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Enamórame por Fullbuster

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Gray Fullbuster POV


 


¿Qué acababa de pasar? Es lo que me preguntaba… ¡estaba tumbado en la cama! ¡Tenía a Natsu encima de mí! ¿Por qué no estaba teniendo relaciones con él? Sting me dijo tres condiciones para conseguirlo, una no pensar en mi hermano… y no estaba pensando en Lyon, la segunda… mirarle ¡le había mirado, le había mirado mucho! Y en tercera, besarle si mirarle no funcionaba ¡nos habíamos besado! ¿Entonces por qué estaba pasando de mí?


Natsu se levantó de la cama y sé que se había excitado, se le notaba el bulto bajo el pantalón ¡no entendía nada! Prefería ayudarme con los apuntes que tener sexo conmigo. Ahora que lo pensaba… la verdad es que me sentía mal por mi hermano pensar en esto… pero me habría gustado dejar de ser virgen con Natsu, me gustaba él, me sentía seguro con él ¿Quién mejor que Natsu para mi primera vez?


Recordaba las películas que solía ver con Ur cuando estaba en Estados Unidos, aquellas de amor que me tocaba tragarme con ella y desde luego, esto no se parecía en nada a una de ellas, porque en las películas, los protagonistas se besaban y hacían el amor enseguida, pero yo, intentaba utilizar los trucos de las películas y no funcionaban… ¡Que frustrante!


Natsu salió de la habitación como alma que lleva el diablo y me dejó allí solo en la cama. ¡No se podía hacer nada! Supongo que era mejor así, no podía hacerle esto a mi hermano, me había dejado llevar por las ideas que Sting me había metido en la cabeza. ¡Tenía que dejar de pensar en sexo! No estaba bien y punto. A partir de ahora, no volvería a pensar en esto, no le complicaría las decisiones a Natsu, me conformaría con los besos que él quisiera darme.


Me levanté de la cama quitándome las mantas y caminé descalzo hacia el baño buscando la ducha. No había tenido el placer de entrar en su aseo la última vez que estuve aquí. Cuando entré, aluciné, mi habitación de la casa de Lyon cabía en su baño, era enorme, con una ducha inmensa con suelo de piedra oscura y una gran cristalera.


Me quité la ropa y entré en la ducha ¡era enorme! Pero había demasiados mandos, tantos que no sabía por donde empezar a tocar para que saliese el agua. En mi casa ¡Bueno… en la de Ur y en la de Lyon! Sólo había una manivela, derecha agua caliente, izquierda agua fría, aquí había botones… y yo no entendía nada de lo que ponía ¡porque encima estaba en japonés!


Sólo tenía una manera de ducharme… tocar botones hasta que saliera caliente. Toqué el primero y salió espuma ¿una ducha podía sacar espuma? Era la primera noticia que tenía, volví a apretar el botón para que se detuviera. Presioné el siguiente botón y salió agua, pero agua fría. Grité e intenté cerrar el agua, presionando no sé que botón y provocando que saliera con más fuerza aún levantando la espuma que se había acumulado antes ¿Pero qué narices le pasaba a esta ducha?


La puerta del baño se abrió de golpe dejandome ver a Natsu venir hacia mí y abrir el cristal de la ducha para meterse dentro incluso con ropa para intentar apagarlo. Intenté cubrirme cogiendo una toalla y enrollándola a mi cintura mientras él presionaba un par de botones deteniendo la ducha.


~ ¿Pero qué hacías? – me preguntó riéndose.


~ Intentar encender el agua caliente – le comenté intentando justificar la cantidad de espuma que ahora nos envolvía a ambos.


~ De verdad que tienes que aprender japonés – me dijo sonriendo


~ ¿Vas a enseñarme? – le pregunté justo cuando me resbalé.


Cogí la camiseta de Natsu intentando no caerme, en lugar de eso, caímos los dos entre tanta espuma. Me quejé por el culazo mientras Natsu no paraba de reír ¿Tanta gracia le hacía caerse? ¿Tanta gracia le hacía que le hubiera llenado el baño entero de espuma? No paraba de reírse y al final, acabé riéndome yo también con él.


~ Estás lleno de espuma – me dijo Natsu aún riéndose.


~ No soy el único – le comenté intentando quitarle ahora espuma del pelo.


Natsu me miraba y paré de reír cuando me di cuenta como se había puesto serio de golpe y me miraba muy de cerca. Notaba su respiración golpeando contra mi mejilla, notaba su mano ahora acariciar la otra mejilla en la que no me lanzaba su respiración y cerré los ojos sintiendo su contacto en mi rostro, centrándome en su mano que me acariciaba.


Noté sus labios de nuevo sobre los míos, tiernos, dulces, cálidos. Se movió con lentitud causándome impaciencia, quería que me besase, quería que fuera pasional y se dio cuenta cuando yo hice el amago de meterle la lengua elevando el ritmo del beso mientras intentaba acercar mi rostro más al suyo para profundizar el beso.


Moví mis manos para acercarlas a su cuello y sé, que le llené aún más de espuma, pero no me importó, sólo quería sentirle. Yo también noté como me llenaba de espuma a cada caricia y como su peso empezaba a tumbarme en aquel suelo de piedra oscura rodeado de espuma.


Su mano bajó a mi toalla mientras se apartaba de mi boca. Su mano se detuvo en el nudo de la toalla que cubría mi desnudez, creo que estaba luchando consigo mismo, intentando decidir si esto estaba bien o no.


~ Lo siento Gray – se disculpó abriendo ahora los ojos para mirar los míos – no aguanto más, te necesito – me dijo deshaciendo el nudo.


No quitó la toalla, la dejó allí pero sabía perfectamente, que en cuanto rozase un mínimo, al no tener sujeción, la toalla desaparecería. Me besó ahora con pasión, invadiendo mi boca sin compasión alguna.


~ ¿A esto le llamas enseñar japonés? – le pregunté sonriendo.


~ ¿Tienes quejas con mi forma de enseñarte la lengua japonesa? – me preguntó irónico – puedo cambiar la técnica si lo deseas.


No le dije nada, pero volví a besarle con fuerza metiéndole esta vez la lengua yo a él. Su mano bajaba ahora por mi cintura arrastrando con ella parte de la toalla buscando mi miembro. No paró de besarme y creo que me sonrojé cuando noté sus dedos en mí tocando mi miembro.


Ahogué mi leve gemido en su boca y cerré los ojos, no podía mirar a Natsu en este momento, me daba mucha vergüenza. ¡Supongo que era una tontería! Pero tenía vergüenza. Sus labios se separaron de los míos y volví a sentirlos mordiendo mi oreja con delicadeza para después escucharle sonreír contra ella mientras susurraba.


~ Abre esos preciosos ojos Gray, me encanta verlos – me dijo


Le abrí los ojos y me crucé con la mirada oscura de Natsu, estaba sonriendo y chocó su nariz contra la mía de forma cariñosa mientras miraba mis ojos. Sé que estaba rojo ¡Tenía que estarlo! No sé si podría mantener mis ojos abiertos mucho tiempo frente a él.


En algo tenía razón Sting, no estaba pensando en mi hermano, estaba pensando en Natsu, estaba pensando en sí dolía tener relaciones, pensaba sólo en este momento, todo lo demás, me daba igual y creo que Natsu, se sentía exactamente como yo, disfrutando de este momento concreto.


No supe que hacer con mis manos, tenía vergüenza hasta de tocarle, no sabía qué hacer, según Sting… confiar en Natsu y dejarme, pero es que me sentía incómodo sin hacer nada, dejándole todo a Natsu. Acerqué mis manos temblando hacia su pecho, tocando su abdomen levemente intentando bajar hacia su pantalón mojado, aún así, sentía como temblaba todo mi cuerpo y creo que Natsu, también lo notó.


~ Gray… no tengas miedo – me dijo de golpe – no voy a hacerte daño, lo prometo.


~ ¿Estás seguro de que no duele? – le pregunté y él me miró sorprendido.


~ Gray… ¿no lo has hecho con nadie, verdad? – me preguntó ahora y yo negué con la cabeza confirmándole que él era el primero, que era mi primera vez. - ¡joder! – exclamó – lo siento Gray, creía que ya lo habrías hecho con alguien – se disculpaba ahora – solo estaba pensando en mí, no creí que temblabas por esto.


Hizo el amago de levantarse de mí, creo que no quería ser el primero, supongo que se sentía culpable de pensar en sexo precisamente conmigo que no tenía ni idea de lo que era. ¡Pero es que no me había preguntado a mí y yo quería hacerlo con él! Sólo le quería a él. Le cogí de aquella camiseta empapada y tiré de él de nuevo hacia mí.


~ No te muevas – le dije – por favor.


~ Gray no puedo hacerte esto.


~ Quiero hacerlo contigo – le dije muy seguro – tiene que ser contigo, quiero que mi primera vez sea con alguien en quien confío y ese eres tú, por favor Natsu. – Natsu estaba dudando aún y me miraba en mis ojos – Natsu… mírame – le pedí – ya no soy un niño, puedo tomar mis propias decisiones y la estoy tomando, quiero tener sexo contigo y sólo contigo.


Me besó para que no continuase hablando, pero supe que habían tenido efecto mis palabras en él cuando siguió moviendo su mano en mi miembro, cuando volvió a besarme con más efusividad que antes, cuando su mano libre agarraba mi cabello y me acariciaba.


Aunque tenía miedo porque jamás había experimentado esto, estar con Natsu en gran medida, me tranquilizaba, seguramente porque confiaba en él y sabía que no me haría daño… o al menos el menor posible.


Notaba sus labios en mi cuello y dejó de acariciarme para coger mis manos temblorosas y sin saber que hacer, para llevarlas hasta el borde de su camiseta mientras cerraba mis dedos en ella.


~ No tengas vergüenza – me dijo sonriendo – vamos, quítala, no voy a morderte… al menos no mucho – dijo ahora mordiéndome suavemente el cuello y haciéndome gemir.


Moví las manos con bastante vergüenza aún para quitarle la camiseta mojada y él me ayudó elevando sus brazos para que pudiese hacerlo. Me quedé absorto mirando sus pectorales, su abdomen, sus hombros… era perfecto, me encantaba tal y como era. Me besó de nuevo mientras sus manos iban hacia sus pantalones desabrochando el cinturón y ese gesto… hizo que me tensase, porque sabía lo que ocurriría después.


~ Tranquilo – me dijo – hay tiempo, sólo quiero quitármelo, empieza a molestarme – me comentó intentando calmarme.


Dejé que se incorporase entre toda aquella espuma para que pudiera quitarse el pantalón, pero antes de que volviera, noté que me tendía la mano para ayudarme a levantarme. No entendí que es lo que quería.


~ Vamos – me dijo insistiendo en que le cogiera la mano


Yo solo podía pensar ahora mismo, que Natsu estaba desnudo igual que yo y no me atrevía ni a mirarle por la vergüenza. Cogí su mano apartando la vista de su cuerpo a sus ojos y me ayudó a levantarme mientras abría el cristal y me indicaba que saliéramos de la ducha. Me dejé guiar hasta su dormitorio y supe entonces, que me llevaba a la cama, pero a mí me sabía mal entrar en su cuarto con estas pintas.


~ Natsu… voy a mojarte todo, míranos, vamos llenos de espuma.


~ Me da igual, lavaré las sábanas, pero estarás más cómodo en un colchón mullido que en una ducha de piedra – me comentó sonriendo - Yo aún lo dudé – Gray, yo he accedido a tu petición de hacerte el amor, accede tú a la mía, por favor, prefiero hacerlo en un sitio cómodo la primera vez y te aseguro que sé de lo que hablo – me comentó como si hubiera tenido una mala experiencia con el sitio su primera vez.


Caminé hasta la cama y Natsu me empujó suavemente tirándome en ella para subir luego él colocándose encima mientras buscaba mis labios. Desde luego tenía razón, la cama era mucho más suave, más acolchada, no me clavaba la piedra, era cómoda. Notaba ahora todo el peso de Natsu sobre mí pero no me importaba, quería sentirlo. Ahora que me daba cuenta ¡Aún no había bajado la mirada a su miembro! No sabía cómo era, pero me daba igual.


Natsu pareció distraerse un momento buscando algo con sus ojos y se levantó rápidamente de la cama volviendo hacia el baño ¡Yo me fijé en su trasero perfecto mientras salía de la habitación! Volvió del baño con un bote, creo que era lubricante, pero yo no me fijaba en el bote, me fijaba ahora en su miembro y en como subían los colores de nuevo a mi mejilla al verle. Él sonreía justo antes de volver a apoyar sus rodillas en el colchón y subir.


No paró de besarme en todo el rato mientras lubricaba mi entrada, mientras lentamente iba introduciendo uno de sus dedos y hacía círculos para que dilatase más. Al principio la sensación fue extraña, pero después, empezó a gustarme, llegó a gustarme hasta tal punto… que incluso empecé a pensar que deseaba sentir su miembro dentro de mí. Fui a pedírselo, pero él se adelantó a mí.


~ No estás listo – me dijo en un susurro – la punta tiene más grosor que el resto del miembro, si entro ahora aún te dolerá – me comentó – te falta un poco. Relájate – me sugirió.


Perdí la noción del tiempo que Natsu estuvo entretenido conmigo, pero yo no perdí el tiempo y aún temblando, me atreví a tocar un poco su miembro intentando excitarle a él y parecía que lo conseguía. Me alegré de poder excitar aunque sólo fuera un poco a Natsu, porque me sentía un poco inútil dejándole a él hacer todo el trabajo ¡Claro que yo no tenía mucha experiencia que digamos y Natsu parecía tenerlo todo bajo control!


Me besó de nuevo sólo para acercarse un poco más a mi rostro e indicarme con su preciosa y varonil voz, que iba a entrar, pero que no me asustase, que estaba dilatado y no debería dolerme nada. ¡Desde luego por el rato que se tiró intentando dilatarme… esperaba que no me doliera! Pobrecillo el trabajo que le estaba haciendo hacer.


Noté la presión de su miembro entrando con lentitud y no me dolía, supongo que la lubricación que él había puesto con anterioridad, también ayudaba. Natsu colocó sus manos cada una a un lado de mí hundiéndolas en el colchón, intentando recostarse sobre mí sin cargar su peso contra mi cuerpo. Podía ver sus caras de satisfacción a medida que yo gemía notando como entraba completamente en mí. Sé, que nos gustaba a los dos este momento, sé que le gustaron mis gemidos y por supuesto, a mí me encantaba como intentaba mantenerse en silencio mordiéndose los labios para evitar gemir delante de mí, como si le diera vergüenza a él mostrarme ese punto débil suyo.


Entró por completo y lo supe porque noté como volvía a retroceder cogiendo esta vez impulso y entrando nuevamente más rápido. Se empezó a mover, a cada movimiento más rápido, entrando y saliendo una y otra vez, aguantándose los gritos que yo no podía evitar. Se agachó hacia mí para besarme mientras yo colocaba los brazos en torno a su cuello por tener un lugar de sujeción, porque con sus embestidas, me movía hasta de la cama, cada vez, estaba más cerca del cabecero. Yo gemía sin poder evitarlo y desde luego, me corrí sin poder aguantar la fricción de su abdomen contra mi miembro. Debió de excitarle aquello, porque a los pocos segundos, él tampoco pudo evitar su gemido mientras se hundía hasta el fondo de mí, haciendo que notase calidez ¡Creo que se había corrido también!


~ ¿Quieres aprender más japonés? – me preguntó Natsu cayendo a mi lado cansado.


~ Contigo repetiría la clase de japonés las veces que quisieras – le susurré casi sin voz por el cansancio. Él sonrió también antes de abrazarme.


 


 


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