Salimos de mi departamento hacia el lugar donde trabajaba, no sin antes prestarle otras de mis ropas, después de ello, llegue a la conclusión de que soy un poco masoquista. La playera que le di era de un azul marino de mangas cortas y cuello corte en V (Nota: debo dejar de comprar esos modelos de playeras.), pero se le pegaba a su cuerpo a la perfección (¡Qué envidia siento hacia todo tipo de telas!) y también llevaba un pantalón negro un poco ajustando que no dejaba casi nada a la imaginación. Cuando termino de cambiarse y bajo, prácticamente estaba babeando por la imagen que tenía en frente y una parte de mi despertó (prefiero no decir exactamente qué parte era). Antes de arrastrarlo nuevamente por las escaleras hacia el cuarto de huéspedes, me obligué a dejar el departamento con él detrás de mí.
– ¿Está muy lejos el lugar dónde trabajas? – me preguntó cuándo habíamos dejado completamente el edificio.
– No, está a solo tres cuadras. –
– Sera la primera vez que trabaje. – dijo un poco apenado.
– Wow, ¿Enserio? –estaba sorprendido, aunque era de esperarse porque se veía que provenía de muy buena familia.
– Sí… ¿Crees que me darán el trabajo? – pregunto un poco nervioso.
– ¿Y porque no te lo darían? El dueño no hace mucho comenzó a buscar a alguien más que le pueda ayudar, y aquí entre nos… – me le acerque a su oído para poder susurrarle – es una persona súper-buena-onda y genial. – cuando termine, me aleje para seguir caminando normal, pero antes pude sentir un dulce aroma que provenía de él. – Le caerás bien. – le mostré una sonrisa para que tomara ánimos.
– Eso espero… – suspiró.
Luego de unos minutos, llegamos a nuestro destino.
– Ya llegamos. – le dije sonriendo lo más grande que pude.
– ¿Una heladería? – parecía desconcertado.
– Sí, ¿Qué tiene de malo? – me encogí de hombros pero sin dejar de sonreír.
– Bueno… no esperaba que trabajaras en una heladería… – dijo un poco avergonzado.
– Muchos me han dicho que parezco más stripper que heladero, pero ese solo es mi trabajo de noche. – me acerque a las dos puertas de cristal e introduje una de las llaves que saque del bolsillo de mi pantalón en la cerradura, le di la vuelta y luego de un pequeño quejido, la cerradura cedió dándonos paso.
– ¡¿ES EN SERIO?! – tenía los ojos muy abiertos, estaba sorprendido y no pude evitar reír.
– ¡Claro que no! – Me doblaba de risa – Ñejejejeje… TE EN-GA-ÑE~ –le sonreí mostrando todos mis dientes, haciendo que mi nariz se arrugara un poco y cerrara mis ojos.
– Supongo que te quedaría… –
– Entrare a ver al dueño, está en su oficina, cuando yo te llame, tu entraras para que te haga la entrevista. – cerré las dos puertas detrás de nosotros y me gire para luego dirigirme a una puerta que estaba al fondo.
Cuando la cruce, busque en los cajones de escritorio que había dentro del pequeño cuarto, un par de lentes, tome una carpeta en donde guardaba hojas blancas, una pluma y me acomode en el sillón detrás del escritorio.
– ¡Puedes pasar! –le grité.
Entro un poco inseguro y con la cabeza baja, cuando estuvo enfrente del escritorio, hizo una reverencia.
– B-buenos días, mi nombre es Kim Xiumin. – dijo muy educadamente, pareció dudar un segundo, pero se repuso y su voz sonó clara. Cuando se irguió, pareciese que vio un fantasma porque quedo completamente pálido.
– Mucho gusto, Sr. Kim, puede tomar haciendo. – hice mi voz aún más grave, me levante del sillón para saludarlo y con un gesto le indique que se sentara en una de las sillas forradas de cuero negro que hacían juego con la mía y resaltaba el chocolate del escritorio, toda la oficina era de un tono amarrillo claro (me gusta ese color porque siento que irradia luz y te da felicidad), ni tan chillón, ni tan opaco, un sutil color vainilla, tenía un estante del mismo color que el escritorio, en el que se encontraban unos cuantos libros y carpetas. – Mi nombre es JongDae.
– ¿Es algún tipo de broma, Chen? – estaba incrédulo.
– Como le acabo de decir, mi nombre es JongDae, así que comencemos con la entrevista. – hice sonar mi voz grave y me acomode los lentes para luego mirar las hojas en blanco dónde escribiría, ¡Muajajajajaja!, es la excusa perfecta para saber todo de ti, mi querido Xiumin.
– No entiendo nada… – parecía agotado al no entender la situación.
– Soy el dueño de esta heladería, fue una herencia de mis padres cuando fallecieron hace cinco años, desde entonces me dedico a atenderla y es una de las posesiones más valiosa para mí. – Xiumin se sintió un poco incómodo cuando escucho lo de mis padres y se removió un poco de su asiento, pero siguió prestándome atención. – Chen me comentó que buscabas empleo y yo busco un empleado, así que esto será fácil. –sonreí y él también lo hizo – Por cierto… Chen es una magnifica persona… no hay nadie más atento y genial que él, es tan buen amigo y súper-responsable, tiene buen cuerpo y un corazón tan puro… – Ooh, sí… Chen es perfecto.
– Ya entendí, no hay nadie mejor que él… – dijo sarcásticamente mientras giraba los ojos pero sonreía levemente.
– Le hare llegar tu comentario. – Le sonreí y él se comenzó a reír – Primera pregunta, ¿cuántos años tienes? – le hice el cuestionamiento mientras hacía como que buscara algo en las hojas blancas y apuntara.
– Acabo de cumplir los 25 años. –
– ¡¿QUEEEEE?! ¡¿CUANDOOOOOO?! – me sobresalte haciendo que casi se me cayera la carpeta de mis manos.
– E-el 26 de marzo… – parecía sorprendido por mi reacción.
– ¡FUE HACE TAN POCOOOO! – ¡Maldita sea! ¡Su cumpleaños fue hace apenas un par de meses! ¡¿Por qué no te conocí antes?! Y también, ¡Era mayor que yo! ¡¿Qué clase de brujería es esta?!
– E-este… sí… no tiene mucho… – intentaba sonreírme como disculpándose.
– ¡Tsk! – chasquee la lengua y me volví a acomodar en mi asiento – Bueno, prosigamos… ¿Cómo te enteraste de este empleo?
– Digamos que un buen amigo me dijo de el – se rió suave.
– Para mí eso es suficiente, ¡ESTAS CONTRATADO! Sera un gusto verte todos los días y puedes comenzar desde hoy. – me levante de mi asiento y me incline para estrechar su mano, lo cual él correspondió mi gesto, pude sentir como una pequeña oleada tibia subía de mi mano a mi hombro, me hizo estremecer un poco. Le solté. – Te enseñare todo del lugar. – le indique para que saliéramos de la pequeña oficina.
– La caja, los utensilios, los helados, el baño… – señalaba cada cosa del lugar, los pisos eran blancos, habían seis mesas con muebles para cuatro o seis personas cada una, eran de madera y tenían un forro en el respaldo y asiento de cuero rojo, como a la mitad del local, se encontraba la barra con las neveras, adentro tenían gran variedad de helados, paletas y aguas frescas, en el extremo izquierdo de la barra había una pequeña puerta donde se podría pasar a atrás de la barra. En su misma dirección, había otra puerta, esta era la del baño y la del lado contrario era la oficina, de frente entraba mucha luz gracias a las grandes puertas de cristal, todo estaba iluminado con una luz blanca, las paredes eran de dos tonos, la parte superior era de color blanco y la inferior era amarillo (del mismo tono que la oficina), ambos colores eran separados por una franja de color turquesa, en la parte blanca habían varios tipos de copos de nieve dibujados y adornando todo alrededor. – ¿Alguna pregunta?
– Ninguna. – me respondió con una gran sonrisa mostrando sus dientes y parte de su encía (¡Maldición… se ve tan adorable!)
– Pues ya es hora de abrir. – Fui hasta las puertas y las abrí de par en par y regrese a mi lugar junto a él detrás de la barra. Apenas pasaron unos treinta minutos cuando comenzaron a llegar clientes. Le enseñe como servir los helados y las aguas, todos los complementos que podría llevar estos. Mi nuevo compañero era muy bueno con las personas, a todos les sonreía cuando les entregaba su pedido, les hablaba educadamente y por lo que note, le agradan los niños y ellos a él. Juro que sentía celos de todo aquel a quien le sonriera, pero no me importaba porque yo lo tenía todo el día, así que, simples mortales, confórmense con una simple sonrisa de cortesía.
El día continuo normalmente, personas entraban y salían, algunas se quedaban en el local durante algunos minutos y se marchaban, todo iba perfecto. Ya era tarde y estaba a punto de caer la noche, el cielo tenía un hermoso tono naranja anunciando que el sol muy pronto se iría a dormir, pero siempre algo tiene que suceder para arruinarlo todo.
El cielo ya había oscurecido y el viento se encontraba frio, entre a la oficina para buscar otras ropas cuando escuche personas hablando, no le di importancia porque me dije que podría ser cualquier persona pidiendo una orden, pero al escuchar mejor la conversación, apreté fuertemente los puños.
– Y entonces, ¿Cómo te llamas? – abrí un poco la puerta de la oficina para ver quién era, aunque era pequeña la abertura, podía ver perfectamente la barra, a Xiumin y su acompañante. Me encontré con un sujeto con la piel un poco más bronceada, estaba apoyado con los codos en la barra, en una mano tenía un vaso, del cual a través de un popote bebía pero sonriéndole a Xiumin muy provocativamente, Xiumin se encontraba a unos centímetros de él al otro lado de las neveras, se veía un poco nervioso y note como sus mejillas estaban un poco sonrosadas.
– X-Xiumin… – sonrió tímidamente.
– Mi nombre es Kai, mucho gusto. – Otra sonrisa provocativa – ¿Ya casi es tu hora de salir? Porque podría esperarte afuera, si gustas… – su voz era muy melosa, en sus ojos yo podía ver claramente sus intenciones y no eran para nada buenas.
– N-no creo que se pueda… – Xiumin no buscaba como responder.
– ¡Oh, vamos! Podríamos ir a cenar algo, tú puedes escoger el lugar, ¿Qué dices? No acepto un no por respuesta. – Este tipo me recordaba como si fuera un lobo cazando a un indefenso conejo, conocía perfectamente que era lo que estaba buscando y no permitiría que sujetos como él se le acercaran a mi inocente Xiumin, al parecer él no se daba cuenta de nada, si no hacía algo rápido, terminaría cayendo en sus sucias intenciones.
– P-ero es que… –
– ¡XIUMIN, NECESITAREMOS COMPRAR ALGUNAS COSAS PARA LA CASA LUEGO! – Salí de repente y mi voz sonó alto asustando a ambos y haciendo que pusieran su atención en mí. Bien, era lo que quería. – Toma, no quiero que te resfríes – dije mientras pasaba una chaqueta de cuero que encontré por sus hombros, mi acto fue lo suficiente posesivo como para que el otro se diera cuenta de la indirecta.
– Sabes, tengo que irme… tal vez algún día te vuelva a ver. Adiós. – el sujeto sonrió y se dio la vuelta para salir del local.
– ¿Te estaba molestando, Minnie? – le pregunte una vez el tipo se había ido, él me miro y tenía las mejillas teñidas de un dulce carmín.
– N-no, pero, ¿Porque me llamas Minnie? – su voz sonó nerviosa, aún más que cuando el tipo llamado “Kai” le estaba coqueteando.
– No lo sé… Xiumin es un nombre bonito y eso, pero se me hace más fácil decir Minnie. – le conteste mientras me encogía de hombros.
– ¿Pero porque “Minnie”? – seguía insistiendo.
– Que no lo sé, solo se me ocurrió, ¿Ok? –me estaba desesperando por sus preguntas. Si tan solo supiera que pase toda la noche pensando en un lindo apodo que ponerle. – Si no te gusta puedo cambiarlo, puedo pensar en otro… veamos… ¿Qué te parece “Baozi”? – solté con mucho entusiasmo.
– Eeeeh… ¿Por qué “Baozi”? – parecía molesto con su nuevo apodo, se veía más adorable.
– Por tus lindas mejillitas… – le dije mientras le apretaba sus aún sonrojadas mejillas.
– ¡Noo! – Gimoteo mientras se quitaba de mis manos – Me gusta más Minnie… está bien ese… –me respondió mientras desviaba la mirada y el tono de su cara se volvía un poco más llamativo – ¿Qué iremos a comprar? – intentaba cambiar la conversación.
– Ya nada… eran cosas que no son de mucha importancia así que pueden esperar, mejor cerremos y vallamos a casa. –me aleje para cerrar las puertas, regrese junto a él. Le mostré como vaciar la registradora, limpiamos las mesas y el piso, así como todos los utensilios y trastos que utilizamos. Una vez estuvo todo en su lugar, salimos. La noche traía consigo un aire frío, era muy agradable sentir como el aire fresco golpeaba mi cara, pero a la persona a mi lado no parecía gustarle mucho porque le note temblar. – ¿Tienes frío?
– N-no mucho… e-estoy bien… – estaba tiritando.
– Claro que no estás bien, estas temblando. – le recrimine.
– P-perdón… mi tolerancia al f-frío es muy bajo – se disculpó.
– ¿Y porque te disculpas? No tengo nada que reclamarte, tan solo no te gusta el frío y ya. – le dije para hacerlo sentir mejor.
– N-no es que no me gu-guste, el invierno es mi estación f-favorita, es solo que no soy bueno conservando mi calor corporal. – me explico mientras guardaba sus manos debajo de sus brazos.
– Con que pierdes calor muy rápido… aaaahh quien lo diría… podríamos tal vez solucionarlo un poco… – pase uno de mis brazos por sus hombros y pegue su delgado cuerpo al mío, note como mi corazón comenzó a latir vigorosamente y esperaba que Xiumin no lograra escuchar mis latidos, sentí como (a pesar de toda la tela), el calor de su cuerpo entraba por cada uno de mis poros, su tibieza me hacía que quisiera escupir mi corazón.
Estuvimos en la misma posición mientras caminábamos hacia el departamento, Xiumin poco a poco dejo de temblar. Una vez frente a la puerta del departamento, nos separamos, mi cuerpo extrañaba su calor y mi brazo ya se había acostumbrado a la forma de su cuerpo. Metí las llaves en la cerradura y una vez abierto, entramos, él fue directamente a la cocina diciendo <<Preparare unos sándwiches para cenar>>, yo fui al baño de arriba para aclarar mis pensamientos, fue un día muy largo.
Una vez que me lave y seque la cara, solo veía mi reflejo en el espejo de baño.
– Muy bien, Chen… tal vez no fueron celos lo que sentiste cuando el otro tipo le coqueteaba… solo que te diste cuenta de que tenía malas intenciones y como aprecias a Xiumin, no querías que le llegara a hacer daño… no necesariamente estás enamorado de él… solo llevas un día de conocerlo… no puedes enamorarte de un extraño en un día para otro, ¿cierto? – le pregunte a mi reflejo, el cual solo me mostro a un ser totalmente confundido y enredado en sus sentimientos.
Salí del baño y baje, ahí se encontraba el esperándome con los sándwiches en un plato sobre la barra de la cocina, como esa misma mañana cuando me esperaba con el desayuno, cuando me vio, me recibió con una sonrisa, se la devolví y me senté enfrente de él mientras tomaba uno de los sándwiches y me lo llevaba a la boca. La cena también fue tranquila.
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*Xiumin… creo que me gustas*