Fecha: 4 de Junio/2014.
A la hora de cerrar la tienda, comenzó a caer una lluvia torrencial, por suerte, en la mañana logre ver el pronóstico del clima por lo que traía un paraguas conmigo. Aún no salía y podía ver a través de las puertas de cristal (empañadas por las gotas de lluvia), como la gente corría a buscar refugio para evitar mojarse más de la cuenta. De momento, un extraño logro captar mi atención, tal vez fue su mirada lo que hizo que saliera a toda prisa de mi pequeño local, cerrándolo a toda prisa para no perder a aquella persona de vista. Abrí el paraguas y con la vista la volví a buscar, cuando lo encontré me perdí en su espalda; caminaba bajo la lluvia tranquilamente, disfrutando cada tacto que esta hacía en su piel, personas tratando de protegerse pasaban a su lado, pero a él no le importada, solo caminaba. Deseos de protección hicieron que corriera hasta alcanzarlo y tomándolo del brazo para que se detuviera.
– Perdón por mi atrevimiento, pero no creo que sea una buena idea el caminar bajo la lluvia… podrías enfermarte. – le dije mientras acomodaba el paraguas para que nos protegiera a ambos.
Él solo levanto la cara y pude sentir su mirada, pero por la oscuridad de la noche no me permitía apreciarla, y como si Dios hubiera escuchado mi reproche, un relámpago cruzo iluminándolo. Sus labios eran rosas, el inferior ligeramente más grueso que el superior, sus mejillas eran un poco regordetas y sus ojos eran de un cálido color chocolate. El relámpago se dibujó en sus pupilas y aunque tan solo haya sido un segundo, note en ellas que no había brillo.
– Mira, te invito a una taza de chocolate en mi departamento y de paso, podrías secar tu ropa, ¿Qué dices? – sonreí para que se sintiera un poco mejor, pero tan solo asintió y volvió a bajar la mirada. No era de mi invitar a un extraño y lo que más me sorprendió es que este aceptara.
Durante todo el camino, no dijo nada ni emitió sonido alguno, en ocasiones mi mano rozaba con la suya, era fría por la lluvia, pero a pesar de ello, la sentía cálida. Mantenía la cabeza baja y debido a su cabello mojado, no podía verle la cara.
Agradecí que mi departamento solo estuviera a tres cuadras del local, porque el silencio entre los dos me estaba matando. Cuando cruzamos la puerta, fui directamente al cuarto de baño y regrese con dos toallas, una la utilice y la otra se la tendí a él, la cual tomó.
– Si quieres puedes usar el sillón en lo que regreso. – dije mientras señalaba el mueble blanco que se encontraba en la sala de estar, me gire para ir a mi cuarto y buscar ropa seca, pero no sin antes darle una última mirada, él, con desgana, acomodo la toalla en su cabeza y se dirigió al sillón como le indique.
Después de cambiarme y de haber buscado un suéter y unos pantalones ligeros para mi invitado, regrese a la sala. Él se encontraba sentado con los pies arriba del mueble y abrazando sus piernas lo más cerca de su pecho mientras trataba de esconder la cara en sus rodillas, le cubría la toalla. Sentí cierta tristeza y me le acerque por la parte de atrás, deje las ropas en el respaldo del sillón y comencé a secarle el cabello. Mi invitado se sobresaltó por mi acción y volteo a mirarme.
– Lamento haberte asustado – le dije mientras dejaba mi labor con la toalla – Te traje algunas ropas para que puedas cambiarte. – le señale las ropas en el respaldo, las miro y las tomó – Por el pasillo a la derecha, encontraras el baño. –siguió el camino con la mirada, me asintió y se fue.
En lo que esperaba que se cambiara, fui a la cocina y puse a hervir agua, saque el bote donde guardaba el chocolate en polvo y otro del azúcar, al igual que dos tazas. Cuando el agua estuvo lista, a cada taza le serví su respectiva porción de agua, polvo café y azúcar, las lleve hasta la sala de estar y las asenté en la mesita de centro. Mi invitado regresaba con mis ropas puestas y gracias a la luz de mi departamento, pude apreciarlo mejor, su cuerpo era delgado y por el corte en V del suéter, notaba sus delicadas clavículas y su piel blanca.
Yo estaba sentado en uno de los muebles individuales, así que el regreso a su lugar en el sillón de en medio, el más grande, donde momentos antes estaba. Cuando se sentó, bajo la mirada y comenzó a jugar con sus dedos.
– Al parecer no hablas mucho. – tomé una de las tazas y la lleve hacia mi boca, dándole un sorbo a su contenido pero sin quitar la vista en él.
– ¿Por qué me ayudas? – su voz era un poco grave, lo cual me sorprendió porque no correspondía a la cara aniñada que tenía, pero en ningún momento levanto la mirada.
– Soy atrevido. – le dije en tono divertido, a pesar de que su cabello al caer le cubría la cara, pude notar una ligera sonrisa en sus labios, pero esta solo tardo unos segundos.
– Esa no es una respuesta. – dijo serio.
– Entonces, digamos que rescatar personas bajo la lluvia y traerlas a mi departamento es uno de mis pasatiempos favoritos. – le di otro sorbo a mi taza con chocolate.
En ese momento levanto la cabeza bruscamente, tenía los ojos muy abiertos al igual que su boca.
– Aaaaaah, entonces no soy la primera… – su cara de sorpresa era única y note un tono cómico en su voz, tuve que reprimir las ganas de reír.
– Lo eres… pero como salió todo bien, pienso hacerlo más seguido. – le mostré una sonrisa en lo que llevaba nuevamente la taza a mis labios.
Logre escuchar una melodía que provenía de él, se estaba riendo.
Tomó la taza que aún se encontraba en la mesita, como estaba caliente, le soplo un par de veces para luego imitar mi acción. Luego del sorbo que le dio (con los ojos cerrados), sonrió para sí y sus mejillas se tiñeron de un delicado rosa, la escena fue tan adorable que no pude apartar la mirada de él. Cuando abrió los ojos y me miro a ver, parpadeé un par de veces y baje la vista a mi taza, sentía que se me subía la sangre a la cara y roge porque no estuviese roja, ¿Por qué un hombre tendría que parecerme adorable? Bueno, ya sé que exactamente mis gustos no se van hacia las mujeres, pero ¿porque él? ¿Porque un completo desconocido tendría que resultarme adorable? Y a fin de cuentas, ¿Por qué corrí tras él? No soy de los que creen en el amor a primera vista, tal vez porque lo vi indefenso bajo la lluvia, pero jamás había sido tan impulsivo... no me arrepiento de traerlo a mi departamento, de lo que sí, es de haberle dado ese maldito suéter, ¿Acaso cuando decidieron hacer la ropa pensaron precisamente en torturarme? Maldito corte en V, detesto que deje al descubierto su fino cuello hasta sus suaves pero marcadas clavículas, y el color gris oscuro de la prenda, resalta su tan blanquecina y tersa piel… ¿Sera tan suave como aparenta? Si tan solo pudiera recorrerla con la yema de mis dedos para ir bajando por su torso por debajo de la tela, hacia su abdomen y luego un poco más abajo…
– ¿Me escuchaste? –
– Ah, ¿Qué? ¿Perdón? –su voz me saco de mis pensamientos, parpadeé un par de veces, no me di cuenta en que momento comencé a fantasear con él.
– Que mi nombre es Xiumin, ¿podría saber cuál es el tuyo? – me pregunto mientras me mostraba por primera vez una sonrisa.
Me aclare la garganta al sentirla un poco seca y me reacomode en mi sillón.
– JongDae, pero todos me dicen Chen. – le respondí, solamente me sonrió, ¿cómo es posible que me haga sentir raro una simple sonrisa?
– Mucho gusto, Chen – me extendió su mano.
– Mucho gusto, Xiumin… – le tome el saludo y le di un ligero apretón – ¿Y qué hacías caminando bajo la lluvia? – le pregunte cuando nuestras manos se separaron.
– Mmm… quisiera no hablar de ello… – su tono era serio, dejo de sonreírme y desvió nuevamente la mirada, pude notar como se aferraba a la taza entre sus manos con mucha fuerza, sus nudillos tomaron un color aún más pálido.
– Bueno, no necesitas hacerlo… – intente darle otro rumbo a la plática y fingí bostezar– Bueno, es un poco tarde y mañana me levanto temprano, así que, me iré a dormir. – me levante y deje la taza en la mesita, hice como si me estirara un poco, pero él no se movió, siguió aferrado a la taza y tenía la cabeza baja, nuevamente su cabello no me permitía ver su cara – Si quieres puedes quedarte esta noche en lo que se seca tu ropa… – pero él solo musito un ligero “gracias” sin mirar a verme, aaaaaaah… ¡este sujeto me estresa!
Le quite la taza de las manos y la asenté a lado de la mía, lo tomé de la muñeca derecha y lo lleve conmigo escaleras arriba, cuando estuvimos enfrente de una puerta de color caoba nos detuvimos, sin soltarlo, abrí la puerta y entramos a la habitación.
– Este es el cuarto para huéspedes, puedes dormir aquí, mi cuarto es el que está a lado, a la derecha, la puerta de la izquierda es el baño de la planta alta. – en su rostro estaba claramente marcada su sorpresa, no se esperaba que lo arrastrara por mi departamento y realmente, yo tampoco. – Ahora sí, me iré a dormir. – me gire y salí corriendo lo más rápido posible del cuarto para entrar al mío.
Una vez en mi cama, solo daba vueltas, cuando entre a mi cuarto, esperaba que la protección de las cuatro paredes hicieran que mi corazón dejara de latir tan rápidamente por la manera tan impulsiva en la que actué, cheque el reloj, 10:31 pm, aún era temprano.
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10:40 pm- Mmmmmm, podría pasar más lento el tiempo…
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10:47 pm- ¡¡Aaaaaah!!… ¡¿Es una broma o simplemente Cronos me odia?!
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10:55 pm- ¡¡¡NO LO SOPORTO!!!
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Deje de mirar el reloj, solo hacía que me volviera más histérico. En la hora que he estado encerrado, no he dejado de pensar en aquel que rescate de la lluvia y el saber que se encontraba justamente a lado de mi cuarto, solo una capa de concreto nos tenía separados, no lo hacía más fácil, muchas veces deseche la idea de ir hasta la habitación y averiguar si ya se encontraba dormido, el saber que las telas de las sábanas lo rozaban a placer y que él no pusiera ningún impedimento, oh… cuanto desearía ser yo… colarme entre ellas y tener su pequeño cuerpo cerca del mío para que me comparta de su calor, poder sentir la textura de su delicada piel blanca y averiguar su sabor, hacer que mi paladar y todas mis papilas gustativas se llenaran de su esencia…
Se senté bruscamente en la cama y sacudí varias veces mi cabeza para lograr que aquellas ideas salieran de una vez por todas, no era sano que tuviese este tipo de pensamientos por alguien que apenas conozco, volví a acostarme y fijé mi vista en el blanco techo.
– ¿Qué me has hecho, Xiumin? ¿Cómo has logrado, para que con tan solo verte, tenga estos sentimientos? ¿Acaso el amor a primera vista, no es solo para las personas cursis? – Suspiré – Quisiera conocer ese secreto que te hace mal, para borrarlo y causarte miles de sonrisas… solo para mí… – mis parpados se hicieron cada vez más pesados.
No me di cuenta en que momento, me hundí en el mundo de los sueños.