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(KAISOO) Solo un juego. por Lilium04

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Notas del fanfic:

Espero que no haya quedado taaaan mal… 

Eran las 9 am. Esa mañana había helado, esa era la razón de que KyungSoo se encontrara saliendo de una cafetería con un vaso térmico en sus manos, lleno de café caliente.

 

Se perdió por un momento en la pantalla de su celular, por lo que no diviso al joven moreno que choco con él, haciendo que se le derramara encima todo el contenido hirviendo. Tal fue la sorpresa de KyungSoo al escuchar un gemido meloso en lugar de un reclamo.

 

– Mmmmm~ –

– ¡Oh, lo lamento tanto! – se disculpó KyungSoo mientras se alejaba un par de pasos del sujeto.

– Tranquilo, de todos modos no me gustaba esta playera. - sus labios gruesos y rosados formaron una sonrisa, mostrando sus blanca dentadura.

– No fue mi intención... – KyungSoo seguía disculpándose.

– ¿Qué tal si aceptas que te compre otro café? Me lo debes. – su sonrisa se hizo más resplandeciente.

 

 KyungSoo solo pudo asentir, esa sonrisa traía algo que lo había dejado completamente embobado, le robo toda oración cuerda para responder.

De regreso en la cafetería, ocuparon una mesa en lo que esperaban que su pedido llegara. Pasaron unos minutos antes de que la camarera llegara con dos vasos térmicos y le diera a cada uno el suyo.

 

– De verdad me disculpo por el accidente, fue mi culpa por no prestar atención al caminar. – una nueva disculpa dio KyungSoo.

- Ya, ya, olvídalo, no estoy molesto. Mi nombre es Kai, ¿podría saber cuál es el tuyo? – se presentó el joven moreno mientras estiraba una mano hacia el que tenía enfrente.

– KyungSoo. – tomo el saludo en respuesta.

– Bueno, KyungSoo, cuéntame más de ti. – cuando termino de hablar, se llevó el vaso a los labios dándole un sorbo al líquido caliente que contenía.

– Este... trabajo en un restaurant como chef... –

– ¡Wow! ¿En serio? Debes cocinar muy bien... me gustaría probar tu comida... – Kai se relamió el labio inferior mientras observaba fijamente a KyungSoo, este se estremeció ante el gesto y su cerebro comenzó a maquilar ideas. Tal vez sería Kai el indicado y aprovecharía su ofrecimiento.

– ¡Claro! Solo sería que nos pongamos de acuerdo en el día. Permíteme tu celular para guardar mí número. – KyungSoo se transformó en una persona diferente a la de hace un minuto, se volvió mucho más coqueto y atrevido. No era tonto, sabía perfectamente que era atractivo y podía seducir cuando se lo proponía, a Kai, este cambio le pareció muy interesante y no dudo en entregarle su celular.

 

Una vez KyungSoo guardo su número, se auto marcó y guardo el número desconocido bajo el nombre de Kai.

Pasaron unos minutos platicando antes de salir del local y despedirse, dirigiéndose cada uno por su lado, no sin antes decirse que se volverían a ver.

Para ambos sería muy divertido tratarse de nuevo.

Esa misma noche, Kai le marco a KyungSoo, este no le hizo esperar y contestó de inmediato, después de todo, se había pasado toda la tarde pegado a su teléfono por si llamaba.

 

– Hola KyungSoo, soy Kai, ¿Aun te acuerdas de mí? – del otro lado se escuchó una ligera risa. KyungSoo por supuesto que se acordaba, como podría olvidar sus ojos marrones que le miraban con tanta intensidad, pero no se lo haría saber, jugaría un poco antes.

– Mmmm, dame un segundo... el de la cafetería, ¿cierto? – pareció dudar.

– Ese mismo, aun me debes una playera. – otra risa.

– De verdad lo lamento. – sin duda sabia actuar, no se arrepentía, al contrario, agradecía ese estúpido descuido que le hizo conocerlo.

– Jajajaja, ¿Cuándo podríamos vernos para que me la devuelvas? – Kai del otro lado sonreía.

– ¿De verdad quieres tu playera de vuelta o me estas citando? – cuestiono KyungSoo, intentando parecer lo más inocente posible.

– Jajaja, creí que mi pretexto era lo suficiente bueno. – Kai no intento guardar su intención.

 

KyungSoo sonrió al recibir esa respuesta.

 

– Podríamos vernos la próxima semana en mi casa, ¿te parece? –

– Seria perfecto. – contestó Kai, en su voz se podía percibir una gota de malicia.

– Entonces te mando un texto con la dirección y la hora, no vayas a llegar tarde. – KyungSoo cortó la llamada. Enseguida, se dedicó a escribir el mensaje con su domicilio y citándolo a las 8 de la noche. Pasaron unos minutos y llego la respuesta.

 

<< Entonces nos veremos dentro de una semana, prometo no llegar tarde ya que estaré esperando con ansias el volver a verte.

Dulces sueños. >>

 

La piel de KyungSoo se erizo al leer el mensaje y no dudo en contestar.

 

<< También estaré esperando que llegue el día. Yo te prometo que prepararé mucha comida deliciosa que te encantará.

Que descanses. >>

 

No llego respuesta, pero KyungSoo tampoco la esperaba. Al ver la hora, ya eran las 11 de la noche y el cansancio le iba ganando. Solo se metió entre las sabanas de su cama y dejo que Morfeo hiciera su trabajo.

 

>>*<<~>>*<<~>>*<<

 

El día tan espera por ambos había llegado.

KyungSoo preparo tres guisos diferentes e inundaban toda casa con sus exquisitas fragancias. A las 7:30 pm, ya se encontraba arreglado minuciosamente, había pasado una hora para escoger la ropa correcta y no era en vano. Vestía un pantalón entubado negro, que se pegaba perfectamente a sus piernas resaltando su trasero y le hacía parecer más alto, también llevaba una camisa de color rojo vino con cuello en V, que dejaba al descubierto sus clavículas y fino cuello, el color hacia contraste con su lechosa y tersa piel. Una vez listo, bajo para checar por décima vez que todo estuviera perfecto y ordenado.

A las 8 en punto, el timbre sonó. KyungSoo fue a abrir de inmediato para no hacer esperar a su invitado.

Kai se encontraba del otro lado del marco con una gran sonrisa formada en sus labios. Vestía pantalón de mezclilla entallado, una playera blanca con una chaqueta de cuero encima. Ante los ojos de KyungSoo, Kai se veía sexy y este tenía la misma opinión de KyungSoo, ya que lo recorrió de arriba a abajo y se lo devoraba con la mirada.

 

– ¿Puedo pasar? – pregunto Kai aun sonriendo.

– Por supuesto. – KyungSoo le devolvió el gesto y se hizo a un lado para que el otro entrara.

 

Apenas entro al lugar, las fosas de Kai se inundaron de maravillosos olores y se le hizo agua la boca. Pero en realidad, lo que más se le antojaba, era probar el cuerpo de KyungSoo.

 

– Huele muy bien. – dijo el moreno mientras se quitaba la chaqueta.

– Gracias. Puedes dejarla en sofá, iré a poner los platos. - enseguida, KyungSoo cruzo la sala de estar y el comedor perdiéndose en la cocina, Kai observo todo su camino y no dejo de ver el bonito trasero de su anfitrión. Soo regreso con dos juegos de platos, vasos y cubiertos, en el momento que los puso en la mesa, ya tenía a un educado Kai para ayudarle.

Una vez puestos los platos, Soo sirvió sus deliciosas creaciones. Pasaron el tiempo platicando sobre cosa como el clima, sus respectivos trabajos, incluso de las mascotas de sus infancias.

 

– ¡Te lo juro! El perico cada vez que me veía, ¡se ponía a picotear mi cabeza! – KyungSoo solo se reía ante el relato de Kai, que también reía al recordar a su antigua ave.

La cena fue muy agradable, recogieron los trastos sucios, los llevaron a la cocina y entre los dos los lavaron.

Fue solo un segundo. Soo le pasó un cuchillo a Kai para que lo secara, pero el filo traspaso limpiamente por la palma abierta del moreno. Kai no grito o reclamo, si no que gimió ante la cortada.

 

– ¡Perdón Kai! No fue mi intención... – con un paño, envolvió la herida para evitar que siguiera sangrando. – déjame ir por el botiquín de primeros auxilios. – se alejó del moreno y después de un minuto, regreso con una pequeña caja blanca entre las manos. Cuando entro a la cocina, encontró a Kai sentado en una de las sillas, KyungSoo se hincó en frente de él y se apresuró para poner el antiséptico en la herida. Ante el contacto de esta, Kai llevo la cabeza hacia atrás y comenzó a jadear un poco. Soo estuvo atento ante todas las reacciones del moreno y tenía una ligera idea del porque se portaba así. Pero antes de cualquier conclusión, disiparía las dudas y si estaba en lo correcto, será como ganar la lotería.

 

– ¿Acaso no te arde? – le pregunto a Kai.

– Hmp... Si... – respondió tratando de controlarse a sí mismo.

– ¿Acaso lo disfrutas? – volvió a preguntar tranquilo.

– Mmmm... – sintió de nuevo como el antiséptico recorría la herida abierta.

– ¿Acaso te gusta el dolor? – la voz de KyungSoo se volvió melosa y lentamente, tomo el cuchillo que dejaron sobre la mesa.

Kai seguía con la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados, sentía cada punzada causada en la palma de su mano derecha por aquel desinfectante y se sentía realmente bien. Luego tuvo la sensación de algo atravesando su carne nuevamente, abrió enseguida los ojos y vio al causante: Soo le había rajado la otra palma con el cuchillo. Kai se envolvió de placer cuando los pulgares de KyungSoo se hundieron en las heridas y hacían diferentes figuras dentro de ellas. Kai soltaba gemidos.

KyungSoo dejo las manos del moreno recibiendo un gruñido de reclamo. Se limpió los dedos con una toalla de papel y le dio otra a Kai, este la tomo de mala gana, ya que había comenzado a disfrutar la acción del otro.

 

– Así que eres masoquista, ¿o me equivoco? – una de las comisuras de los labios de Soo se curveaba ligeramente. – Es por eso que también escuche un gemido cuando te cayo el café hirviendo en el pecho... debiste haberlo disfrutado muchísimo... –

– Bien, ahora dirás que soy raro al excitarme cuando me causan dolor. – Kai traía el ceño fruncido mientras se limpiaba los rastros de sangre.

– ¿Y si te digo que no? – la pregunta desconcertó a Kai. Soo se le fue acercando y puso sus palmas sobre las rodillas de Kai. Su cara estaba muy próxima al del otro y se miraban fijamente. – ¿Y si te digo que yo me excite al verte gemir por el dolor? -

 

Kai relamió su labio inferior y alzando una ceja, sonrió.

 

– Yo respondería que sería interesante escucharte gemir a ti también. – ambos sonrieron abiertamente.

Kai no dejaba de observar los carnosos labios en forma de corazón de KyungSoo, KyungSoo tampoco apartaba la mirada de los labios Kai. Ambos sentían la respiración del contrario chocar con su cara.

Fue Kai quien se decidió a besarlos. Los reclamo un tanto posesivo mientras llevaba sus manos a las caderas del otro y lo sentaba en sus piernas. KyungSoo se dejó hacer, después de todo, lo disfrutaría al máximo.

Aun estando consciente de la condición de Kai, Soo le mordió el labio inferior haciéndolo sangrar, Kai sonrió y siguió besando al blanquecino, la sangre se mezclaba en el beso y a ninguno pareció incomodarle el sabor metálico, al contrario, aumento su intensidad.

Las manos de Soo se colaron dentro de la playera de Kai y se la saco de encima. Una vez la tela en el piso, sus manos regresaron para recorrer el abdomen marcado del moreno.

KyungSoo se alejó un poco, ya que le estaba haciendo falta el aire.

 

– Juguemos un poco antes. – le dijo a Kai mientras se levantaba de sus piernas. Kai lo miraba con brillo en los ojos y una sonrisa de lado, traía los labios rojos e hinchados a causa de los besos y mordidas.

– ¿Qué quieres jugar? – alzaba una ceja.

– Ya verás~ –

 

Soo se marchó de nuevo. Después de diez minutos, volvió a entrar a la cocina con una sonrisa muy grande en su rostro. Tomo la muñeca izquierda de Kai y le hizo levantarse, lo guio hasta el comedor. La mesa se había movido junto con  las sillas, dejando un gran espacio abierto. En medio, había una peculiar silla: una de caoba reluciente, en los brazos habían cinturones fijos al igual que en las patas delanteras. Sobre la mesa descansaba un maletín abierto, donde se apreciaban diferentes objetos plateados dando destellos.

 

– Tu y yo no somos tan diferentes, ¿eh? – Kai sonrió.

– No, no lo somos. Al igual que tú, me gusta el dolor pero de una manera distinta… me excita causarlo. – en lo que hablaba, ya tenía a Kai sobre la silla y le ajustaba los cinturones a muñecas y tobillos. Se acercó a su rostro y deposito un beso en sus labios, succionando el inferior haciendo que sangrara de nuevo.

– Al parecer, no soy el primero en tu sala de juegos. – aclaro Kai, burlón.

– Y por las marcas en tu espalda, tampoco soy el primero de tenerte como juguete. – contraatacó KyungSoo sonriendo.

– Pero eres el más sexy. – se limpió la sangre del labio.

– Podría decir lo mismo. – le dio otro ligero beso y KyungSoo se dio media vuelta para tomar un delgado filo del maletín.

 

El pequeño de la piel lechosa y ojos expresivos, iba a comenzar un juego con el pequeño filo qué se encontraba en sus manos.

¿Cuál era? Pues era su juego favorito: Dueño.

¿Cómo era el juego? Escribía su nombre.

¿En dónde? Dónde le gusté más.

Lentamente, empezó con la K en el lado derecho del pecho de su pareja de juego, un moreno se encontraba amarrado de manos y pies a una silla. Cuándo éste comenzó a sentir la fría y filosa, pero pequeña hoja plata, recorrer su pecho, llevo su cabeza hacia atrás apretando fuertemente los dientes, pero la abertura de sus labios formaban una sonrisa.

 

– ¿Te gusta? – pregunto KyungSoo con voz melosa.

– ¡Oh... sí! – respondió el moreno entre gemidos.

– No los apagues... quiero escuchar esos dulces gritos tuyos... – le dijo al oído con un tono más áspero, sin dejar de ser seductor.

– Aaah... me encantaaa... umm... más... por favor... – suplicaba el que está en la silla.

– Alguien parece excitado... – dijo mientras dejaba la labor con el filo y ponía una mano en el doloroso abultamiento que se encontraba encerrado en el pantalón del moreno.

– Mmm... ugh... ¡dios!... – dejo escapar entre gemidos cuándo sintió la presión de la pequeña mano del otro en su ya muy pronunciada entrepierna prisionera, sin saber qué él también se encontraba en la misma situación.

 

Ya había terminado de hacer la K, ahora, se dedicó a masajear el bulto en el pantalón de Kai, este solo se retorcía de placer al sentir el filo rasgar su carne y la presión en su miembro despierto. KyungSoo no pudo soportar observar la cara de Kai, porque él también se estaba volviendo loco por el dolor de su propio miembro palpitante.

Beso con hambre los labios del moreno mientras se montaba a sus piernas, rozando sus caderas con la del  otro. Intentaban recuperar el aire entre jadeos y gemidos.

KyungSoo jamás se había excitado tan rápido con sus anteriores juguetes, pero el moreno le provocaba miles de sensaciones distintas. Quería que lo poseyera de una vez por todas.

 

–Seguiremos esto en mi cuarto. – se bajó del moreno y desato los cinturones. Tomo nuevamente su muñeca y lo llevo escaleras arriba. Entraron al cuarto.

–No prendas las luces. – le dijo Kai a su oído mientras le abrazaba por atrás y lo conducía a la cama.

 

KyungSoo se dio la vuelta, entrelazando sus brazos en el cuello del moreno. Kai se deshizo de la playera de Soo y le abría el pantalón mientras caminaban juntos, KyungSoo repartía besos y mordidas en el cuello de su juguete, dejando marcas.

Cuando los muslos de KyungSoo dieron con ella,  se soltó de Kai para caer sentado,  en esa posición y ya que tenía al otro enfrente, le abrió la bragueta, Kai se quitó los pantalones e hizo lo mismo con el blanquecino recostado en la cama quedando ambos en boxérs.

Kai recorrió el pecho níveo con su lengua mientras restregaba su miembro despierto con el del otro, haciendo que el otro cuerpo se retorciera de placer y soltara pequeños gemidos ante cada roce caliente que le otorgaba la lengua de Kai y su duro paquete.

Las morenas manos viajaban sin restricción por la tersa y suave piel perlada de sudor, las gotas de sodio causaban escozor en las heridas que aun traían, pero no sé detendrían porque disfrutaban el dulce martirio.

 

– E-espera... - logró decir entre jadeos – Te dije que esto seguiría. – sonreía de lado y su compañero le imito.

 

Soo se giró levemente y del cajón en el buró de noche saco lo un anillo de color plateado y un par de lo que parecían ser garras.

 

– Porque no me sorprende... – Kai sonrió abiertamente mostrando sus dientes blancos

– El anillo es tuyo y las garras, mías. – explicó.

 

El moreno sonrió lascivamente mientras KyungSoo le bajaba el bóxer, dejando libre su miembro erguido, lo tomo con una mano y paso el anillo de color plata hasta la raíz. La presión que sintió Kai una vez puesto, le hizo soltar un ronco gruñido. El anillo le apretaba, asfixiando su falo despierto, pero el placer le recorría como corriente eléctrica por todo el cuerpo. Busco con hambre los carnosos labios de su ahora dueño y se apresó de ellos. Kai reclinó a Soo en la cama,  sin dejar de besarlo, ya le había sacado el bóxer, acomodándose entre sus piernas. Soo ya traía puestas las singulares garras metálicas y rosaban delicadamente la espalda morena.

Con la mano izquierda preparo al pequeño mientras con la derecha acunaba su rostro. Soo se movió para avisar a Kai que estaba listo y el segundo no dudo en entrar de una vez. Dos agudos gemidos fueron vociferados.

Kai sentía como Soo le apretaba dolorosa y deliciosamente, pero el placer fue más grande debido al pequeño juguetito que le intensificaba la sensación, además, unas puntas metálicas se clavaron como agujas en su espalda desnuda causando más dolor.

KyungSoo al sentir a Kai tan profundo, no pudo soportarlo, su juguete resulto ser el más grande que había tenido, causándole dolor por lo que encajó las garras intentando buscar soporte. El moreno lo noto y se inclinó para recorrer el cuello de KyungSoo con besos y mordidas, las cuales dejarían marcas en su piel blanca.

 

– Perdón, no quise lastimarte... – dijo Kai aun saboreando el cuello del pequeño para tranquilizarlo.

– Hmp... Estoy bien... deberías estar orgulloso, la tienes grande. – Soo tenía los ojos cerrados mientras intentaba olvidar el dolor.

– Jajajaja me quedo con el cumplido. – Kai sonreía entre cada beso. KyungSoo enlazo sus piernas en la cintura de su pareja para darle más espacio.

 

Después de unos minutos, KyungSoo dio un pequeño vaivén de caderas para avisar a Kai que ya podía iniciar. Ambos comenzaron a moverse, sentían cada una de las sensaciones proporcionadas, disfrutando cada una de ellas. El cuarto era llenado por gemidos, gruñidos y la melodía de las pieles al chocar. Por la intensidad de las embestidas, los metales recorrieron toda la espina dorsal del más alto, sólo líneas, trazos largos y luego la sangre, Kai aún se tornaba extasiado por la entrada ajustada y el anillo también ahogando su miembro, la carne de su dorso abriéndose y dando lugar a abundante líquido carmesí, impregnándolos con un embriagador aroma afrodisiaco.

Soo fue el primero en llegar al éxtasis, manchando el abdomen del moreno. Su orgasmo hizo que contrajera sus paredes apretando a Kai aún dentro de él. Kai sufría y le encantaba, tenía el dolor de su orgasmo y quería liberarse e igualar a Soo pero tenía que pedir permiso, después de todo, era su juguete.

El permiso fue concedido.

Soo tomo el miembro palpitante de Kai y le retiro su martirio. Kai no se encontraba en sí debido al doloroso placer que sentía, así que Soo decidió ser bueno con él, bombeando vigorosamente hasta que Kai soltó un dulce gemido y derramo su semilla.

Ambos estaban agotados. Ninguno había tenido una experiencia igual con sus anteriores parejas. Esta fue especial en mil formas diferentes.

Kai tomo un lado de la cama junto a KyungSoo, se acostó boca abajo en el suave colchón. A las heridas en su espalda le entraba su propio sudor, causándole lindas molestias.

 

– No creí haberlas enterrado tan profundo, lo lamento. – Soo se quitó los objetos metálicos y con las yemas de los dedos recorría suavemente la espalda de Kai, la acción erizaba su piel canela.

– Mmmm... Eso se siente bien... – Kai soltó una ligera risa.

– Deja curarte. –

 

KyungSoo se levantó de la cama, tomó su bóxer del piso y salió del cuarto. Pasó un minuto y ya tenía nuevamente el botiquín en sus manos.

Limpiaba delicadamente cada una de las heridas hechas. Decidió no utilizar el antiséptico porque sabía que Kai se excitaría enseguida y no podría soportar otra sesión de sexo con él. Su espalda baja le martillaba recordándole que aún sentía el gran miembro del moreno intentándole partir en dos, pero sí que lo había disfrutado cuando le hizo ver las estrellas varias veces cuando tocaba su punto dulce.

Una vez término de curarle, se acostó a su lado. Kai le abrazo por atrás y lo atrajo hacia él, parecía ronronear mientras que con su nariz comenzó a acariciar la oreja izquierda de KyungSoo. Ese gesto le pareció muy dulce al de ojos grandes y suspiró.

 

– Buenas noches, mi pequeño demonio. –

– Hahaha, ¿Por qué el "Mi"? – preguntó con los ojos cerrados y una sonrisa.

– Porque te he reclamado como mío. – la respuesta fue simple.

– ¿Desde cuándo los juguetes reclaman a los dueños? – Soo soltó una risa.

– Desde que los dueños tienen garras metálicas guardadas y labios en forma de corazón. – Kai pasó la punta de su lengua por el cuello de KyungSoo logrando que se estremeciera.

– Puedo aceptarlo. –

 

El cansancio dio paso al sueño y ellos se dejaron llevar.

.

.

.

Ya era de mañana y ambos continuarían con su rutina. Se despidieron y prometieron ponerse de acuerdo para volverse a ver.

Después de todo, para ellos se volvió más que… Solo un juego.

Notas finales:

Lamento si decepcione a alguien con el lemon, no me sale, no puedo con él, no es lo mío… tal vez no vuelva a escribir algo por el estilo jamás, para mí fue muy estresante  =3=

Me costó mucho trabajo escribirlo sin terminar matando a Kai a medio fic…

Le quiero agradecer enormemente a growlinparis, que tiene cuenta en livejournal, por ayudarme a hacerlo… me dio consejos de cómo seguir y muchos ánimos que necesitaba, me brindo parte de su hermoso tiempo para leer esta locura mía, me instruyo en el mundo del lemon, me tuvo paciencia y le amare por eso<3 (aunque ya lo sabe hahaha okno…)

Eso es todo… espero que mi esfuerzo haya valido la pena y dejen review;;;;;;;;;;

Saludos~~~ 


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