Lunes 7 de Julio…
Aquel día era importante para Takao… más que el día de navidad o de los inocentes, incluso más que su propio cumpleaños. Pues aquel 7 de Julio estaba el cumpleaños de la persona más especial para el peli-negro: su Shin-chan. Y ese Lunes era aún más importante por una sencilla razón… era el primer cumpleaños que celebraban siendo una pareja oficial.
Takao sonrió feliz ante aquel pensamiento.
Aquella tarde al salir de clases Midorima fue a casa de Takao, pues su novio había realizado una pequeña reunión en su hogar en compañía del equipo de básquet de Shutoku y la Generación de los milagros (Con sus respectivas parejas).
El de ojos azules se encontraba en la cocina acompañado de Kagami, quien lo ayudaba con los aperitivos y en la sala se encontraban el resto.
- Con esa playera pareces una zanahoria – dijo Aomine al ver a Shintaro vestido con una playera de color naranja.
- Ahora que lo dices… creo que tienes razón Aominecchi –concordó el rubio y todos lo observaron meticulosamente.
Las carcajadas de los presentes no se hicieron esperar, incluso Takao y Kagami reían desde la cocina.
- Yo creo que lo parece más con el pans de la escuela – gritó Takao desde su lugar.
- Es cierto – afirmó el capitán de Shutoku mientras Miyagi le daba la razón
- ¡¡¡Cállate Bakao!! – gritó el de ojos verdes con un notorio sonrojo en su rostro.
Una nueva ronda de risas comenzó, incluso el serio Kuroko y el siempre elegante Akashi se reían de él.
- Ya, Ya , Ya – trataba de calmarlos Momoi aun riendo – Es muy grosero de nuestra parte reírnos de Midorin en su cumpleaños – regañó la chica.
- Solo bromeábamos, Satsuki – se quejó Aomine.
- Solo es un poco de humor Momoicchi – trató de defender el rubio.
La conversación se inició nuevamente entre risas y pucheros de Kise (Quien era la nueva víctima del grupo) Todos se divertían y aportaban algo nuevo que contar, ya fuera dentro como fuera de las canchas.
- ¿Quieres ayuda con eso? – le preguntó Kagami a Takao, quien cortaba una lechuga.
- Ya termino; ¿Por qué no mejor vas a dejar lo que ya está listo? - sugirió aun picando – No tardo.
- Ok – tomando varios platos, Kagami salió de la cocina
Al llegar a la sala el pelirrojo tomo lugar junto a su novio, quien trataba de ocultar su sonrojo ante las miradas pícaras de Aomine y Kise.
- No le vayas a meter mano a Kurokocchi, Kagamicchi. Mira que te estamos observando – El rubio parecía divertido ante el rostro de ambos.
- ¡¡I-I-Idiota!! – los colores se le subieron al rostro- Yo no haría eso.
- Pobre Tetsu, entonces debe estar frustrado sexualmente –soltó Aomine alzando una ceja con diversión.
- ¡Claro que no! – gritaron ambos al unísono.
- Ahh ¿Entonces admites que eres un pervertido, Bakagami?
Una batalla se desató al momento que todos reían del espectáculo que daban los Ases de Serin y Too. Al menos hasta que….
- ¡¡¡AHHHHH!!! – escucharon gritar desde la cocina.
- ¡Takao!
Midormia corrió hacia la cocina aun sin importarle chocar con todo a su paso y tirar varias cosas, al tiempo que era seguido por el resto.
Cuando llego observo al azabache mirar con horror un enorme plato que reposaba en la mesa.
- ¡Takao! – se acercó a el - ¿Qué paso? ¿Estás bien? – lo tomo por los hombros para asegurarse.
- Y-Yo… Yo… - él aun miraba la mesa.
- ¡Tu ¿Qué?! – gritó desesperándose.
- Yo… Yo casi tiro toda la lechuga – respondió como ido, como si estuviera en alguna especie de trance.
Un suspiro se escuchó en la cocina mientras que todos regresaban a su lugar.
- ¡¡¡IMBÉCIL!!! – explotó el peli-verde- ¡Casi me matas de un susto!
- ¡¿Ehh?! – Kazunari se aferró a su pecho – Lo siento Shin-chan – sus ojos se comenzaron a aguar- No sabía que le temías a las lechugas
Sus manos se aferraron a la anaranjada prenda y su rostro se escondió entre ellas y el pecho de un sorprendido Midorima.
- Qué yo… ¿Qué? – fue lo único que pudo decir.
- Le temes a las lechugas… Perdón, yo no quería asustarte – un tic apareció en el ojo del más alto.
- Yo no le temo a las lechugas – dijo tratando de calmarse.
“Respira Shintaro… cuenta hasta diez”. Trató de pensar.
- No tienes por qué sentir pena… yo le temo a varias cosas también.
- ¡¡QUE YO NO LE TENGO MIEDO A LAS LECHUGAS!!
… Pero nadie le creyó.
Y fue así, como aquella tarde, en la plenitud de su cumpleaños, Midorima Shintaro se la pasó siendo acosado por sus compañeros y un enorme tazón de lechuga.