El aire se sentía frío…
Denso…
El lugar era iluminado con una fuerte luz y lo único que se veía alrededor era un vacío blanco, solo eso…
Un joven hombre de cabellos rubios se encontraba en medio de esa inmensa nada, mirando a su alrededor… no tenia idea de donde se encontraba, o que tipo de lugar era ese, además al parecer se encontraba solo pues mirara a donde mirara no se lograba distinguir a nadie.
—Steve…
Entonces de repente una tenue voz se comenzó a escuchar en el lugar lo cual hizo reaccionar aquel hombre, el rubio comenzó a voltear a todas direcciones esperando encontrar alguien pero el paisaje era el mismo…desolador.
— ¿Hola?...
—Steve…
— ¿Quién eres?, ¿Dónde estas?
—Steve…
La voz comenzaba a sonar quebrada en medio de constantes sollozos
—¡¿Dónde estas?!, ¿Qué pasa, donde estamos?
—Steve, por favor… despierta... por favor….
De repente la luz del lugar comenzó hacerse más potente hasta llegar el punto de convertirse en cegadora, entonces Steve despertó…
— ¡Espera! —El rubio despertó violentamente levantándose rápidamente de la cama, como si temiera que aquella voz desapareciera sin saber de quien se trataba, pero todo era parte de un sueño.
La respiración de aquel hombre era agitada, pero fue tranquilizándose poco a poco cuando se dio cuenta que todo era parte de un sueño, miro a su alrededor y pudo darse cuenta que se encontraba en una pequeña recamara al parecer de un hospital pues esta era blanca y algo vacía a excepción de algunos aparatos que se encontraban a sus lados, y que el lugar donde se encontraba acostado era una pequeña camilla cubierta por un par de sabanas blancas. Sin mencionar que el mismo solo llevaba un camisón azul que apenas le cubría el cuerpo.
— ¿Don-donde estoy? —El ojiazul intento ponerse de pie pero fue detenido por una fuerte punzada en el estomago, solo logro lanzar un gemido de dolor poniendo su mano sobre el lugar proveniente de aquel dolor. Mientras se encontraba en aquella posición pudo darse cuenta que sobre la mesa del lugar se encontraba un ramo seco de lo que antes pudo haber sido un hermoso ramo de rosas rojas, el rubio lo tomo con curiosidad.
— ¿Qué ha sucedido? —Ahora que veía aquel ramo el joven hombre intentaba hacer memoria de que era lo que había sucedido para que haya dado a un lugar como el hospital, pero por más que trataba no lograba hacer memoria, entonces fue cuando se dio cuenta que… no lo recordaba, de hecho no recordaba casi nada… su nombre, edad, de donde era, donde vivía, quien era su familia, no recordaba casi nada…
— ¿Quién soy? —se pregunto así mismo aterrado se no poder responder aquella sencilla pregunta, algo temeroso se puso de pie intentando ignorar el punzante dolor, ya de pie se acerco a una carpeta que se encontraba colgando de la base de su cama. La tomo y comenzó a hojear las hojas en ella, la mayoría se encontraban rotas o la letra ya estaba muy desgastada que no podía leerse con claridad, pero entonces encontró una que al parecer era la más completa y visible de todas donde ponía los datos:
Paciente: Steve Rogers
Edad: 32
Internado debido a: heri...
Las demás letras se habían desgastado lo cual las hacia imposible leer.
—Steve Rogers… ¿ese es mi nombre? —El ojiazul seguía leyendo la información aun no muy convencido de que si aquel nombre le pertenecía a él, sin embargo si quería estar seguro lo mejor es que buscara alguien que le confirmara aquella información por lo cual se dirigió a la puerta en busca de respuestas, pero esta se encontraba atorada.
—Esto no me puede estar pasando—Steve intentaba abrir la puerta pero esta no mostraba señal de ceder así que se hizo hacia atrás para tomar impulso y empujo con todas sus fuerzas haciendo que se abriera y como consecuencia que cayera al suelo haciendo regresar aquel punzante dolor en su abdomen.
—Mierda…agh
El rubio cerró los ojos a consecuencia de las punzadas pero un dolor más fuerte e indescriptible llegó a el cuando abrió los ojos… el pasillo del lugar se encontraba totalmente abandonado, lo único que se veía alrededor eran cosas tiradas por todo el lugar, luces parpadeantes y algo que hizo que a Steve se le erizara la piel… manchas de sangre por toda la pared.
— ¿Qué es este lugar?...
Rogers se puso de pie rápidamente sin saber a donde ir, entonces logro divisar algo al final de uno de los pasillos, entrecerró los ojos por que aquella distancia no podía distinguir de que se trataba pero cuando logro divisarlo mejor se dio cuenta que no era algo, si no alguien, al parecer se trataba de dos personas, una se encontraba tirada sobre el suelo y la otra estaba arrodillada e inclinada sobre el otro, Steve decidió correr inmediatamente hacia ellos.
— ¡Hola!, ¿están bien? —el rubio se acerco a prisa pero fue desacelerando el paso cuando estuvo a unos pocos metros de aquellas personas— ¿Hola?...
Steve se acerco a paso lento y algo inquieto al no recibir respuesta alguna, pero cuando estuvo a escasos pasos de ellos pudo ver algo que le hizo detenerse de inmediato y que un horrible escalofrío le recorriera todo el cuerpo.
—Oh dios mío…
Sobre el piso ya hacia un hombre muerto tirado en el suelo en un estado de descomposición bastante notaria, además de tener una gran herida en el estomago haciendo que parte de sus órganos estuvieran fuera. El rubio cubrió su nariz y boca con las manos, tosiendo debido al olor y aquella imagen frente de él. Rogers estaba apunto de volver al estomago debido al asco que le provocaba ver aquella escena, pero esa sensación fue remplazada en tan solo unos instantes por una de miedo cuando la mujer que se encontraba a lado del cuerpo putrefacto dirigió su mirada hacia el rubio. Aquella mujer tenia al igual que el hombre un aspecto de putrefacción sobre la piel de su cuerpo, ojos desorbidatos, y la mandíbula rota, pero eso no era lo que más le había hecho temblar al ojiazul si no que al parecer la mujer estaba arrancado pedazos de carne al cuerpo ya inactivo.
¿Cómo era eso posible? Aquella mujer tenia un aspecto deplorable al punto de parecer muerta, pero no podía estarlo ¿o si? es decir cuando alguien muere no puede seguir… moviéndose, pero lo mas preocupante era aquel acto de canibalismo que estaba cometiendo. Steve comenzó a retroceder poco a poco mientras la mujer no despegaba la mirada de él, su mirada era lo que más le provocaba escalofríos al rubio pues esta le miraba como si de una presa se tratara, el rubio seguía retrocediendo lentamente hasta que por error se tropezó con un pedazo de madera de lo que al parecer antes era una banca, cuando el hombre cayo de espaldas la mujer emitió un extraño gruñido y corrió deprisa hacia el rubio, Steve intentaba darse a la fuga pero su ropa se atoro entre los pedazos de escombros impidiéndole si quiera levantarse.
Rogers intentó rápidamente zafarse pero le fue imposible, la mujer ya estaba a escasos pasos de él así que lo único que logro hacer fue cerrar los ojos esperando ser atacado violentamente por ella, pero cuando los cerró solo escuche un fuerte golpe en seco, un gruñido de dolor y enseguida un peso ligero cayendo sobre él que lo hizo exaltarse abriendo rápidamente los ojos viendo como el cuerpo de aquella mujer estaba sobre el pero con una parte faltante…la cabeza.
— ¡AAAAAAH! —Steve pegó un fuerte gritó mientras apartaba el cuerpo de él, ante esto recibió un golpe en la cabeza.
— ¡Shhhh!, ¡Cállate! Vas a traer a más…—Frente al ojiazul se encontraba mujer pelirroja de larga cabellera y hermosos ojos verdes con un palo en la mano lleno de sangre, mientras en la otra sostenía una pequeña caja.
— ¿A quienes se supone que voy a traer? —preguntaba el rubio sin entender.
— ¿Cómo que a quienes? A esas cosas por supuesto—Steve miraba a la mujer sin entender a que se refería y esta solo le dirigía una mirada de “¿En serio?”
—No entiendo de que hablas pero tú… tú mataste a esa mujer y…
— ¡¿Qué?! —la pelirroja estaba perdiendo la paciencia con el ojiazul y soltó un grito de indignación pero se tapo la boca al notarlo y continuo hablando pero ahora en voz más baja—Esa cosa ya no era una persona y estaba apunto de devorarte… ¡Era un zombie!, ¿Dónde rayos has estado estos últimos 2 años?
—Yo…no lo sé
La mujer miraba indignada a Rogers por actuar como si no supiera nada acerca de la situación pero cuando lo miro detenidamente y se dio cuenta de que llevaba puesto solo el camisón del hospital y su mirada se notaba desconcertada se dio cuenta de que realmente no sabia de la situación.
—Steve… ¿Rogers?... —pregunto insegura, el rubio al escuchar aquel nombre regreso de inmediato su mirada a la mujer.
— ¿Me conoces? ¿Ese es mi verdadero nombre?...
—No, Yo… yo anteriormente trabaja en este hospital como enfermera y estuve como ayudante el día que llegaste pero tú…
— ¿Yo que?
—Tú…—la ojiverde estaba dispuesta a seguir contándole a Steve lo que sabia de él, pero atrás del pasillo unos gruñidos se comenzaron a escuchar y a lo lejos se distinguían un par de siluetas—te diré cuando salgamos de aquí…—la chica tomo al rubio del brazo y salio corriendo de ahí junto con él.
Ambos corrieron a toda velocidad por los largos pasillos del lugar, Steve no sabia a donde se dirigían pero la pelirroja parecía que conocía muy bien el lugar pues cuando se topaban con algunas de esas cosas ella sabia perfectamente por donde huir, corrieron por varios pasillos hasta que al final llegaron a uno donde al final se veía una gran puerta con la palabra “salida” arriba de ella.
— ¡Al fin! —la chica corrió feliz de por fin encontrar aquella puerta que estaba buscando pero cuando la abrió 4 zombies estaban tras ella— ¡No, no, no, no, no!—la ojiverde trato de retroceder pero al hacerlo tropezó con Steve haciendo que ambos cayeron al suelo.
Ambos trataron de ponerse de pie rápidamente, mientras la pelirroja tomaba de nuevo el palo para hacerles frente pero alguien reaccionó mas rápido que ellos aniquilando a los 4 rápidamente atravesándolos con un par de balas.
—y pensar que querías venir sola, si yo no estuviera aquí ya estarías muerta—alguien detrás de los zombies con una pistola en mano apareció, era una mujer de cabellos pelirrojos también, pero de un tono mas obscuro y corto. Además de que esta tenía una apariencia mucho más sexy y ruda.
—Yo lo tenía controlado Natasha…—reprochaba la otra chica.
—Si claro… oye, ¿Quién ese? —la nueva chica señalaba a Steve con desconfianza.
—Oh, el es Steve Rogers… es una larga historia, te cuento en el camino, mientras salgamos de aquí—decía la chica abrazando la caja que traía con recelo.
—Oye, oye, espera… nosotras solo venimos por esos malditos medicamentos, ¿por que traes un hombre semidesnudo contigo?—pero la ojiverde hizo caso omiso a su compañero dirigiéndose a un auto a unos cuantos metros de ahí.
Steve se puso de pie y siguió a la chica algo nervioso sin saber que hacer, pues notaba que no era del agrado de la otra pelirroja su presencia, Natasha solo suspiro y los siguió ambos, al llegar al auto solo le dirigió una mirada de pocos amigos y dijo:
—No se quien eres ni por que Pepper te trae con nosotros, pero, si eres un maldito cazador o algo por estilo te matare como a esos jodidos zombies, ¿entiendes?—tras esto subió al volante del auto cerrando la puerta, el rubio solo trago saliva y subió en la parte trasera.
Los 3 subieron al auto: Natasha y Pepper en la parte delantera, y Steve en la parte de atrás, el silencio entre ellos era incomodo pero nadie se atrevía a decir palabra alguna durante el trayecto hasta que Natasha tomo valor y se decidió hablar.
— ¿Por qué lo trajiste?, sabes que no traemos desconocidos al campamento…
—Por que esta solo…
—Eso no te consta, podría ser un cazador…
—Si me consta…
— ¿A si?, ¿Cómo? —Natasha dirigió una mirada retadora a su compañera y este solo suspiro mirando a Steve.
—Por que él era uno de los pacientes del hospital cuando yo trabajaba ahí, llego por múltiples heridas de bala, lo operamos todo salio bien y sobrevivió pero… quedo en estado de coma… y en el último año que trabaje ahí antes de que nos evacuaran, nunca despertó… pero hoy que estaba buscando los medicamentos para Peter me lo encontré— el rubio no creía lo que escuchaba— Steve… ¿despertaste el día de hoy, cierto? —preguntaba la mujer con una mirada compasiva.
—S-si…
—Entonces eso quiere decir que…—Pepper trago saliva y sintió como un escalofrío recorría su espalda, mordió su labio y continuo—has pasado casi 3 años en coma…
Steve abrió los ojos sin creer lo que la pelirroja le decía, el hecho de no recordar casi nada le hacia un nudo en la garganta y ahora enterarse de que ha pasado casi 3 años dormido, hizo que su cuerpo se estremeciera…
— ¿Qué?...