POV CHANYEOL
La chica en la que me había estado fijando en los últimos meses estaba justo en mi casa. En mi sofá. Liándose con mi compañero de piso.
La fiesta se me había salido de las manos, había gente borracha por cada esquina de ese pequeño piso. La lata de cerveza que sujetaba poco a poco iba encogiendo entre mis dedos, mi mandíbula estaba siendo apretada fuertemente y mis dientes dolían. Mi compañero de piso sabía perfectamente que estaba interesado en aquella chica desde hacía un tiempo y ahora, si no se la estaba follando es porque había demasiado ropa de por medio. Lo que más coraje me da de todo esto, es que no para de dirigir su mirada de vez en cuando en mi dirección. Es irritante saber que a algunas chicas le van los chicos adorables como Kyungsoo, es demasiado pequeño como para ser un chico. Y va a ser aún más pequeño cuando lo aplaste, tengo suficiente alcohol en el cuerpo como para no razonar lo suficiente y darle una paliza. Mi altura es como el triple a la suya y tengo mucha más fuerza que él.
Creo que no le he caído bien nunca, aunque compartamos piso. La primera vez que lo vi fue hace un año y medio, parecía (sigue pareciendo) un niño pequeño, solo le faltaba el uniforme escolar. No solo su apariencia infantil llamaba la atención, sino que tenía unos enormes labios y lo que más destacaba eran sus ojos. Tenía unos grandísimos ojos que realmente daban miedo. Siempre me miraba de forma extraña, y nunca habíamos llegado a conocernos del todo. Hablábamos cuando había que hablar, no quería que se sintiera incomodo con mi presencia, por eso la mayoría del tiempo lo pasaba fuera. La idea de la estúpida fiesta fue mía, él sabía que la había organizado para poder estar más cerca de esa chica. Pero parece que aceptó solo para él estar también cerca.
Los labios de ambos se separaron y mientras su mirada seguía en la mía, se dirigió a su cuello para así poder lamerlo. El hijo de puta sonrió un poco de lado antes de seguir con mordidas. Un pequeño jadeo salió de mis labios. Me quedé ensimismado mirando como su lengua pasaba por todo el cuello de la chica, como rozaba con sus dientes aquella zona dando pequeños mordiscos. Su estúpida mirada seguía en mí, y todo aquello lo había hecho mirándome a los ojos. Mi cara al principio era de enfado, pero ahora estaba tan embobado en su mirada que mi cara simplemente se relajo. Algo entre mis piernas había reaccionado de forma extraña, seguro que mini Chanyeol se ha puesto contento porque es el cuello de la chica que me gusta. Claro que me pone…¿no? Le acaba de susurrar algo en el oído y ella se está riendo…y se acaban de levantar…no no…que ni se le ocurra llevársela a la habitación porque lo mato. Vale, ha vuelto a mirarme para después comerle la boca en mis narices. Lo ma-to.
Me tambaleé un poco cuando me levanté del taburete que teníamos en la cocina. No iba a permitir que ese enano ojón se la tirara y menos conmigo en el piso. Cuando atravesé la enorme puerta de la cocina para entrar en el saloncito, no había ni rastro de ninguno de los dos, fue entonces cuando me dirigí directamente a su habitación. Sé que no me va a gustar nada esa imagen, pero estoy borracho y me importa todo una mierda.
Cuando agarré el picaporte y lo giré, lo hice con los ojos cerrados (bueno, solo con uno). Cuando vi la luz apagada y ningún movimiento, los abrí de un tirón. Entré mirando hacia su cama y pude notar un bulto. Me acerqué y lo destapé de un tirón. Una cara adormilada y extrañamente adorable, un cuerpo pequeño y acurrucado es lo único que había debajo de aquellas sábanas. Repito un cuerpo, un solo cuerpo y era de Kyungsoo. ¿Cuánto tiempo había estado en mi mundo antes que hasta él estaba ya medio dormido?
- ¿Qué coño haces? – me quitó las mantas de las manos y se volvió a tapar.
Al principio me quedé algo embobado, el alcohol no me dejaba reaccionar de forma más rápida.
- ¿Qué coño haces tú? – Le volví a retirar las sábanas muy enfadado. Se estaba riendo de mí claramente.
Su cara sí que tenía pinta de estar enfadada. Sus ojos enormes otra vez. Dejé poco a poco caer la sábana y volví a poner mi cara de enfadado.
- Sabías que ella me gustaba desde hace tiempo. ¿No había más chicas que tirarte en esta puta fiesta? – soltó una pequeña risa cuando le dije eso que me cabreó aún más y lo cogí por el cuello del pijama.
- Sólo te he demostrado que era una zorra y que se liaría con cualquiera, ni siquiera me gusta.- eso lo dijo totalmente serio.
- ¿Desde cuándo te preocupas por mí eh? , Ni siquiera nos vemos ¿y quieres “ayudarme” con las chicas? No seas gracioso.
- No he dicho nada gracioso. Y respondiendo a tu pregunta, me he preocupado por ti desde siempre. Ahora quítate y déjame descansar – se deshizo de mi agarre, me apartó, se tapó hasta arriba con las sábanas y se volvió a dormir.
Vale, no me esperaba ese “me he preocupado por ti desde siempre”, pero se estaba riendo de mí de nuevo. Normalmente no me caía mal nada, siempre he sido alegre y aguantado todo con una sonrisa. Mi cabreo no era porque se hubiera liado con la chica que me gusta, sino porque él se estaba quedando conmigo. Antes de salir pateé algo que se encontraba delante de mis pies e hizo un gran ruido, y en cuanto salí di un gran portazo.