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The Promise You Made por mihll

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El rey de los Rebotes se había lucido una vez más, aunque sin poder opacar del todo el buen juego de Rukawa. Anzai estaba feliz de ganar en el primer encuentro, era la cuota de ánimos que necesitaba Shohoku para mantener en alto las esperanzas de poder avanzar a lo alto del campeonato.

A las ocho de la noche ya todos dormían buscando reponer las energías perdidas. Todos excepto Hanamichi, y Anzai que después de disfrutar prolongadamente  una taza de té, salieron al jardín.

–Tu madre llamó hoy––el profesor dijo–. Vendrá a verte en el siguiente partido,

Hanamichi sonrió. Estaba realmente feliz de saber que ella había conseguido unos días de vacaciones para verle jugar.

–Por otro lado…–Anzai se mostró expectante–.He notado la amistad que últimamente hay entre el Capitán de Ryonan y tú.

–¿Eso le parece malo? –Se rascó la cabeza en un gesto nervioso–es decir, no debería fraternizar con el enemigo, ¿no es así?

–Eres un muchacho que ha pasado por momentos difíciles, parte de esa recuperación y madurez que has alcanzado es gracias a los ánimos que te ha dado la gente que te rodea; tu familia, los muchachos del equipo, incluso el Capitán de Ryonan…

–Al Puercoespín lo motiva  el que le dé una revancha–interrumpió.

–Está bien eso de competir con el mejor para ser el mejor. Creo que ése muchacho lo ve de esa forma.

–¿Eso quiere decir que usted Gordito me ve como el mejor?

–Jo jo jo–río Anzai–. Al menos para él eres el rival a vencer.

Hanamichi se mostró decepcionado. –Sigue pensando que Rukawa es el mejor.

–No hay mejores ni peores en Shohoku, sino distintos talentos y para mí ninguno puede ser comparado con otro.

–Usted sí que es sabio.

–Y por esa sabiduría que dices que tengo, es que pienso que lo mejor es irnos a encontrar el descanso. –palmeó su espada. –Buenas noches, Sakuragi.

Hanamichi entró a la casa después del profesor y fue directo al teléfono. Sacó de su bolsillo un pequeño papelito arrugado y digitó los números, instantes más tarde había alguien tras la línea, regañándole.

–Deberías estar dormido.

–La emoción del día me lo impide, deberías saberlo.

– ¿Y bien?

–Mañana tenemos la tarde libre. El profesor dice que entrenamos en la mañana y luego nos relajamos para poder rendir el miércoles.

–Mi partido es a las diez, creo poder escaparme un rato.

– ¿Crees?

–Lo voy a intentar.

–Ok. Buenas noches. –Colgó.

 

 

o0o0o

El entrenamiento mañanero resultó un poco agotador, siempre era así desde que Ryota asumió la capitanía.

Todo estaba listo para entrar a los vestidores cuando el defensa llamó a Hanamichi y Rukawa.

–Mañana dependemos de ustedes. Si ganamos aseguramos nuestro paso a la siguiente etapa–ambos asintieron. –Ahora me gustaría que practicaran jugadas combinadas unos momentos antes de volver a la casa.

–La verdad es que yo tengo algunos planes–se excusó Hanamichi.

–Yo quedé con mis padres–Rukawa dijo por su lado.

– ¡Ustedes son increíbles!–exclamó Ryota un poco molesto

–Llevamos practicando las mismas jugadas cada día hasta antier–replicó Hanamichi excitado.

–Y eso es mucho decir. –agregó Rukawa.

–Ok. Hagan lo que se les venga en gana. –Apuntándoles con el dedo– Si  por ustedes perdemos olvídense de volver a jugar de titulares en el equipo por un buen tiempo.

–Yo no tengo ganas de perder, no me iré con las manos vacías a Kanagawa–advirtió Hana.

Rukawa pensaba lo mismo, pero guardó para sí sus protestas.

o0o0o

Hanamichi recorría la calle algo perdido, de pronto tenía la impresión de no encontrar la dirección que buscaba. Nunca estaba a favor de la tecnología y sólo ahora sentía el arrepentimiento de no tener un teléfono móvil.

Se detuvo. Miró la dirección una vez más e intentó alzar inútilmente la vista por sobre la puerta de acceso a una propiedad que se veía bastante grande.

Se decidió a tocar.

Un viejecillo abrió.

–Lo esperan, señor.

Siguió al hombre occidental vestido de pingüino, se dejó conducir hasta un enorme y elegante salón donde le pidieron esperara un momento. En breve el mismo hombre posaba frente a él una taza de té y unos pasteles que vio con hambre verdadera, y es que sus planes de comer algo se le olvidaron al notar que no tenía dinero siquiera para el taxi que hubiera evitado vagar por las calles.

–El joven ya viene. Por favor, sírvase con toda confianza. –el hombrecillo dijo antes de retirarse.

Los pasteles de chocolate sin duda eran su debilidad, comenzó a devorar uno, luego otro. Iba por el tercero cuando notó que lo observaban.

–Buen provecho.

Rápidamente se limpió con una servilleta. Sendoh por otra parte se sentó en frente, no sin antes alcanzar en la bandeja una taza que dejó a su lado sobre la mesa de centro.

–Pensaba que ya no vendrías.

–Me perdí. –confesó.

–Debí decirte que era la única gran casa estilo occidental del sector–Sendoh mencionó riendo.

–Sí, eso hubiera ayudado mucho.

–Pero ya estás aquí.

–Sin embargo, ya no tengo mucho tiempo, el profesor Anzai nos quiere de regreso a las cinco.

–Era de esperarse.

–Ryonan ganó. –afirmó.

–Conseguimos una gran ventaja.

–Pues espero que sigan así, aún quiero la revancha.

–Yo también.

– ¿Él sabe que estás aquí?

–Él y todos lo suponen. A estas alturas ya no es una sorpresa.

Akira se hundió en su puesto, cruzó los brazos y lo miró críticamente.

– ¿A qué se debe realmente esta conversación?

–Necesito que me digas realmente qué quieres de mí. Si hay algo que necesito simplemente me ayudas, pero sé muy bien que nada es gratis en esta vida. Siempre un favor amerita otro de vuelta.

–Amistad. –Hanamichi rió. – ¿Es tan raro el término?

–Es difícil…Después de aquellas declaraciones que Rukawa y tú hicieron, pienso que si me acerco demasiado van a pensar…

–¿Qué? –Sonriendo.

–Bueno…–No sabía cómo explicarse.

–Confesé que soy bisexual. ¿Eso asusta? –Hana guardó silencio–Te complicas demasiado.

–No soy homofóbico. –aclaró.

–Sé que no–tomó su taza y bebió un sorbo de su té. –Hace unos meses cuando se me ocurrió esa locura de confesarlo, en cierta forma para que en Shohoku no crucificaran a Rukawa por su homosexualidad, por un segundo temí de mis padres, el resto no me importaba; pero ellos sólo me han comprendido, y me han apoyado. Agradezco ese pensamiento occidental que tienen.

–Lo puedo notar–viendo todo en rededor–. La casa es hermosa. Me imagino que es una típica casa occidental.

–Lo es. Mis padres aman el occidente. Generalmente están viajando, y tengo que confesar que eso me da bastante libertad, puedo traer a casa  a quien yo quiera.

–¿A qué te refieres? –se estaba imaginando cosas, provocando de esta forma la risa de Sendoh.

–Ryonan por ejemplo. –Hana respiró tranquilo–Los muchachos se están quedando en la parte sur de la propiedad. Hay una residencia para invitados al fondo del sitio, tenemos hasta un gimnasio.

–Tus padres son adinerados.

–Un poco.

Hana constató la hora, se dio cuenta que se había hecho tarde. Se irguió.

–Gracias por la comida.

–Ya te vas.

–Necesito llegar a tiempo.

–Me quedo con la duda de haber aclarado realmente esto.

–Voy a pensar un poco…sólo necesito de ti que la próxima vez me des un por qué.

–Como quieras.


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