Yuu negó molesto. Era un verdadero estúpido, sin duda le faltaba una neurona de las importantes en el cerebro. Tomó la esponja y estaba por echar el jabón en la cubeta para comenzar cuando se percató de que era observado de forma intensa. Levantó la mirada y ahí estaba Ren, mirándole con una sonrisa pronunciada, con sus ojos atentos a cualquier movimiento suyo y, antes de que preguntara por qué hacía eso, el galán del colegio volvió a guiñarle el ojo y le lanzó un beso al aire.

Bajó la mirada sintiéndose furioso pero también extrañado consigo mismo, no comprendía por qué ese ridículo gesto le estaba haciendo sentir… cosas raras en el cuerpo. Negó repetidas veces mientras ese horrible, y lo decía con todas sus letras, horrible beso volvía a su memoria. Era un beso asqueroso y prohibido, porque ese beso había sido el responsable de que ahora Misaki le odiara. Se deprimió, Misaki le odiaba por creerlo enamorado de Ren, pero él no lo estaba, no lo estaba, no podía estarle pasando el peor de los clichés en la vida. Además, eran hombres, ¿Dónde estaba la coherencia?

Estaba por suspirar frustrado con sus propios pensamientos cuando Ren le llamó al parecer, notando lo que pasaba por su cabeza o por lo menos adivinándolo.

                —Hey… fierecilla…

                —¿Qué quieres?—replicó de mala gana y al instante recibió el chorro de agua en la cara.

El pelirrojo se lanzó a reír como si estuviese poseído y Yuu le miró con toda la rabia de la que era capaz. ¿Enamorarse de este tipo? ¿En serio? ¿De este idiota? ¡Nunca en la vida! Se juró endiabladamente furioso y haciendo sus típicas muecas. Apretó la esponja entre sus manos y sin que se lo esperara, se la arrojó en la cara con todo y jabón.

Ren dejó de reír y también pareció enfadarse, haciendo uso de su manguera y bañándolo de nuevo. La ira de Yuu fue incontenible y antes de que cualquier cosa pasara, le bañó en un cubetazo de agua con jabón. Ahora fue el pelinegro quien murió de risa ante la escena, Kuma ladraba casi emocionado con el escándalo y Ren, mirando a Yuu de una forma indescifrable, agregó:

                —¿Así que quieres jugar sucio fierecilla? Bien, esto es guerra.

Y comenzó una contienda en la que Ren usaba la manguera para mojar a Yuu en extremo y éste usaba las cubetas y jabón como defensa. Empezó furioso, pero poco a poco fue relajándose hasta el grado de jugar de verdad. Se perseguían alrededor del auto, al pobre Kuma le tocaron unos cuantos chorros de agua y sin quererlo, Yuu se encontró riendo divertido ante la situación. Ren también reía, le gustaba verlo sonreír así de auténticamente, le gustaba cuando se relajaba y era él mismo, aunque también le gustaba esa agresividad suya tan particular, le gustaba cuando se enfadaba como si fuese el fin del mundo.

Le gustaba Yuu, le gustaba todo él y mucho.

Mientras lo perseguía y jugaban, Ren aprovechó su distracción, su defensa baja y el hecho de que parecía no odiarlo en ese momento. Se acercó, acorralándolo entre él y su auto y justo entonces Yuu sintió el peligro. Dejó de sonreír y comenzó a alejarse, pero no podía, la mirada de Ren sobre él era extraña, casi como si lo estuviese desvistiendo con ella y así era, pues con el agua y los juegos, su ropa se le había pegado completamente al cuerpo y el pelirrojo podía ver todas sus formas. Y de igual modo él podía ver las de Ren. ¿Qué demonios le estaba pasando? ¿Él… de verdad se sentía atraído a semejante animal? ¿Atraído hasta en ese aspecto?

El galán alargó su mano hasta colocarla en su mejilla y la sintió caliente, casi como si se derritiera en su piel, contuvo el suspiro y Ren se acercó aún más a su rostro.

                —No te imaginas las ganas que tengo de besarte—susurró y las piernas le temblaron.

Negó, negó sin control y a Ren pareció no importarle, porque comenzó a acercarse más y más mientras se relamía los labios. No podía, no podía dejarlo besarle. ¿Por qué no le detenía? ¿Por qué no le estampaba un buen golpe en el pecho hasta el grado de dejarlo sin pulmones? ¿Por qué de repente había bajado la guardia?

Sintió su respiración en su boca, su aliento se le antojó exquisito y quiso golpearse a sí mismo en ese preciso instante. No podía estarlo deseando, no, no era verdad, ese idiota no iba a besarlo y peor aún, él no iba a permitirlo. ¿O sí? Entreabrió sus propios labios y estaba a punto de dejarse llevar cuando el ladrido de Kuma le interrumpió y después, el enorme perro se sacudió frente a ellos empapando a ambos más. Ren se quejó como siempre con camaradería al perro y Yuu recobró la razón. Se lo quitó de encima con un fuerte golpe en el hombro y puso la mayor distancia entre ellos mientras respiraba sin control. No, no debía, no podía, no.

Misaki me odia, lo hará más si le permito ganar a este tipo, pensó frustrado consigo mismo.

                —Misaki… Misaki y yo peleamos—le confesó de repente y Ren le dedicó su atención ante ese nuevo dato—Él… me odia… cree que le traicioné porque nos vio besarnos. Yo… no puedo… perdóname Ren, por todos estos años en los que te odie sin motivo, discúlpame y de igual modo perdóname ahora, no puedo, no debo corresponder esos sentimientos… no…

Y antes de que el más alto hiciera o dijera algo, tomó la correa de Kuma y se alejó a toda prisa de ese lugar, huyendo de todo, huyendo de sus propias emociones, huyendo de las de Ren, huyendo de lo que había sentido cuando lo tuvo tan cerca, huyendo de su anhelo por besarlo…

Huyendo del amor…

****

Llevaba la bolsita de alimento para aves en la boca, sosteniéndola con los dientes, mientras que con ambas manos se apoyaba en las muletas para buscar a la escurridiza ave. Desde hacía un par de días que no la había visto para nada y le preocupaba muchísimo, se había encariñado con el petirrojo como si fuese una extensión de sí mismo, de su alma. Pequeño Petirrojo… ¿Dónde estás? Se preguntó hurgando en el tronco de siempre y los alrededores.

Enjou iba llegando, siempre tomaba ese camino, después de ver a Takashi salir de esa cafetería con Misaki mirándole como si quisiera matarlo, pudo suspirar tranquilo, no había nada romántico entre ellos, pero su resolución de conquistarlo no había cambiado. Que si estaba nervioso, muchísimo, por eso, cuando al doblar la esquina, pudo verlo atrincherado a uno de los árboles, como si buscara algo, el corazón le dio una especie de voltereta y con todo el valor del que era capaz, se acercó. Takashi ni siquiera lo sintió llegar, todos sus sentidos estaban en hallar al pajarillo y por lo mismo, no pudo evitar brincar cuando escuchó su voz tan cerca.

                —¿Qué ocurre?

El castaño levantó la mirada y Enjou tenía en su rostro un gesto amable, para nada serio y mezquino al acostumbrado. Aquello era raro, pero sería un idiota si no dijera que le agradaba verlo así. Si tan solo me sonrieras…

Recordó su faena y, quitándose la bolsa de comida de la boca, se la comunicó como si nada.

                —Ah… yo… bueno… es que es una larga historia, pero… busco a un petirrojo…

                —¿Un petirrojo?—indagó con curiosidad

                —Sí, lo conocí hace poco, justo después de mudarme y siempre le doy de comer. Él vive en el hueco de este tronco, pero últimamente no lo he encontrado y estoy preocupado. Por eso lo estoy buscando en los alrededores.

Se sintió tonto contando semejante escena de manga shoujo, pero no había podido evitar exteriorizar su preocupación. Contrario a lo que pensó, Enjou sonrió con dulzura y su rostro se sonrojó por completo mientras su estómago se balanceaba. Por Dios… acaba de sonreírme, creo que estoy soñando, pensó distraído.

                —¿Quieres que te ayude?

                —¿Eh?—reaccionó y asintió—Sí… claro… sí…

A lo lejos, en un buen rincón, poniendo en práctica por primera vez tales enseñanzas de un rubio acosador, la pequeña Koti-chan sonrió y tomó una fotografía con su celular. Si tan solo tuviese una cámara réflex, pensaba y soñaba imaginando las proezas realizadas con tal artefacto.

Ambos hermanastros comenzaron la búsqueda del ave que concordaba en cualidades con el mayor de los Kotori. Enjou le miraba de reojo y se enternecía al notarlo de verdad preocupado por su mascota, Takashi era lindo, bastante mono en verdad. ¿Cómo era posible que una pequeña criatura ocupara su ya de por si limitada concentración de esa manera? Los rumores de Takashi que escuchó en el pasado y los recientes volvieron a su cabeza y simplemente negó. Alguien como él no podía ser perverso como lo pintaban, no era posible que el Takashi de sus recuerdos y el Takashi del mensaje que le rompió el corazón fuesen la misma persona. El Takashi que estaba frente a él, buscando a un pajarito como si su vida se fuese en ello, era la persona más pura y noble que había conocido en su vida. ¿Cómo podía ser cierto que él se tratara de una persona maliciosa y sin corazón? Casi podía vérselo en ese momento y era,precisamente esa cualidad,la que le hacía enamorarse de él una y otra vez sin importar el paso de los años.

Se agachó en uno de los arbustos para inspeccionar y entonces pudo escuchar un débil y bastante lastímero quejido. Rebuscó con más rapidez y después de arrancar algunas hierbas lo encontró. Aunque jamás lo había visto, pudo reconocer fácilmente al pequeño petirrojo de Takashi, era como si todo en él gritara que se trataba de esa ave especial.

                —¡Takashi! ¡Creo que lo encontré!—alertó y el aludido acudió con toda la velocidad que sus muletas le permitían.

                —¿Sí? ¿Cómo está?—se acercó y descubrió con gran pesar que el ave se quejaba, aquello le afligió tanto que ya no le importó verse ridículo frente a Enjou—Oh mi Dios, mi pequeño petirrojo, estás herido… ¿No morirás verdad?

Le miró con bastante pena y Enjou quiso aliviarla. Analizó más de cerca al mencionado ser y comprendió que llevaba bastantes días herido, pero no era algo grave, estaba débil por no haberse alimentado en ese tiempo, pero con mucho cuidado, se recuperaría.

                —No, no morirá—le sonrió nuevamente y con precaución levantó al ave del suelo—Solo hay que darle la debida atención, creo que se lastimó un ala, pero no es algo mortal, hasta nosotros podríamos curarlo.

El chico asintió y no tuvo que decirlo, Enjou comprendió que iban a curarlo. Llevó al petirrojo en sus manos como si fuese de vital importancia su salud, algo así como los paramédicos a un enfermo de emergencias y ambos se dirigieron a la casa. Hubiese querido ayudar a Takashi, pero sabía que para él, lo más imperativo era salvar a su petirrojo, así que no se demoró.

Ambos entraron al hogar, se dirigieron a la habitación y Enjou despejó su escritorio para poner ahí al ave. Takashi por poco se come las uñas, no eran veterinarios, ¿cómo iban a curar al petirrojo? Pero lo que el castaño no sabía era que Enjou tenía ciertos conocimientos y, sin que lo esperara o cuestionara siquiera, el pelinegro se acercó a la cama de su litera, se agachó para obtener algo debajo del colchón, que después comprendió que se trataba de un pequeño botiquín, pero no de primeros auxilios, si no de utensilios para mascotas y animales.

Sencillamente entendió que había muchas cosas de Enjou que no sabía, al parecer el muchacho tenía demasiados conocimientos sobre veterinaria. No quiso estorbar y dejó que él actuara, pero el oji-gris, queriendo que también participara, le pidió varias cosas, lo que le hizo sentir la asistente de un doctor que se encuentra en una cirugía.

                —Está algo deshidratado y hambriento, su ala se lastimó al parecer teniendo un encuentro con otra ave, pero con un poco de cuidado sanará. Le estoy aplicando unas gotitas para el dolor, qué es lo que en realidad le molesta—levantó la mirada y Takashi asintió como esperando una indicación—Llena este pequeño recipiente con agua, le daremos con este pequeño gotero, para que recupere las fuerzas y después lo alimentaremos. ¿Aún tienes la bolsa de comida?

                —Sí, la tengo, espera, voy por todo.

                —Ten cuidado—pidió al verlo tan agitado, si se descuidaba, podría lesionarse su tobillo y aún estaba en rehabilitación.

Takashi salió de la habitación unos segundos y volvió con todo lo pedido. Ambos se esforzaron por alimentarlo y darle de beber. Después de varios minutos, el pequeño ya no se quejaba y Enjou soltó todo el aire de sus pulmones para después sonreírle a su compañero de habitación.

                —¿Y bien? ¿Cuál es el veredicto?—preguntó el castaño nervioso.

                —Está bien, ahora solo hay que dejarlo descansar, pero lo logramos.

                —Muchas gracias Enjou, gracias, no sé qué hubiese hecho sin ti—dijo en verdad con adoración, casi idolatría y el mencionado se sonrojó, cosa que trató de ocultar muy bien.

                —No me agradezcas nada, ambos lo salvamos—le sonrió y Takashi hizo lo mismo

Ambos corazones latieron al mismo tiempo, uno emocionado por la sonrisa del objeto de su amor y el otro enternecido con su actitud. Takashi ya no supo qué hacer, quería preservar para siempre ese momento, quería que Enjou siempre fuese así con él, que nunca más le mirara con frialdad o desprecio, que le sonriera como lo acababa de hacer y que pudiese disfrutar de esa forma de su compañía para siempre. Es lo único que pido, déjame estar a tu lado como ahora, mi amor se contentaría con sólo eso, pensó fugazmente y suspiró sin querer.

Enjou también suspiró sin quitarle la mirada de encima y, en un acto plenamente consciente, pero también descuidado, tomó su mano entre la suya. Takashi enrojeció sin creer lo que pasaba y definitivamente se convenció de que estaba en un sueño, un bello sueño.

                —Lo siento, sé que no he sido una persona muy amable contigo y te he hecho sentir mal con mis acciones. Perdóname… pero… yo… no tengo una justificación como tal, solo el hecho de no saber cómo portarme contigo… ¿Podrías perdonarme?—apretó el agarre de su mano y Takashi despertó de su letargo comprendiendo que no era un sueño.

                —¿Perdonarte? Yo… no tengo nada que perdonar… yo… pensé que me odiabas, es todo.

¿Odiarte? Jamás podría, pensó Enjou conmovido y continuó:

                —Claro que no, al contrario, me agradas mucho. ¿Qué te parece si empezamos de nuevo? Borrón y cuenta nueva—le sonrió de la mejor forma que se le ocurrió y al castaño le dio un ataque por dentro.

¿Empezar de nuevo? ¿Eso quería decir… que los momentos como ese se repetirían? Mataría por tener un momento así de nuevo, todo el tiempo, toda la vida. Mi sueño de estar contigo se haría realidad… sí, sí quiero, pensó emocionado. Además, si estaba cerca de él, tendría la posibilidad de comprobar o refutar la idea de que él podría ser su escritor, aquello le llenaría de felicidad si fuese real. Suspiró y también sonrió tratando de transmitir esa alegría y Enjou enrojeció por completo sin poderlo ocultar, pero por supuesto, Takashi no lo notó, solo asintió.

                —Me encantaría empezar de nuevo.

Le dio la otra mano y el pelinegro sostuvo ambas como si se tratara de un tesoro. Ambos estaban felices, uno por la posibilidad de estar junto a la persona que amaba y el otro por la posible convicción de que lograría conquistar ese corazón que tanto quería.

Y Koti-chan, desde su escondite, sonreía…

Al final, el amor siempre triunfa, pensó satisfecha.

Notas finales:

Awww si!!! (Ven!! A esto me refiero con la línea de los capítulos.... Enjou es asquerosamente cursi y lo peor... a Takashi le encanta todo eso :S jajaja espero que a ustedes también, si no estamos en serios problemas jaja)

Yuu, Yuu, Yuu, no huyas de tus sentimientos (ni lo digan, nuestra fierecilla va a tardar mucho en aceptar lo que siente :S

Misaki :3 este es lado que no conocíamos de ti!!! Eres increíblemente inocente!!! Imagínense si izumi le robó su primer beso ya se deben dar una idea de cómo le va a ir a la hora del sex... ok Miny basta!!

Izumi..... te eché de menos!!! Koti-chan.... ya empieza a estar oculta en los rincones sin que la noten!! Yei!! Nuestra pequeña está creciendo :3

Y como se darán cuenta... alguien cofcofAoicofcof rechazó a Enjou en lugar de Takashi, por ello es que cree que su amor es imposible, pobrecito pancito, ahora entendemos su necedad al no querer rendirse ante el petirrojo (pero bien que lo hiciste al final, ay Aoi, vas a morir cuando sepas que tus trucos están fallando) :D

Pero bueno, espero que les haya agradado el capi y muchísimas gracias, los amo!!! (No esperen que Misaki y Yuu vuelvan a ser amigos pronto, todavía queda un poquito de drama de eso.... y lo que falta jajaja)

Nos vemos el martes!!!

<3<3


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