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El final por sunako_1

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Notas del fanfic:

Los personajes del manga/anime "Kuroko no basuke" no me pertenecen, son propiedad de Tadatoshi Fujimaki-sama

Notas del capitulo:

hola a todos y todas :3

este es la primera historia que se entrelaza con "Los tres principes"

es una historia que se podría leer sola, pero si no han leido el anterior, tal vez no entiendan porque estan en esa situacion

espero les guste

Diez hombres que solo vestían un pantalón blanco, subían descalzos y en fila a la tarima. Con cadenas alrededor de sus muñecas y tobillos, se arrodillaron frente a los montículos donde recargaron su pecho, dejando la cabeza en el aire y sus ojos veían la canasta bajo ellas.

Una gran cantidad de gente se acercó. Algunos por curiosidad, otros por morbo. Unos miraban en silencio, otros conversaban. No importaba la razón, no se querían perder aquel macabro espectáculo reservado solo a los que Vivian en los terrenos del palacio.

 

“Jaja… este es mi final. Por fin acabara mi inútil existencia. Por fin dejaré estos inútiles sentimientos atrás y mis ojos no podrán volver a verle junto a alguien que no soy yo.

Perdón amigo mío por no hacerte caso. Me pediste que no lo hiciera, pero necesitaba una razón para desaparecer. Aquel estúpido secuestro sin sentido y sin posibilidades de éxito, fue la gran idea para lograrlo.

En estos últimos momentos, vienen a mi mente los recuerdos de él. Su rostro triste que vi tantas veces, sus palabras de ánimo hacia sus subordinados, su devoción al trabajo, sus pocas sonrisas, su voz… todo lo que él es, era lo que yo deseaba.

¿Por qué no pude ser yo? ¡Maldito destino! Si tan solo hubiera dirigido su mirada hacia mí. Si tan solo me hubiera aceptado cuando le confesé mis sentimientos. Si fuera mío… si eso hubiera pasado, podría haber sentido lo que es la felicidad, pero ya había alguien antes que yo.

¿Por qué lo ama a él? A ese imbécil que lo único que hace es hacerlo sufrir. Odiaba ver su tristeza, odiaba verlo llorar. Desde la primera vez que lo abracé, desee entrar en su corazón y sacar a ese que ya lo ocupaba por completo. A ese que intentó tantas veces olvidar, pero nunca lo consiguió.

Yo… yo solo podía mirar como su melancolía iba creciendo. Quería ser aquel que pudiera aliviarlo y llenarlo de alegría, pero no me dio la oportunidad.

Yo era su amigo. El que lo consolaba. Su confidente. Su fuerza. Lo era y realmente adoraba ser el único que conociera su parte frágil, pero las personas son codiciosas… yo quería ser mucho más.

Cuando me confesé, pude ver sus lágrimas mientras me pedía perdón por no poder aceptarme. Aquella imagen, jamás la podré borrar de mi memoria. Me sentí culpable. Yo, el que más odiaba a la persona que lo dañaba, lo estaba hiriendo también.

Después de ese día, decidí romper nuestra amistad. Le dije claramente que no me volviera a hablar. Aunque no quería, el aceptó mi egoísta petición. Pero mis sentimientos seguían creciendo.

Ya no deseaba vivir, ya no quería verlo. Entré en una gran desesperación, pero no podía cumplir mi deseo. Si yo me suicidaba… él se sentiría culpable.

Comencé a mostrar un lado malvado cuando lo encontraba mirándome. Dije cosas contra todos cuando sabía que estaba escuchándome. Me junté con los peores de este lugar para que supiera que era un maldito traidor… prefería que me odiara, para poder partir.

Perdón amigo mío por obligarte a hacer aquella promesa. La promesa de que tú serias el que me quitara la vida cuando me sentenciaran a muerte, pero mi alma solo podrá descansar en paz, si la única persona en quien confío y a quien quiero como mi hermano, se llevara mi patética existencia.

Ese es mi último deseo…”

 

Al escuchar el gritó de su secuas maldiciendo al país, supo llegó su turno.

Aquel hombre musculoso vestido solo con un pantalón negro y una capucha tapando su rostro, dejó la pesada arma recargada en uno de los montículos y bajó de la tarima para dar paso al hombre que esperaba abajo y vestía igual que él. Subió y después de agarrar la pesada arma, se paró junto al pelinegro -¿Cu… cuales son… tus últimas palabras?- su tersa voz sonó ahogada y temblorosa. El pelinegro miró hacia arriba y se encontró de lleno con aquellos ojos grises y afilados que estaban rojos e hinchados por culpa de las lágrimas.

-Lo siento Kentarou- el pelinegro bajó la cabeza. Sabía el sufrimiento que le causaba a su amigo, el cual consideraba como a un hermano, al obligarlo a hacer algo así. Suspiró y levantó el rostro mirando hacia el frente, buscando a la persona que quería ver. Cuando lo divisó, gritó ignorando a todos los demás -¡¡¡Junpei!!!-

El chico con gafas, se encontraba detrás del cumulo de gente. Tenía la vista fija en el pelinegro –Makoto…-

Después de escuchar levemente su nombre en aquellos finos labios que tanto deseaba, sonrió tiernamente y dijo sus últimas palabras…

El tiempo se detuvo de improviso. La afilada hoja del hacha, cayó sobre su cuello y su visión dio una vuelta de noventa grados.

Mientras observaba el brillante sol, pudo oír el grito desgarrador de la dulce voz de su amado y segundos después, sus ojos verdes se mancharon con el espeso liquido rojo que se deslizó sobre ellos… pero él, ya no lo podía ver.

Aquellas simples tres palabras, resonaban en el silencio sepulcral que solo se rompió, por el imparable llanto de dos hombres. Uno gritaba angustiado su nombre mientras era afirmado por el castaño que intentaba controlarlo. Y el otro cayó de rodillas junto a su cuerpo inerte llamándolo desesperado.

 

“Yo… te amo…”

___

 

Dos horas después, su amigo y hermano, se colgó en su habitación dejando una nota que decía…

 

“Espero que en nuestra próxima vida… volvamos a estar juntos…”

 

Fin

 

Notas finales:

espero les haya gustado

la verdad, es la primera vez que lloro escribiendo un ff T_T ojala los emocionara tanto como a mi

no sabia bien de que color eran los ojos de Sato (yo los veia entre gris y lila), asi que si me equivoqué en ese detalle, lo siento

cuidense mucho y agradesco sus comentarios


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