Mentiras
—Realmente crees que me importas si quiera.
—¡Claro que sí! —Mu con lágrimas en los ojos veía al que alguna vez fue un amable y honorable caballero de Athena—. Conozco tu corazón Saga.
—Tú no conoces nada de mí Aries —exclamó con dureza el falso patriarca.
—Te equivocas, tú no eres así, nunca has sido así, tú...
—Solo fuiste una distracción, solo una entretención.
—No me mientas Saga, no puedo creer tus palabras —Mu en su interior sabía que lo que Saga le decía no era verdad, al menos su corazón no podía creerlo.
Una sonrisa malvada adorno el rostro del geminiano, sus ojos indiferentes y algo sádicos miraron al carnero, este retrocedió instintivamente, algo no estaba bien, él no era Saga, su Saga.
—Tú ya no eres de mi interés Aries, por lo que te voy a ordenar que no vengas más ante mí, ya he vivido demasiado con esta farsa, no me complace tu compañía. No cuando tengo de tanto de donde elegir.
—No me hagas esto, por favor... —Mu suplicaba que su Saga lo escuchase, ese que estaba a un al interior de su alma, aquel a quien ama.
—Márchate.
—No
La negativa de Mu comenzaba a fastidiar a Saga, debía hacer que el ariano se fuera de cualquier forma, aunque significara herirlo en lo más profundo, si él estaba lejos del santuario, estaría a salvo de todo, estaría a salvo de él.
—Mu ya no me satisfaces en la cama, y tu presencia me hastía, no quiero verte más —El lemuriano abrió grande los ojos por las duras palabras de Saga, este le devolvió una mirada sumamente fría.—Eres una molestia, no significas nada para mí, nunca te amé como creíste, como ya te dije solo fuiste un pasatiempo.
Mu sintió como su corazón se hizo trizas, no podía aceptar con facilidad las palabras, sin embargo su mente le decía que todo era verdad, que Saga nunca lo quizo, y que solo fue un juguete, el deseaba con todas sus fuerzas alejarse.
—Ahora que ya sabes todo lo que pienso Aries vete, no quiero que estés aquí cuando llegue el caballero de escorpio.
Mu aunque ya bastante herido no pudo reprimir la pregunta que se formulaba en su interior.
—¿Milo?, ¿Por qué...?
—¿Realmente deseas seguir hiriéndote Aries?, nunca te creí tan masoquista. Pero por si quieres saberlo sí, Milo es tu reemplazo, el a diferencia de ti me complace en un grado mucho mayor, y no solo eso su belleza también es superior, es todo lo que necesito y más.
Mu estaba demasiado lastimado, su corazón fue hecho añicos, y no solo eso, sino que fue humillado por la persona que más ha amado. Sin pensárselo dos veces salió huyendo del salón patriarcal y del mismo santuario, no volvería más a ese lugar, no al menos hasta que su deber se lo dictará.
Saga había sido el asesino de su maestro, y ahora era el asesino de su corazón y del amor que sentía.
Amargos descubrimientos
Siempre te creí alguien más verdadero, ¿sabes?, tu quien siempre predica el honor, el deber, la verdad..., solo eran palabras vacías.
Fuiste mi mayor sueño, mi ilusión, y también mi destrucción.
Tú con tu rostro apacible y semblante de ángel, tus finos cabellos dorados, alguien considerado un dios, no era más que un humano, un ser que erra y peca, un ser mortal.
—Eres más humano de lo que tú mismo piensas.
—¿Qué quieres decir con esas palabras Milo?
—¿Aún no lo entiendes Shaka?
Te hallabas sentado sobre tu jardín con los ojos cerrados, te haces inalcanzables para todos, intentas alejarte de la realidad intentando alcanzar el cielo, pero sin darte cuenta caerás hacía la Tierra de la misma forma que Ícaro al acercarse al Sol, no te percatas de tus propias cadenas, las cuales te aferran con fuerza a este lugar donde yacen los mortales.
—No te hagas el misterioso Milo
—Algo que el gran Shaka de Virgo no comprende —seguramente mi risa burlona te fastidia, pero necesito que te des cuenta de lo que sucede y de lo que provocas en mí con todo esto. —Tus palabras ni sentimientos son reales.
Abres grandemente los ojos, me miras incisivamente sopesando el que te cuestionará, sé que aquello es algo que no puedes aceptar. Sé que tu sabiduría es grande, pero también lo es tu soberbia.
—Yo me conozco bien Milo, no puedes venir a decir lo que siento.
Te miro irónicamente, estás tan alto que no te das cuenta de lo que vemos nosotros los mortales.
—Tú no me amas a mí, es más, estoy seguro que de alguna manera te has percatado de aquello, pero no quieres aceptarlo.
—Te equivocas yo...
—He visto como lo miras, no soy tonto, sabes bien que soy alguien muy observador.
No me cuestionas, solo me ves, sabes que tengo razón y que tus sentimientos me causan daño, pero lo que me causa más sufrimiento es el que me hayas dado esperanzas, el que me escogieras a mí por sobre él, aun sabiendo que no me amabas, sino a él. Quisiste vivir una mentira, una ilusión, algo que se ajustara a tu conveniencia, yo te amaba por sobre todas las cosas, hubiera dado mi vida por ti, y él ni siquiera te veía.
—Solo fui un reemplazo, el que siempre ha ocupado tu corazón ha sido Aioria, pero él solo tiene ojos para Mu.
La sorpresa se hace evidente, creíste que tus secretos nunca saldrían a la luz, pero ni siquiera la divinidad más grande podría ocultar la humanidad de tu alma. Alma que desea y duda; Mu es tu mejor amigo y el novio de la persona que amas, no podrías traicionarlo, o al menos eso crees.
—Lo nuestro se acabó Shaka, me niego a ser un mero remplazo.
Aquellas palabras me matan, pero me lo debo a mi mismo, merezco algo mejor que una mentira. Me marcho con rapidez, tu no me detienes, y yo roto me alejo.