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Dark Horse por LaMueRtHeSitHa

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Dark Horse


“Más de un rostro”


Por LaMueRtHeSitHa


 


Naruto despertó por una flecha que le rozó. Se recargó con dificultad sobre sus codos por su pesada armadura romana y vio el panorama. Cañones retumbaban y hechizos volaban. Recordó que estaba en la batalla contra su patria falsa. Se levantó como pudo y alzó su espada contra los monstruos malditos que habían muerto. Fue destrozando sin piedad a sus enemigos observando la situación.


Sus guerreros eran vencidos con facilidad y había demasiados enemigos. En el fervor creó un zorro de cuatro colas, aunque fuera sólo el esqueleto, y luchó junto a él con fiereza. Pero ni con su poder pudo derrotarles. Sin entender su propia fuerza hizo una esfera de energía oscura, como la que había creado Shion durante la ejecución o las que Sasuke había formado mientras estaba bajo el sharingan. Pero al no saber controlarla, se le fue de las manos y fue a estallar cerca de él. Volvió a levantarse aturdido. Vio el cráter que había formado y confundido resbaló dentro de él. Entonces un ave entintada lo tomó por los hombros y lo llevó a un lugar seguro. Era una batalla amplia, incluso para él, además de ver demasiados cráteres.


Desde que había empezado la guerra contra Ahriman se había cesado el fuego para unirse contra él. En numerosas ocasiones los guerreros se habían repudiado pelear junto a sus enemigos, pero debían derrotarlo si querían volver a pelear entre ellos.


Magos se resguardaban en una trinchera donde Sai revisó las heridas de Naruto. Todos se mantuvieron expectantes por los estallidos. Por otro lado Sasuke reunía a otros magos, Itachi estaba organizando a los Uchiha, como dirían juntos pero no revueltos; y Shion estaba en un círculo de oración con los sacerdotes de su reino para acumular energía mágica que sería transferirla a ella. Así la protegían y le daban fuerza para luchar haciendo que ella fuera de las pocas que no tuviera heridas. Entonces la reina Tsunade evocó un grito de orden.


—A partir de aquí ninguno que no sea mago podrá pasar. —declamó en latín. Ya no podían arriesgar más vidas civiles.


La reina avanzó. Ella era humana, pero portaba un objeto mágico. Este objeto que no podía atacar, sólo proteger. Cualquier humano que tuviera uno de estos talismanes adquiría el estatus de mago. Otros magos avanzaron detrás de ella con valentía y los demás guerreros humanos alzaron sus flechas llameantes y lanzas a la vez que preparaban sus catapultas y cañones. Les cuidarían en su camino al hogar del demonio.


Naruto no pudo quedarse sin hacer nada. Era hijo de un dios. Era un mago. Apunto de avanzar pensó en su gente y en su familia.


—Sai, tú quédate. Ve y apoya en lo que puedas. Yo iré con ellos.


—Como ordenes. —contestó con su falsa sonrisa, pero lo frenó por el hombro.


—Y menciónaselo a Mikoto. —ella necesitaba saber dónde estaba él. Sai sólo asintió y se fue. Naruto revisó su equipamiento: su espada, un par de cuchillos y unas cuantas granadas. Cuando dio dos pasos, Sasuke le tomó del brazo. Él, dentro de su armadura negra, similar a la que usaban los samuráis y le vio severo. —No me detengas. —impuso el rubio jalando su miembro.


Sasuke, sin saberlo, en aquel lluvioso año nuevo, bloqueó los poderes de Naruto, pero al activarlos para poder escapar de las órdenes de Itachi entendió que había hecho mal. No sólo por volverlo más fuerte en un momento crítico como la guerra, arriesgándolo a lastimarse de gravedad, sino que además porque este fuera un incompetente con la magia. El rubio, al no saber controlar sus emociones, a la mínima provocación respondía de forma acelerada. Lanzando hechizos poderosos sin control, pudiendo lastimar a alguien y haciendo empeorar la situación. Lo único bueno era que sabía usar su escudo de fuego y así no lo habían lastimado tanto. Si no lo detenía ahí, arriesgaría su integridad.


Naruto había prometido que protegería con su vida a Sasuke y a la humanidad, por lo que no debía quedarse atrás. Pero entonces entraba en conflicto con la promesa de Sasuke de que nadie le lastimaría. ¿Cuál sería la promesa que prevalecería?


—Naruto, vete. —volvió a insistirle por su bienestar.


—¡No! Siempre me dices que me vaya, pero ahora sé que puedo contra él. —se sentía la firmeza en sus palabras. Naruto no daría un paso atrás.


—Naruto, perdóname por lo que voy a hacer. —Sasuke sacó su escudo purpureo para que ambos estuvieran dentro de él y aunque esto pareciera protegerlo en la batalla era algo diferente. Su mismo escudo se ancló en el terreno lodoso encapsulándolos.


—Sasuke, ¿qué haces? —exclamó el rubio forcejeando para salir de ahí, pero el escudo era resistente.


—Sé que no me perdonaras, es más hasta te pido esto: no me perdones. Sé que fui un idiota por traerte hasta aquí. No me perdones y quédate aquí. —sin más salió dejándole encerrado.


—¡Sasuke! —le llamó con furia, pero el azabache no miró atrás.


Naruto forcejeó e incluso apareció el esqueleto de su zorro, pero esto sólo hizo que el escudo que lo que le contenía se hiciera más grande. El de mirada azulina se tranquilizó un momento y acumuló su energía en un solo punto. Sasuke creyó que no recordaría el punto débil de su armadura hasta que un estallido sonó justo después de que él hubiera entrado al lugar, haciéndole regresar. Naruto había deshecho su prisión.


—No te perdonaré por esto. —dictaminó Naruto desde el suelo recuperando el aliento por la maniobra que acababa de hacer. —Pero no te dejaré solo. —Sasuke, ya con su sharingan activado, pensó en hacerlo entrar en un trance, mas el otro le extendió su mano para que le ayudara a levantarse. —Si seguimos peleando entre nosotros no tendrá sentido. Si no acabamos con ellos, no habrá después. —mencionó con satisfacción en sus labios. —¡Vamos a acabarlos! —el otro mostró una de sus intrínsecas sonrisas y le ayudó a levantarse.


Avanzaron hacía el palacio. Ya no había tantos guardias, pero se mantenían alertas por los muertos o Ahriman. Entraron con sigilo a la lujosa mansión. Shion, iluminada por su aura lavanda le dio una señal a Naruto para que entrara después que ella. Él trotó con sigilo en su misma dirección. Al entrar varios fueron atacados por soldados sin voluntad. Magos poderosos cayeron, incluyendo Zhu Jiang, principal mago del agua. Estas bestias irracionales les devoraban por necesidad, pero al ser magos no sufrían como los humanos. Tenían una muerte tortuosa, mas no volvían a revivir.


El lugar era enorme, pero nuestros protagonistas sabían dónde se escondían. En el lugar más tranquilo y seguro: el comedor familiar. Ese lugar que tenía las paredes más gruesas y que tenían compartimientos de emergencia. Muchos dudaron de esto y prefirieron irse en otra dirección. Los únicos que se mantuvieron aliados fueron Shion y Tsunade, quien fue seguida por un sequito de apenas tres miembros.


Antes de llegar a su destino, a un salón imperial, encontraron a Orochimaru y Madara, quien este último les atacó mientras que el viperino sacó de sus ropas un espejo y robó uno de los cabellos de Sasuke creando así cuatro copias del Uchiha, sin voluntad, que sólo obedecían a sus órdenes. Esto los desconcertó, pero siguieron luchando con tal de alcanzar. Entonces Sasuke vio los ojos rojos y advirtió sobre su predicción de ataques.


Lucharon contra ellos, mas las copias eran fuertes, no por nada eran las copias de Sasuke. Así Shion descubrió quien había sido el verdadero culpable del asesinato de su madre, haciendo que ella les atacara con furia, pero sin resultados. Reconociendo que Sasuke era inocente, pero también un enemigo poderoso.


Madara aprovechó a escapar mientras que el falso mago se encargó de ellos. Naruto, sabiendo la debilidad de Sasuke, logró destruirlo con un ataque de aire. Con esto los demás entendieron y lucharon con ataques similares. Naruto fue tras Madara, pero Orochimaru creó otra copia que logró controlarlo como otra marioneta, sorprendiéndolo. Los ojos azules se volvieron negros y con su espada atacó a Sasuke quien le respondió desenfundando su katana. El viperino desconocía de la magia de Naruto, por eso sólo peleó con ataques físicos.


Sasuke y Shion inspeccionaron con sus poderes el espejo extraño, pero no lograron identificar pizca de magia en él.


—Esa es magia más antigua que la catástrofe. —exclamó Shion tratando de dar una explicación.


—Pero la magia no existía en aquella época. —contestó Sasuke.


—Esto no es magia. Esto es ciencia. —aclaró el viperino.


Ese objeto era demasiado antiguo, sólo en eso tenían razón y también era la razón de interés del Ahriman. Sasuke logró derribar a su copia y fue directo a Naruto con su sharingan de tres aspas, liberándolo. Las copias fueron a ellos y Naruto, de forma inconsciente, atacó a todos las copias de mirada siniestras con un ataque letal. Entonces el original le miró incrédulo. ¿En serio sin más le atacaría a él sólo por mostrarse amenazante?


—Estás junto a mí, sé que eres el verdadero. —mencionó el de marquitas y el otro soltó un suspiro. Eran mejor copia que Sai, pero aun así no le incomodaba la respuesta.


Los magos siguieron luchando hasta que acabaron con Orochimaru. Entonces prepararon sus mejores ataques apuntando a la puerta donde se había escondido Madara. La compuerta salió volando rompiendo ventanales y ellos entraron con cuidado. En el interior encontraron el cuerpo sin vida de Madara. Se mantuvieron expectantes por si recibían algún ataque, sin embargo nada pasó.


Entonces el esqueleto se levantó con la piel hecha trizas. Lanzaron hechizos menores pensando que se había convertido en una de esas bestias hambrientas, sólo para ver como su mandíbula cayó y les rugió sacando cientos de truenos. De inmediato Tsunade se interpuso con el escudo de su objeto mágico, pero Madara era poderoso y sólo tuvo que aumentar los voltios de su ataque. La reina supo que no podría resistir más y como última instancia recibió directamente los rayos mientras agrandó su escudo lo más que pudo hasta caer desfallecida. Así logró separar al enemigo de la humanidad, encapsulándolos. Para su infortunio Madara siguió en pie y jadeante. Los magos ingleses tomaron a su reina en brazos y se la llevaron.


Ahora sólo dependía de ellos tres. Antes de que pudieran hacerse hacia atrás para buscar refugio de esa situación incomprensible vieron como Madara comenzó a despellejase a sí mismo. Arrancó su larga cabellera para mostrar otra de color gris, continuó por su cuerpo hasta su rostro para mostrar otro por completo distinto. Nuestros protagonistas lograron reconocerlo de inmediato ¡era Kabuto!


“Nunca tuve compasión, nunca tuve amor” pensó el ser de cabellos grises. Desde que había llegado a ese mundo había sido rechazado sin compasión. Que no lo quisieran no le preocupaba, sino que después de morir tantas veces se volvió consiente. No recordaba situaciones concretas, pero reconocía el espacio-tiempo. Junto con esto llegaron sus recuerdos del pasado junto con su consciencia como dios.


Él no podía morir, pero podía guardar su inmortalidad como ser divino. Siendo Kabuto se dedicó a buscar la forma de sobrevivir para cumplir su cometido. Sólo para enfrentarse contra un Sasuke como mago que le deshizo sin problema. Pero él mismo se prometió que sería la última vez haciéndolo llenarse de ira. Siendo Madara pudo controlar mejor sus transformaciones a voluntad, pero ya tenía un cometido.


Antes de la catástrofe, cuando los mortales crearon mutaciones, para él fueron aberrantes, pero reconoció su potencial. Intentó detenerlos para guiarlos a un mejor camino. Mas al verse solitario decidió conseguir a la humanidad de forma codiciosa. Ellos se desperdiciaban con la idolatría dispersa. Lograrían más si se guiaban por un solo líder: la de él. Los quería, pero no como estaban en esos momentos. Los quería más fuertes y disciplinados. Entonces decidió crear una nueva sociedad sin la influencia de los demás dioses. Por lo que decidió comérselos, pero su plan egoísta salió mal. Se prometió volver con tal de obtener ese poder y lograr su deseo. Y así como la magia y la ciencia lo derrotaron, él regresaría. Por todo o nada.


Siguió rasgando su piel con incontables caras de infantes hasta que mostró su verdadero ser: el temible león alado. El Ahriman. El demonio del caos y destrucción.


Los más estupefactos fueron Naruto y Sasuke por descubrir que siempre estuvieron cerca del dios maldito que detestaba a la humanidad. Shion se colocó en posición de loto para recibir las energías de sus sacerdotes y así formar el hechizo que detendría para siempre a Ahriman, pero los protagonistas debían retenerlo lo más posible.


Sasuke sacó su escudo purpureo llevándolo a su máximo poder para así formar un arco y flecha hechos magia pura, mientras el de ojos azules forró estas con energía oscura haciéndola insuperable y peligrosa. Ahriman recibió el ataque hiriéndolo de forma masiva, reconociendo la fortaleza de ellos, pero notó su desventaja cuando vio a Shion elevarse con su aurea miko rodeada de espirales vino. No podría contra ellos. Ante la notable desventaja el demonio creó un portal para que lo llevara a un refugio para revitalizarse.


Naruto y Sasuke fueron tras él sin pensarlo, pero ella les detuvo: no podían pasar de ahí. En ese lugar era distorsionado: el limbo. Si entraban no sabrían cuando regresarían. Ahí el tiempo no existía, podrían tardar un pestañeo, horas o incluso cientos de años. Pero la fortaleza de los guerreros protagonistas podía más que cualquier advertencia.


—Debemos detenerlo. —exclamó el rubio. Desde que supo el poder de Ahriman se había fijado el objetivo de acabarlo con un fervor insuperable. Y seguido por su hermano no se rendirían así de fácil. Entonces sobre de ellos apareció un ave entintada que los tomó en sus garras y los llevó al limbo con Sai incluido.


—Fantástico. —mencionó Sasuke sarcástico. De todos los guerreros y magos que pudieron quedarse adentro, tenía que ser el hablador incoherente.


—¿Por qué regresaste? —interrogó Naruto a Sai con enojo porque había desobedecido sus órdenes.


—Mikoto me regresó para decirte no tenías permiso y debía para regresarte en ese mismo instante. —pero ya no había retorno. Debían continuar para su ataque.


—No se dejen engañar por lo que vean aquí. Muchas alucinaciones pasan en este lugar, no sé separen. —indicó Shion su última precaución. Los tres se tomaron la mano, pero Sai tomó la mano de Naruto sin pensarlo.


—No es tu obligación. Mejor regrésate. —le indicó su superior señalando el portal a metros de ellos.


—Yo te debo más que mi vida. Yo voy a donde tú vayas. —Naruto apretó su mano por su devoción. Teniendo las dos ocupadas Sasuke optó por tomar la de su copia.


Ya los cuatro entrelazados se dispusieron a caminar en la dimensión incierta. Ese lugar era en sensación como estar en el desierto: más ligero y confuso. Sasuke decidió desactivar su magia ocular ya que había demasiada magia revoloteando. Cada quien veía ilusiones, pero sólo uno cayó en la trampa.


A la lejanía Naruto escuchó con claridad la voz de Kushina y a lo lejos la vio deambular con su pelirroja cabellera ondeante llamando por su nombre. El rubio confundió el limbo por el cielo y sin pensarlo fue tras ella. Sasuke intentó detenerlo y antes de tomar su mano, él desapareció. El azabache siguió andando en su misma dirección, pero Sai lo detuvo antes de tener el mismo destino. El limbo era un lugar peor que el engaño.


Los tres se soltaron de las manos, pero tratando de mantenerse juntos. Tenían el objetivo de encontrar a Ahriman, pero en secreto deseaba buscar al rubio. Antes de que se dieran cuenta Sai también había desaparecido, quedando juntos Sasuke y Shion. Ambos se repudiaban al punto de no querer tocarse, pero por su seguridad se acercaron. Entonces la suma miko sintió una palpitación y él notó que algo extraño.


—¿Qué sucede? —cuestionó Sasuke.


—Ya sé dónde está. —inconscientemente ella le tomó de la mano por miedo a la soledad, pero él la frenó.


—No podemos irnos sin Naruto. —ella titubeó, pero comprendió y le soltó. Ella tenía un deber con Ahriman, él con Naruto.


Sasuke viajó en la oscuridad tratando de concentrarse en percibirlo, o al menos lo que había escuchado como verdadero. En soledad se veía a sí mismo, pero a su alrededor sólo había oscuridad incierta, como si fueran sus peores pesadillas. Mas había una diferencia notable: era verdadera. Distorsionada, pero realidad al fin y al cabo. No importando el lugar él siempre estaría unido de forma perpetua a Naruto por un lazo que iba más allá de ellos. Entonces sintió ese vínculo con un aurea violenta.


Corrió kilómetros llegando a sentir el ambiente pesado al punto de entirse sofocado. A lo lejos distinguió a una bestia gigante parecida a un zorro de cuatro colas y de pelaje flameante. Este zorro luchaba contra sombras humeantes que le atacaban, mas no le dañaban. Le dio media vuelta pensando que era otra ilusión, pero entonces reconoció los lamentos de Naruto: estaba sufriendo. Volvió su mirada y lo ubicó sobre el lomo de la bestia. Fue con desespero hasta que sobre de él apareció un ave entintada. Sai lo subió al lomo de este y le explicó que las sombras eran inofensivas, el problema era Naruto. Había perdido la conciencia al momento de comenzar a pelear. Para Sasuke el problema no era que le hirieran, sino seguir viéndolo sufrir ¡podría llegar a lastimarse tal y como le había pasado en sus ataques de delirio!


—Acércame. —pidió Sasuke.


—¿Qué? — ¿acaso no le había escuchado decir que era peligroso?


—¡Que me acerques lo más que puedas! —exigió por única vez con el sharingan activado.


En menos de un minuto estaba sobre el zorro. Él se sorprendió que la flamas no le quemaban, es más hasta se sentían generosas y agradables, como el interior de su Naruto. Escaló con dificultad hasta alcanzarlo. Lo tomó por los hombros y lo miró directo a sus ojos azules para poder ordenarle que parara, pero en su lugar se introdujo en su interior.


Apareció en otro lugar. Maldijo pensando que había caído en otra ilusión del limbo. Giró su dirección para volver a buscar a su hermano, pero se encontró con alguien que de espaldas era similar a Naruto sólo que de cabellera pelirroja. Vestía un kimono blanco y masculino, con un escudo espiral en la parte alta. Este era el símbolo de Kyubi.


El dios se giró hacia él con una pipa larga y humeante en su mano derecha. Sus ojos eran imponentes por su color rojo y al ver al azabache le sonrió de forma zorruna.


—Bienvenido, Sasuke.

Notas finales:

“Media legua, media legua, Media legua ante ellos. Por el valle de la Muerte Cabalgaron los seiscientos. “¡Adelante, Brigada Ligera!” “¡Cargad sobre los cañones!”, dijo. En el valle de la Muerte Cabalgaron los seiscientos. “¡Adelante, Brigada Ligera!” ¿Algún hombre desfallecido? No, aunque los soldados supieran que era un desatino. No estaban allí para replicar. No estaban allí para razonar. No estaban sino para vencer o morir. En el valle de la Muerte cabalgaron los seiscientos. Cañones a su derecha, cañones a su izquierda, cañones ante sí. Descargaron y tronaron. Azotados por balas y metralla, cabalgaron con audacia. Hacia las fauces de la Muerte. Hacia la boca del Infierno cabalgaron los seiscientos. Brillaron sus sables desnudos, destellaron al girar en el aire, para golpear a los artilleros, Cargando contra un ejército que asombró al mundo entero: zambulléndose en el humo de las baterías. Cruzaron las líneas; cosacos y rusos retrocedieron ante el tajo de los sables hechos añicos. Se dispersaron. Entonces regresaron, pero no. No los seiscientos. Cañones a su derecha, cañones a su izquierda. Cañones detrás de sí, descargaron y tronaron; Azotados por balas y metralla, mientras caballo y héroe caían, los que tan bien habían luchado entre las fauces de la Muerte. Volvieron de la boca del Infierno. Todo lo que de ellos quedó, lo que quedó de los seiscientos. ¿Cuándo se marchita su gloria? ¡Oh qué carga tan valiente la suya! Al mundo entero maravillaron. ¡Honrad la carga que hicieron! ¡Honrad a la Brigada Ligera, a los nobles seiscientos!”

Lord Alfred Tennyson

 

Espero que les haya gustado este capi, el cual va patrocinado por la conejita de la suerte "CCConmar" (siganla en wattpad, escribe genial ;D )

 


Buenos días/tardes/noches o lo que se les antoje ;3

 

Atte.

La MueRtHeSitHa ^^*


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