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Agony por caprigirl

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Notas del capitulo:

Hola! a falta de inspiracion para seguir con Infieles y amantes, regresé con esto.

Ya se imaginan de que va, vampiros, sangre, conflictos, fantasia, hechiceros, cambiaformas, etc, etc y espero les guste, tomen en cuenta que es la primera vez que escribo sobre vampiros y no es que haya leido mucho de ellos.

Bueno, eso es todo, disfrutenlo y Louis, ya sabias que esto lo escribia por ti XD pero te lo recuerdo, es para ti, de mala calidad, pero ahí voy.

 Imagen del fic Aquí

Nadie puede saber cuando llegará su muerte, por lo menos no exactamente, ni siquiera los enfermos reciben la fecha justa, los doctores  no pueden decirte el  día o la hora, solo te darán un aproximado.

Para el resto, para aquellos que están sanos, la muerte es un tema que no se toca, ningún ser humano desea saber la fecha de su partida al mundo espiritual, porque les aterra. ¿Quién podría dormir sabiendo que se le acababan las horas? Seguramente nadie podría, es por eso que la muerte, para muchos, llega en el momento más inesperado, ni siquiera te da tiempo para sorprenderte, cuando te llega la hora, te llega.

La mayoría de nosotros sabe eso, sabemos que es algo normal. Desde pequeños se nos enseña el ciclo al que nos enfrentaremos, nacer, reproducirnos y morir, a eso venimos, claro que siempre esperamos morir de viejos y no de una enfermedad o algo peor. Pensamos en la muerte pero creemos que las posibilidades de una partida repentina, son pocas.

-¡Jiyeon!- la pelinegra de cortos cabellos giró el rostro para sonreírle a su amiga- He estado buscándote ¿En donde te habías metido? ¿Cómo se te ocurre saltarte las clases? Los profesores van a reprobarte, ya sabes que te tienen en la mira y aun así sigues con esa actitud, deberías entrar a las últimas cla…

-Seohyun, ya deja de preocuparte tanto- le cortó con amabilidad y despreocupación- Solo fue por este día, no pasa nada con faltar a algunas clases, es más, te prometo que desde mañana no volveré a hacerlo ¿Te parece?- preguntó mirándola con una ceja arqueada, la otra chica la miró no muy convencida.

-Esta bien, como digas…- se rindió y decidió creer en las palabras de la menor- Aunque me gustaría que por una vez en tu vida me dijeras que lo harás de inmediato y no mañana- comentó cuando la de cabello estilizado pasó el brazo sobre sus hombros para abrazarla mientras caminaban- Ya sabes, es mejor hacer las cosas hoy si es posible, uno nunca sabe si habrá un mañana- Jiyeon le miró por unos segundos sin expresión alguna y de repente comenzó a reír.

-A veces creo que eres un alma vieja atrapada en ese joven cuerpo, amiga, deberías  estudiar filosofía o algo por el estilo- dice con tono de broma, no tomando en serio las palabras de la mujer.

-Sí, ríete, pero te he dado una gran enseñanza, lastima que la desperdicies, niñita inmadura.

-¿Inmadura? No, digamos que aquí, tú eres el alma vieja y yo, el alma relajada- dice ya entrando al edificio universitario. Seohyun rodó los ojos.

-Que profundo, creo que tienes talento.

-¿Para que?- preguntó la menor con curiosidad, deteniéndose a medio pasillo.

-Para ser payasa, surfista o hippie, la que prefieras- Seo comenzó a caminar sintiéndose algo irritada por la irresponsabilidad de su compañera, luego de unos pasos notó que la otra no tenia intenciones de seguirla y se giró para mirarla con el cuestionamiento escrito en su rostro- ¿No vendrás?- la otra solo sonrió de medio lado, divertida ante la cara de la mayor.

-No, soy una mujer de palabra, iniciaré desde mañana por ahora creo que me iré a un circo, a la playa o a fumar lo primero que se de, ya sabes, siguiendo los consejos de mi mejor amiga- respondió con un rostro burlón logrando estresar más a Seohyun- Hasta luego, que te vaya bien con esa molestia llamada clase.

Un suspiro, esa era la habitual reacción de Seohyun cada vez que esa situación se presentaba, y vaya que eran constantes esas charlas en las que la menor se escapaba sin pena alguna, olvidándose de sus deberes. En eso pensaba ella, mientras veía a la otra chica caminar con paso alegre fuera de las instalaciones del instituto “¿Qué voy a hacer con esta niña?”

**********

Había algo en ese día que la hacia sentir rara, no se lo había dicho a Seo, porque seguramente la mayor no le creería, pero… tenia una extraña sensación en el pecho, se sentía agobiada y así había sido desde que abrió los ojos esa mañana.

Decidió ir al trabajo a pie, disfrutando del Sol y de la frescura que se posaba en el ambiente, quizás de esa forma podría quitarse ese molesto sentimiento.

 Jiyeon no era una holgazana como estarán pensando, de hecho, era una chica muy trabajadora, disfrutaba del fruto de sus esfuerzos, adoraba no depender de nadie y era quizás una trabajadora sobresaliente en la gran corporación donde laboraba. El problema de Jiyeon era uno muy típico, padres hechos a la antigua que creían que podían dirigir su vida, planearle todo y moverla como si fuera una marioneta, tanto era el control que ejercían sobre ella que la habían inscrito en una universidad a la cual ella no deseaba ir y le habían elegido una carrera que tampoco quería estudiar. Derecho, como una prestigiosa familia de abogados, sus padres deseaban que su hija siguiera sus pasos para que se encargara del bufet, y muy poco les importaba si ella estaba de acuerdo o no “No debí dejarlos hacerme esto” la chica siempre había sido un alma libre, una joven alegre y un tanto rebelde que disfrutaba de las cosas simples, una niña que creció llena de lujos pero que siempre quiso tener una vida normal, con una familia que le diera amor en vez de ordenes, con amigos que la buscaran por cariño y no por interés y con tiempo, más tiempo para ella, mas tiempo para disfrutar de lo que le gustaba “He sido una tonta, tanto nadar para morir en la orilla”  se rió internamente, todos los berrinches y las escapadas que había hecho en su adolescencia para reclamar su espacio y su derecho a decidir sobre su vida, habían sido en vanos cuando obedeció a su padre y comenzó a asistir a aquella facultad.

-Parece que algo más que el trabajo ocupa su mente esta tarde- Hwang Tiffany, su jefa estaba de pie al lado de su escritorio, observándola con interés- ¿Le sucede algo, señorita Park?- Jiyeon negó de inmediato, no queriendo molestar a su superior.

-No, señorita, solo me distraje un momento, pero ya me pondré a trabajar.

-Sabe, señorita Park, aun no entiendo porqué una señorita de tan buena familia como usted, ha buscado un trabajo como asistente general. No me parece agradable estar dando vueltas por todo el edificio realizando los trabajos que los demás trabajadores de este departamento le deleguen- La pelinegra la miró por unos segundos antes de responder.

Jiyeon aceptó estudiar las leyes con una condición, que la dejaran trabajar, que le dieran la oportunidad de explorar más el ámbito laboral, sus padres aceptaron, a regañadientes pero lo hicieron. Fue entonces que la joven buscó empleo en una prestigiosa corporación de electrónica, y es que la tecnología era algo que llamaba mucho la atención de la chica.

-Es un empleo interesante y al hacer de todo voy conociendo más sobre esta industria, por eso lo tomé.

Tiffany hizo un leve movimiento con el labio inferior y luego se fue sin más.

La de cabello negro soltó el aire, aliviada al no tener que soportar más a la frívola mujer. Volvió a sus labores o eso intentó, pero la verdad es que su mente no funcionaba ese día, se reclinó sobre silla sintiéndose frustrada, desvió la mirada hacia algún punto al azar y… la suerte estuvo de su lado.

Sus ojos se toparon con la dueña de la corporación Park, y eso era sin duda lo mejor que le había sucedido en el día. La miró, en la distancia, admirando cada detalle de aquella hermosa mujer de cabellos oscuros. La dueña siempre le había parecido una diosa, una Afrodita escapada del Olimpo a la cual veía pocas veces, y siempre de lejos, pero eso no era problema, ella era feliz con verla, era suficiente para calmar un poco su deseo, pero no para calmar su curiosidad, curiosidad que crecía cada vez que veía a la enigmática fémina.

-Si ella supiera que existo- pensó en voz alta, aun mirándola, con su imaginación trabajando a mil para brindarle hermosas fantasías de amor entre ella y su inalcanzable jefa- Tonta, tonta, tonta- repitió sin quitarle la mirada de encima. Tan embobada estaba que no tuvo tiempo de reaccionar cuando vio que la antedicha se acercaba.

La Afrodita pasó por su lado, mirándola intensamente, con un rostro impasible, congelando cada parte del cuerpo de Jiyeon. Fue algo de segundos, en un segundo estaban frente a frente y  en el otro ya había entrado en la oficina de Hwang.

 Jiyeon giró la silla para mirar imaginando que la puerta estaría cerrada pero se equivocó, ahí estaba ella, de pie, observándola directamente sin intenciones de apartar la mirada.

-¡Asistente!- algún sujeto decidió interrumpir ese infrecuente momento- Necesito que lleves esto al departamento de diseño- Jiyeon lo encaró con algo de molestia- Que sea ahora mismo- le ordenó el tipo, sin notar si quiera como la chica lo apuñalaba con la mirada.

 

**********

El soleado día había desaparecido dándole paso a una noche de fuertes lluvias, su horario de trabajo terminaba a las diez pero tenía muchas obligaciones acumuladas. Una desventaja de ser asistente general es que todos te dejan el trabajo que no quieren hacer. Miró el reloj, ya las agujas marcaban las doce y media, sus deberes no estaban terminados, pero no podía seguir allí por más tiempo, necesitaba descansar y cenar algo “No puedo creer que aun no deje de llover”. Al parecer las precipitaciones solo empeorarían. Maldijo internamente a los cielos por hacerle esa jugada y sin paraguas o algún otro objeto que la pudiera resguardar un poco de la lluvia, inició su camino hacia la parada de autobús. Pero la suerte estaba ausente en ese momento, no había nadie más esperando transporte, las calles ya estaban mucho más solitarias gracias a la hora y al clima.

Esperó varios minutos y el autobús no llegaba.

-Genial, esto es genial- dijo mirando hacia arriba, tomándose aquello como alguna broma de Dios.

Comenzó a caminar, ya era muy tarde y no podía darse el lujo de quedarse allí, además su casa no quedaba tan lejos. Con paso rápido recorrió las calles, recortando cada vez más la distancia entre ella y su residencia. A esas alturas ya la joven se encontraba totalmente empapada y no dejaba de pensar en el resfriado que la derrumbaría al siguiente día, con solo pensarlo se sentía enferma.

-Una bella señorita como tú no debería estar por aquí a estas horas- dijo un hombre desconocido que había salido  del callejón a su mano derecha. Jiyeon le miró por solo un segundo y eso fue suficiente para comenzar a pensar lo peor.

 El sujeto tenía muy mal aspecto, lo peor era que su mirada y su sonrisa eran totalmente escalofriantes. Sus intenciones no eran buenas y no necesitaba ser un prodigio intelectual para saber eso.

El sujeto comenzó entonces a acercarse, caminando hacia ella con la lujuria centellándole en los ojos y las manos ligeramente levantadas, como si quisiera tomar los brazos de la joven.

- Yo podría acompa…- pero ella fue más rápida, la chica ya le había asestado una fuerte patada en la entrepierna antes de que pudiera hacerle daño- ¡AAAH!- se quejó de dolor y cuando cayó a suelo la reacción de la joven fue golpearlo de nuevo esta vez en el estomago- ¡Agh! ¡Mal..dita perra!- se quejó y maldijo el muy desgraciado.

No perdió tiempo y salió corriendo, con toda la velocidad que podía aplicar, sin mirar atrás temiendo que si lo hacia lo vería detrás de ella, siguiéndola. Corrió, corrió como nunca antes, temiendo por su integridad física y su vida. “Solamente a mi me pasan estas cosas” pensaba aun corriendo  por las desérticas calles perdiendo el rumbo gracias al miedo “Y lo peor es que todos tenían que desaparecer justamente cuando yo me quedo sin transporte, que porquería de  suerte

Se detuvo cuando ya no podía más, le ardían las piernas de tanto esfuerzo. Se recargó de una pared para poder descansar, intentando recuperar el aliento, siempre alerta a cualquier sonido, lo que menos quería era confiarse y que luego aquel sujeto apareciera otra vez. Lo que ella no sabía es que no estaba sola, no, desde la altura de un edificio alguien la observaba… la observaba con curiosidad.

-Tengo que seguir- se dijo, esta vez caminando con un poco más de lentitud, se había desviado del camino correcto, ahora tendría que tomar otra ruta para llegar a su destino. Estaba demasiado agotada para moverse rápido y no le importaba que la lluvia callera sobre ella,  ya estaba completamente mojada- Y esta lluvia que no me deja en paz, ¡Dios! Si hubiera traído mi auto no estaría pasando por esta situación tan deplorable, pero no, yo siempre tengo que comportarme como una idiota ambientalista que trata de no contaminar el planeta y mira con lo que el estúpido planeta me paga, casi abusan de mi y este inmundo planeta no deja de bañarme y es que yo no se quien puede ser tan…- se encontraba demasiado sumergida en su monologo de refunfuñeria tanto así, que no notó lo que se aproximaba.

No hubo tiempo para apartarse, no pudo evitarlo, simplemente ya era demasiado tarde. El auto la golpeó con fuerza y la arrojó hacia el pavimento, causando grandes daños a su anatomía. Jiyeon pudo escuchar el crujir de los huesos y sentir aquel indescriptible dolor que la hacia querer gritar con todas sus fuerzas, pero no podía hacerlo, el dolor no le permitía ese lujo.

Quien quiera que fuese el sujeto del auto, no tuvo la decencia de detenerse y salir en su ayuda, simplemente siguió dejándola allí a su suerte.

“¿Esto es? ¿No se supone que deba ver mi vida pasar frente a mis ojos? ¿Por qué así? Aun hay tantas cosas que deseo hacer, tantas experiencias que deseo vivir… ahora entiendo las palabras de Seo, ahora comprendo a que se refería”

Sí, nadie sabia cuando le llegaría la hora y Jiyeon odiaba eso, porque si hubiera sabido que moriría esa noche, no habría dejado que su vida fuera un teatro de títeres, habría disfrutado al máximo de las cosas que le gustaban y lo más importante, hubiera buscado el amor. Ahora moriría sin conocer ese sentimiento, definitivamente era una mala jugada del destino. “Es  irónicamente gracioso, si no hubiera tomado ciertas decisiones, no estaría así” su mente parecía ser lo único que funcionaba, su cuerpo ardía en el dolor y que poco a poco estaba perdiendo la conciencia “Esto es… este es mi final” eso pensaba, cuando al fin se había rendido, cuando su cuerpo parecía estar cediendo ante las manos de la muerte, pudo oír la voz de una mujer, solo una leve y borrosa ojeada a la figura femenina, eso fue lo que logró obtener antes de caer por completo en la inconsciencia.

 

**********

¿Por qué lo hizo? Ni ella misma lo comprendía, todo lo que sabía era que acababa de salvar a una humana. No fue fácil, Jiyeon estaba a un paso de la muerte y una simple mordida para traspasarle parte de la toxina que la hacia diferente no serviría de nada, menos siendo lo que ella era, así que tuvo que ser más radical y optar por una técnica antigua y que ya prácticamente no era utilizada. Mordió su propia muñeca y la colocó sobre los labios de la moribunda, lo difícil fue hacer que la tragara. Con el trabajo hecho, la tomó en brazos, y moviéndose con suma velocidad, casi siendo invisible para el ojo humano,  la llevó para refugiarla del implacable frio de aquella noche infernal.

Ya dentro de la enorme casa, se dio el tiempo de admirar a la bella joven que tenía en sus brazos, aunque estuviera empapada y llena de sangre seguía pareciéndole totalmente hermosa. Inclinó la cabeza con curiosidad examinando las heridas que ya estaban sanando gracias al efecto de su sangre vampírica.

-Has tenido suerte, niña- dijo aunque sabía que no la oiría.

Abrió la puerta de una de las habitaciones para huéspedes a patadas, para luego posar con mucho cuidado aquel cuerpo sobre la cama.

-Necesito limpiarla- las heridas estaban sanando con rapidez, era probable que la chica despertara en los próximos tres días, tras completar la transformación- Iré por unas toallas.

Y eso hizo, al regresar comenzó a limpiarla, primero el rostro, retirando todo el sucio y la sangre, luego quitó las ropas empapadas, dejándola desnuda para poder higienizarla mejor.

-Hyomin…- tenia visitas.

 Maldijo mentalmente aquel momento, no era bueno que vieran que tenía a una humana en proceso de conversión en su hogar. Con rapidez cubrió el cuerpo desnudo de la chica y salió al encuentro de la visita- Hyomin…

-¿Qué quieres, Soyeon?- preguntó con rudeza sorprendiendo a la otra mujer.

-Veo que estas de mal humor…- la mayor le miró con diversión antes de bajar la mirada y comenzar a inspeccionar el suelo- Tendrá que ver con eso- preguntó, señalando el rastro de fango y sangre que había dejado desde la entrada- Creo que deberías ser más cuidadosa, no traigas el trabajo a casa, sabes que es peligroso.

-No es de tu incumbencia- contestó cortamente mirándola con hostilidad, Soyeon captó el mensaje. Hyomin no deseaba tenerla ahí en esos momentos, pero ella no se iría, no, eso iba en contra de su trabajo.

-¿Qué escondes?- interrogó acercándose a la habitación- ¿Tienes alguna amiguita salvaje en la habitación?- una pregunta era un paso más- Aunque no lo creo, la tendrías en tu alcoba ¿cierto?-  la de menor estatura comenzaba a oler algo raro y sus sospechas crecieron cuando Hyomin se puso en medio para evitar que avanzara- Parece que no es algo bueno- la de cabello castaño oscuro le miró con frialdad queriendo intimidarla, pero ella solo sonrió antes de desaparecer, dejando una leve cortina de humo, apareciendo de nuevo esta vez en la habitación.

Hyomin gruó de pura frustración, ya no había nada que pudiera hacer para mantener oculta a la chica, por eso odiaba a las hechiceras, no eran las más veloces pero ¿Quién necesita ser veloz cuando se tiene la habilidad de la teletransportacion? Entró con rapidez y se encontró con una Soyeon muy tranquila, demasiado diría. La hechicera veía a la mujer que estaba en la cama con ojos analíticos.

-¿Una humana herida? Sabes que en estos casos el procedimiento es llevarla a la casa de Qri, así que…-se detuvo a media oración,  movió levemente la nariz y reaccionó, abriendo los ojos como platos y comenzando a alternar la mirada entre las otras dos damas, la herida y la que estaba de pie observándola con fastidio- ¡¿LA HAS CONVERTIDO?! ¡Por todos los sabios! ¡¿Es que te has vuelto loca?!- exclamó.

-Ya cállate, Soyeon, no seas exagerada- fue lo único que dijo mientras caminaba para ubicarse al lado de la muchacha inconsciente- Estaba a punto de morir, no podía dejarla así- dijo, tocando la frente de la chica que ya respiraba con más normalidad.

Soyeon no perdió detalle de la escena, ahí había algo más que compasión. Movió la cabeza de un lado a otro, imaginándose los problemas que vendrían en un futuro y luego posó su mirada sobre el rostro de la mortal que pronto dejaría de serlo.

-Esta sudando mucho, falta muy poco para que tu sangre termine de sanarla  y comience la verdadera metamorfosis y… ya sabes lo que pasará cuando eso comience- Hyomin le dedicó una mirada de preocupación- Quizás no acepte el cambio y muera.

-No- contestó de forma inmediata- Eso no va a pasar, es una chica fuerte… puede superarlo. 

-Y ¿Se puede saber quien es? No me digas que es solo una chica al azar, se nota que la conoces- preguntó recargándose de la pared.

-Trabaja en la corporación, la he visto un par de veces- explicó resumidamente.

-Hyomin…- le llamó para obtener su atención- El consejo no estará contento al saber de esto, quizás decidan deshacerse de la chica- esas pocas palabras fueron suficientes para despertar la ira de la inmortal- Ok no me mires así, yo no soy el consejo- se defendió la hechicera al ver como aquellos ojos ya no eran color café sino de un blanco brilloso- Solo te estoy advirtiendo- Hyomin gruñó dejando ver sus grandes y afilados colmillos.

-No dejaré que se le acerquen, tendrán que matarme para poder llegar a ella- dijo, ya volviendo a su estado humano.

-Entonces prepárate para los conflictos.  

 

**********

Era dolorosa, la transformación de humano a vampiro, era increíblemente dolorosa, Hyomin tuvo la suerte de no experimentarla, al nacer con aquellos genes vampíricos, pero la chica que estaba frente a ella no tuvo esa suerte y ahora solo podía quedarse allí, sentada, observando como la muchacha se retorcía de dolor y gritaba como si estuviera siendo quemada viva. Sintió la necesidad de taparse los oídos, ya no soportaba verla así, era una vista horrenda e insoportable, incluso para un ser como ella.

Podía ver como los músculos de la afectada comenzaban a hacerse más firmes y fuertes, las venas sobresalían gracias al desenfrenado movimiento de la sangre que ahora estaba en extremo caliente. Se escuchaba como crujían los huesos, esos que comenzaban a regenerarse y  fortalecerse.

-¡AAAAAAAAH!- los gritos se hacían más fuertes, no importaba que aun no abriera los ojos, aquel sufrimiento le  impedía caer en un sueño total.

Se acercó para intentar calmarla, pero era inútil, no podía hacer nada para que ese proceso fuera menos infernal, en esos momentos le era inútil.

-Pronto acabará el dolor- susurró, quizás Jiyeon podría escucharla- Ya pasará.

Y sus palabras fueron ciertas,  a la mañana siguiente todo estaba calmado, la pelinegra ya no gritaba, solo emitía pequeños quejidos. Ya no sudaba, su corazón latía cada vez más lento y por consiguiente su sangre se movía con lentitud. Su respiración se hacía más y más leve, pronto dejaría de respirar y todos sus órganos detendrían su funcionamiento.

Dio  un vistazo al afligido rostro antes de salir de la habitación “Es probable que despierte en la noche o mañana temprano, debo buscarle sangre” pensaba Hyomin, consciente de que la chica despertaría sedienta y agresiva. Antes de marcharse se aseguró de dejar a alguien cuidando de Jiyeon, lo menos que quería era que despertara y se escapara. Una vampira novata en la ciudad sería un tremendo alboroto y un gran baño de sangre.

-Mantente alerta, Ilhoon, puede despertar en cualquier momento- el joven cazador asintió.

Condujo con velocidad hacia el hospital, el único lugar donde podría conseguirla sin dañar a nadie, allí se encontró con la joven y hermosa doctora, Lee Jihyun, quien la recibió con gusto en su oficina.

-Es extraño tenerte por aquí tan pronto, apenas han pasado unos días desde que te entregué  tu ración de suero- comenta sentándose y señalándole a Hyomin la silla frente  a su escritorio- ¿Te has sentido más sedienta?- interrogó con interés y cierta preocupación. La de cabellos oscuros sonrió con diversión.

-¿Acaso temes que vuelva a descontrolarme?- preguntó de forma burlona, sentándose. La doctora la veía con cautela- Bueno, te entiendo, nadie quiere tener cerca a una enojada y hambrienta dhampiresa, y menos si ha tenido la mala suerte de verme fuera de mis cabales- comenta con diversión al recordar su ultimo ataque unos meses atrás, momento en el que Qri estuvo presente.

-No me parece gracioso, Hyomin, asesinaste a muchos inocentes- recordar ese baño de sangre era algo sumamente traumante para la humana y le molestaba que la de vida eterna tomara aquello como un juego.

-Vamos, Kyul- le llamó fingiendo dulzura- Sabes que podré asesinar a muchos insectos, pero tu eres mi favorito, a ti no te haría daño- asegura con una gran sonrisa.

-Eres un caso perdido- se rindió la doctora ya teniendo demasiado de la cínica personalidad de su acompañante- Ahora dime ¿Qué es lo que deseas?

-Sangre.

-¿Sangre? ¿Para qué quieres sangre? Creé el suero para que dejaras de depender de ella- pregunta con molestia.

-No es para mi, querida- la pelirroja la miró con confusión- Es para una neonata.

-¿Creaste a…? esto tiene que ser una broma, se supone que tu trabajo es matar vampiros, no crearlos- le recuerda.

-Eso lo sé, no tienes que decírmelo- la de cabello rojizo gruñó de pura frustración, era tan estresante lidiar con Hyomin- Pero estaba muriendo y creo que me dio algo de lástima- terminó levantando los hombros restándole importancia al asunto.

-Supongo que sabes que cuando el consejo de sabios se entere, comenzaran a hastiarte hasta que termines matando a tu “creación” si no terminan matándola ellos, claro- la castaña la miró con aburrimiento, dándole a entender que ya todo eso lo sabía.

-El grupo de vejetes no puede hacer nada, dependen de mí y de mis cazadores para mantener su ciudad limpia de vampiros y cualquier otra creatura que aparezca. Saben que no les conviene hacerme enojar…-responde con seguridad- Además, no hay ninguna cláusula en el trato que me impida crear a nuevos CHUPASANGRE- dijo sonriendo.

-No cabe duda de que ustedes los dhampiros son peores que sus padres, de ellos siempre se espera lo peor, pero… nunca se sabe que esperar de  los de tu clase, porque no están de ningún lado.

-En eso tienes razón, mi querida doctora, no estoy  ni con ustedes ni con los malditos muertos… ahora ¿Me darás la sangre o no? La chica despertará pronto y si no la alimento te llegaran muchos pacientes a emergencias.

Notas finales:

¿Qué opinan? :/ ¿Bueno, malo, regular? o de plano es un asco XD

Quizas no tiene mucho sentido ahora, quizas no le ven mucha trama, pero la tendrá :)

Gracias por leer y me encantaría que dejen sus comentarios, venga ya, arrojen sus criticas que con ellas se aprende.

AH! Si quieren pueden agregarme al facebook (No creo que quieran, pero igual se los dejo XD)

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