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[GOT7] MY STEPBROTHER por Dara17

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Notas del fanfic:

Vengo de nuevo a dejar el One Shot correspondiente a este mes para Lord.

Espero les agrade ¿vale?

 

¡Además! Recuerden leer el que ella me escribió *------------* es un JackBam dhgsergbregbrhe ¡JackBam! ¡JACKBAM! ----> http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=125053

My Stepbrother

 

 

 

Choi Young Jae se encontraba recostado sobre el ventanal de su habitación, veía cómo una hoja caía de un árbol, cómo se desprendía de éste sin saber que nunca haría parte de él de nuevo. Así deseaba hacer él, desprenderse de Jae Bum por siempre, pero le era imposible, posiblemente moriría en el intento.

 

Recordó el día en el que lo conoció, al fin de cuentas no era un día muy lejano. Tenía quince años y vivía extremadamente feliz al lado de su padre soltero. No tenían la necesidad de excederse con la limpieza de la casa y cenaban lo que su padre cocinara o algunos domicilios del restaurante favorito del mayor.

 

—Young Jae —su padre le obligó a subir la cabeza—, saluda a tu hermanastro, por favor.

 

Él no deseaba tener un hermano, no uno tan apuesto como lo era el hijo de su nueva “madre”.

 

—Quiero regresar a casa —le susurró a su padre intentando que la mujer y su hijo no le escuchasen, aunque era imposible que no lo hicieran.

 

—Deja de comportarte como un niño —su padre nunca se enojaba, ese día fue el primero, el primero que tuvo miedo del serio rostro de Seung Jae.

 

—S-soy Young Jae —se presentó sin mirarles a los ojos. Soo Min, su nueva madre,  apretó sus labios, quería que sus hijos tuviesen una buena amistad, a pesar de ser lo suficientemente jóvenes para no aguantarse y no compartir fácilmente.

 

—Yo soy Jae Bum, pero dime JB —dijo el joven de diecisiete años sonriendo a pesar de que Young Jae no le miraba.

 

 

La primera semana había sido difícil. No se acostumbraba a tener un nuevo hermano como él, era bueno en todo y poseía tantos amigos como el menor tenía mangas.

 

Meses después todo mejoró, no podía separarse de su hermanastro y él tampoco podía hacerlo. Sin embargo, cuando Young Jae le confirmó a su corazón que estaba plenamente enamorado de JB, el mayor se separó misteriosamente de él. ¿La excusa? No podía cambiar a sus amigos por un chiquillo que apenas estaba madurando.

 

Young Jae se alejó de la ventana y retomó sus deberes. Ya con dieciocho años debía pensar en qué querría hacer con su vida. Tal vez podría estudiar Artes como lo hacía JB, se inscribiría a su misma universidad y podría verle todos los días. Aunque también sería doloroso verlo con sus conquistas, todas esas mujeres que casi gruñían cuando él o alguien más se acercaba a su hermanastro.

 

Deshizo la idea de seguirle y terminó con sus deberes, pensando en intentar clasificar en una beca para el extranjero. Podía hacerlo, sus notas se lo permitían, tal vez así lo olvidaría y conocería a otra mujer u hombre que realmente le amara.

 

 

*~*~*~*

 

Jae Bum golpeaba una lata de Cola que algún hombre o mujer descuidado había arrojado al suelo. Hacía frío, pero aun así amaba el otoño, no tanto como lo amaba Young Jae, pero lo hacía.

 

—Young Jae… —susurró soltando un largo suspiro.

 

Su madre había sido demasiado dura al prohibirle estar cerca de su hermanastro. Sabía cuánto ella se preocupaba por Young Jae, se sentía como su madre verdadera y lo cuidaba mucho más de lo que hacía con él, que era su verdadero hijo.

 

—Sé que a ti no te gustan los hombres —soltó Soo Min un día mientras JB le ayudaba a lavar los platos—, y me preocupa que a Young Jae sí. No quiero un hijo homosexual, es asqueroso —Jae Bum estaba estático. No sabía si era por el cólera que estaba sintiendo en aquel momento o por saber que a Young Jae sí le gustaban los hombres y que podría tener una oportunidad con él.

 

—Pero… —el joven objetó sin poder continuar.

 

—No puedo permitir que Jae se enamore de ti, él es aún muy joven para declarar que le gustan los hombres. Pero lo escuché hablando con Yu Gyeom —exhaló desesperada—. Le dijo que estaba enamorado de ti, pero que no sabía cómo decirlo.

 

Jae Bum abrió su boca formando una “o”. Ya estaba confirmado, su hermanastro sentía lo mismo que él, pero las cosas se habían complicado o más bien su madre había complicado las cosas.

 

—Tienes que ayudarlo —expresó la mujer.

 

— ¿Ayudarlo?

 

—Sí, aléjate de él. El pobre debe estar asustado por sentir tan anormales sentimientos.

 

—Omma, no puedo hac… —JB no pudo continuar.

 

—Hazlo por mí, será lo primero y lo último que te pida —los ojos de la mujer estaban llenos de lágrimas—. Intentaré llevarlo al psicólogo o tal vez al médico, con el tiempo arreglaré a Young Jae. Lo haré —sonrió completamente decidida mientras abandonaba la cocina.

 

 

—Con el tiempo arreglaré a Young Jae —se repitió JB mientras dejaba de patear la lata y la arrojaba a la basura—. Él no está roto, madre. Ni yo lo estoy por amarlo —susurró deseando haberle dicho aquello esa vez.

 

Se sentía mal por permitir que durante esos años Young Jae tuviese que asistir al psicólogo una vez a la semana, además de que fuese obligado a tomar pastillas con la excusa de sufrir de una enfermedad rara. Algunas veces JB se deshacía de las pastillas a escondidas, y cuando debía llevar a su hermanastro al psicólogo se iba por las calles más transitadas para llegar exageradamente tarde y perder la sesión.

 

Al final de cuentas, Young Jae creía que poseía una enfermedad extraña y que la falta de una madre al crecer le había afectado tanto que era necesario ir al psicólogo cada viernes.

 

—Jae Bum idiota —se dijo sin importarle que alguien le viese hablando solo—, eres un maldito idiota.

 

Y lo era. Su papel consistía en tener una novia que no le durase más de un mes. Él deseaba no hacerlo y tener una relación tranquila como lo era la de su amigo Mark y el joven que hacía llamarse Jr; aunque conocía que Jackson, el mejor amigo de Mark, no era lo suficientemente feliz al verlos juntos. Lo sabía porque más de una vez se había ido a beber con él, habían compartido sus penas y se sabía de memoria la historia de Jackson, y suponía que el otro se sabía de memoria la suya.

 

Alzó su mirada y se encontró con el umbral de la puerta de su casa, le había dicho a su madre que iría a correr, el problema era que ni una sola gota de sudor se escapaba de su piel. Suspiró irritado e introdujo la llave en el cerrojo, inventando una excusa para su madre.

 

—He vuelto a casa —gritó al cerrar la puerta. Caminó hasta la cocina encontrándose a Young Jae robándose todo lo que podía del refrigerador—. Si omma se entera te reprenderá por comer tanto antes de la cena —le dijo fingiendo ser algo apático.

 

Young Jae miró las cosas que ya llevaba en sus manos y las dejó una a una en el refrigerador. Suspiró y regresó a su cuarto sintiéndose mal por haber sido reprendido por su hermanastro. Siempre era lo mismo. Le regañaba por cualquier nimiedad, le miraba feo cuando sonreía y refunfuñaba cuando lo veía con sus amigos. Aun así no podía odiarlo. Cada vez le amaba más, sintiéndose un completo masoquista al hacerlo.

 

Subió con sorna las escaleras, contándolas a pesar de saberse de memoria el número. Al subir la última, la puerta del vestíbulo se abrió. Eran sus padres. Lo sabía, así que bajó lo más rápido que pudo tropezándose con la última y casi cayendo al suelo mientras escuchaba un gritito de horror por parte de su madre.

 

—¡No corras mientras bajas las escaleras! —la mujer gritó igual de asustada y revisó cada espacio del cuerpo de Young Jae, exhalando aliviada de no ver ni un solo rasguño.

 

—Lo siento —respondió el menor sonriendo. Jae Bum salió corriendo de la cocina igual o más preocupado que su madre, pero luego disimuló al ver que todo estaba bien.

 

—Ya hemos arreglado todo —habló Seung Jae mientras despeinaba los cabellos de Young Jae, pero miraba a Jae Bum—. Nos recogerán en pocos minutos, así que no podremos cenar juntos —sonrió—, pidan lo que quieran y duerman temprano.

 

—¡Oh, sí! Jae Bum —continuó Soo Min—, recuerda llevar mañana a Jae al psicólogo, ¿entendido? —JB no respondió—. ¿Jae Bum?

 

—¿Necesitan que baje sus maletas? —el hijo mayor ignoró a su madre y subió al segundo piso por las maletas.

 

—¿Cuándo regresarán? —inquirió Young Jae haciendo un puchero.

 

—En una semana —respondió su padre y recibió una de las maletas que llevaba JB.

 

—Pero si algo sucede o nos necesitas, regresaremos de inmediato —propuso Soo Min.

 

—Sólo váyanse —se quejó Jae Bum mientras escuchaban un auto tocar la bocina.

 

—Recuerda llevar a Young Jae a… —la mujer no pudo continuar.

 

—¡Feliz viaje! —el hijo mayor la empujó fuera del hogar mientras sonreía.

 

Cuando se acercó a su padrastro éste le sonrió y se percató de que su esposa no estuviera cerca.

 

—Si logras algo, prometo ayudarte —susurró y luego lo abrazó. JB se quedó estático. Vio cómo Seung Jae se despedía de Young Jae y luego su madre lo dejaba sin aire en un abrazo.

 

Minutos después, la casa se encontraba en silencio, Young Jae le observaba desde las escaleras apretando los labios. «Si logras algo, prometo ayudarte», aquellas palabras retumbaron en su cabeza toda la noche.

 

 

Al día siguiente… (Viernes)

 

Young Jae no había podido dormir. Estaba solo, no, estaba con JB, pero eso era igual a estar solo. Su hermano no se había preocupado por él, sólo lo había obligado a cenar y a dormir temprano.

 

Se había despertado antes de tiempo y no tenía el hambre suficiente para ir a buscar el desayuno, ni las fuerzas necesarias para irse a duchar. Tenía flojera de todo y eso sólo indicaba que no tendría un buen día. Su cuerpo le suplicaba porque se quedara resguardado entre las sábanas de su cama, aunque su mente le reclamaba porque se levantara. Era viernes, sus viernes eran atareados y a veces interesantes.

 

Cuando tuvo fuerzas abandonó la cama, se duchó y vistió con su impecable uniforme. Salió de la habitación, no sin antes mirar el pasillo, no quería encontrarse con JB semidesnudo paseándose del baño principal a su habitación. Aún no entendía por qué su hermanastro prefería el baño principal si poseía uno en su cuarto, así sólo provocaba ciertos sucios pensamientos en él, que lo hacían sentirse como un depravado y considerar necesario el comentárselo a su psicólogo.

 

Al confirmar que no había ningún hermanastro sexy caminando por el pasillo, corrió hasta la cocina, tomó algo y se sentó a ver la tele hasta que su hermano también fue por algo de comer. JB tardó algo y se fue a tomar su desayuno al comedor. Young Jae le siguió hasta allí y se sentó en la silla del lado mientras organizaba sus palabras.

 

—Mis clases terminan algo tarde —sonrió apenado por estar hablándole—, para ser más exacto, a las cuatro de la tarde y debo ir al psicólogo a las cuatro y cuarenta, después puedes pasar a recogerme a las… seis que termina la sesión —dijo todo lentamente para no tener que repetirlo. Su voz era algo torpe cuando hablaba con JB, no sabía cómo su cerebro pensaba algo y su boca lo decía al revés.

 

—Hoy tendré una cita con Fei, mira cómo te las arreglas —JB tomó su plato y lo llevó hasta la cocina mientras Young Jae le seguía, intentando vocalizar algo.

 

—Pero… —Jae Bum ya había escapado a su cuarto. Young Jae suspiró intentando que las lágrimas que se formaban en sus ojos desparecieran y corrió tras su hermanastro.

 

—JB, nunca he ido solo —habló desde afuera, ya que la puerta estaba cerrada.

 

—Es hora de aprender —abrió la puerta con su bolso en hombros.

 

—¿Tampoco me llevarás al instituto? —Young Jae abrió sus ojos de sobremanera.

 

Jae Bum se detuvo refunfuñando algo que Young Jae no entendió.

 

—Si dices una sola palabra, te bajo del auto —mandó.

 

—¡Cerraré la boca! —prometió el menor.

 

—Bien, vamos —JB tomó el brazo de su hermano con delicadeza y comenzó a arrastrarlo.

 

—JB…

 

—¡Prometiste no hablar!

 

—Mis clases comienzan en dos horas —frunció el ceño e infló sus mejillas viéndose demasiado adorable para JB.

 

—T-te quedarás conmigo en la universidad mientras pasa el tiempo —intentó no tartamudear.

 

—Está bien —Young Jae se separó y fue en busca de su bolso.

 

El camino hacia la universidad fue silencioso, tal y como Young Jae lo había prometido.

 

—Mark tuvo clases un poco más temprano, pero debo buscarlo —habló Jae Bum más para él que para Young Jae.

 

Ambos caminaron por los pasillos bastante transitados de la universidad. Todos sonreían con ternura al ver un joven de instituto mirar asombrado lo diferente que era una universidad a un instituto. Jae Bum sólo miraba amenazante, no le gustaba que miraran tanto lo que era suyo, lo que siempre le había pertenecido.

 

—Necesito ir al baño —casi susurró Young Jae. JB asintió y lo tomó de la mano para ir a su baño favorito.

 

Young Jae se sintió morir, Jae Bum igual. Sus manos encajaban perfectamente y rogaban porque nunca las separasen. Al llegar al baño, Jae Bum se encontró con la puerta ajustada. Frunció el ceño y la empujó, no le gustaba ir a otros baños, ese era el mejor y el más limpio de su facultad. Así que siguió y se detuvo al escuchar un gemido y luego otro y otro…

 

Miró a Young Jae, que se encontraba con los ojos a punto de escaparse de sus cuencas y su boca completamente abierta. Corrió a taparle los oídos y a empujarlo fuera del baño, hasta que escuchó un “Markkkk” y un “me vengo Jin” que lo hizo detenerse e ir a golpear la puerta de la cabina en la que se encontraba la pareja.

 

—¡Mark Yi En Tuan! —gritó Jae Bum bastante enojado a punto de tumbar la puerta.

 

Sin embargo, los gemidos continuaban.

 

—¡Park Jin Young! Juro que los mataré cuando salgan —de repente un silencio se apoderó del baño.

 

—Mierda —Young Jae reconoció esa voz, era la de Mark.

 

—Son unos… —JB no pudo continuar.

 

—Lo siento, hyung —gritó Jr con voz cansina.

 

—Sólo salgan rápido, los esperaré en la cafetería —la pareja respondió con un “” a la vez. JB tomó del brazo a su hermanastro y lo arrastró fuera del baño.

 

—Jae… el baño —susurró Young Jae.

 

—Ve a ese —el mayor señaló uno mientras exhalaba exasperado. Se había enojado sólo porque Young Jae había escuchado todo, tal vez estaría traumatizado y pensaría que tanto él como sus amigos eran unos completos depravados.

 

Los siguientes minutos fueron aburridos. JB se la pasó regañando a la pareja hasta que Young Jae le suplicó que parase y lo llevara hasta el instituto. Los otros jóvenes le agradecieron con la mirada y lo abrazaron para dejarle marchar.

 

El hermano mayor se detuvo en frente del instituto, saludó a BamBam y a Yu Gyeom mientras esperaba que su hermano se bajase del auto.

 

—Jae… —Young Jae se detuvo y luego le miró suplicante— ¿podrías cancelar tu cita y recogerme?

 

Jae Bum sintió su corazón arrugarse. Quiso decirle, incluso gritarle que lo haría, que no lo dejaría solo, pero no pudo.

 

—No quiero repetirte lo mismo, te veo en casa —el menor asintió. Bajó del auto, se despidió con la mano y siguió su camino junto a sus amigos.

 

El día pasó con rapidez. Young Jae se encontraba de nuevo despidiéndose de sus amigos sin saber muy bien qué camino tomar. No quiso decirles que Jae Bum no lo recogería, sabía que ellos terminarían bufando por lo mal hermano que era, y le dirían que no debía estar enamorado de tal tipo de hombre. Sólo se limitó a sacudir la mano y fingir que tendría que esperar sólo cinco minutos más.

 

Cuando ambos se fueron, el menor caminó hasta una parada, un guarda de seguridad del instituto le había dicho el número del bus que pasaba en frente del lugar al que necesitaba llegar. Fue fácil y llegó a su sesión con tiempo. De nuevo se encontraba caminando buscando una parada de autobuses. Se detuvo a amarrarse una agujeta y cuando se levantó para continuar caminando, tres jóvenes le detuvieron y lo arrastraron hasta una calle solitaria. Young Jae sólo se dejó llevar, el pánico había invadido su cuerpo.

 

—Entréganos tu bolso —ordenó uno de ellos.

 

Young Jae no podía moverse, no sabía cómo reaccionar.

 

—Tu bolso —repitió el joven. Young Jae no hizo nada, sus pies temblaban, no, todo su cuerpo lo hacía.

 

Los jóvenes exasperados arrancaron su maleta, Young Jae reaccionó. Eso era lo que querían, ya no le necesitarían más, así que salió corriendo. Uno de ellos intentó detenerlo pero el menor lo empujó, sin embargo, el ladrón alcanzó a clavarle un vidrio en el brazo izquierdo.

 

Dolía, no sabía cuán profunda era la herida, pero creía que había perforado toda su piel hasta el hueso. Aun así pudo continuar corriendo, sin saber de dónde obtenía las fuerzas. Corrió y corrió hasta que no pudo más y se detuvo en un parque, los jóvenes ya no le seguían y el dolor se había incrementado en pocos segundos.

 

No quiso mirar la herida, estaba seguro de que podría desmayarse si lo hacía. Pensó en todas las enfermedades que podría causarle el objeto incrustado en su brazo y temió por su vida. Necesitaba un médico, pero no podía ir a un hospital, llamarían a sus padres en bien cruzara la puerta.

 

A su mente vino Yu Gyeom, sus padres eran médicos cirujanos y posiblemente alguno de ellos estaría en su día de descanso. Volvió a correr, abusando de las pocas fuerzas que le quedaban, llegó hasta allí y tocó la puerta como un loco. Estaba a poco de ponerse a gritar, no sabía cómo era posible que un dolor aumentara de tal forma. El rostro irritado de Yu Gyeom al abrir la puerta cambió a uno de horror al ver el estado de su amigo.

 

Luego, la madre del otro salió para reprender a la persona que no tocaba decentemente, pero cambió su rostro por uno de pánico al ver que era Young Jae, y que estaba a poco de caer inconsciente. 

 

—¡Yu Gyeom, toma las llaves del auto! —ordenó la mujer intentando sostener a Young Jae.

 

—¡No! Por favor —susurró el menor—. No me lleve a un hospital.

 

—Estás mal, pequeño. ¡Yu, estás tardando demasiado!

 

—No permitiré que lo haga —Young Jae se separó, dispuesto a correr de nuevo.

 

—Dios —bufó la mujer y lo llevó tambaleándose hasta el sofá— ¡Yu, busca el botiquín de primeros auxilios!

 

—¡¿El grande?! —gritó desde el lugar donde se encontraba.

 

—¡Sí! ¡Sí! ¡El grande! —obvió.

 

Young Jae se quejaba mientras su sudor se pasaba al sofá. La mujer atendió la herida, alegrándose de que ésta no fuera lo suficientemente profunda y fuera tratable en casa.

 

—Young Jae, pequeño —susurró la madre de Yu Gyeom con suavidad. El mencionado abrió los ojos lentamente mientras sonreía agradecido—. ¿Tienes tus vacunas al día? —el menor asintió. Su madrastra siempre se encargaba de todo eso.

 

La mujer sonrió más aliviada y comenzó a recoger el desorden.

 

—Young Jae —volvió a hablar la mujer—, ¿tu hermano está en casa? ¿Quieres que le llame para que te recoja o te llevo mañana?

 

El menor negó con rapidez, no quería ir a casa, no quería que JB sintiera lástima por él.

 

— ¿Puedo quedarme? —suplicó.

 

—Por supuesto —sonrió la mujer con cariño—. Yu, ayúdame a llevarlo a tu cuarto —el chico asintió y ayudó a su madre mientras miraba con tristeza a su pálido amigo. Se merecía una explicación, una larga explicación.

 

La madre de Yu Gyeom le llevó la cena hasta la cama y lo atendió hasta que decidió que el menor debía dormir. El mejor amigo de Young Jae esperó hasta que su madre apagase la luz y después comenzó con su repertorio de “debes confiar en mí, soy tu mejor amigo”, hasta saber todo lo sucedido y quedar profundamente dormido después de consolar a Young Jae.

 

 

Sábado…

 

Young Jae cruzó el umbral de su hogar. Vestía la ropa que su mejor amigo le había prestado. La camisa y saco de su uniforme se habían estropeado. La madre de Yu Gyeom había prometido guardar el secreto y comprarle un uniforme nuevo para que su familia no se enterase, eso le aliviaba profundamente.

 

Caminó con rapidez hasta las escaleras encontrándose a Jae Bum cruzado de brazos al lado de éstas.

 

—¿Dónde demonios pasaste la noche? —estaba enojado, con las primeras palabras lo supo.

 

—Yo… —el menor dudó— tuve una cita y amanecí en su apartamento —error, no debió inventar tan mala excusa.

 

—¡¿Qué?! —vociferó Jae Bum alarmado—. Repítelo —se lanzó a tomar uno de los brazos de Young Jae, éste dio un traspié y cayó de nalgas por intentar que su hermanastro no tomara su brazo herido.

 

—¡Estaba en una cita! —se levantó rápidamente y corrió hasta su cuarto. JB no pudo alcanzarlo, y golpeó la puerta de Young Jae hasta cansarse.

 

El menor se escondió en el baño hasta la noche, el trasero le dolía por estar sentado en el duro suelo, además, moría de hambre y debía cambiar su venda. Temió el tener que abrir la puerta. Toda la tarde había escuchado el sonido de algo quebrándose o siendo golpeado por JB, tal vez él también terminaría golpeado, y su brazo ya dolía lo suficiente como para tener que aguantar alguno que otro dolor más.

 

Pero el hambre le pudo y llamó al restaurante favorito de su padre por algo de sushi. Desafortunadamente —para él— el envío no tardó demasiado en llegar. Corrió lo más rápido que pudo, pagó e intentó volver con la misma velocidad a su cuarto, empujó la puerta con su pie y cayó en cuenta de que debía haberle puesto el seguro. Pero fue muy tarde.

 

Un Jae Bum con mirada perdida y triste se encontraba sentado sobre su cama. Young Jae se petrificó.

 

—¿Cómo se llama? —su voz era ronca, como si hubiese llorado todo el día.

 

Young Jae no respondió nada y se limitó a comer.

 

—Te estoy hablando.

 

Nada.

 

—Choi Young Jae —el mayor se bajó de la cama, se acercó al menor y lo tomó del brazo—. Respóndeme.

 

Un grito de dolor fue lo que recibió Jae Bum.

 

—Jae, ¿qué sucede? —el menor se revolcaba en el suelo, sin embargo, su hermanastro continuaba sin soltar su brazo.

 

—S-suéltame, por favor —jadeó.

 

Eso hizo el mayor y luego captó la situación. Casi arrancó los botones de la camisa manga larga de su hermanastro dejándolo con el torso desnudo y su cara pasando de ser pálida a una completamente roja por la pena. Fue difícil para Young Jae decirle la verdad y fue más difícil para Jae Bum escuchar todo lo sucedido. No pudo más y apresó a su hermanastro entre sus brazos. Luego lo besó.

 

El menor se dejó y buscó de nuevo al mayor cuando se separó. Pasaron horas en lo mismo, besándose sin aún creer lo que hacían. Cuando por fin se separaron no supieron qué decirse, era incómodo, raro y posiblemente estúpido.

 

—Te irás y continuarás ignorándome —musitó Young Jae cabizbajo.

 

Jae Bum clavó su mirada en él sintiéndose como una basura. Eso era lo que planeaba hacer, olvidaría todo lo sucedido y se alejaría. Pero su corazón clamó porque no lo hiciera, porque cuidara a Young Jae y luchara por lo que nunca había peleado. Debía lograr algo, su padrastro casi le había suplicado que lo hiciera.

 

—No, ya estoy cansado de esto —soltó JB sintiéndose libre—. Te… —cerró los ojos y exhaló— amo.

 

Young Jae se pegó al cuerpo de su hermano y lo abrazó hasta quedarse dormido. JB quiso contarle todo, pero su mente y el amor por su madre no se lo permitieron. El mayor tomó a su hermanastro en brazos y lo depositó en la cama. Le quitó el jean evitando despertarlo, sin tener éxito.

 

—Duerme conmigo —mandó Young Jae sin abrir los ojos. Jae Bum asintió a pesar de que su hermano no le veía. Se deshizo de su camisa y jean, observó a su hermano volver a caer en un profundo sueño y se introdujo en la cama a su lado.

 

—Descansa pequeño —susurró y besó sus labios.

 

Intentó dormir, pero le fue difícil. No sabía cómo lograría que su madre los dejara estar juntos, algo tenía que surgir, imploraba a todos los dioses porque esto sucediera.

 

—Yo también te amo, Jae Bum —habló el menor entre sueños, haciendo sonreír al otro.

 

 

Domingo…

 

—¡Oh, por Dios! ¡Jae Bum! —Soo Min gritó histérica al encontrar a sus hijos desnudos —según lo que veía—, abrazados y durmiendo cómodamente.

 

El mayor se sentó de inmediato viendo a su madre en la puerta de la habitación con los ojos repletos de lágrimas. Young Jae tardó más en incorporarse y continuó refregando sus ojos sin vislumbrar la situación.

 

—¡Regresa a tu cuarto! —gritó la mujer comenzando a llorar y a temblar.

 

¿Omma? ¿Por qué regresaron antes? —inquirió Young Jae.

 

—Sabía que algo malo sucedería —respondió hipeando mientras su esposo intentaba tranquilizarla—. ¡Que te vayas para tu cuarto, Jae Bum!

 

—Es hora de arreglar esto —por fin habló Seung Jae—. No podemos interferir.

 

—Claro que lo arreglaremos —la mujer se acercó a JB y golpeó su rostro—. Regresa a tu cuarto.

 

Young Jae le miró asustado mientras su hermanastro no decía nada, tomaba sus cosas y regresaba a su cuarto con su mejilla hinchándose.

 

—No, JB, tu madre debe entend… —Jae Bum negó con la cabeza y continuó su camino. Debía esperar que la cabeza de su madre se enfriara un poco, tal vez podrían hablar, tal vez.

 

Young Jae le gritó a JB que regresara, tenía miedo, no sabía qué sucedía, ni por qué todos gritaban. Su madre le encerró en la habitación, mientras comenzaba a discutir con su padre. Continuaban gritando, Soo Min culpaba a Jae Bum de algo que él no sabía.

 

Horas después Young Jae se encontraba dentro de un auto con destino al aeropuerto de Incheon. JB se encontraba peleando con la cerradura de su habitación mientras rogaba a gritos a su madre porque no le hiciera tal cosa. Soo Min dejó la casa y subió al auto, permitiendo antes que Seung Jae se despidiera de su hijo a solas.

 

—Tu tío estará feliz de verte —sonrió intentando consolar a su hijo.

 

—No quiero ir a Francia —suplicó Young Jae—. Por favor papá, no permitas qu… —el hombre le pidió que dejara de hablar.

 

—Allá estarán mejor, te amo Young Jae —despeino sus cabellos y le abrazó—. Los visitaré cada que pueda.

 

Soo Min se percató de que su hijo tomara el vuelo. Se sentía feliz, se había salido con la suya. El problema fue otro al llegar a casa. JB había escapado, pero le aliviaba el saber que luego tendría que regresar, no sabía dónde se encontraba Young Jae, y además no poseía un solo centavo para mantenerse solo.

 

 

Martes…

 

Young Jae de nuevo miraba por la ventana de su nueva habitación, continuaba sin saber el porqué de todo.

 

Su tío le había acogido bien, sólo algo no le había agradado y era el que no le hubiese permitido elegir el cuarto que era un poco más amplio, con la excusa de que otra persona lo ocuparía en pocos días. Sin embargo, Young Jae quería ese cuarto ya que le recordaba a Jae Bum. Su corazón se oprimió al recordar a su hermanastro, no quería separarse de él, pero ya no podía llorar, había hecho lo mismo dos días seguidos. Ya no tenía lágrimas.

 

Suspiró y tuvo el impulso de cerrar la ventana para lanzarse sobre la cama, pero un joven con una sonrisa de oreja a oreja que se encontraba sentado en un columpio doble de madera en el jardín se lo impidió.

 

Young Jae creyó delirar, sacudió su cabeza de lado a lado intentando borrar aquella falsa imagen de Jae Bum sonriéndole. Cuando dejó de hacerlo y volvió a mirar se encontró con la triste imagen del columpio vacío. Mordió su labio inferior para evitar llorar de nuevo, cerró la ventana con fuerza, casi quebrando los vidrios de ésta y luego se lanzó sobre la cama a maldecir.

 

—Young Jae —su tío abrió la puerta sin tocar—, baja a cenar.

 

—No quiero —respondió con su cabeza clavada en la almohada.

 

—Necesito que saludes a mi sobrino, debes ser cortés con él —ordenó el mayor.

 

Young Jae se levantó de la cama y arrastró sus pies hasta el comedor, se sentó en la silla que le correspondía y se limitó a cenar. Sintió que alguien se sentaba a su lado y aun así no le prestó ni una sola pizca de atención.

 

—Jae, saluda a mi sobrino —el menor suspiró.

 

—Hola, soy Young Jae, gusto en conocerte —soltó el menor sin mirarle.

 

—Es un gusto volverte a ver, Jae —habló el otro con una enorme sonrisa.

 

Young Jae alzó su cabeza rápidamente y escaneó el cuerpo del otro con los ojos abiertos desmesuradamente, luego sonrió igual que él o tal vez mucho más feliz. No tardó en lanzarse contra el otro joven, pero esta vez no lloró, sólo soltó un millón de nerviosas carcajadas que alegraron el resto de día de todos los presentes.

 

Jae Bum también sonrió hasta que su rostro dolió, agradeció a su padre por haberlo planeado todo tan bien. Por fin estarían juntos, ¿hasta cuándo? Quién sabe.

 

Fin.

Notas finales:

¡Escribí algo bonito! Miren que no sólo los pongo a llorar o no los dejo separados, están juntitos y felices :3

Gracias a todos los que leyeron <3

Lord, Zasa, Beta, General Lord Zasa ¡Todo eso es pa' ti! por ser tan genial, por no haber llevado la vela el Domingo ¬¬ XDDD -omite eso-. De verdad te aprecio demasiado, gracias por ser una excelente Beta.

PD1: Recuerden el one shot de Beta --->http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=125053

 

 


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