Jonghyun POV
-Jonghyun…Jonghyun-ah… - la voz que escuchaba era como música para mis oídos. Era placentera. Quise seguirla, pero no lo hice. Sabía que si lo hacia me sacaría de mi sueño.
-Mhm, lárgate – murmuré con una sonrisa en mi rostro. La voz desapareció y suspiré contento mientras me acomodaba en mi cama. Quisiera jamás dejar mi cama. Es tan suave y cálida. Y fría. Muy Fría. Como…hielo. Me paré de un salto cuando sentí los cubos de hielo deslizarse por mis pantalones. –Y-yah, Noona, ¿Qué mierda? – mis dientes castañearon y miré a Taeyeon.
Tenía los brazos cruzados en el pecho y en una de sus manos un tazón vacío que sin dudar tenía hielo hasta hace unos segundos. Me estaba mirando, intimidándome así que eventualmente cedí ante sus ojos. Tuve que hacerlo, esta chica puede ser realmente terrible cuando quiere.
-Eso es lo que ganas por decirle a tú propia hermana que se largue – sonrío –Ahora… ¡saca tu patético trasero de la cama antes que te golpee en la cabeza!
-Noona…
-No, te levantaras de la cama ahora Kim Jonghyun. Punto. Es tú primer día de clases ¿Recuerdas? – gruñí ¿Por qué tiene que recordármelo? -¡Vamos arriba, arriba!
-No quiero~ - me quejé mientras me cubría con las cobijas.
-¿Está todo bien Taeyeon? – una voz se escuchó desde el pasillo.
Tiré más que rápido las cobijas y miré a Taeyeon “No te atrevas”.
-¡Youngwoon-oppa! Jonghyun está siendo malo conmigo – gritó con una sonrisa malévola en su rostro. Esperamos en silencia un par de segundos hasta que escuchamos pasos pesados acercándose a mi habitación.
De un momento a otro tenía unas ganas de salir de la cama, idealmente lo más rápido posible, pero las traicioneras cobijas se enredaron en mis piernas evitando que lo hiciera. Dije un millón de groserías. Pronto la puerta de mi pieza se abrió de golpe revelando a mi hermano mayor.
-Oppa~Jonghyun no quiere salir de la cama – Taeyeon hizo un puchero –Incluso le pedí de buena manera y él dijo que me largara – suspiro.
Youngwoon me miró y gruñó, pude sentir la sangre dejar mi rostro y trague.
-H-hyung yo-yo solo estaba…
-No me hagas ir hasta allá Jonghyun-ah – me amenazó. No alcance siquiera a responder cuando de un salto llego a la cama y me agarró volteándome, apretando mi cara contra el colchón. Tomó mi brazo y lo dobló en mi espalda. – ¡Ríndete! – mi voz se silencio por la tela -¿Qué? No te escucho.
-¡Me rindo, mierda me rindo! – le grité. Mientras me soltaba se reía y cuando salio de encima Mio pude respirar de nuevo. –Mierda Hyung, eso dolió – obviamente él no se disculpó, solo siguió riendo mientras yo intentaba salir de la cama.
"Gilipollas" murmure mientras caminaba al baño. Cuando me dí cuenta que Younwoon lo había escuchado salté como un resorte. No se lo había tomado muy bien.
Key POV.
El sol brillaba suavemente a través de una rendija entre las cortinas hasta llegar a mi cara, me había despertado. Me estiré y arquee mi espalda con un largo bostezo. Me levante hasta el baño para una duche para prepararme para un nuevo día.
Pasé horas el día anterior eligiendo el atuendo perfecto. Comenzaría en una nueva escuela y quiero dejar una buena impresión, así que apariencia tiene que ser impecable. Como si no fuera siempre así. Me puse un poco de maquillaje y arregle mi cabello. Estaba casi listo cuando se escuchó un suave golpe en la puerta y mi hermano asomo su cabeza por la rendija.
-Oh…ya estás listo.
-Me conoces – le sonreí.
-El desayuno esta listo en la cocina. Debo irme en unos minutos – abrió por completo la puerta y camino hacia mi –Déjame mirarte – giré hacia él dejándolo verme mejor. Asintió y sonrío –Te he enseñado bien – luego me abrazo –Te extrañaré tanto Kibum-ah.
-Heechul-hyung…
-No te llamaré por ese estupido apodo Kibum
-No, no es eso – suspire –Estas…estas arrugando mi ropa – se alejo inmediatamente arreglando mi ropa con una tímida expresión
–También te extrañaré – alce mi mano para acariciar su mejilla. OH Dios, Key…prometiste que no llorarías. Calma Key. Tranquilo. Respire hondo ante de sonreírle. Las lágrimas aun amenazaban con caer, así que rápidamente lo empuje por la puerta para que se vaya a trabajar antes que la guerra de lágrimas comience. Caminé hasta la cocina encontrando a mi paso una gran pila de panqueques con una nota. Si los chico de la escuela fueran la mitad de increíble de lo que es Heechul-hyung no tendría ningún problema en encajar allí.
Jonghyun POV.
Casi se me salio el corazón por la boca cuando Taeyeon rozó otro auto. No ayudaba nada la velocidad con la que estaba conduciendo. Me tiré hacia atrás en mi asiento abrazando mi pecho mientras intentaba calmar mi respiración. Ya había tenido suficiente
-¡Yah! Estaciona el maldito auto.
-Pero…
-¡Dije estaciónate! – ella frunció el ceño disgustada, pero hizo lo que dije. Dio un giro y condujo unas cuadras por una pequeña y abandonada calle. Allí aparcó y apagó el motor.
-¿Qué cresta fue eso? – le pregunté luego de recuperarme del susto. Tuve suerte que Youngwoon es un flojo de mierda y no vino con nosotros porque sino probablemente me habría pateado el trasero por hablarle así a nuestra hermana. Es tan sensible cuando se trata de ella que da miedo. -¿Siquiera tienes licencia de conducir Noona? – La miré incrédulo – ¡Conduces como un…como un maldito…ni siquiera se como! – lance mis manos al aire mostrando mi frustración.
-¿De verdad quieres que te lleve a la escuela?
-Si, pero también quiero vivir – la miré de reojo, tenia los brazos cruzados y estaba haciendo pucheros como una niña malcriada –Noona~ - le suplique –Por favor. Lo siento si te grité, solo quiero que seas mas cuidadosa, ¿esta bien? – la miré con mis ojos de cachorro -¿Por favor~?
-No puedes usar esa mirada conmigo Jonghyun, yo casi la invente – ahora era mi turno de hacerle un puchero. Respiro fuerte y encendió el carro. Continuo por la calle he incluso se mantuvo dentro de los limites de velocidad para mi sorpresa.
Llega a destino en un abrir y cerrar de ojos y me baje del auto. Rápidamente saqué mis bolsos del maletero para luego ir hacia las rejas de hierro que asumí seria la entrada principal.
-Jonghyun-ah – Taeyeon me llamo. Giré y la vi con los brazos extendidos en un gesto inconfundible. Hice una mueca, pero ella es tan persistente y eventualmente me di por vencido. Acorte el espacio entre nosotros y la deje que me abrazara –Por favor pórtate bien, Mamá y papá han trabajado mucho por esto. Y con estas palabras regresó al carro y se fue sin mirar atrás. Me quede viéndola por un rato antes de tomar mis maletas y con grandes zancadas entre al lugar que sería mi hogar por los próximos tres años.
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