El aire olía a cigarro y a alcohol, la música sonaba fuerte haciendo que Donghae tuviera que gritarle al oído a su amigo para que lo escuchara.
—Hyung, ya bebiste demasiado...—hablaba con un ebrio Kangin, que parecía ya no tener idea ni de dónde estaba. El aludido se giró a verle, balbuceando unas palabras de las cuales, solo logró entender "joven" y "noche", acto seguido, Kangin se dirigió hacia la barra en busca de más alcohol.
Se encontraban en la fiesta de cumpleaños de Sungmin que, curiosamente, coincidía con la llegada del año nuevo, la mayoría de los amigos de Donghae se encontraban ya ebrios, bailando, llorando, gritando y hablando sin sentido alguno, en ese punto no era divertido ser el único sobrio en la fiesta, por lo que decidió que ya debía irse. Se dirigió hacia la puerta sin despedirse, total, al día siguiente nadie lo recordaría.
—¡Donghae! r fue el eufórico grito, proveniente de su compañero de oficina y amigo Kyuhyun, el que lo recibió al abrir la puerta–. Pe-ce-si-to. —pronunció el recién llegado de una forma extraña mientras lo abrazaba.
—Hola, Kyu. Llegas tarde.
—¡Aww!, ¿me extrañaste? –Preguntó al separarse con una sonrisa—. Vamos a bailar.
—En realidad, Kyu, yo ya me iba. —Hae intentó zafarse, pero el más alto lo tomo con fuerza de la muñeca y lo arrastro de nuevo a la fiesta. No era como si Hae no hubiese querido del todo, porque pudo haber jalado con fuerza para irse, o pudo haber dicho que iba al baño y escabullirse cuando no lo viera..., pero ahí estaba, bailando con el castaño e incluso cediendo a tomar un poco.
Pasadas las 3:00 am, Donghae no podía creer que siguiera ahí, ahora cuidando al borracho de Kyuhyun para que no se cayera o se peleara en su estado. Al principio había sido divertido estar con el castaño, pero, conforme ingería alcohol, se fue poniendo un tanto fastidioso.
—Hae...
—¿Qué?
—Hae..., quiero...
—¿Qué quieres?
—No te hagas. —Hae lo miro con una ceja alzada, ¿de que hablaba? Kyuhyun lo miraba expectante y él no entendía nada—. Hae... —repitió por tercera vez el castaño antes de abalanzarse sobre los labios ajenos, besándolos con ansias. Donghae no supo cómo reaccionar, solo se quedó estático mientras le comían la boca. El causante de su actual trance se separó lentamente, dedicándole una mirada llena de deseo que le estremeció entero, parecía tener la intención de cogerse a Hae ahí mismo y, entonces, vomitó en sus piernas.
—¡Yah! ¡Qué asco!.
—Perdón Hae.
—¡Al menos debiste hacerlo en el suelo! –reclamaba a la vez que buscaba algo con que limpiarse, divisó el abrigo de su amigo y no dudo en usarlo.
—Oye eso es mío —reclamó el más alto, estirando el brazo para intentar tomarlo, cosa que, obviamente, Donghae no permitió.
—Cállate, que esto es tu culpa.
—Perdón —repitió pero soltó una risita burlona al decirlo.
—Maldito ebrio —observo a su alrededor, ya era tarde, las habitaciones vacías de la casa parecían ya estar ocupadas y su amigo no estaba en condiciones de ir solo a su departamento. Suspiro resignado, tendría que llevarlo él— vámonos ya —le indico a la vez que le ayudaba a levantarse.
El trayecto en su automóvil fue agotador, Hae tuvo que soportar los gritos de su amigo así como sus múltiples intentos de salirse por la ventana. Lo había visto borracho varias veces, pero nunca tan inconsciente como ese día.
Seguramente ni siquiera quería besarme, tal vez hasta estaba pensando en alguien más.
Llegaron al edificio donde vivía Kyuhyun, el más bajo tuvo que llevarlo casi cargando hasta su piso y luego a su cuarto, lo recostó en la cama e intento arroparlo un poco antes de irse.
—Hae...
—¿Qué pasa? Si vas a vomitar de nuevo ve al baño —el otro negó.
—Perdóname, Hae. No debí hacerlo.
—Descuida, pero tendrás que lavar mi ropa —amenazo medio en broma medio enserio, el otro volvió a negar.
—No, Hae... Perdóname por besarte...—el aludido sintió una punzada en su pecho
Entonces no quería hacerlo, se sintió dolido pero le dedico una sonrisa a su amigo para disimular.
—Hae... Di que me perdonas.
—Te perdono —sonrió de nuevo.
—Hae... Te amo...
—¡Qué? —Donghae abrió tanto los ojos que parecía que se saldrían de sus orbes, necesitaba urgentemente una explicación a eso, pero Kyuhyun se había dormido, casi por arte de magia, justo después de decir eso y por más que Hae lo sacudió y le hablo no se dignó a abrir los ojos de nuevo— . ¡Maldito seas Cho Kyuhyun! —se dejó caer a un lado de la cama, la cabeza le daba vueltas, y en sus adentros resonaba la reciente confesión. Suspiro de nuevo calmándose de a poco– Eres menos romántico de lo que pensé. –soltó una risita para sí mismo– Yo también te amo... Pero aun tienes que lavar mi ropa. –se levantó de nuevo con una sonrisa y deposito un casto beso en la frente de su amigo– Buenas noches...–tenían muchas cosas de que hablar al día siguiente, pero ahora que conocía los sentimientos de su amigo, no lo dejaría apartarse de su lado nunca más.