Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The uninvited por Mariana_yamiblood

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

VOLVI!!! (?)

pfff! finalmente lo temriné! D: esta cosa quedó más largo de lo que esperaba Dx

espero que les guste :DD

 

hice dibujitos ñoños cuando estaba escribiendo xD no tienen mucho que ver con la historia (y están gaymente hechos con tinta xD) pero si gustan verlos los puse en mi blog  :DD

 

http://yamiblood.blogspot.mx/

 

FELIZ DIA CONTRA LA HOMOFOBIA!! :D *sale arcoiris*

Notas del capitulo:

ONE SHOT: unico capitulo. SIN CONTINUACION

 

dibujitos ñoños:

http://yamiblood.blogspot.mx/

Se dice que la ambición ya es naturalmente parte del ser humano, pero no siempre en el sentido material. Es bien sabido que las personas, fuera de obtener o no bienes materiales, siempre buscan más, y por ende no pueden estarse estáticas viendo su vida pasar; de una forma u otra se podría decir que eso es lo que hace que la vida humana sea menos monótona, hasta el ser más introvertido y taciturno ha de querer que algo que cambie su vida y le dé algo de emoción, pero al mismo tiempo se niega a abandonar su modo de vida. Lastimosamente, la mayoría de las veces, estas situaciones suelen llegar por si solas, en el momento menos indicado, y en el caso de Matt, suelen provocar tremendas idioteces.

— ¡joder, te he dicho que cuando te rasures no dejes tus cabellos regados por toda la pared, se ve asqueroso! —

Casi cada semana era el mismo discurso desde que habían comenzado a vivir juntos. Adaptarse a otra persona nunca es fácil por mucho que se le quiera. Así justamente pensaba Matthew quien pese a ya llevar alrededor de cuatro meses residiendo con Leo, no pretendía abandonar sus viejos hábitos en solitario y aparentemente este tampoco.

—Esa vista es mucho más agradable que verme con vello facial. — respondió el pelinegro sin inmutarse demasiado.

—Creo que podría soportarlo más que ver esas cosas pegadas por todos lados…—

—Créeme que si me vieras así te convertirías en piedra…—bromeó ácidamente aún sin darle la debida seriedad con la que Matt le reclamaba.

—Tal vez tú no tengas que trabajar hoy pero yo sí…—recriminó saliendo del baño sin la más mínima evidencia que indicara que llegaría temprano, pues se acababa de duchar y ni siquiera se había colocado la camisa. —Y no pienso afeitarme con esa cosa llena de tus…—no logró completar por la burlona risa ahogada de Leo.

—A ti ni te sale un solo vello y si te refieres a los patéticos “tres puntos” que tienes en la mejilla eres un melodramático. —

—sólo digo que debes de cambiar eso, es algo bastante desagradable…—

—Como es desagradable ver tu ropa interior regada cada que me levanto— Leo lo desafió con un hábito de él que le daba experiencia similar, aunque posteriormente  sonrió de lado para provocarlo de manera maliciosa— Claro…a menos que sea yo quien te la quite. —

El más joven se desequilibró por semejante comentario, y no estaba seguro de que responder. Una respuesta iracunda pareciera ser la opción más fácil, sin embargo el sonrojo que tenía en el rostro seguramente delataría la vergüenza y eso era justamente con lo que Leo pretendía molestarlo. Dejando de titubear prefirió girarse y quedarse en silencio por un momento.

—Usaré una navaja entonces…-—gruñó fastidiado mientras caminaba hacia el baño una vez más sin dignarse a ver si el otro continuaba con su odiosa sonrisa.

Efectivamente no poseía casi nada de vello en el rostro y los “tres puntos”  como había dicho el otro, no parecían ser nada más que un “golpe de suerte”  del que de alguna forma se enorgullecía, más era obvio que no tenía la mínima habilidad con una navaja y terminó cortándose en el acto. Asustado por su propia sangre que no paraba de brotar, salió hacia la sala casi tirándosele encima a Leo  por cierta aversión que tenía a ver sangre que no parara de brotar.

—Te lo había dicho… conozco mujeres con más vello en la cara que tú. — le echó en cara irritado

—     ¡Ya no me critiques! —se defendió Matt- Sólo haz que se detenga…— finalizó nervioso.

El mayor lo observaba indiferente, se puso de pie apenas y tomándole algo de atención a la herida, se inclinó hacía Matt para limpiar la sangre que iba desde su mejilla corriendo por su cuello hasta sus clavículas; Sin embargo este comenzó a temblar cuando se dio cuenta de que ahora no lo hacía con un pañuelo o algo parecido, sino que había comenzado a atender su herida con su misma lengua haciéndole estremecer.

—E-espera… yo no me refería a…— inquirió sorprendido por tal acción. Apretó los dientes  a medida que sentía al otro succionar su piel aunque ya no tuviera sangre— Ahora mismo tengo que irme... —

—Si te lo limpias te dolerá y si te lo cubres corres riesgo de que se infecte.- respondió tranquilamente para continuar lamiéndole la mejilla suavemente— ¿Por qué no hacer ambas de una vez?-

-Ahh… por favor ¡eso ni siquiera es la herida!- recriminó avergonzado de  ahora sentir su boca besando su cuello y la mano que no dejaba de atender su pecho desnudo provocándole un cosquilleo.

—Es para que aprendas a no hacer drama por idioteces. —dijo el otro secamente mientras se levantaba sin importarle demasiado haber dejado Matt agitado y con el rostro enrojecido. Así pasaba en varias ocasiones, Leo tentaba a al menor sólo para su diversión o por algún propósito sin seriedad y después dejarlo de un momento a otro; aunque a Matt ya comenzaba a fastidiarlo de alguna manera, sentía como que estaba jugando con él, y si había un tipo de bromas que no agradaban al profesor de literatura eran las insinuaciones sexuales.

—Sabes perfectamente que no me gusta que me hagas esas cosas cuando estás de broma.- le externó algo desanimado tras ver la fría expresión del otro, ni siquiera le afectaba lo que le decía y sólo lo miraba cortante en silencio.

—¿Y quién está de broma? — cuestionó con algo de sarcasmo, haciendo al otro desentenderse.- No te digo lo que tenía planeado hacer simplemente porque presiento que te explotaría la cabeza. Pero no estoy jugando, ya verás en la noche.-Lo peor  es que decía esas cosas con extrema tranquilidad cuando Matt era incapaz de hablar de la impresión y la vergüenza.

—Recuérdame no volver a preguntarte eso…—decía ligeramente inquietado.

—Relájate, no haré nada demasiado perverso—

—Prefiero que no me lo digas…—

—Si quieres evitarlo mejor no te vuelvas a pasear sin camisa frente a mí. —

—¿Qué tiene de malo? Ya me has visto así muchas veces y…—intentaba explicarse, pues no veía demasiado problema a la situación, sin embargo fue acallado por un par de dedos del otro sobre sus labios.

—Entonces no me reclames cuando no me puedo contener. —le sonrió ligeramente y Matt se sonrojó de nuevo, realmente no se esperaba que algo tan simple como no tener algo puesto provocara a Leo de esa manera.

—Lo siento. —atinó a disculparse sin estar seguro si aquello que había pensado era “bueno” o “malo”.

—No te disculpes por esas cosas. Detesto cuando lo haces— respondió serio, sin embargo relajó el rostro con lo siguiente— Ya cámbiate y vete que vas tarde. Y no te preocupes no haré nada, sólo lo decía para ver la cara que pones. —

Matt se puso de pie para buscar su camisa e irse de una buena vez al colegio, no sin antes por supuesto dejarle ver algo de su molestia.

—Pues estarás contento… hay veces que ya no sé de lo que eres capaz—dijo Matt dando un bufido, posteriormente reflexionó que  dándole vueltas al asunto no conseguiría nada pues el otro se mostraba normalmente indiferente cuando él le reclamaba por algo, especialmente en lo que se refería a “intimidades” donde parecía que para Leo “no” quería “sí” y la palabra “sí” significaba algo peor.

—¿Y qué harás hoy que tienes libre? — preguntó cortando con la ligera discusión y tenía cierta curiosidad. El mayor casi siempre trabajaba, y en situaciones normalmente consideradas “pesadas” o que requerían de mucho tiempo y horarios poco accesibles, por lo que esta sería la primera vez que Matt observaría que tipo de cosas hacía cuando estaba solo.

—No tengo idea—respondió como si ni siquiera él se hubiese puesto a pensar en que podría utilizar tanto tiempo libre.

-Bueno, eh… ¿Quieres que te traiga algo de regreso?-

—Algo que me haga explotar los nervios— dijo con cierto sarcasmo— sólo para no perder la costumbre. —

—Bien— respondió Matt en una risa,  pues bien se había dado cuenta de que tenían ya cierto tiempo sin tener alguna clase de “sorpresa” que los metiera en un aprieto; sin duda alguna que el otro dejase de dar clases había relajado bastante las cosas en el colegio, ya ningún problema que tuviese su irascible comportamiento de por medio le provocaba estresarse… salvo quizás las ocurrencias del profesor de arte a las que ya estaba del todo acostumbrado, y hablando del susodicho…

—¡Matthew tengo algo muy importante que decirte! —

Sí, de nuevo Caleb había aparecido de la nada para contarle una de sus tantas aventuras que sólo provocaban que el otro riera pero dejándolo a considerar  llamar al hospital psiquiátrico.

—¿Me vas a contar de cómo fue que fuiste a la luna y hundiste un barco desde ahí? —preguntó bromeando.

—¡tengo una historia parecida! —respondió animadamente sin captar que lo anterior fue una broma- pero si te la contara después tendría que matarte- finalizó cambiando drásticamente su alegre tono a uno fúnebre y sombrío que hizo estremecer a Matthew de la seriedad con lo que lo dijo.

—Eh… entonces ¿Qué es eso tan importante? —

Caleb pareció verse totalmente distraído por el asunto de su, aparentemente, polémica historia y perdió el hilo de lo que estaba por decir.

—Umm… espera, tenía que avisarte algo pero…— simplemente no lograba recordar—Bueno… no ha de ser “tan” importante. —

—¿Estás seguro? —

—¡mi memoria no se equivoca! —declaró hasta dar con la mirada irónica del otra—vale… de acuerdo, pero si fuera algo importante no se me habría olvidado. —

—Bien, de todas formas ya me voy. — Matt tomó sus cosas, aunque antes de retirarse Caleb saltó de su silla, dio un par de vueltas alrededor del otro, le restregó un libro en el estómago para posteriormente golpearlo con este sofocándolo.

—¡¿Eso que fue?! —preguntó sujetándose el abdomen con cierto dolor.

—¡Es un ritual para que no te secuestren mientras caminas por la calle! Lo leí en internet— explicó sin que el buen humor se le bajara. — Que los espíritus te guíen a tu destino sin que un violador acose tu inexistente trasero…—

—Gracias… creo…—

Gente mayor e internet…. Matt ya no estaba seguro si era peor que los más jóvenes abusaran de la red después de varias experiencias similares con Caleb. Aun le dolía un poco el golpe sobre su estómago, así que la respuesta fue obvia.

Camino de regreso  divisó a alguien a quien parecía conocer, dicha persona también se le había quedado mirando fijamente del otro lado de la calle.

—¡¿Matthew?! — la estrafalaria figura que escondía lo más reconocible de él bajo un abrigo varias tallas más grande, un extravagante sombrero y gafas de sol le llamó con todo el ánimo del mundo.

—Freddie— respondió el otro entre la sorpresa y la alegría.

—¡Joder! ¡Tenía muchísimo sin verte! —aun sin tener cuidado de cruzar la calle, Fred la cruzó a penas y salvándose de ser golpeado por un coche.

—Sí, aún recuerdo cuando me dijiste que te irías a hacer un diplomado a Alemania. —

—¡Sí! Pero vine a arreglar unos documentos y pensé que podría pasar a saludarte, ¡Mi bebé ya es un niño grande! Ya no lo he visto en meses… ¡Te extrañé tanto! — gritaba mientras estrujaba al otro. — Le dije a Tisdale que te avisara… pero aparentemente no hizo un buen trabajo. —

Matt se rio levemente.

—Hoy mismo me iba a “avisar” pero lo olvidó completamente al final…—

—Ese viejo…- Fred torció la boca.- —bueno, de todas formas ha resultado bien que te encontrara aquí. De hecho iba para tu casa aunque…—Fred lo miró confundido-—pareciera que no pretendías ir para allá. —

—Ah…pues yo…— la mente de Matt se quedó en blanco, recordándolo fríamente jamás le había dicho a Fred que ya no vivía en el mismo lugar… o peor, que ahora vivía con Leo Anniston…

Un escalofrío recorrió su espalda. No estaba seguro de qué decir; en parte agradecía haberlo encontrado en la calle y que este no descubriera que ya no residía ahí por sí mismo. Tampoco lograba tener una idea clara de lo que sería correcto hacer… ¿Decirle todo? Cierta incomodidad se le presentaba de sólo pensarlo ¿Llevarlo a con el otro? No… pésima idea… sin embargo dejó de divagar cuando Fred “aceleró” las cosas muy para su pesar.

—Ya que estás aquí… ¡Vamos juntos! —

—Espera— le demandó todavía nervioso deteniéndolo del brazo- Lo…lo cierto es que me dirigía a otro lado.-

—¿A dónde? —

—Iba a… a visitar a Leo, yo… tengo mucho sin verlo y la verdad es que…— ahí estaba balbuceando su perfecta mentira cuando fue interrumpido por Fred. La mentira había tenido resultado… quizás más de lo que se esperaba.

—¡Oh sí! ¡Yo también extraño a ese pequeño psicópata demente! —gritó ilusionado aumentando el miedo en el otro—¡Vamos! Ja… que sorpresa se va a llevar, ¿Te espera a ti, no? ¡Ya quiero ver su cara cuando me vea! —y sin excusa ni pretexto se fue junto con Matt, por más esfuerzos que este ponía para alejarlo “delicadamente” de eso hasta  que se ocurriera una forma de explicarle el tipo de relación que tenía con Leo  sin que a Fred le diera un infarto… o tener que soportar sus crueles burlas…

—¡Pff! Me parece tan extraño que siga viviendo en el mismo lugar. Leo Anniston eres un anticuado—comentaba divertido mientras llamaba a la puerta.

—Tal vez se moleste.- —comentó el otro entre dientes. —Quizás esté ocupado o… —

—¡Que va! Si ya sabe tú vendrías dudo que esté haciendo algo muy importante, ¡oh mira! Parece que la puerta está abierta. —

Matt sintió su corazón detenerse de sólo verle empujar la puerta, más literalmente parecía que estaba por darle un ataque cuando al abrirla la visión que albergaba no podía ser más bochornosa: Leo se acababa de duchar.

Mirándolos más atónito que molesto, el pelinegro no sabía cómo reaccionar, pero fue el inesperado empujón de Matt lo que le hizo hacerse hacia la pared para después desesperarse al escuchar la insoportable risa de Fred, la cual casi se le había olvidado.

—¡bonitas piernas! ¡Ja! Me hace feliz saber que has adelgazado, ¡No te esfuerces  Matthew, que ya lo he visto todo!— decía el rubio entre risas, muy para el miedo de Matt y la furia de aquel de quien estaba haciendo burla.

—Cuando te dije que trajeras algo que me hiciera explotar los nervios ¡No me refería a Mills! — Le reprochó encolerizado apenas y pudiéndose creer que el mismo sujeto al que no veía en meses estuviese justo ahí, en su casa, burlándose de él al estar en una situación algo incomoda…

—¿Tú crees que lo traje con intención? ¡él vino hasta aquí, no lo pude detener! —

—¡Pues sácalo de mi vista! —

—¡ No puedo echarlo así como así! —

Leo se frotó el rostro con la mano, controlándose lo más posible para no cometer homicidio doble justo en ese momento.

—Escucha, esto no fue planeado, él se había ido a Alemania, y aunque admito que si me hizo ilusión verlo, jamás lo traería aquí sólo para fastidiarte— explicó Matt, también recuperando la compostura—No supe cómo explicarle que tú y yo… bueno…—

—Entonces te avergüenzas de mí— interrumpió entre acusativo y decepcionado.

—¡Claro que no! Es sólo que… aunque me agrada Fred… debo reconocer que sí es bastante pesado y honestamente no me gustaría oír de su boca alguna clase de desprecio si es que lo tiene—

 Sus palabras lo tranquilizaron, y en parte le habían hecho tomar también cierta aversión a la reacción de Fred; Si de por sí era naturalmente un engendro burlón y fastidioso, no podría quitárselo de encima de saber la verdad, y tampoco estaba para lidiar con las aflicciones de Matthew si es que su preciado amigo no era tan comprensivo como creía.

—Bien, ¿Entonces que propones hacer? — agregó en un despectivo tono que no hacía más que indicar que no iba a dejar al otro quedarse mucho tiempo.

—Pues… no sé, hablar con él y…- A medida que miraba de reojo desde la pared hasta la entrada donde previamente estaba Fred su voz se fue apagando hasta que dejó de escucharse.

—¿Qué? —

Matt se volteó torciendo el gesto, parecía no saber cómo decir lo que quería.

—¿Qué me harías si te digo que ya no está ahí? — preguntó “inocentemente” entre dientes.

—Supongo que te indultaría, si es que ya se ha ido. —

—De acuerdo, y… ¿Qué me harías si te digo que… está en tu habitación probándose tu ropa? —

Posteriormente a la iracunda reacción que ya se esperaba por parte de Leo, Matt ponía todos sus esfuerzos en detenerlo o intentar convencerlo de que la violencia no resolvería nada; sin embargo el otro desviaba todos sus intentos con belicosas respuestas siendo la única de las razones que le hizo reconsiderar fue aquella donde mencionaba que sus fotografías de prisión serían terriblemente ridículas pues saldría desnudo, aun así no le importó.

—Largo de mi casa— fue lo primero que pudo decir antes de sentir explotarle los nervios al ver al otro poniéndose encimados sus sacos o abrigos y enredándose al cuello corbatas mal puestas.

—Oh ¿Por qué? ¿No te hace feliz saber que ya estás más delgado? — Respondió este sonriente— además, esperaba un recibimiento más agradable ya que mañana me iré de nuevo. —

—Justo cuando necesito que vuelva un holocausto nazi…— gruñó el otro entre dientes.

—¡Oye eso es muy cruel! Alemania no es como todos la pintan. Además ¿Harías un holocausto sólo para deshacerte de mí? ¡Que bestia! Aunque… ¡Tal vez sea una muestra de lo mucho que te importo! — y no cabiendo en sí de gusto se le colgó en el brazo cariñosamente.

—Eres un idiota…—

—Y tú estás casi desnudo, se te está cayendo la toalla. — canturreó burlón, haciéndole sostener el objeto vergonzosamente.

—Oye Freddie… ¿No te parece que irrumpir en una casa ajena es algo grosero? — intercedió Matt finalmente al creer las cosas más calmadas.

—Pues en teoría tú también los estás haciendo— recriminó alzando una ceja.

—Sí, pero yo…— Matt no lograba formular una respuesta coherente, incluso diciéndole que estaba ahí por detenerlo le estaría dando a la razón a Fred.

—Espera un segundo… ¿Qué esta corbata no es tuya? — interrumpió al percatarse de que dicho objeto ya lo había visto antes demasiadas veces, sólo que en cuello de Matt.

—Eh, puede ser una coincidencia—

—¿Y esa cosa no es el lagarto de peluche que te regalamos en la secundaria? — preguntó divisando al muñeco en la mesa de al lado.

—Pues…—

—¿Matthew por qué están tus cosas en la casa de este monstruo? — Preguntó Fred ya sin ninguna clase de rodeo, siendo que ni este ni Leo podían responderle con algo que no le provocara un desmayo. Finalmente fue este último quien, sin el mínimo tacto, le soltó una explicación burda sin siquiera considerar el consentimiento de Matt.

—Mills, creo que ya lo sabes, así que deja de hacerte el idiota que eso te sale natural. Matthew se queda aquí y no podrás hacer nada para convencernos de lo contrario y si tan solo se te ocurre decir estupideces o soltarnos prejuicios ¡Te arrancaré la lengua y te estrangularé con ella! —

Matt ya se sentía a desmayarse de sólo escuchar eso, más fue la respuesta de Fred lo que le impidió hacerlo.

—¿Prejuicios? ¿Estupideces? ¡Pero si estoy completamente indignado! — finalmente le soltó el brazo y se arrojó al suelo quedando recostado boca abajo manoteando y pataleando, haciendo una rabieta digna de un niño de cinco años.

—Freddie, te agradezco todo lo que haces por mí y la verdad no me gustaría perder tu amistad por algo como esto. — El castaño intentaba levantarlo manteniendo la calma, creía que su reacción fue demasiada inmadura considerando el hecho que le acababan de revelar. — No soy un niño ni nada parecido… Honestamente me parece tonto que hagas este tipo de cosas por algo que yo he decidió solo y que no me arrepiento de ello. —

—¡¿Y cómo quieres que lo tome?! — decía balbuceando tontamente. —¿Qué no pensaron en lo que yo podría sentir?—

—A nadie le importa— respondió Leo en nombre de Matt aunque este igualmente lo miró de forma amenazadora después de escuchar su comentario.

—Sí me importa es sólo que…—

—¡¿Entonces porque no me invitaron a su Pijamada?! — chilló decaído, provocando en los otros dos pronunciar el típico y desconcertado “Qué” en una pregunta al unísono. —¡¿No pensaron que yo querría ir?! Oh no… que se joda el idiota de Fred se fue a Alemania, hagamos una Pijamada para celebrar que no está… ¡Waaa! ¡¿Por qué ya nadie me toma en cuenta?! — Seguía gritando infantilmente mientras no paraba de  dar vueltas en el suelo.

Por su parte a aquellos en alguna forma les alivió la boba comparación de Fred con su situación y una tonta fiesta de pijamas. Parecía inmaduro e incoherente hacer esa suposición cuando lo que había visto podría apuntar a cosas más realistas; pero así era Fred justamente, inmaduro e incoherente.

—Sí… fiesta de pijamas, lo que sea; igualmente eres un fastidio, así que si no vas a hacer algo más que ensuciarme el suelo te recomiendo que…—

—Puedes quedarte— Matt intercedió antes que el pelinegro terminara, causando su molestia inminente.

—¡Por supuesto que no! —

—¡Por supuesto que sí! — Fred festejó volviendo en sí y poniéndose de pie en un movimiento. — ¡Vamos, es lo menos que puedes hacer después de haberme herido tan profundamente y derramar mis valiosas lágrimas de dolor sobre tu infernal departamento…— completó de forma teatral.

—No vuelvas a decir algo como eso o me harás vomitar—

—¡esto será demasiado improvisado! ¿De menos tienen comida? —

—Ah, no lo sé, ve y averígualo— Fred no necesitaba del todo el permiso, pues de hecho se había ido, tal y como un niño pequeño a registrar que podía sacar de aquel lugar para no quedarse con el estómago vacío.

—Ya sabes, dale el permiso para que registre lo que quiera— Reprochó Leo con sarcasmo, ni un poco conforme con las decisiones del menor.

—Oye, esto  no te matará, ha caído muy de repente, cuando piense en una forma adecuada de decírselo prometo hacerlo. —

—Ya que…— gruñó el otro— igualmente ya quiero ponerme ropa y ver si no es ilegal encerrar a alguien en un armario—

—No seas así, estoy seguro que…— antes de siquiera poder terminar  su comentario con el propósito de defender a Fred ya se había presenciado el sonido estridente del vidrio roto, haciéndoles de inmediato acudir.

—Espero que eso no haya sido muy caro— dijo con una pequeña sonrisa mientras Matt intentaba que el otro no perdiera la calma.

—Olvida eso, sólo dame mi ropa…—dijo entre dientes, posteriormente la sonrisa de Fred se extendió más.

—¡bien! Supongo que cualquiera se cansa de estar casi desnudo todo el tiempo—hizo ademán de quitarse todo aquello que tenía encima— ¡Lo haré sólo si me das un abrazo! — respondió alegremente.

—Estás loco— respondió el otro, creyendo una de tantas jugarretas que este siempre usaba para fastidiarlo.

­—Entonces un abrazo y que me digas que soy la persona más bella, inteligente y carismática y que no puedes vivir sin mí—

—Freddie…—

—¡Deja de joder y dame eso! —

Pero este seguía sin acceder, Continuando sin borrar el tono de la broma.

—Ahora por eso tendrás que dejarme dormir en tu cama—

—¿No prefieres un ataúd? —

—Leo— Matt alzó una ceja con desaprobación

—¡Bien! Quédate con la estúpida cama— accedió casi en un grito.

—¿Y mi abrazo? —

El otro ya estaba que no soportaba semejantes tonterías, pero eso fue sólo el comienzo, pues hasta la noche no dejó de soportar las sandeces y bromas de Fred en las cuales hasta el mismo Matt colaboraba.  Lo peor y más bobo de todo era que bajo una serie de circunstancias, ya fueran desesperantes o hasta incoherentes; el pelinegro no veía oportunidad alguna para ponerse algo encima incluso sabiendo que podría enfermarse su orgullo era más que nada, permitiendo a Fred quedarse ahí, usar sus cosas y hasta hacerse a dormir en la sala con tal de no soportarlo más.

Parecía que enserio algo estaba conspirando contra él, pero no podría ser para siempre, si Matthew no se disponía a decirle, o hacer un mínimo en su torpe mentira para que el rubio se fuera al día siguiente, metería las manos en el asunto y ahora sí que sin tomar en cuenta la amistad de los otros dos.

Finalmente parecía ceder al cansancio después de varias horas de estar maldiciéndose a sí mismo por no poder ponerles un alto a los otros dos, ya se las verían luego, especialmente Matt una vez quedaran solos de nuevo… Hasta cierto punto resultaba incomodo quedarse dormido ahí, aunque extrañamente parecía ya haberse acostumbrado; estaba recargado en algo que de forma particular le producía una sensación agradable. Sería el colmo que después de no haberse puesto de su lado, Matt se hubiese dignado a irse dormir con él como forma de disculpa; Leo sonrió para sus adentros, pues ese tipo de cosas normalmente le enaltecía el orgullo, por supuesto siempre se está ligado a suposiciones y errores humanos.

—¡Hola! — escuchó provenir de Fred, siendo este en quien estaba recostado y no en el otro.

—¡¿Y ahora qué?! — por más furioso que estuviera, intentaba fingir más seriedad con el propósito de distraerlo de que en teoría lo estaba abrazando.

—¡Ahí adentro da mucho miedo! — chilló — ¿Nunca has revisado debajo de tu cama? Mierda… siento como que en cualquier momento me saldrá un monstruo. ¡Así que decidí venirme aquí! Tú das más miedo que cualquier cosa que esté ahí — Soltó alegremente para quedarse dormido de un momento a otro.

……………………………………………

Cierta reconcomía le recorría la mente, quizás debió haberse centrado en resolver todas sus situaciones antes de venir a pasarle el problema a Leo, o de menos haber actuado más firme con respecto a Fred. De una u otra manera,  Matt no quería dejar las cosas así, y ya estaba muy consciente de lo molesto que estaba el otro, además de muy probablemente se lo haría saber.

Para su sorpresa, en la sala no encontró a Leo, sólo a Fred, doblado y contorsionado de tal forma que hasta roncar le costaba trabajo.

Por más que quiso divisarlo, no logró hacerlo; al menos hasta que un sonido ligero, pero percibirle, le hizo dirigirse hacia el pequeño estudio que el otro mantenía pero que rara vez permitía a alguien entrar.

—Oye… ¿Todo bien? — preguntó con algo de inseguridad, aunque de menos Leo ya había podido recuperar un pantalón.

—He estado mejor — refunfuñó con cierto fastidio, para luego clavarle la mirada —¿Qué? ¿Te has sentido mal y ahora vienes a decirme que “lo sientes”? —

El menor sabía a la perfección que le diría algo como eso, pero aun así no logró contener cierta molestia, estuvo tentado a retirarse si es que Leo sólo haría ademanes para discutir, pero prefirió tragarse su orgullo y tomar el consejo que el pelinegro le había dado en la mañana.

—Sí — admitió tranquilamente y sorprendiendo al otro.

—¿Y eso es todo? —

—¿Qué más quieres que te diga? A lo que venía ya lo has dicho tú. Sí, me siento mal y venía a disculparme, y ya que lo sabes supongo que es mejor que me vaya a dormir. Porque no pienso lanzarme a tus pies implorando tus disculpas. — agregó dándose media vuelta, satisfecho con lo que le había dicho, más no pudo dar un paso más. Leo lo abrazaba por la espalda pegándolo a su pecho.

—Has mejorado en eso de mantener la dignidad y actuar maduramente — comentó levemente ya sin un rastro de rencor en su voz.

Matt mantener la calma, e igualmente le devolvió un comentario.

—He tenido que aprender a  hacerlo al vivir contigo — sonrió de lado, haciéndole afán en que lo soltara, aunque este no lo hacía muy para la incomprensión de Matt.

—Sí… desgraciadamente para ti yo no he aprendido ni un poco a controlarme —

Esa simple frase le hizo estremecer y ponerse nervioso; justo cuando creía que finalmente estaba logrando devolverle las provocaciones tenía que salir con algo así.

—N-no… ya te he dicho que odio esta clase de bromas… — reclamaba agitándose de sentir sus labios en su cuello y más cuando le bajo levemente la camiseta para lamer su hombro izquierdo. —No me gusta que lo… hagas — logró estructurar con seriedad a pesar del cosquilleo en su cuerpo. Pareció funcionar, pues el mayor finalmente se detuvo.

—¿Quién está bromeando? —

Matt no supo si sentirse bien o mal con esa frase. Si no estaba provocándolo ¿Entonces tenía toda intención de hacerlo sin importarle que Fred estuviese sólo separado por una pared y una gran cantidad de sueño?

La mordida en su oído y la mano adentrándose descaradamente bajo su ropa respondieron que sí… Sin embargo no pudo pensar en reclamar si quiera porque Leo ya lo había girado para besarlo, estando totalmente consiente que si había algo que Matt no podía resistir era eso.

—No puedo ver nada… — se quejó mencionando a la obscuridad.

—No hace falta que lo hagas — respondió el mayor sin verle el mínimo problema. —Lo importante es que lo sientas. — finalizó pasando una de sus manos por la espalda de Matt y la otra en la misma dirección, pero en sentido contrario, metiendo su mano al pantalón del otro provocándole gemir.

Todavía más difícil que discernir sobre si era correcto o no,  tenía que lidiar consigo mismo… pues fuera de protestas habría de admitir que realmente le excitaba que Leo lo tocara sin poder verlo, así no tendría idea de lo que este tenía planeado, aunque también estaba el problema que significaba despertar a Fred… no quería ni pensar en la que se metería de hacerlo. Fuera como fuera, todos sus temores estaban ligados a una sola cosa: no debía hacer escándalo.

—Ahh… ¿¡Q-Qué estás tocando!? —

—Ni que no lo supieras —respondió el otro, sin dejar de besarle el pecho o sacar los dedos de donde “estaba tocando”

Le costaba horrores contenerse, pero al verse acostumbrado se decidió de nuevo a no hacer que el mayor lo molestara con ponerlo en esa encrucijada de querer gemir y gritar pero no poder hacerlo. Creía ya poder controlarse, sólo las succiones que sentía en los pezones le ponían en mayores aprietos, por lo menos eso pensaba hasta que de un momento a otro el otro le hizo bajar bruscamente quedando su cara muy cerca  de una ventana donde a penas y veía su reflejo.

—¿E…enserio vas…? —

—Te dije que no estaba bromeando — De buenas a primeras se había introducido en él sonriendo del lado al escuchar los torpes esfuerzos que este hacía por no gritar. —Alza la cabeza… quiero que veas por ti mismo las caras que haces —

—¡¿Cómo se te…aa…ha… ocurre?! — dijo dificultosamente apretando los dientes con fuerza y preocupándose a sí mismo de ver su propia cara con esa expresión excitada y la mirada perdida.

—De ti depende que Mills no se despierte, pero yo no pienso detenerme — declaró comenzando a moverse rápidamente escuchando los sonidos de represión de Matt que probablemente serían igual de fuertes que si gimiera.

—¡Ahh! Si de despierta estamos muertos — intentaba hacerlo detenerse pero sin un mínimo de éxito, aparte de lo difícil que era hablar con esas rápidas estocadas que hacían vibrar su cuerpo.

—Pues si no fueras tan ruidoso… —Ya no importaba lo que dijera, Matt comenzaba a creer que Leo simplemente buscaba molestarlo o castigarlo de forma muy pesada debido a la molestia que significo que trajera a Fred.  Sin embargo lo que dijo a continuación desmintió todos sus teorías premeditadas que siempre resultaban atribuir algo negativo al mayor — No me gusta que tengas tanta dificultad para admitirlo, es como si te diera vergüenza estar conmigo… además, si Mills es tan amigo tuyo, estoy seguro que no le importara. Tal vez duela, pero si tiene alguna clase de problema con ello es porque no fue tu amigo en realidad. — Decía con una voz seria y algo agitada a causa de no parar — Por más que lo odie… no creo que Fred sea tan idiota y desleal para odiarte por algo como eso —

Todas esa palabras hicieron eco en la mente del menor, pues bien parecía que había pintado a su mejor amigo como la peor y más intolerante de las personas, ya ni como bromista que naturalmente era, sino que enserio temió a su reacción. Ya convencido de lo que debía hacer se dejó llevar… el resto de la noche, sin importarle quien los escuchara o no…

………………………………………….

Más que la idea de la “fiesta de pijamas” intuida por Fred, viéndolo desde la perspectiva que ofrecía la luminosidad que ofrecía la mañana, parecía una autentica pelea de borrachos… pero no más que Fred y Matt amontonados y contorsionados en los muebles de la sala. Este último fue quien se despertó primero al tener que quitar el pie de su amigo de su rostro.

—Freddie… oye, ya vas tarde para tu vuelo — lo intentaba despertar sacudiéndolo levemente, más este sólo emitía refutaciones con sonidos de pereza. Al castaño finalmente se le ocurrió una manera excéntrica de despertarlo, estaba seguro que eso no tendría falla.

—Una ardilla rabiosa en bicicleta está incendiando la casa de tu abuela… —

—¡Malditos roedores! — de golpe el otro se había levantado y después de hacer su mirada vagar por los alrededores se dio cuenta de la hora y de que Leo ya no estaba con él sino Matt.

—Ah… ¿Te viniste aquí para que no te comiera el monstruo o te mataran los vecinos locos? —

—¿Monstruo? ¿Vecinos locos?—

—¡En la noche sonaba como si estuviesen matando a alguien al lado!—Fred se rio provocando un intenso sonrojo en Matt — hablando de monstruos ¿Dónde está el monstruo dueño de esta casa? —

—Está en la habitación. Se resfrió — Matt lo miró con acusación — entenderás por qué —

—¡Pff! Yo le dije que hacer para darle su ropa inmediatamente —

—En fin… creo que no irá a trabajar hoy … —

—jaja, !créeme que pese al resfriado sé que se divirtió de lo lindo! Y yo también — se levantó 

rápidamente dirigiéndose a la puerta — Ya me voy, que tengo regresar a que me torturen.  ¡espero verte dentro de cuatro meses! —

—Sí,  igual yo — una extraña sensación se le formó en la garganta. —Oye… — Lo llamó y el otro volteó la cabeza despreocupadamente antes de salir. Sin embargo una vez lo tuvo mirándolo fijamente no pudo decirlo.

—¡Yo también te quiero! — dijo Fred improvisadamente para completar. Lo que detuvo a Matt de sus dificultosos intentos recordando lo que Leo había dicho. Fred era su amigo, y uno de bastante tiempo, era una persona muy agradable pese a veces ser pesado y siempre buscaba ayudar aunque terminara estorbando la mayoría de las veces. No hacía falta decirle, pero tampoco mentir, era algo extraño pues el castaño ya no sabía qué hacer.

—Dile al animal que conozco un buen veterinario que puede verlo si quiere — Fred guiñó el ojo después de su burla — Hasta luego — y cerró la puerta, caminó algunos metros y miró de nuevo al departamento.

¡Que divertido resulta saber más sobre ellos que ellos mismos! — Se dijo a si mismo entre risas y finalmente se fue.

Notas finales:

asdf a ver cuando me vuelvo a aparecer por aquí :B


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).