No negaría que en todo ese tiempo, de convivencia con esos hijos de puta de ojos negros, no le desagradaban tanto como pensó, tal vez se debía a que él era mil veces superior que ellos, estaba sobre de ellos a decir verdad, incluso antes de entregarse a Crowley era superior a esas criaturas en toda la extensión de la palabra y ellos lo sabían y se retorcían en sus lechos al no poder hacer nada al respecto, después de todo ¿quién en su sano juicio atacaría a la perra de su amo? Porque si, eso era Dean Winchester, una obediente perra leal y fiel que no duraría en defender a su amo de cualquier cosa, sin importa quien fuera.
Esta nueva vida que llevaba era mucho mejor que la que tenía cuando fue humano, está a diferencia de la otra no estaba llena de dolor o sufrimiento, no tenía que cargar con responsabilidades más haya de complacer al rey del infierno y poner en orden a los demonios renegados, sin olvidar las diversiones que pueden existir en la superficie, ver como cada persona sucumbe ante sus deseos egoísta, hasta volverse locos.
El comprendía, entendía por qué hacían lo que hacían, fue humano y cometió los mismos errores que ellos solo queriendo ver que las personas que consideraba familia estuvieran bien, solo eso lo motivaba para realizar semejantes estupideces que al final solo resultaron lastimarlo.
¡Pero ya no más!
No más, el ya no los necesitaba, simplemente quería ser lo que él quería, dejar de obedecer órdenes, pensar por sí mismo hacer las cosas solo por mera diversión sin pensar en las consecuencias y justamente esa fue la razón del porque estaba en ese lugar, buscaba diversión, entretenimiento, solo eso.
Se divertida seduciendo y devorando poco a poco a sus víctimas, las cuales ni siquiera se imaginaban en la situación en la que estaban, siempre era lo mismo todos se le acercaban como depredadores rodeando, observando a su presa, sin imaginar que el tierno cordero era un lobo sediento de sangre, abundante y fresca sangre.
Amaba verlos retorcerse por cada golpe, corte, tortura impuesta brutalmente, observando cada aliento tan pesado, como el anterior, dolor en todas partes, suplicas que venían a cada segundo sin descanso, pidiendo misericordia, misericordia que jamás llegaría, a veces le recordaba porque combatió tantas veces a ese mundo tan diferente al suyo, del desprecio que le causaban esos seres sobrenaturales, de los cuales formaba parte ahora, de todas las traiciones que fue víctima, el dolor que todo eso le causaba, todas las personas que vio morir y no pudo hacer nada al respecto, pero sobre todo ese vacío que le causaba la indiferencia de Sam, de su propio hermano que no fue capaz de darse cuenta de la situación general.
No fue capaz de ver cuánto sufría, de la pesada e injusta carga que su hermano mayor tuvo que soportar desde temprana edad, misma carga que su progenitor le encomendó, sin pensar siquiera en las consecuencias ¡Pero por supuesto, que tendría que pensar! Para John siempre fue un soldado, obediente, leal y fiel. Una marioneta que simplemente podía ser usada como mero objeto el cual no se quejaba, no lloraba, ni sufría.
Pero eso ya no importaba, ya no después de todo él les demostraría que no necesitaba de nadie para vivir, él ahora era un demonio, un ser cruel, frio, sediento de sangre que no le importaba aplastar a quien sea por conseguir sus propósitos e ideales, ese era el nuevo Dean Winchester y le gustaba en lo que se trasformó y mucho.
-No te parece preciosa.-murmura sonriendo lésbicamente disgustando lentamente, el delicioso elixir carmesí, mientras oía los lastimeros quejidos de la mujer debajo suyo daba.-veras, ni siquiera sé si mi padre me amaba, el solo le interesaba el bienestar de Sam, era lo único que le importaba.-gruñe furiosamente ante esta declaración.-yo sobraba en la ecuación, después de todo para ellos solo era un soldado, una herramienta la cual utilizaban a su antojo, desechable sin utilidad
Y eso era lo que lo enfurecía, el hecho de ser usado como un vil objeto, sin valor ¡El tenia valor y uno muy alto! Crowley se lo demostraba innumerables veces cuando tenían sexo desenfrenado, recercando a cada rato, la valiosa posesión que el cielo y demás cazadores perdieron, por sus estupideces ¡Lo invaluable que era para él y lo que significaba! Ellos nunca lo supieron valorar, ni siquiera Cass, su ángel guardián. El cual a la mínima oportunidad lo abandono sin dar explicación, dejándolo solo; rodeando de toda esa mierda.
Crowley, murmuraba en su oído cada palabra con estasis, demostrándole junto con caricias descaradas, llenas de lujuria y placenteras promesas, que él era lo único que le importaba, y para Dean eso era más que suficiente. Después de todo las pruebas estaba hay en su cuerpo cada marca que decoraba su esbelto ser, clara muestra de propiedad.
-No los necesito, ya no más.-dice mientras se aleja del cuerpo inerte y sin vida de la mujer, labios manchados de sangre, su porte es rígido, al igual que su rostro el cual está sin expresión alguna.-ellos no son nada sin mí, sobre todo Sam. Él ni siquiera sabe cómo cazar, si no fuera por mí, estaría muerto desde hace tanto, tanto tiempo
Los Winchester siempre unidos, los mejores cazadores de todos los tiempos, los más temidos entre el mundo paranormal ¡Si claro! John nunca fue un humano ejemplar, era un excelente cazador pero un pésimo padre, veía a sus hijos de diferente manera a Sam lo cuido como si a un tesoro de mil mundo se tratara a cambio a Dean lo trato como un mero soldado, un despojo el cual utilizaba como quería sin importar si se lastimaba o dañaba.
Sam por lo contrario nunca le gusto esa vida, ni siquiera le llamaba la atención, él lo único que quería era entrar la universidad, ser abogado, tener una familia y vivir feliz para siempre ¡Ingenuo! Los finales felices nunca llegan no al menos para personas como ellos. Para el menor de los Winchester, la cacería era una mera venganza, solo eso, venganza por la pérdida de su amada madre y de Jessica, solo eso.
-La vida están frágil, como un cristal que espera ser destruido.-engruesa la voz esta transformarla en una llena de malicia, mirando a todos los cuerpos que se encuentras esparcidos por el lugar, una escena bastante sangrienta y sádica ¡Estupenda y hermosa! Digna de un demonio, de un caballero.-llena de dolor y sufrimiento.-suspira hondamente.-eso es lo que te forma, nada es como solía ser. Mi único deber es cuidar el culo del idiota de Crowley, mi amo, solo eso
Era verdad era lo único que debía hacer y lo realizaba gustosamente, no tenía más responsabilidades, más allá de eso. Después de todo era un domino, un ser sin alma, provisto de sentimientos, sin emociones que dañaran su juicio, esas molestas cargas que hacían que personas cometieran actos estúpidos solo por ver a sus seres amados felices ¡Estupideces! Nadie hacia nada solo por buena voluntad, todo tenía un propósito, cada acción corresponde a una reacción igual, así funcionaban las cosas y eso nunca cambiaria, ellos lo sabían y el mundo también era consciente de eso.
Pero el ya no era parte de ese mundo y la verdad era que le alegraba no serlo, ese mundo era quien lo obligó a representar el papel de héroe, colocarse la capa sin reprochar, soportar la tremenda carga que colocaron en sus hombros, sacrificar todo por todos sin pedir nada a cambio. Intento enmendar los errores de John, asumió los papales de padre y hermano a la vez, todo eso sabiendo que no era su obligación, pero lo hizo, solo para que el gigante tuviera relativamente una vida normal, para que no callera en el abismo, para que después de toda esa mierda, aun tuviera esperanzas.
Y recibiendo a cambio el odio y desprecio de la única familia que le quedaba, luego de todo lo que sacrifico eso era lo único que recibió, no era justo, no lo era, pero aun así callo y recibió todas las palabras hirientes y hasta cierto punto venenosas.
Muchas veces deseo gritar a los cuatro vientos como se sentía, la tristeza inmensa de la cual era preso, intentando en vano callar las sensaciones que lo acogían o satisfacer el deseo de hacer que su padre se sentirte orgulloso de él, calmarse, desahogarse, liberarse, porque quería sentirse vivo, libre de nuevo, no matar, no pelear, nada, no quería nada.
Porque muchas veces deseo llorar, pero los soldados no pueden hacerlo.
-Pero eso se acabó, todo ha cambiado, yo he cambiad…
-¿Dean?
El rubio giro lentamente el cuerpo hasta que en su campo visual se encontró la figura de Sam quien estaba rígido al verlo parado alrededor de varios cuerpos sin vida, una escena que simplemente no se esperaba encontrar.