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Enamórame por Fullbuster

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Gray Fullbuster POV

 

Mi hermano abrió la puerta y me sorprendí al verle ¡hacía tantos años que no le había visto! Ya casi no recordaba su cabello plateado, sus ojos fríos y oscuros, pero no me imaginé que hubiera crecido tanto, era bastante más alto que yo y tenía más cuerpo, supongo que yo con dieciocho años aún tenía mucho que crecer para igualarle a él, que tenía casi veinticinco años. Me miró a mí primero serio y luego miró a Natsu que venía con una gran sonrisa y entonces, él sonrió y le abrazó clavando su fría mirada en mí.

~ ¿Qué te trae por aquí Natsu? – le preguntó mi hermano.

~ Creo que se te ha perdido alguien – le dijo Natsu con una sonrisa – te lo he traído ¿Cómo se te puede haber olvidado que hoy venía tu hermano?

~ Lo siento – dijo sonriendo – ya sabes que mi cabeza últimamente no está donde tendría que estar – llamaron de la empresa y estuve ocupado hasta hace nada en reuniones de esas aburridas. Pero pasad, no os quedéis en la entrada.

Entramos en la casa y me mantuve a la espalda de Natsu, ya conocía a mi hermano, solía fingir que todo estaba bien cuando había gente, así que no terminaba de fiarme de él. Preferí permanecer cerca de Natsu por si acaso.

~ ¿Qué tal estás Gray? – me preguntó mi hermano abrazándome ¡Era la primera vez que me abrazaba!

Lyon jamás me habría abrazado, es más, se cortaría las manos antes de tener que abrazarme. Puede ser que hubiese cambiado, que tantos años viviendo solo aquí en Japón hubieran levantado en él cierto apego a la familia, pero no podía estar seguro hasta que no se alejase Natsu del lugar, algo que me daba un poco de miedo.

~ Estoy bien – le dije con la voz más seria que pude sacar mintiendo ¡Claro que no estaba bien, mi madre adoptiva acababa de morir!

~ Debió de ser muy duro lo de la mamá – me dijo – yo también lo he sufrido mucho, pero ahora estamos juntos – sonrió y esas sonrisas ya me las conocía y no eran precisamente que me gustasen, me daban miedo. – ven, te enseñaré tu cuarto

Miré primero a Lyon que se había levantado y caminaba hacia el pasillo de las escaleras y luego miré a Natsu, que me sonreía y me animaba a que fuera con Lyon. Pensé en ambas sonrisas, la de Lyon era tan fría y carente de sentimientos y la de Natsu era tan… perfecta, tan cálida, tan acogedora. Intenté sonreírle y me levanté del sillón caminando hacia Lyon.

Me iba explicando mientras avanzábamos por el pasillo, que la habitación no estaba acomodada, pero que podría comprar lo que necesitase ¡Quizá sí había cambiado! Porque hacía un rato que habíamos salido de la vista de Natsu, claro que a mí no me gustó nada cuando en vez de ir hacia las escaleras de subida, íbamos hacia las del sótano ¡Mi habitación estaba en un sótano!

De repente, sentí dolor. Lyon había agarrado mis hombros con fuerza y me empotró contra la pared ¡no había cambiado! Seguía siendo igual y estos años, iban a ser mi peor pesadilla.

~ ¿Qué coño haces tú aquí? – me preguntó de malas maneras - encima tenías que encontrarte con Natsu, si es que encima tienes suerte hasta para que te traigan - me recriminó.

~ El testamento dice… - empecé a hablar intentando explicarle que era él mi tutor, mi responsable, pero me calló de un bofetón.

~ No hables cuando no te he dado permiso, mi casa, mis normas ¿Entendido? – me preguntó y yo estaba a punto de llorar.

~ Sí – le contesté.

~ Estupendo. De la herencia no se habla en esta casa, bastante hago ya por ti acogiéndote aquí, y todo porque era la última voluntad de mi madre – quería que acabase ya, quería llorar y no quería hacerlo frente a él – mi madre ¿me has oído? No la tuya, muerto de hambre – me criticó como siempre hacía – tendrías que haber vuelto al sitio del que saliste. No verás ni un céntimo de la herencia, si quieres algo, trabajas y te ganas tu propio dinero, no utilices el de mi familia ¿Ha quedado claro?

Asentí porque no podía ni hablar en este momento sin ponerme a llorar. Me dio tal empujón que me tiró al suelo mientras desaparecía por el pasillo indicándome que esa puerta frente a la que me había tirado, era mi habitación.

No pude evitar que salieran las lágrimas en cuanto comprobé que se había marchado. Ya nada podía empeorar más, moría Ur, estaba viviendo con mi sádico hermanastro, el chico que me había llamado la atención y del cual me encantaba esa disposición que había tenido conmigo de ser tan atento era el novio de mi hermanastro y ahora… tampoco podía pedirle el dinero para la matrícula de la universidad ¿De donde iba a sacar tanto dinero? Supongo que tendría que empezar ya a buscar un trabajo y lo necesitaba urgentemente, porque mañana, tenía que presentar la matrícula en la universidad.

Escuché a Natsu decirle que iba a pasar al baño y se marchaba, que tenía cosas que hacer. Me sobresalté y me levanté tan rápido como pude intentando secarme las lágrimas antes de que él entrase y aunque me dio el tiempo justo a levantarme, aún estaba acabando de secarme las lágrimas con la mano cuando él me vio.

Su rostro cambió de su tan habitual sonrisa a una seria mientras me miraba fijamente y caminaba hacia mí.

~ Ey ¿Estás bien? – me preguntó y yo asentí – ya sé que es duro cambiar de vida y que debes echar de menos a vuestra madre – me comentó – si necesitas algo, avísame ¿Vale? – me dijo sonriendo esta vez mientras con el puño tocaba mi barbilla con suavidad ¡como si fuéramos amigos de toda la vida!, cuando realmente, acababa de conocerme.

Tal y como dijo Natsu, fue al baño y al salir, le comentó a Lyon que se pasaría a cenar con nosotros. Cuando lo escuché, me alegré, porque al menos estando él por la casa, Lyon se comportaría, siempre y cuando me mantuviera siempre cerca de alguien y no me quedase a solas con mi hermano.

~ Claro cielo, pásate a cenar – le dijo Lyon en tono meloso a Natsu y aunque no podía verle, estaba seguro que Natsu sonreía.

Podía ver sus sonrisas en mi mente, era tan pegadiza que ni siquiera me hacía falta verla para saber como era, para poder recordarla, para que me hiciera sonreír a mí con tan solo pensar en ella.

Cuando escuché la puerta cerrarse, me metí corriendo en la puerta que Lyon había dicho que era mi habitación, más que nada, por esconderme de su vista. ¡Busqué un pestillo! Pero no lo había, la habitación no tenía cerrojo y eso sí que me preocupaba, porque quería decir… que Lyon podía entrar cuando quisiera y hacerme daño. Me dejé caer hasta el suelo sentándome en él, con la espalda apoyada en la pared y miré el recinto.

Era una habitación pequeña, con una cama al fondo y ya está. ¡Dije que era una cama por decir algo! Porque realmente lo que había, era un colchón fino tirado en el suelo. La puerta se abrió y me empujó a mí cuando Lyon entraba con una sonrisa.

~ ¿Te gusta tu cuarto chucho? – me preguntó burlándose de mí – creo que un perro de la calle como tú se sentirá muy cómodo aquí.

No quise contestar, pero Lyon entró aún más enfadado cogiéndome del pelo para que le mirase fijamente.

~ Te he hecho una pregunta – me dijo con voz amenazante.

~ Sí, me gusta – le dije con tal de que me dejara en paz. Él sonrió.

~ Ves como no era tan complicado. Esta noche vendrá a cenar mi novio – me recalcó – espero que sepas comportarte.

Me soltó sólo para empujarme contra el suelo ¡Supongo que así sería mi vida a partir de este momento! Intentar pagarme la carrera yo solo, intentar acabarla, ir a clase y volver a casa para ser humillado ¡Trabajar, carrera y humillación! Eso parecía ser todo lo que iba a tener en mi vida. Quizá de vez en cuando, cuando aquel chico tan guapo como era Natsu entrase por casa, podría sentirme feliz por unos segundos perdiéndome en sus sonrisas.

Me quedé toda la tarde allí en “mi habitación” sentado en el suelo contra la pared, mirando mi mochila ¡Tampoco es que tuviera que guardar muchas cosas! De todas formas, no había armarios ni estanterías donde guardar cosas, sólo aquel colchón, así que había dejado la mochila en una esquina de la pequeña habitación. Entonces recordé que tenía la fotografía de Ur allí guardada. Me deslicé gateando hasta la mochila, la abrí y saqué de ella el pijama y el marco de fotos, colocándolo junto al colchón.

Ahora que miraba dentro de la mochila… la ropa estaba un poco arrugada pero total… para dos camisetas y dos pantalones, tampoco es que me importase mucho si estaba arrugado o no.

Salí de mi cuarto solo para descubrir que Lyon estaba sentado en una cómoda silla en lo que parecía su despacho. Hablaba por teléfono con alguien y gritaba ¡Creo que eran cosas de la empresa! Miré por la ranura de la puerta y cuando me vio, con una gran sonrisa me indicó que pasase.

~ Lo siento Lyon – le dije – sólo quería preguntarte si tenías un periódico

~ Puedes utilizar el baño – me dijo con una sonrisa – no hace falta que hagas como los cachorritos y mees en papel de periódico.

No quise contestarle, pero quería el periódico para buscar trabajo. No creí que fuera a contestarme algo como eso, no creí que su odio por mí llegase hasta este punto. Me quedé allí callado esperando que él hablase, al final suspiró.

~ Está encima de la mesa del comedor, cógelo – fue su última contestación antes de volver al teléfono marcando números.

Salí de su despacho y cerré la puerta tras de mí. El periódico estaba tal y como dijo, en la mesa del salón, así que lo cogí y me lo llevé a mi habitación ¡no quería estar en el salón para cuando Lyon saliese del despacho! Bastante era ser el blanco de sus burlas cuando no estaba a la vista, como para encima… ir colocándome yo solito en medio de su perfecta vista, porque con tal de insultarme y humillarme, era capaz de cualquier cosa, como si tenía que coger un avión y venir a buscarme.

Miré en el periódico, para casi todos los trabajos pedían experiencia y disponibilidad de horarios, si no era por lo primera, era por lo segundo por lo que no podía acceder a los trabajos. No podía ir por las mañanas a trabajar, tenía universidad, tampoco podría ir muchas tardes, porque puede que alguna asignatura la tuviera en horario de tarde y sólo me quedaba al final la noche ¡y trabajos de noche no eran precisamente buenos! Llamé a un par de números desde el móvil que Ur me había regalado antes de morir ¡Tampoco es que fuera muy moderno! Lo más barato que encontramos, no quería nada lujosos ¡Supongo que como Lyon siempre me remarcaba, yo venía de la calle! Con lo justo me bastaba. A todos los trabajos que llamé, me dieron una negativa, era desesperante, necesitaba un trabajo y lo necesitaba ya. Al final acabé llamando a uno nocturno ¡mañana empezaba a trabajar! El sueldo no era precisamente bueno, pero al menos, podría pagar la universidad si trabajaba allí unos meses.

Natsu vino aquel día a cenar y yo estaba muy contento, pero Lyon no me dejó salir de la habitación, me trajo un plato de comida y me lo dejó en el suelo como si fuera un perro. ¡Ni siquiera me trajo cubiertos! Me trajo palillos ¡yo no había utilizado palillos en mi vida!

Me quedé allí sentado mirando la comida en el suelo mientras escuchaba las risas de Lyon y la suave voz de Natsu hablando ¡no podía oírles! Pero escuchaba el murmullo y con eso, me bastaba. Me habría encantado estar allí, salir a cenar con ellos, ver a Natsu, porque eso era lo único que podía hacer, verle desde mi distancia, ver como Lyon le abrazaba y besaba mientras yo me quedaba aquí encerrado, mientras yo estaba al margen viendo como se querían, mientras a mí, me tiraban en un colchón viejo bajo la escalera ¡Eso es lo que sería yo en esta nueva vida! La mascota de Lyon, es lo que había empezado a entender.

 

 


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