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Enamórame por Fullbuster

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Sting Eucliffe POV


 


Cuando salí de la facultad tras acabar con todas mis clases, me dirigí a la empresa de mi padre. Le encontré tras su despacho con un montón de papeles y carpetas sobre su mesa. No paraba de hablar por teléfono y es que mi padre, desde que dejó el boxeo, se dedicaba a la investigación privada. Cogí la placa con su nombre “Jiemma” y sonreí ¡Como le gustaba a mi padre aparentar que era más de lo que era! Cuando terminó de hablar por teléfono, se fijó en mí, que ya estaba recostado sobre la silla con los pies encima de la mesa. Dejé el cartel con su nombre de nuevo en la mesa.


~ Quita los pies de mi mesa – me regañó y yo sonreí apartándolos.


~ ¿Estás de mal humor hoy o qué? – le pregunté.


~ Algo así, me tienen hasta arriba de trabajo.


~ ¿Con qué caso estás? Quizá podría ayudarte en algo.


~ Tú ya has hecho bastante – me dijo y no le entendí a qué se refería – tengo que salir.


~ ¿Otro caso? – le pregunté.


~ Sí, investigar a gente es lo que tiene, me toca estar todo el día fuera espiando en la vida de los demás.


~ Que vaya bien entonces – le dije y volví a colocar los pies encima de la mesa en cuanto se marchó.


Ya me estaba relajando cuando la puerta se abrió de golpe y al moverme con rapidez intentando bajar los pies de la mesa, tiré unas carpetas al suelo. Mi prima Minerva entró por detrás sonriendo.


~ Joder que susto me has dado, creía que era papá – le dije sonriendo.


~ Que manía tienes con poner los pies encima de la mesa – me regañó ahora ella – te ayudo a recoger anda.


Me levanté de la silla para recoger las carpetas que se habían caído. Miré hacia Minerva que ahora recogía los papeles a mí lado. En realidad… casi la trataba como a mi hermana ¡Eso de ser hijo único no me gustaba! Así que yo siempre la llamaba hermana y para mí lo era. Sus padres siempre estaban ocupados con sus negocios en Europa y nunca se ocupaban de ella, así que al final, acabó viviendo con nosotros. Llevaba tanto tiempo con nosotros que… ¡Era mi hermanita! Sonreí al pensarlo, porque a ella tampoco le importaba que la llamase así, es más, ella siempre me presentaba en público como su hermano.


Estaba pensando en ello cuando vi a Minerva guardar unos documentos que se habían esparcido por el suelo en una de las carpetas ¡me extrañó ver la fotografía de Gray!


~ Espera – le dije – déjame ver ese archivo.


Mi hermana me lo señaló y lo elevó como si me preguntase si era ese precisamente el que quería, le afirmé con la cabeza y me lo pasó ¡Era Gray! ¿Por qué tenía mi padre un archivo con información de Gray?


~ Búscame la documentación de éste – le pedí a mi hermana y nos pusimos a registrar por el suelo todas las hojas esparcidas buscando la información que iba en esa carpeta.


~ ¿Le conoces? – me preguntó Minerva.


~ Sí – le respondí – viene a la Universidad conmigo, pero no sé porque el papá le está investigando.


Entre los dos cogimos todos los papeles y los juntamos para echarle una ojeada. ¡Estaba todo! Había fotografías suyas en casa, con su hermanastro, de él en la facultad cuando iba a estudiar, incluso de su trabajo nocturno del que yo no sabía nada. Lo que más rabia me dio, era ver fotografías de Gray conmigo en la facultad ¡mi padre nos había estado espiando! Bueno a mí no… a él. Seguí mirando los documentos, tenía muchas cosas escritas, información personal de él, mucha de ella, yo la desconocía por completo, pero también había cosas de Natsu. No debí poner buena cara al darme cuenta de todo esto, porque Minerva se dio cuenta de que me pasaba algo al instante.


~ ¿Qué sucede? – me preguntó.


~ Creo… que mi padre me ha estado utilizando – le dije. – estaba investigando a mi amigo y yo lo he traído aquí, le he dado información sobre él sin darme cuenta.


~ Eso no parece muy bueno – me dijo mi hermana.


~ No… no lo es, ayúdame a recogerlo, necesito hacer una copia a estos documentos.


Lo recogimos todo, volvimos a dejar el resto de expedientes sobre la mesa y salimos corriendo hacia la primera fotocopiadora antes de que regresase mi padre. Cogí el teléfono y dudé un segundo si llamarle o no… ¿Debería molestar a Rogue por esto? Apenas había hablado con él un par de veces y fueron conversaciones muy rápidas, ni siquiera le conocía bien ¿podía contarle esto? Pero… ¿Si no se lo contaba a él que era policía… a quién podía acudir en ayuda? Al final le llamé y no tardó en cogerlo asombrado porque le llamase ¡principalmente porque me había dado su teléfono por si surgía alguna emergencia!


~ ¿Sting? – escuché al otro lado del teléfono.


~ Tengo una urgencia – le dije de golpe y se puso serio – acabo de encontrar unos archivos sobre un amigo, le están investigando.


~ ¿El amigo es Gray Fullbuster? – me preguntó y yo me sorprendí de que lo supiera.


~ Sí – le dije.


~ Quedamos en la cafetería de la esquina de la comisaría ¿Sabes donde está? – me preguntó.


~ Sí, allí estaré.


~ En media hora salgo del trabajo, nos vemos allí entonces.


~ Vale.


Minerva me miraba desorienta sin saber que pasaba, pero sonrió al verme colgar por teléfono.


~ ¿Qué tienes con ese policía? – me preguntó con cara pícara.


~ Nada – le dije sonrojándome un poco.


~ Ya… ¿Enserio no me lo vas a contar? Venga… que soy tu hermanita – me dijo de forma sarcástica.


~ Es guapo – le dije – pero no creo que esté interesado en mí.


~ ¿Por qué no con lo guapo que eres tú? Si no fueras mi hermano yo misma te habría propuesto que salieras conmigo.


~ No seas tonta – le dije sonriendo – puede que me guste un poco, pero tampoco le conozco mucho.


~ Eso se arregla, iros a tomar un café juntos, habláis, os vais conociendo y si surge algo, surge – me dijo como si fuera lo más fácil del mundo - ¿Tengo que enseñarte yo a ti a ligar? Creía que esa lección la tenías aprobada con nota desde hace tiempo.


~ Deja de meterte conmigo, me voy – le dije cogiendo el archivo – gracias por ayudarme con esto.


~ Sí venga… vete a tu cita… yo devuelvo el original a su sitio.


~ No es una cita – le grité y ella sonrió diciendo un “dí lo que quieras, es una cita”


Cogí el metro hasta llegar a la cafetería que Rogue me había indicado y me senté a esperarle mientras pedía un café con mucha leche ¡no soportaba los cafés cargados! Todo lo contrario que Rogue, que la última vez que me lo crucé, iba bebiendo un café demasiado cargado para mi gusto.


Rogue no tardó en entrar por la puerta y venía con Natsu ¡mejor así! Porque no tendría que explicarlo dos veces, con una bastaría. Levanté la mano para que me vieran y se acercaron hacia mí. Me saludaron normal, pidieron sus cafés y me indicaron que fuéramos de la barra donde estábamos a una mesa más alejada, lejos de las personas que pudieran estar por allí.


En cuanto nos sentamos en la mesa, saqué el expediente fotocopiado y lo dejé encima de la mesa. Natsu lo miró con gran intriga, pero fue Rogue quien lo abrió sorprendiéndose de la cantidad de datos que había allí.


~ Creo que mi padre me ha estado utilizando para acercarse a Gray – les dije – lo siento, no me di cuenta, acabo de ver el informe.


~ No te preocupes – me intentó tranquilizar Rogue con una sonrisa – has hecho bien en llamarnos.


~ Me preocupa Gray, hoy estaba muy raro, nunca le había visto como hoy, él siempre es muy tranquilo pero hoy… no sé, venía con ganas de meterse en problemas. La verdad es que me preocupa un poco la relación con su hermano, es muy tensa – les dije.


~ ¿Cómo de tensa? – me preguntó Natsu.


~ Lyon vino un día a la facultad por un problema que tuvimos, unos tipos le habían metido en el baño y le estaban dando una paliza cuando yo fui, pero el profesor nos castigó a nosotros y su hermano vino a hablar con él, pero no habló con él, lo cogió del cuello y le amenazó. ¡me amenazó hasta a mí por intentar defenderle!


~ Sí… ya conocemos el temperamento de Lyon – me comentó Rogue aunque creo que Natsu estaba alucinando.


Miraron los documentos de allí, Natsu estaba en shock con lo que veía, sobretodo cuando llegó a la parte de las fotos donde se les veía a ambos en el piso de Natsu, aquel fin de semana que se habían quedado solos. Yo ya las había visto, por suerte no había ninguna muy comprometida, pero sí salía alguna donde se estaban besando.


Creo que lo peor de todo, fue cuando Natsu descubrió lo del trabajo nocturno de Gray, más que nada por el sitio. ¡Se cabreó bastante! Creo que nunca había visto a Natsu tan cabreado como en este momento y yo dudé de si había hecho bien en enseñarle esto, porque iba a ir a buscar a Gray y desde luego… no iba a ser una conversación agradable entre ellos.


En cuanto Natsu se largó, me quedé a solas con Rogue, quien recogía ahora los documentos y los guardaba en la carpeta quitándolos de la vista de otras posibles personas del lugar. Cuando me miró a mí, creo que me sonrojé ¡nunca había estado a solas con él! Y me imponía bastante, no sabía muy bien como tratarle. Yo había salido con otros chicos, incluso había probado alguna chica, pero siempre habían sido más pequeños que yo, estar con alguien más mayor, me daba un poco de respeto y no sabía como actuar o de qué hablarle.


~ Toma – me dijo dándome los documentos.


~ No hace falta, puedes quedártelos por si los necesitáis, les hice una copia.


Rogue empezó a reírse y viéndola, pensé en esa sonrisa tan bonita que tenía, me encantaba. La verdad es que me relajó un poco verle sonreír, por lo menos no estaba serio, porque eso me daría a pensar que se aburría conmigo. Sonreí un poco casi por inercia de su sonrisa y le di un sorbo al café intentando tranquilizar mis nervios y por hacer algo… porque no sabía que hacer.


~ Gracias – me dijo – habrías sido buen policía


~ Oh no, contigo es suficiente – le dije – yo prefiero la arquitectura.


~ ¿Qué tal llevas eso de vivir aquí? – me preguntó - ¿Te es difícil adaptarte?


~ Es un poco difícil el idioma – le confesé – pero bueno… voy arreglándome, además… prácticamente mi único amigo es Gray y él me habla en inglés, así que le entiendo perfectamente.


Rogue empezó a reírse, creo que por el hecho de que no estaba practicando el japonés ¡Así nunca lo aprendería! Pero la verdad… si Gray y yo tuviéramos que hablarnos en japonés, tardaríamos años en entender lo que intentaba decir el otro.


~ Practica conmigo – me dijo


~ ¿Vas enserio? – le pregunté ahora asustándome – Venga ya… mi japonés es malísimo, prefiero seguir hablando en inglés, nos entendemos los dos


~ Si me hablas en japonés aunque sólo sea una frase… te doy lo que quieras, siempre y cuando sea algo que se pueda ofrecer en este mismo momento y lugar – me dijo sonriendo.


Me tensé un poco… tampoco sabía que podría pedirle y tampoco tenía muy claro eso de hablarle en japonés, principalmente porque él era japonés de origen y se reiría mucho de mi penoso acento y mi forma torpe de hablar.


~ ¿No te animas? – me preguntó – sólo es una frase – me comentó ahora riendo - ¿O es que me tienes miedo?


~ Yo no tengo miedo – le dije enfadándome un poco.


Le miré sonriendo, estando muy seguro de sí mismo creyendo que no me atrevería y finalmente, decidí hacerlo, le hablaría algo en japonés y pensé la frase, la pensé mucho. Cuando la tuve en la cabeza, me acerqué hacia él tanto como la mesa me permitió y él al verme acercarme, también se acercó. ¡Prefería estar cerca de él, porque así podía susurrarlo y que no se riera de mi acento media cafetería! Él lo entendió por la forma en que se acercaba sonriendo.


Le solté la frase y él se paralizó un segundo. ¡Ahora dudaba si se lo había dicho bien! No sé si intentaba procesar lo que le había dicho o intentaba entender lo que le había dicho. De repente noté sus labios sobre los míos y me sorprendí. Abrí mucho los ojos ¡pero no pensaba apartarme aunque no entendía lo que estaba pasando! Le correspondí y supe que me estaba poniendo completamente rojo. Cuando se separó dejándome con aquella sensación de querer aún más, no pude evitar preguntarle.


~ ¿por qué me has besado?


~ Porque me lo has pedido – me contestó y yo lo pensé un segundo.


~ No, yo he pedido que me invitases a un café mañana – le dije y él pensó de nuevo mi frase.


~ No, me has pedido que te besase


Ahora yo estaba dudando ¿Enserio me había confundido café con beso? ¿Tan mala era mi pronunciación? ¿Había confundido las palabras? Rogue se reía mucho con mi cara de sorpresa.


~ ¿Enserio te he pedido un beso? – le pregunté ahora sonriendo.


~ Sí – me confirmó – por eso he dudado si hacerlo o no. Si me hubieras pedido el café te habría dicho que sí al momento.


~ Oh por favor… no me dejes hablar japonés con nadie – le pedí escondiendo mi rostro entre mis manos. Rogue las apartó para mirarme.


~ Si vas a pedirle besos a todos con quien hables en japonés… tranquilo que prefiero que hables en inglés y te guardes el japonés sólo para mí – me dijo sonriendo y no pude evitar sonrojarme aún más.


 


 


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