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Enamórame por Fullbuster

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Natsu Dragneel POV


 


Aunque me desperté en el hospital y eso me deprimía, encontrarme a Gray a mi lado durmiendo en un incómodo sofá me alegraba el día. ¡Debería irse a casa a dormir! Pero aquí estaba cuidándome y es que no podía reñirle por hacer eso.


Una de las cosas que me preocupaba estos últimos días donde no me habían dejado moverme de la camilla, era que no sentía las piernas. Pregunté más de una vez por ello, pero me daban largas, me evitaban el tema o me decían que estaban realizando pruebas ¡pero a mí me sonaba todo a que no querían decirme alguna verdad dolorosa! Y es que estaba empezando a preocuparme, porque… ¿Y si no podía mover las piernas? ¿Y si no podía caminar? Iba a perder mi trabajo y encima de eso… ¿Qué vida podía darle a Gray?


Estar toda la vida con un lisiado como yo no era vida para él. No podía pedirle que estuviera a mi lado, cuidándome siempre, llevándome de una silla de ruedas a otro sitio o cosas así, no podía pedirle eso y me angustiaba el tema. No quería pensar mucho en ello, intentaba imaginarme que era mi imaginación, que con unas pruebas más los médicos entrarían diciendo que ya podía andar, que podía sentir las piernas, porque esperaba que fuera algo pasajero esta horrible sensación.


Miré a Gray allí sentado durmiendo en una mala posición y sonreí ¡Cómo le quería! Aunque lo que más me extrañó fue a Jellal en la puerta, porque venía hacia mi habitación caminando con el perchero ese extraño del gotero y un brazo vendado de tal forma, que yo pensé que le sería imposible moverlo aunque fuera un milímetro. Sonreí cuando accedió a mi habitación con aquel camisón de hospital que no cubría mucho.


~ ¿Qué haces tú aquí? – le pregunté sonriendo.


~ Me aburría en mi habitación – me dijo apartando un poco mis piernas a un lado y sentándose en un lateral de la cama mientras miraba a Gray – tendría que irse a casa a descansar – me dijo refiriéndose a Gray.


~ Sí, lo sé, pero por mucho que se lo diga no me hará caso, inténtalo tú, eres su hermano.


~ Como si me fuera a hacer caso a mí… es un cabezón.


~ Sí – le dije sonriendo - ¿A quién habrá salido? – le pregunté haciendo clara referencia a su tozudez, porque los dos eran iguales en ese aspecto. - ¿Ya dejan que te muevas? – le pregunté con gran sorpresa.


~ Qué va, pero es que me aburro todo el día ahí tumbado, necesitaba caminar un poco – me dijo – además… he traído algo – dijo sonriendo y sacando una baraja de cartas.


~ ¿De dónde las has sacado?


~ Del enfermero guapo que está tirándome los tejos estos últimos días – me dijo sonriendo – lo tengo en el bote


~ Que tonto eres – me reí y él también - ¿hay algún tío que no esté colado por ti? ¿Qué les das a los tíos? – le pregunté.


~ Yo no les doy nada – me comentó – y respondiendo a tú pregunta…Sí, hay alguno que no está colado por mí – me dijo pensando – tú, por ejemplo.


~ Ya bueno… tampoco cuento, me gusta tu hermano, al final todo queda en familia – nos reímos los dos - Además... te besé una vez.


~ Para el carro - me dijo sonriendo - te besé yo a tí y fue para dar celos a mi hermano y que volviera contigo, eso no cuenta - me dijo sonriendo - En realidad – me dijo poniéndose serio – me siento extraño últimamente, creo que estoy sintiendo algo por ese niñato malcriado y me da algo de miedo – me confesó


~ ¿Por Loke? ¿Enserio? ¿Qué te da miedo? – le pregunté al ver que parecía importante para él.


~ Que me traicionen, que me hagan daño, que descubra que no soy el chico perfecto que él cree que soy. Él es un chico de familia rica, lo ha tenido todo, se lo han dado hecho pero yo he tenido que hacer cosas en el pasado de las que no estoy orgulloso – me confesó – pero es que no tenía más opción y me da miedo decepcionarle si se entera.


~ No tiene por qué enterarse Jellal… todo el mundo tiene secretos y no es malo tener alguno para ti mismo.


~ Ya, pero es que… no para de preguntar por mi pasado y yo no quiero hablar de él, sólo quiero pensar en el presente y el futuro.


~ Te entiendo… te está machacando para enterarse de tu vida.


~ Sí – me dijo - ¿Tan malo es no querer hablar del pasado? – me preguntó.


~ ¿Por qué no lo hablas con él? – le pregunté – quizá si se lo explicas… lo entiende.


~ Sí, puede ser. ¿Ya te han dicho algo de las pruebas? – me preguntó.


~ No… ¿y a ti?


~ Tampoco… es como si no quisieran contarme qué ocurre.


~ Me siento igual ¿Crees que es grave y por eso no nos lo quieren decir? Quizá esperen el momento adecuado.


~ ¿Hay un momento adecuado para malas noticias? – me preguntó Jellal muy serio – no me gusta esperar sin saber nada. Loke encima no me suelta nada y eso que le he insistido hasta la saciedad.


~ Jellal… - le dije preocupado – no siento las piernas – le comenté de golpe y él se sorprendió – por favor… dime que son imaginaciones mías, dime que está todo bien – le dije llorando.


Se levantó de la cama y destapó la parte de abajo mostrándome las piernas ¡Estar… estaban! Aunque no podía sentirlas las podía ver. Veía claramente las manos de Jellal en mis piernas pero no lo sentía, no sentía nada y empecé a llorar aún más cuando incluso pellizco y no lo sentí. ¡Joder que estaba paralítico! Jellal también estaba al borde del colapso.


Un enfermero vino corriendo diciendo algo a Jellal de que él no podía estar aquí conmigo, que tenía que salir de la habitación e intentaron llevárselo, claro que él gritó y pidió una explicación de qué nos sucedía sin obtener respuesta. Gray se despertó con todo el jaleo que montaron, porque escuchaba los gritos de Jellal por el pasillo mientras se lo llevaban casi a rastras a su habitación intentando que le explicasen que nos pasaba, por qué no podía sentir mis piernas, porque no podía mover su hombro.


~ ¿Por qué? ¿Por qué no me lo habéis dicho? – le pregunté a Gray que me miraba sorprendido y entristecido.


~ No sabía como hacerlo – me dijo.


~ Era muy fácil – le grité – sólo tenías que decir que estaba inválido – volví a chillarle tirando de la mesilla un ramo de flores que me habían traído ayer.


~ Natsu cálmate – me pidió Gray casi llorando.


~ ¿Qué me calme? ¿No puedo moverme y quieres que me calme? Voy a pegarme toda la vida en una silla de ruedas y tú… ¿me pides que me calme? – y entonces caí en algo más importante para mí incluso que caminar - ¿hasta donde me ha afectado? – le pregunté – por favor no me digas que encima no podré disfrutar contigo de relaciones sexuales – Gray se quedó callado y no aguanté más la presión – Lárgate – le grité


~ Pero Natsu… - intentó hablar.


~ He dicho que te vayas, no quiero verte, quiero estar sólo.


Gray se marchó a punto de llorar, pero el que sí estaba llorando, era yo ¿Cómo podía pasarme esto a mí? Caminar… correr, ya no podría hacer nada de eso, tenía piernas y no me servían para nada. Una maldita silla de ruedas, era eso lo que me esperaba y lo que más me dolía… era que no me lo hubieran dicho ¿A qué narices esperaban a decírmelo? ¿A que se arreglasen solas?


Lloré y lloré más, ¡paralítico! Cada vez que lo pensaba me ponía peor y es que encima… no podía pensar en otra cosa. No iba a volver a caminar, no iba a volver a trabajar de policía a menos que me metieran tras un mostrador y unos mostradores todos sabíamos que era ¿para qué? ¿Para coger las denuncias? Que vida más emocionante, siempre con un bolígrafo en mis manos escribiendo lo que la gente me decía que quería denunciar ¡Espectacular! Que apasionante… del equipo de asalto haciendo realidad los imposibles a tomar denuncias… mi vida se acababa aquí, así es como me sentía, como si estuviera perdiendo todo.


Lo peor de todo… es que empecé a ver, que ya nada importaba en mi vida sin mis piernas. ¿Qué iba a darle a Gray? A un tío paralítico que no podía moverse y que… ya veríamos si podría satisfacerle en las relaciones sexuales ¿Eso era una vida para él? Más me valdría haber muerto. Gray se merecía algo mejor que yo, alguien que pudiera darle lo que yo no podría a partir de ahora.


 


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