Solo a terceros.
Luhan regresaba del trabajo como un día cualquiera, cansado y añorando profundamente su cama.
Deseo nunca haber abierto la puerta de la recamara.
Debajo de las blancas sabanas se encontraban dos cuerpos juntos, amándose.
Reconoció a una de las siluetas, como podría olvidarla cuando la tuvo miles de veces en la misma posición como en la que se encontraba, encima de otra, una desconocida.
No emitió sonido alguno y sigilosamente, se retiró de la escena, yendo a la cocina al final de un corto pasillo.
Los pensamientos comenzaron a inundarlo, así como la posición de ambos amantes, varias imágenes del que ahora se encontraba devorando a otra persona.
…
Tal vez no sucedió…
Tal vez esto sea una ilusión…
Tal vez sea una obra dramatúrgica, con actores y tú eres, el principal y ese de abajo…
Es tu secundario, inicio la función…
¿Que pasara al final de este drama sexual?
Valdrá la pena esperar el final… me agrada sentir dolor…
Ven a contármelo, que quiero escucharlo… quiero escucharlo…
Tienes talento para dar placer, pero solo a terceros.
…
Se quedó esperando en una silla de la cocina a que ambos terminaran, mientras él bebía tranquilamente un vaso con jugo de naranja.
Pasos le avisaron que alguien se acercaba. No se sorprendió cuando su pareja entro a la cocina solo en bóxers, mientras su cuerpo era cubierto por una fina capa de sudor que destellaba por la luz artificial del lugar.
Los ojos de ambos hicieron contacto, el recién llegado se detuvo en seco cuando encontró a Luhan en la cocina, gotas de sudor resbalaban de su frente y no necesariamente por el esfuerzo de momentos antes. Luhan ni se inmuto ante él, se encontraba pacifico observándolo, sabía todo y aun así, tenía cierto brillo en los ojos y una sonrisa en el rostro.
– Hola Sehun, ¿te sorprende el verme? – le pregunto sin desvanecer esa sonrisa, que sin dudas, era dulce.
– N-no… solo que no te escuche llegar… – intento defenderse, la voz le temblaba.
– Pero por supuesto que no me escuchaste… –*porque los gemidos del otro no dejaban que escucharas nada más* No, aún no se lo diría, disfrutaría observar sus expresiones antes.
…
¿Cómo se sintió, al tocar a alguien que no era yo?
¿Al rozar las sabanas con alguien más?
Sé que pensaste en mí, espero que lo hayas gozado.
Ya aunque nunca te alejaste de mí… siempre existió temor que cometas fraude de mi amor…
Ahora comprendo que mi corazón, merece una explicación… ven a explicárselo, que quiero escucharlo, quiero escucharlo…
Pones tu cara que quieres decir lo siento… él te dejo sin aliento…
Quiero escucharlo…
Tienes talento para dar placer, pero solo a terceros.
…
Pasaron un par de minutos y ninguno dijo nada.
Luhan se levantó de su lugar y se dirigió a Sehun, este se tensó cuando vio la aproximación de Luhan y una descarga recorrió por sus vertebras, no sabe porque, podrá ser la extrema tranquilidad de Luhan o simplemente, su sonrisa era más perturbadora que dulce. Tembló.
– Te daré la oportunidad, Sehun, de explicarme lo que presencie en nuestra recamara. – dijo cuándo le rodeo y por atrás se acercó a su oído. La voz fue dulce y melodiosa.
Sehun trago pero no tenía saliva, la boca se le seco. Se giró para ver Luhan y este solo se encontraba enfrente de él esperando, con ese inusual brillo en sus ojos marrones. Sehun no pudo dar una contestación, quedo petrificado. Hacia ademanes de querer explicarse, los gestos de su rostro eran todo un poema, del miedo a la súplica y arrepentimiento, pero la voz simplemente no salía.
…
No me arrepiento de siempre dudar, cuestionar tu fidelidad, hasta tu forma de mirar…
De la amargura futura soy yo, siempre presente yo… pues no quiero perdérmelo y quiero escucharlo… quiero escucharlo
Pones tu cara de quieres decir lo siento, pero él te dejo sin aliento…
…
A Luhan no le importó sacar el cuchillo que escondía detrás de su espalda.
No le importó enterrarlo profundamente en el pecho de Sehun.
No le importó el grito desgarrador que provenía detrás de él.
En cambio...
Si le importó hacer correr el delicioso líquido carmesí por el pecho blanquecino de Sehun.
Si le importó que después del primer ataque, le siguieran unos cuantos más.
Si le importó volver a tomar el cuchillo y dirigirse al joven de rasgos equinos que había presenciado todo.
Si le importó saber el nombre de su próxima víctima.
Cuando la hoja atravesó el pecho de Sehun, este soltó un doloroso alarido, inmediatamente, se retiró el filo para atravesar de nuevo la carne, esta vez, Sehun no emitió sonido alguno porque el cuchillo había impactado directamente su corazón, por el mango comenzaron a correr hileras rojas muy llamativas llegando a la mano de Luhan. El órgano de Sehun se iba vaciando. Sus piernas fallaron amenazando con doblarse, pero Luhan lo abrazo para que estas no cedieran. El abrazo solo provoco que las ropas de Luhan se mancharan con la sangre de la persona que más amaba y a la cual le arrancaba la vida.
Luhan se despegó del cuerpo de Sehun, el cual por la gravedad, cayó al piso dando un sonido seco cuando impacto con las frías lozas de la cocina, bañándolas de brillante rojo. El objeto plateado en sus manos daba destellos rojos y goteaba líquido carmesí. Dio la vuelta para encontrarse con el que profirió aquel grito.
-¿Podría conocer tu nombre? - mostraba nuevamente aquella sonrisa y el brillo en sus ojos seguía vivo.
- La-Lay... - respondió tartamudeando, su frente comenzó a perlarse por gotas saladas. Se encontraba vistiendo boxérs y una camisa azul claro que Luhan reconoció como propiedad de Sehun, ya que él se la había regalado para su cumpleaños meses atrás.
- Mucho gusto, Lay, es una pena que no pueda tratarte más. -
El nombrado se giró bruscamente para emprender huida cuando percibió las intenciones de Luhan, pero no logró avanzar, ya que Luhan se le había abalanzado haciéndolo caer boca abajo, provocando que se le rompiera el labio inferior cuando impacto con el piso. Luhan aún encima de él, le tomo los cabellos con la mano izquierda y llevo su cabeza hacia atrás, haciendo que Lay gritara por el dolor causado.
Se acercó a su oído y le dijo suavemente - Grita para mí como de seguro lo hiciste para él, solo que conmigo, tú no lo disfrutaras. - En el segundo que dejo de hablar, encajó la hoja plateada en la espalda del otro, dando nuevamente un grito.
La hoja se incrustó debajo de su omóplato derecho, las costillas cedían y entonaron distintas melodías cuando se fueron rompiendo una tras otra. El filo pasaba limpiamente por la carne de la víctima, Luhan no necesito hacer mucho esfuerzo para encajar completamente la hoja del cuchillo. La tela que traía encima Lay, rápidamente fue absorbiendo la sangre, cambiando del azul claro al rojo intenso.
A Luhan no le basto esa herida, al contrario, se encantó al notar que la sangre dejaba inmediatamente el cuerpo del joven, así que causo un par más de lesiones.
Lay dejo de dar gritos, al contrario, se esforzaba para poder retener oxígeno, pero las heridas le habían destrozado los pulmones, lo cual le era imposible. Solo fue cuestión de segundos para que dejara de luchar.
Después de quitarse de encima del muchacho, devolvió el cuchillo a su lugar y él fue a tomar un baño.
En definitiva, la sangre al secarse ya no era tan bella.
…
Tienes talento para dar placer… pero solo a terceros.
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