Juego cuartos de final del verano.
Estaban sus amigos y su familia.
Sawamura estaba muy emocionado. Saludaba y gritaba como siempre. Miyuki sonreía torcidamente, divertido.
Tercer ciclo. Furuya estaba cansado y el entrenador se lo había visto venir.
¡Sawamura! ¡Ve al bullpen!—ordenó.
¡Si, boss!—dijo emocionado el castaño y se dirigió corriendo al lugar mientras saludaba a sus conocidos en las gradas.
¡Te dije que no me dijeras así!—protestó por enecima vez sin que el otro lo tomara en cuenta.
Cuando entró Eijun estaban 2 carreras abajo.
Furuya kun, buen trabajo—dijo el ojos amarillos al ojos azules que le ignoró por completo como siempre, enojado por dejar el montículo--¡Oy!—añadió frustrado el segundo pitcher y luego oyó muy distante.
¡Eijun kun! ¡Gambaré!—eran sus amigos. El mencionado los saludó con la mano.
¡Eijun! ¡No cometas errores graves!—le gritó su abuelo, abochornándolo.
¡Cállate viejo!—le grito el ojos amarillos con un puchero mientras sus compañeros se reían de él.
¡Sawamura! ¡Concéntrate!—le ordenó el catcher castaño llamándolo al orden.
¡Hai!—dijo Eijun poniéndose duro y asintiendo mientras el otro sonreía divertido.
¡Oy! ¿Ese es nuestro Eijun?—preguntó el abuelo a su hijo. Todos, su familia y ex compañeros se sorprendieron de lo aplicado que se veía de pronto el castaño. Sin duda Seidou lo había cambiado.
¡Gracias a todos! ¡Las bolas saldrán volando!—gritó Sawamura.
Sus conocidos sonrieron. No lo habían cambiado tanto.
¡Hey! ¡Que prestes atención!—gritó uno de los jardineros.
¡Si, barba senpai!—gritó el pitcher molestando al irascible jugador.
¡No te creas mucho Sawamura!—le gritó el otro.
Kuramochi se rió. Eijun era incorregible.
El bater se puso en su lugar y la mirada del ojos amarillos cambió poniéndose serio.
Sus amigos de siempre y su familia se sorprendieron con la nueva posición de lanzamiento y también se sorprendieron de la seguridad con que Miyuki atrapó su lanzamiento.
¡Nice pitch!—le dijo el catcher a Eijun antes de lanzar la pelota de vuelta.
Tocó el segundo y el tercero y fue un out. Las próximas entradas los del otro equipo no lograron nada ante Sawamura. Hasta la sexta. Dos corredores en las bases.
¡Tranquilo Sawamura!—dijo el catcher a su molesto pitcher y luego le pidió la de cuatro costuras. Eijun asintió.
Se ve mal—dijo su padre entre la gente. Lo mismo pensaban su abuelo y sus amigos del secundario.
Entonces Eijun lanzó y el bater recibió tres strikes. Todo mejoró por el momento pero había un bateador más y este conectó un toque en el tercer lanzamiento.
Entonces Eijun hizo algo que sus conocidos de siempre y familia no le habían visto hacer. Atrapó la bola desde el suelo y la lanzó a Miyuki, un out en home, el corredor iba a la mitad de la distancia, ni logró barrerse.
Pero eso no fue todo.
Miyuki la lanzó al barba y este después de conseguir su out la lanzó a Sakai consiguiendo un tercer out de un corredor que se estaba barriendo.
¡Outo!—gritó el referí y así terminó la sexta.
Triple play.
Todo el estadio estaba sumido en el silencio por el asombro y después de un momento… estalló en vítores.
Sawamura igual no dejó de pensar que había casi hecho dar vuelta el resultado del partido en esa entrada. Además de tener las bases llenas.
La práctica siguiente estaba demasiado tensó para lograr un buen pitcheo y por más que tanto Chris como Miyuki le recalcaron que se aflojara no pudo. El entrenador cansado de verle fracasar aunque se esforzaba lo mandó a salir de la práctica.
Rato después Miyuki lo encontró practicando contra un muro, lejos del campo de entrenamiento. Ponía demasiado énfasis en la fuerza de su lanzamiento. Estaba muy tenso.
¡Deja eso ya, Sawamura!—le gritó pero el otro puso su mohín de obseso y lo ignoró—¡Te dije que lo dejaras! ¡No podrás hacerlo estando así!—añadió el otro castaño pero fue ignorado otra vez--¡Maldito mocoso!—gritó entre fastidiado y divertido el catcher—Ven. Te mostraré como relajarte—le dijo después de alcanzarlo y halarle desde atrás por un hombro--¿Quieres mejorar, no es cierto?—preguntó y después de un momento se percató que el otro le seguiría.
Se sentía mal aunque había hecho un muy buen trabajo. Pero el chico no soportaba haber dejado que tantos ocuparan las bases. Los que pasaron antes fueron de a uno que corrieron por todas las bases gracias a los toques de sus compañeros y no fueron con él.
Nadie había llenado las bases excepto con él. Por eso fue el único en poder hacer ese triple play (triple eliminación).
Llegaron a uno de los gimnasios cerrados que usaban para las prácticas de poncheo y cuando había mucha lluvia.
¿Y bien…?—Sawamura no logró terminar su pregunta cuando estuvo en el suelo sentado con la espalda apoyada en la pared.
¿Neesitas relajarte, cierto?—preguntó Miyuki con esa sonrisa que oculta cosas macabras y al otro le da miedo.
Entonces…
Miyuki metió la mano dentro del pantalón de Eijun causándole un gran sobresalto mientras le decía al oído—Esta es una forma de relajarse—
La mano del ojos mieles se movió antes de que el otro pudiera procesar lo que estaba pasando y un gemido agudo y pasito brotó de su garganta.
Su mano recorrió despacio y con suavidad la extensión del pene del ojos amarillos mientras este imposibilitado de hablar se iba arqueando inconscientemente y se agarraba con fuerza de los brazos del otro mirándolo con sorpresa y angustia.
El falo se fue irguiendo con las caricias mientras como buen corredor el catcher fue llegando a segunda base (eyaculación).
Sawamura quedó tan relajado después de lograr venirse que se durmió de inmediato y Miyuki viéndolo así sonrió—Eres un reverendo tonto, Sawamura—dijo recordando las veces que lo engañó como cuando lo usó de distracción para llegar a la formación sin que el entrenador lo viera, aunque no logró escapar a su vista de halcón--¡Despierta idiota!—le dijo zarandeándole--¿Quieres que te pillen dormido aquí?—
¡Un minuto más, mamá!—dijo entre sueños el pitcher causandole risa al catcher.
¡Que idiota! ¡Vamos Sawamura!—le arengó mientras lo sacudía y lo llevó medio dormitorio al “spiritu de Seidou”.
Finalizaron muy bien el verano y cada noche continuaron con las seciones de relajación. Sawamura acudía a ese lugar a esa hora sin tener mucha conciencia de lo que haría.
Las manos de Miyuki, su sensación sobre la parte más sensible de su ser. No sabía como pero se volvió un adicto a él.
Al catcher le gusaron los sonidos que el otro producía. La manera en que se veía cuando estaba a punto de venirse y como siempre la sensación de controlarlo. El otro se retorcía bajo él provocándole a su ego un gran placer y poco a poco fue creciendo en él algo más.
Una necesidad.