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Descubriendo el país de Nunca Jamás. por MagsKun

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Notas del capitulo:

Comentarios abajo!

-Choi, quiero que seas educado -anuncia el señor Lee-. Es el hijo de mi único hermano, y es un tanto especial.
-Sí, señor.
-Siempre quiso trabajar aquí, así que sé amable con él -sigue explicando-. Ayúdalo. Explícale todo lo que quiera saber todas las veces que te lo pida. Y trátalo bien, es un poco sensible. Pero ten en cuenta que su sueño es ser un agente, un policía, así que deberás tener eso siempre presente.
-Sí, señor.
-Deja que te ayude con tus tareas, se sentirá parte de la agencia -continúa, sin respirar-. Y aprenderá, también. Eso es lo importante. Que todo le sirva de algo, ¿no?
-Sí, señor.
-Y, otra cosa.
-¿Qué, señor?
-Ni se te ocurra poner tus manos encima de él.
-No, señor -¿Qué carajo?-. Nunca, señor.
-Ponte de pie -susurra, a la vez que se abre la puerta-. ¡Taemin!
Se abalanza sobre la persona que entra sin permitirme verla de buenas a primeras; abraza con cariño a su sobrino mientras cierra la puerta detrás de él. Lo toma por los hombros y lo examina, mientras yo permanezco incómodo parado al lado del escritorio sin poder ver aún a mi nuevo compañero, pues mi jefe es alto y al parecer el muchachito Taemin, no tanto.
-Mira qué grande estás... Creciste mucho durante el año, ¿eh?
-¿Dulces? -pregunta una voz completamente angelical y delicada, que aparentemente ignora el cálido saludo del señor Lee-. Tío, ¿dónde están los dulces?
-¿Qué? ¿Eh? -esa es la reacción del señor Lee, balbucear confundido-. ¡Ah, sí! Sí, Taemin, en mi escritorio, ahí están los dulces. Sírvete todos los que quieras, los puse especialmente para ti.
¿Es en serio?
El mocoso por poco empuja a su tío y se abalanza sobre el escritorio, ignorando mi presencia por completo. Miro con curiosidad una pequeña cabeza rubia de pelo alborotado asomándose de un cuerpo delgado y pequeño, aunque no puedo ver su rostro porque se encuentra practicamente dentro del tarro con caramelos. Bueno, ya no es sólo simbólico eso de su enfermedad. <Síndrome de Peter Pan>. Le queda bien. Parece Peter Pan en persona. Espero que en cualquier momento se ponga a flotar y a luchar con su sombra.
Por el amor de Dios, sí era en serio.
Mi traje gris, que generalmente me resulta soso, ahora me parece el más distinguido del mundo en comparación del que trae puesto este niño Taemin: sin chaqueta, la camisa arremangada hasta los codos, con los puños visiblemente sucios; el pantalón doblado porque aparentemente le queda muy largo, y la corbata negra con lunares blancos mal puesta. El nudo está mal hecho, para ser más específico. De todos modos, e increíblemente, le queda bien. Es como que... va con su personalidad, supongo. Aunque tal vez el trajecito verde y roto le quedaría mejor. Sumado a la cara sucia llena de dulces, como la tiene ahora... Bueno, el traje está bien, de todas formas. Le queda bien, y ya.
Torpemente abre los envoltorios de tres caramelos a la vez y se los mete a la boca todos juntos, tirando los papeles a mis pies sin reparos. Más allá de que me resulte un poco cómica la situación, siento rechazo por el niño maleducado de inmediato; no me gustan los pequeños, menos los que están atrapados en el cuerpo de un adolescente de 18 años. Y mucho menos si debo cuidarlos yo, porque son mis compañeros. Entonces, casi como si leyera mi mente, levanta un poco el rostro y puedo verlo con claridad cuando me mira a los ojos, confundido. Es pálido, tan blanco como la nieve, dando aspecto casi de estar enfermo, si no fuese por la mata de saludable cabello rubio. Sus ojos son avellana, grandes y brillantes, enmarcados por su pelo enmarañado y descontrolado. Sus labios rosados son gruesos, grandes y carnosos... Todo su rostro tiene facciones muy delicadas, me atrevería a decir que femeninas, y por un momento, una fracción de segundo, me permito pensar que es muy atractivo... La idea me hace carraspear incómodo. Sin embargo, no lo nota, y tampoco le da importancia a mi persona para nada, pues sigue metiéndose caramelos a la boca, ya perdí la cuenta de cuántos lleva, y verlo de esta manera, con las mejillas infladas de tanto dulce me provoca cierta... cierta ternura, más que atracción. Muy a mi pesar, eso es lo que sucede. Es tierno. Intento reprimir una risa en cuanto comienza a toser, porque no debería reírme. Está enfermo, no actúa así porque quiera hacerse el gracioso. Y además, tendré que cargar con él.
-Taemin, ¿y tus modales? -refunfuña el jefe, y eso aún me provoca más risa-. Mocoso... Este es Choi Min Ho, y será tu nuevo compañero. Tienes que obedecerlo en todo, porque es tu superior, ¿está bien?
-Mhm -oigo el balbuceo lleno de golosinas del pequeño-. Sí, como sea. ¡Puaaaaaj! -grita, de repente, y escupe todo lo que tenía en la boca-. ¡Ese caramelo era de café! ¡Puaj!
El hecho de verlo escupir todo el escritorio del señor Lee y luego limpiarse la lengua con las manos me hace no soportar más y comienzo a reír fuertemente. El jefe me fulmina con la mirada, pero no puedo evitarlo. Lo patético de la escena... Ah, no recuerdo haberme reído tanto en mucho tiempo. Sin embargo, de repente siento un pisotón en el pie y no puedo hacer nada más que soltar un alarido de profundo dolor que pronto reemplaza a mi carcajada alegre, y prosigo a tomar mi pobre y herido pie. El dueño del pie agresor es nada más y nada menos que el niño, que me mira con resentimiento y orgullo a la vez de haberme causado dolor, lo que claramente pretendía.
-¡¿Qué te pasa?! -reclamo-. ¡¿Qué haces?!
-Estabas riéndote de mí, ¿a que sí? -responde, rencoroso-. ¡No me gusta que la gente se ría de mí! ¡Lo hacen tan a menudo, lo odio, lo odio y lo odio! Y yo que pensaba que podíamos ser amigos...
-Claro que podemos ser amigos -digo, muy en contra de lo que realmente creo, intentando disimular el dolor-. Pero los amigos no se pisan los pies, ¿sabías eso? Mucho menos si el amigo pisado es tu superior.
-¡Tíoooooooooooooo! ¡Tío, tío, tío! ¡Tíooo! -solloza falsamente-. ¡No me gusta este compañero! ¡Cómprame otro, cambiémoslo, no lo quiero!
Veo cómo sobre el hombro del niño, que está ahora pateando el suelo y haciendo pucheros (acciones que lo hacen ver espantosamente adorable, por más que sea irritante y odioso, y también ofensivo, porque lo hace debido a mí), el señor Lee me hace señas. Si es que entiendo lo que pretende decirme, quiere que haga cambiar de opinión al mocoso. Ah, se da cuenta de que estamos en un aprieto. Comprendo. Asiento, y me dirijo a cumplir la orden de mi jefe: convencer de alguna manera al mocoso.
-Eh, niño, deja de llorar -ordeno, aunque me ignora rotundamente-. Ya, por favor, para de llorar -sigo sin obtener resultados-. Mierda, niño, maldita sea, vamos.
-¡Dijiste... dijiste una mala palabra!
-¿Qué? -pregunto, atónito-. ¡Claro que no lo hice!
-Sí, ¡sí lo hiciste! -agrega, sonriendo malévolamente y frotándose las manos-. ¡Tío, dijo una mala palabra! ¡Se lo diré a tu mamá! ¡Mwahahaha!
-Maldita sea -susurro, y por suerte el niño no me oye-. Oye, niño. ¿Qué tal si te compro un helado?
-¿Un helado? -pregunta, ahora interesado, dejando de reír macabramente por un segundo-. ¿Qué tan grande?
-¡El más grande de todos! -digo, orgulloso de haber llamado su atención-. ¡Y de todos los sabores que quieras!
-¿Incluso de banana? -pregunta, abriendo mucho los ojos-. ¿Y de chocolate?
-Sí, incluso de banana y de chocolate. ¿Qué te parece?
-Mmm.. naaaaaaaa.
Me quedo mudo, pues me sorprendió la negativa del niño. Mientras tanto, el señor Lee mira a su sobrino retomar la tarea de engullir hasta el último caramelo del tarro, con el alma a los pies. No entiendo cómo no se ríe de mí, de todas maneras. Yo lo haría. El rechazo del niño me quebró el orgullo. Esto va a ser mucho más difícil de lo que creí.
-Tae, ¿está bien trabajar con este chico para ti? -pregunta el jefe, claramente nervioso-. ¿Quieres trabajar con él?
-No lo sé -duda, y se frota la barbilla como si estuviera quemándose el cerebro para saber qué decir-. Aunque se ha reído de mí, creo que podría ser bueno... ¡Lo tengo! ¿Batman o Capitán América?
-¿Qué? -pregunto, confundido-. ¿Qué tienen?
-¿A quién prefieres? -pregunta, como si fuese obvio-. ¿A Batman o al Capitán América?
-Eh... no lo sé -¿Pero qué?-. ¿A Batman, supongo?
-¡Sí! -festeja y le sonríe a su tío con mucha alegría-. Sí, tío, me lo quedo. Cualquier tarado sabe que Batman es mejor que Capitán América...
Abro los ojos al oir aquella conclusión tan apresurada. ¿Por qué una pregunta como esa podría indicarle cualquier cosa sobre mí? ¿Preferir a Batman me hace ser aceptable? ¿Por qué no preguntar, oye, eres un maníaco asesino, te drogas, bebes, o algo así? Ah, no entiendo a los niños. ¿Qué haré para llevarme bien con este? No sólo es infantil, no sólo es irritante, no sólo es maleducado... Sino que también, el mocoso es bien suelto de lengua, no tiene escrúpulos a la hora de hablar, y no se para a pensar las cosas dos veces, las dice y ya... Como un niño. Jinki tenía razón. Más que un tutor, seré un niñero.

Notas finales:

Bueno, primero que todo, hola, ¿cómo están?

Quería hacer una especial mención a esas 50 y algo tímidas personitas que se tomaron la molestia de leer el capítulo anterior pero no se atrevieron a comentarla... hmm.. jajaja. En fin.

En cuanto al capítulo, ow, Taeminnie es un encanto, ¿no? Tengan paciencia, sé que esto aún no apunta hacia ninguna parte (aparentemente), pero pronto comenzará la verdadera historia, el caso a resolver y demás. Primero, como sabrán, se necesita una introducción de los personajes, ¿no? Aquí ya tenemos bien expuestos a Tae y a Minho, o eso espero. De todos modos, irán evolucionando a lo largo de la historia, así que, ¡alerta permanente!

Sin más nada que agregar, adiós, saludos! Espero que les guste el cap, y que les guste este Taemin... a mí en lo personal me encanta *w*


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